08/12/2024
Publicado en Dossier, Guerra y genocidio en Palestina: colonialismo y resistencias en tensión
El pueblo palestino vivió diversos procesos migratorios a lo largo de su historia, como todos los pueblos del mundo. Migraciones de carácter económico o por motivos represivos, como ocurrió primero bajo el dominio otomano y luego con el mandato británico. Sin embargo, el punto de inflexión se produce en 1948, cuando se declara el Estado de Israel y unas 750.000 personas son expulsadas de su territorio por las milicias sionistas, a través de masacres y destrucción de aldeas, convirtiendo a la población en refugiada. Según cifras del Centro de Estudios Árabes de Washington, de un promedio de 14 millones de personas, la mitad vive en los territorios de la Palestina histórica ocupada y la otra mitad repartidos entre los campos de refugiados del Líbano, Siria, Jordania y los países del Golfo, así como en países de Europa, América y Asia. La población refugiada en Oriente Próximo constituye la situación de refugio más prolongada de la historia, según la Agencia de Naciones Unidas, UNRWA.
Aun cuando la diáspora palestina tiene características particulares en cada territorio en los que se encuentra y tiempo de asentamientos diversos, la experiencia de la Nakba atraviesa intergeneracionalmente a toda la población. La vinculación con la tierra originaria, el sentimiento de expulsión, la nostalgia, la resistencia y el derecho al retorno son los temas comunes que unen a esta diáspora y que se transmiten a las nuevas generaciones.
Para tener algunas voces de esta diáspora en América Latina, dialogamos desde ContrahegemoníaWeb, Tramas y Herramienta, con Shuruk Duqqa, coordinadora del Movimiento Venezolano de Solidaridad con Palestina; Nadia Silhi Chahin, abogada chilena, investigadora en derechos humanos y Susana Khalil, politóloga e investigadora, fundadora de la Asociación Canaán, conductora y productora del programa “11 mil años de historia”.
El proceso de colonización sionista dividió al territorio palestino y expulsó a una parte importante de su pueblo. ¿Cuál es el rol de la diáspora palestina hoy en relación a su pueblo? ¿Qué desafíos se le presentan y de qué modo los encara? ¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrentan en sus propios territorios? ¿Qué vínculos mantiene con su propia comunidad en la diáspora y en la tierra histórica?
Shuruk Duqqa: Ell rol de la diáspora es mantenerse firme, arraigados y vinculados con la tierra, con Palestina como tal y transmitir de generación en generación esta lucha por la liberación del colonialismo israelí. Es quizás uno de los roles más importantes, seguir manteniendo ese vínculo desde lo que implica en todas sus formas, el idioma, la cultura, la historia generacional, ancestral, el árbol genealógico de cada familia, porque muchísimas de ellas luego de la Nakba fueron divididas de una u otra forma. Algunos perdieron contacto y hoy se desconocen un poco los vínculos de consanguinidad que tienen unos con otros.
El mayor desafío que tenemos desde la diáspora, en cada sociedad, cada una de nosotras, mujeres de la diáspora, es mantener la identidad, mantener ese arraigo, mantener la conexión, además estar presentes dentro de nuestras comunidades como palestinas, visibilizar ese pueblo que había sido por un tiempo olvidado, que se conozca y se reconozca además la lucha por la liberación que es una lucha legítima, que los palestinos son personas, son humanos, que no son terroristas como ha querido imponer el lobby sionista internacional a través de la poderosa mediática internacional. Esto creo que es uno de los mayores desafíos hoy bajo la censura, la represión, la manipulación mediática. Además es un desafío seguir develando que el pueblo palestino es un pueblo indígena, un pueblo nativo que lucha por la tierra, que está muy arraigado a ella, a sus principios, a sus valores y que además la interculturalidad, la interreligiosidad forman parte de esa cultura, de esa Palestina nativa, histórica, milenaria, que además es conocida como Tierra Santa, donde se vinculan las religiones monoteístas. Se vinculaban antes de la nakba y la ocupación sionista, en plena paz, en plena fraternidad y lamentablemente, luego de que el sionismo se impone allí, las cosas cambiaron. Los principales retos a los que nos enfrentamos en nuestros propios territorios es mantener el legado, vincularnos con nuestras propias comunidades, mantener el arraigo y siempre estar visibilizando a nuestro pueblo librando una lucha digna. Explicando y además formando a las personas que no tienen conocimiento de lo que realmente sucede en Palestina, que siempre la han visto como una cuestión complicada o un conflicto religioso. Es romper esos mitos y llevar la voz de la realidad, que se trata de una ocupación, de un colonialismo y no un conflicto religioso. Uno de los mayores retos, hoy por hoy, es enfrentar también un poco a la comunidad evangélica, que está buscando ser un arma del sionismo, así como ha utilizado al judaísmo, lamentablemente, para cometer los crímenes que cometen. Ahora tratan de impulsar un movimiento cristiano evangélico sionista, que es muy peligroso y está creciendo en varias partes de América Latina.
Nadia Silhi Chahin: Soy parte de la comunidad palestina de Chile, eso quiere decir que mis bisabuelos y abuelos emigraron desde Palestina a Chile, algunos de ellos antes de la creación de Israel, como la mayoría de los palestinos que llegaron a Chile, como migrantes económicos, no como refugiados y otros después de la creación del Estado de Israel. La comunidad palestina en Chile lleva ya muchísimos años y en general está en un muy buen lugar en la sociedad, está en muchos ámbitos. Y eso es importante, porque le da la posibilidad de articular, de hacer y de influir bastante desde allí. Los palestinos en Chile están bastante representados en instancias políticas como el Congreso Nacional, el gobierno, los negocios, empresas, en las profesiones liberales, pero también en el mundo de las artes, las letras, la cultura, la prensa, etc. O sea que desde Chile son muchas las cosas que se pueden hacer. Personalmente pienso que lo que hay que hacer es lo que los palestinos, la sociedad civil palestina nos ha pedido a todos en el mundo y que desde Chile estamos en un lugar privilegiado para hacer, que es el BDS, la campaña de boicot, desinversión y sanciones a Israel. Creo que cualquier campaña de boicot da una posibilidad única de educar a la gente, aunque quizás suena un poco paternalista. Una cosa que los palestinos en Chile hemos hecho y tenemos que seguir haciendo con mayor intensidad, ahora que Israel está cometiendo un genocidio contra el pueblo palestino, allá en nuestra tierra, es hablar de Palestina, no dejar de hablar de Palestina, instalar a Palestina en todos los espacios, reflexionar críticamente, discutir y poner en el centro a las voces palestinas, la narrativa Palestina. Para mí eso es fundamental y creo que es un rol que como diáspora tenemos que jugar. Entonces en este sentido, por ejemplo, es fundamental que no nos dejemos tentar por cualquier tipo de discurso que intente centrarse en el ocupante más que en el ocupado, más que en el oprimido. Es engañoso, porque los palestinos no elegimos a nuestros ocupantes, podrían haber sido budistas, musulmanes, lo que sea, da lo mismo, la religión, la etnia, o lo que sea que identifique o caracterice al ocupante, lo importante es que nosotros como pueblo estamos siendo oprimidos, hemos sido víctimas de esta brutalidad, de estos crímenes, de este genocidio ahora. Y queremos reclamar el espacio que nos corresponde e instalar nuestra historia, nuestras voces en el centro. Como diáspora y como diáspora Palestina en Chile, estamos en un lugar privilegiado para hacer eso, es un desafío que tenemos por delante y el BDS de alguna manera facilita que hagamos esto, porque el llamado a desinvertir y sancionar a Israel, nos permite en el fondo explicar o educar, porque estamos haciendo eso y ahí es donde podemos instalar nuestra narrativa y compartirla, porque mucha gente no la conoce realmente.
Luego, qué vínculos mantiene con su propia comunidad en la diáspora. Creo que es una pregunta con una respuesta bien generacional en mi caso. Yo nací en el 87, voy a cumplir 37 años y eso implica que, desde más o menos adolescente, me vinculo con el Internet hasta el día de hoy, por supuesto de manera creciente en estos años y por tanto, eso me ha permitido conectar con palestinos jóvenes y no tan jóvenes, de distintas partes del mundo, tener acceso a información rápidamente y contada por los propios palestinos, que era algo que las generaciones anteriores, no podían tener. Ahora por contrapartida, estoy más lejos de los que primero llegan a Chile a diferencia, por ejemplo, de mis padres, que crecieron con gente que había llegado de Palestina siendo ya adulta; o sea que su primera lengua era el árabe y todo eso. No tuve mucho tiempo para compartir con esa gente, porque se murió cuando yo todavía era pequeña. Por otra parte, he sido activa en Chile, entre los palestinos, actualmente vivo en Edimburgo, Escocia y me he vinculado con los militantes pro-palestinos acá y con algunos palestinos, muchos de ellos estudiantes como yo, que igual están de manera temporal y que son incluso más jóvenes y por tanto están mucho más adelantados con el uso de las nuevas tecnologías. Eso también me ha permitido el contacto con palestinos de distintos lugares, conocer costumbres de otras partes de Palestina, por ejemplo, algunos platos de comida. En Chile, el 99% de nosotros somos de la parte central de Palestina, Belén, Beit Jala y Beit Sahour, hemos podido, por ejemplo familiarizarnos también en gran medida gracias al internet y a toda esta cultura como Palestina diaspórica, con comidas, con Tatriz, el bordado palestino, de otras partes también de Palestina que antes era información de alguna manera difícil de obtener.
Susana Khalil: Ese denominado “Estado de Israel” no es más que un régimen colonial, impuesto desde Europa y por europeos a través de la falsificación de la Historia.
Existe una vasta población nativa Palestina a la que no se le permite regresar a su suelo patrio, es decir, los Refugiados Palestinos y la Diáspora en general.
Es el tiempo de la Diáspora, somos ese tejido patrio, matrio. Somos ese otro pulmón que se encuentra fuera de Palestina, porque Palestina está dentro de cada uno en la diáspora.
Es el tiempo de la diáspora palestina y esto no es una mera frase, es decir que no debemos esperar sino más bien actuar. Desarrollar por ejemplo el pulmón en la gesta humanitaria. Desenterrar la historia del pueblo nativo palestino. Luchar por el BDS es crucial en esta gesta liberadora, en pro de una cultura popular mundial de acción pacífica. Y además cosechar los fructíferos beneficios de la lección revolucionaria que provocaría a nivel del poder popular. La diáspora debe posicionar su propio léxico y no reproducir los términos del colonizador. Por ejemplo no decir Israel, sino “el régimen colonial de Israel”, colocar el prefijo “nativo”, lo más posible, como al decir “nativo palestino”. Son muchas las acciones desde la diáspora, cultural, académica, financiera, científica, jurídica, de forma firme y no artificial, debido al gran tabú y represión que existe.
Con un territorio fragmentado y un pueblo disperso por el mundo ¿se puede aspirar a lograr la unidad nacional? ¿Qué ejes considera necesarios para hacerlo?
Shuruk Duqqa: Considero que si se puede lograr la unidad nacional, siempre que se tenga la clara intención de hacerlo, por supuesto. Creo que estos son los momentos más propicios y, de hecho, creo que lo estamos viendo, el pueblo palestino en su totalidad está unido, está decidido, está firme, resiliente y resistente en su tierra y eso es lo importante, que el pueblo se mantenga firme. Creo que es lo principal, pero también desde la diáspora, por supuesto, todos los palestinos desde las comunidades, desde las organizaciones, desde los movimientos sociales, políticos, económicos, avanzar en ese proceso de cohesión para lograr una unidad mayor, que pueda permitir mejores resultados para una pronta liberación.
Nadia Silhi Chahin: En relación con esto, a mí me parece que tiene que ver con el fin del Estado de Israel, con el fin del apartheid israelí, con el fin del Israel que hemos conocido hasta ahora. Porque el objetivo del proyecto colonial sionista, representado en el Estado de Israel, busca el dominio del 100% del territorio histórico de Palestina, que por cierto ya lo tienen, diría que desde el año 67, como resultado de la Guerra de los Seis Días y la ocupación de los territorios que no habían ocupado en el 48, con la menor cantidad posible de palestinos. Es por eso que los palestinos, no solamente dentro de Palestina, cuando hablo de Palestina me refiero al 100% de la Palestina histórica, más allá de las divisiones y las segregaciones que ha generado Israel en el territorio y en la gente. Los palestinos viven tanto en Palestina como en los campos de refugiados en el exilio, siempre e insisto en esto, en Gaza, en Cisjordania, en Jerusalén, en Palestina del 48, viven siempre hacinados, en espacios sumamente reducidos y de alguna manera en una suerte de islotes y con una serie de dificultades, porque el objetivo del proyecto colonial es expulsarlos de su tierra. Por supuesto que, de alguna manera, ese proyecto es exitoso en relación a los palestinos que ya están fuera, en campos de refugiados en los países vecinos. La idea que quiero plantear es que los palestinos dentro de Palestina, como los que están refugiados de los países vecinos, son mucha población en espacios sumamente reducidos, no es algo sólo propio de Gaza, que en estos meses lo hemos escuchado mucho. Luego, fuera de esa población, somos muchos los que estamos en el resto del mundo, fuera de Palestina y del mundo árabe, o hemos descendido de personas que llegan a esos lugares en distintas épocas y que en estos 76 años y más (porque la migración hacia América Latina empieza antes del 48, más bien a finales del siglo 19), y eso, por supuesto que determina la identidad Palestina, al punto de llegar a preguntarse ¿quién es palestino? y ¿quién no es palestino?. Yo personalmente, me pongo un poco atrás, porque prefiero siempre ceder la palabra o ser un vehículo para la palabra de las personas que han crecido en Palestina, que todavía viven allá y que han tenido que enfrentar en carnee propia el encarcelamiento de un familiar, el encarcelamiento propio y todas las dificultades de vivir siendo un palestino en su propia tierra, bajo el dominio colonial israelí. Creo en realidad que esta pregunta debería contestarla alguno de ellos más que yo, que he tenido de alguna manera la fortuna de nacer en Chile, de crecer en Chile, de ser educada en Chile, en España, en el Reino Unido, de viajar, de tener un pasaporte que me ha permitido viajar a todas partes, salvo a Palestina, que no me dejaron entrar los israelíes. Pero no he tenido ese problema en ningún otro lugar del mundo y creo que ahora el foco es el fin del apartheid israelí. Y luego los palestinos podrán ejercer su derecho a la autodeterminación como todos los pueblos descolonizados, y decidir qué forma de gobierno se quieren dar.
Sobre la unidad, por supuesto que los palestinos están fragmentados como muchos otros pueblos del mundo y tienen también ideas diferentes. O sea, ser palestino no implica ser un héroe, ni implica ser necesariamente de izquierda, hay clases sociales también, pero por supuesto que todo eso está muy mediatizado por la ocupación, entonces creo que es una cuestión que se resolverá post caída del apartheid israelí.
Susana Khalil: La fragmentación del territorio del pueblo nativo palestino como método de exterminio por parte del colonialismo eurocéntrico israelí ha provocado dificultades, pero no logró doblegar la dignidad, el amor, la incurable búsqueda de justicia contra el colonialismo, la insaciable lucha del pueblo nativo palestino por su liberación y para a su vez proteger a la humanidad misma contra el más poderoso movimiento fascista, como lo es el sionismo.
¿Qué significado tiene la Nakba y cuál fue la incidencia en su historia de vida?
Shuruk Duqqa: Esta es una pregunta que toca siempre los sentimientos, bueno, la Nakba es el inicio de la tragedia del pueblo palestino, es una catástrofe que lamentablemente es continuada, más de siete décadas, ya por cumplirse 76 años de colonialismo y ocupación israelí en la palestina histórica. Vemos cómo este horror que inició en 1948 con el establecimiento ya formalizado del Estado de Israel, significó un éxodo, la lejanía, el refugio para miles de palestinos, que hoy se han convertido en millones de palestinos, y nos afecta directamente. Porque tener contacto con la tierra palestina para muchos de nosotros ha sido complicado, pues el régimen sionista israelí, algo que quizás algunos desconocen, es que ha robado no solamente la tierra, los hogares, ha exterminado los olivos, ha asesinado y sigue asesinando, cometiendo genocidio y todos los horrores que a diario estamos presenciando y viendo, a través de los medios que así lo visibilizan a pesar de la censura. Los palestinos no tienen derecho a volver a la tierra, a pesar de que está consagrado en la resolución 194 de Las Naciones Unidas como un derecho inalienable del pueblo de retornar a sus tierras. Esto no se cumple y además, aquellos palestinos que nacieron, por ejemplo como mi madre en Palestina, no pueden viajar y estar en Palestina sin obtener un permiso, una visa por el gobierno israelí. Eso es inaudito, constituye una ilegalidad, una violación a la identidad y al derecho al retorno respecto a la patria donde naciste, indistintamente de la existencia de una ocupación, de un colonialismo. Es ese dolor de no poder saber cuándo tu puedes, cuándo te van a dar los ocupantes de tu tierra permiso a volver, permiso a estar allí, a conectar nuevamente con tus familiares, con tus amigos, con tus vecinos, con esa historia, con esas calles que te vieron nacer, que te vieron jugar, que te vieron incluso resistir, llorar. La nakba significa muchas cosas para nosotros los palestinos, yo recuerdo particularmente el dolor en los ojos de mi abuela, ese querer evadir la experiencia dolorosa con la que fueron marcados, y cuando le preguntaba por la Nakba, si recuerda lo que pasó en 1947, 1948, ella se resistía a contarme, muchas veces me decía ¿para qué querés saber? ¿para qué? Y en sus ojos veía ese dolor y una impotencia quizás, los recuerdos que están allí en su mente, yendo y viniendo, que me frenaban un poco en insistirle que me contara más. Historias como esta son millones, se han convertido en millones de historias marcadas por la injusticia, por ese anhelo de ver a Palestina, querer estar allí, de conectar con la familia. E incluso desconocer a familiares por tantos años de lejanía, no haber compartido con ellas, a pesar de que las redes sociales, los medios de comunicación hoy por hoy nos conectan mucho más fácilmente, pero es distinta esa conexión, el poder estar allí presentes. Mi madre estuvo más de dos décadas sin poder ver a todos sus familiares. La Nakba tiene una incidencia directa, prácticamente en todas las historias de vida de los palestinos y, básicamente, está marcada por el dolor, por la nostalgia y por el anhelo de volver algún día a una Palestina libre.
Nadia Silhi Chahin: Finalmente sobre la Nakba, la verdad es que como te decía antes, los palestinos de Chile emigraron a Chile antes de la Nakba. Eso por una parte, pero además como también mencionaba antes, somos del centro de Palestina y esa parte queda en el 48 bajo control jordano hasta el 67, en que Israel la ocupa. Pero es una parte de Palestina donde más bien llegaron palestinos de otras partes de Palestina, que habían devenido en refugiados producto de la acción y la violencia del Estado de Israel. Mi familia, mi abuelo, estaban en un lugar donde llegaron otros palestinos, donde se conforman campamentos de refugiados, como Al Aida o Dheisheh, que son bastante importantes. Por supuesto que la Nakba afectó profundamente a mi familia, en aquel momento ellos se enteraron de las masacres que las milicias sionistas estaban cometiendo para crear Israel, por ejemplo de la aldea de Deir Yassin, recientemente conmemorada el 9 de abril, 76 años ya de eso que fue especialmente cruel. Además Palestina es muy chiquitita, entonces estaban cerca, geográficamente estaban cerca de lo que estaba pasando. Eso por supuesto que ha determinado el devenir del pueblo palestino en su conjunto, incluyendo a los de la diáspora. Hemos crecido sabiendo la situación de nuestro pueblo, que no estamos en una situación normal, que no podemos ir a visitar como cualquier otro descendiente de inmigrantes iría a visitar la patria de sus padres, de sus abuelos, de sus bisabuelos, que no podemos aspirar a tener un segundo pasaporte como lo tiene mucha gente en Chile o en Argentina que desciende de pueblos que no están siendo ocupados, colonizados. Y de alguna manera, a muchos de nosotros nos ha determinado, en el sentido de luchar desde desde niños, niñas, por una Palestina libre, con una conciencia clara que ese es un objetivo, que es un pendiente, pero que es algo que no sabemos en cuánto tiempo, ni cuándo exactamente, pero que se va a conseguir, que vamos a llegar ahí. Y es algo que personalmente me ha movilizado, ha determinado decisiones súper importantes de mi vida. No solo decisiones grandes, cruciales, sino decisiones en el día a día, decisiones pequeñas que una toma. No puedo decir que esto sea el caso de todos, no puedo hablar por los demás, pero me parece que no soy la única que ha decidido, por ejemplo, dar tiempo y dar trabajo para la causa. En Chile, de pronto, somos varios. Yo he trabajado con muchos miembros de la diáspora desde hace muchos años, ya más de 20 años más o menos que estoy activa y creo que es una historia similar para muchos. Y también tiene que ver con sensibilizarse con la lucha por los derechos humanos, con las luchas de otros pueblos oprimidos, con las luchas de otras personas que sufren opresión por regímenes coloniales, por el patriarcado, por el racismo. Creo que no toda la gente lo ha vivido de esa manera, pero creo que muchas personas sí, porque el ser palestina, aún en la diáspora, te sensibiliza. Israel siempre apela como a una suerte de excepcionalismo, “nosotros somos el único estado que…, el único ejército que… el único pueblo que…”, o “somos el que más ha sufrido, que más… no sé qué…” Nosotros los palestinos por contrapartida decimos, la verdad es que somos víctimas del colonialismo de asentamiento, pero no somos las únicas víctimas del colonialismo de asentamiento, hay otras históricamente y hacemos vínculos con ellos, con ellas, y creemos en una liberación colectiva, por eso también, para nosotros, es tan importante el apoyo, por ejemplo, del movimiento feminista y de otros movimientos sociales.
Susana Khalil: Al Nakba, es una herida abierta muy profunda en el amor del mundo árabo-persa… Ser hija de campesinos palestinos sobrevivientes de Al Nakba, huir entre los cadáveres, las macabras y dantescas matanzas, eso marcó mi personalidad.
Al Nakba, es para mi aquella niña y aquel niño que frecuentemente relataba que la pierna de su tío Hassan la encontraron en el tejado de la casa. Esos niños son mis padres que no lograron retornar a su preciado amor, Palestina. Ya fallecieron y hoy los cubre el polvo de las tierras lejanas de mi amada Venezuela, donde yo comencé la vida. Desde la diáspora palestina , ese otro pulmón, es tiempo de una revolución como diáspora. Toda Palestina debe ser liberada. No le faltemos a la humanidad.
Shuruq Duqa, Nadia Silhi Chahin y Susana Khalil
Imagen del artista palestino Nayi Al-Ali