Herramienta, Buenos Aires, 2011, 216 págs.
En su opera prima, Marcela Zangaro nos invita a comprender al sujeto de trabajo como una construcción histórica, un emergente de la modernidad. Identifica en las categorías de sujeto y de trabajo a dos a priori de esa modernidad capitalista que, en términos de Foucault, implican creaciones sociales en tanto modos de subjetivación. Muestra el modo a través del cual se construye ese sujeto de trabajo y lo hace partiendo de un arsenal teórico foucaultiano altamente complejo que, lejos de aturdir al lector, está presentado de manera clara y precisa permitiendo comprender su perspectiva sin dejar hilos sueltos.
Los dos primeros capítulos estarán dedicados a la presentación y al modo en que se usarán los conceptos de procedencia foucaultiana, que no sólo atraviesan la (casi) totalidad de la obra del autor francés sino que además los articula con sus últimos escritos dándole así un significado propio. De esta forma se accede a las interpretaciones realizadas en el tercer y cuarto capítulo sobre el management. En el tercer capítulo, Zangaro, realiza una interpretación crítica de la literatura que aborda el management para luego pasar a un cuarto y último capítulo donde se desplegarán las interpretaciones sobre el trabajo de campo cristalizado en una serie de entrevistas desde las cuales se abordan los tópicos que caracterizan al nuevo management inscripto en el capitalismo que se pretende posfordista.
Junto al desarrollo de los conceptos foucaultianos y su particular interpretación, la autora presenta - en el segundo capítulo - los aportes de Norman Fairclough en articulación con los trabajos de Boltanski y Chiapello. De esta manera, no sólo abrirá distintos frentes de discusión con las perspectivas críticas del nuevo management sino que, a partir de los aportes que Fairclough hace desde la lingüística, podrá articular la propuesta foucaultiana con elementos metodológicos que harán posible un abordaje sistemático de la literatura del nuevo management en tanto forma particular del discurso que da cuenta del nuevo espíritu del capitalismo.
Dos preguntas guían al conjunto del texto “¿de que manera los sujetos que integran la sociedad se constituyen como sujetos de trabajo? ¿Por medio de qué mecanismos los sujetos modernos se constituyen en sujetos de trabajo?” (30) Estas preguntas son de vital importancia para el abordaje del management ya que contiene dos categorías centrales de la constitución del capitalismo: sujeto y trabajo. Preguntarse sobre la constitución de sujetos de trabajo implica el desdoblamiento de la respuesta y el abordaje separado y simultáneo de ambas categorías. Precisamente sobre la constitución de esas categorías trata el primer capítulo comprendiendo que ni la categoría de sujeto, ni la de trabajo son transhistóricas sino, más bien, el producto de modos de subjetivación propios de la modernidad. De esta manera, la autora se aleja de toda perspectiva que se asume ontológica (del sujeto y del trabajo) y posiciona al management como dispositivo particular en la formación de sujetos de trabajo, que en tanto dispositivo surge con la propuesta de Taylor de la gestión científica del trabajo.
Zangaro, afirma: (27) “[e]n tanto la subjetividad fundamental no existe y los sujetos se convierten en tales, la subjetividad es resultado de una práctica y el sujeto es efecto de una actividad de constitución”. Todo el trabajo que se despliega en las páginas subsiguientes dependerá de esta afirmación. Vislumbrar la constitución de sujetos de trabajo conlleva a comprender la producción de esos sujetos. De esta manera, se propone arribar el nuevo management. Y lo hace partiendo de “la idea de que la gestión o management constituye un conjunto de prácticas por las que el capital, como forma de relaciones sociales de la modernidad, organiza la fuerza de trabajo y el proceso de trabajo mismo a los fines de la acumulación capitalista. Con esta definición abordaríamos el management como cuerpo de saber acerca del trabajo y conjunto de disposiciones de poder que se despliegan sobre los sujetos que trabajan. En términos de cierta interpretación de la propuesta foucaultiana diríamos entonces que el management es una tecnología de poder, es decir, una tecnología que determina la conducta de los individuos imponiéndoles finalidades y objetivos. Podemos agregar – desde mi punto de vista – que, tomado así, constituye un conjunto de prescripciones heteroimpuestas sobre los individuos en situación de trabajo; prescripciones descendentes, efectivamente totalizantes” (16). Pero no conforme con esta dimensión indaga y asume al management como un forma de gestión de las conductas que “pueden ser comprendidas como un dispositivo de gobierno, esto es, como un dispositivo articulador de prácticas de subjetivación que propone a los individuos modos de acción sobre sí mismos” (17). Así, ubica al nuevo management en el desarrollo de los últimos trabajos de Foucault introduciendo la novedad de comprenderlo como una tecnología del yo. El management implica, pues, no sólo prácticas heteroimpuestas sino también autoimpuestas. “[E]n términos foucaultianos, el management promueve la constitución de un sujeto ético” (17).
Zangaro, dije, integra la totalidad de la obra de Foucault y los complementa con otras perspectivas extendiendo internamente la obra del galo. “Foucault considera implícitamente el trabajo como un factor a tener en cuenta en los dos primeros modos de objetivación-subjetivación: cuando analiza los desarrollos de la episteme moderna (específicamente, en los análisis de la economía política) y cuando analiza el dispositivo disciplianario” (30) - en términos de la obra del autor francés diríamos que va desde Las palabras y las cosas a Vigilar y Castigar -, pero “[n]o lo hace [abordar al trabajo], en cambio cuando analiza las prácticas que se ejercen sobre sí mismo”. El trabajo, pues, se encuentra ausente en las obras del último Foucault. En este espacio vacío Zangaro construye su hipótesis: “en el contexto del capitalismo, las formas de gestión del trabajo o management pueden ser comprendidas como un dispositivo articulador de prácticas de subjetivación que propone a los individuos modos de acción sobre sí mismos. Esto es, las formas de gestión o management pueden ser analizadas en tanto dispositivos de gobierno. El management puede ser entendido, así, en términos de una tecnología del yo” (30). Sintéticamente, indagará al nuevo management en tanto dispositivo de poder y de gobierno, y en la conjución dos posibilidades de gobierno de los hombres - obligaciones autoimpuestas y heteroimpuestas - emerge lo que el francés denomina gubernamentalidad, categoría que remite para la autora a la especificidad del management. Así, Zangaro, integra Vigilar y Castigar – el gobierno de los hombres, en tanto dispositivo de poder - con los seminarios dictados que dictó luego de la publicación de aquél –los trabajos que tratan sobre el gobierno de sí, ello es los dispositivos de gobierno-.
De esta forma, la autora muestra que el management es un dispositivo de gobierno “que propone a los individuos modos de acción sobre si mismos” (49). Se comprende que la función del management no es, entonces, la de inhibir o reprimir, sino más bien la de producir: “para los trabajadores esto implica saber hacer el trabajo en sí mismo y saber ser trabajador” (54). Precisamente, el management tiene por objeto la producción de subjetividades adecuadas para el desarrollo capitalista y sobre eso trata el tercer capítulo y el cuarto capítulo, y lo hará primero analizando la literatura del nuevo management y luego descifrando los dichos de los entrevistados, ello es “considerando el discurso managerial” (55) y su efecto sobre las subjetividades producidas. La importancia del discurso managerial radica en que, siguiendo a Boltanski y Chiapello, conforma el actual espíritu del capitalismo, pues allí “se materializa y comparte”, siendo éste “la ideología que justifica el compromiso con el capitalismo” (76).
Este libro es ineludible para la comprensión no sólo del nuevo management sino de nosotros mismos. Es un texto exquisito que indaga allí donde todo aparece como una decisión autoimpuesta terminando de dar un golpe de gracia a toda perspectiva ontológica del sujeto y del trabajo. El texto puede ser leído estratégicamente, pues permite comprender como el capital es lo que somos/hacemos con los otros y con nosotros mismos.