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Inicio > “Si nos quedamos embarazadas, se nos echa de los colegios”
25/07/2018 18:48
Milagros Peñalba tiene 16 años y forma parte de la Coordinadora de Estudiantes Secundarios en Salta. Participó del debate sobre aborto en el Senado. Compartimos su ponencia completa donde habló sobre las realidades de las adolescentes en su provincia y la importancia de una ley de interrupción voluntaria del embarazo.
Mi nombre es Milagros Peñalba, tengo 16 años y formo parte de la Coordinadora de Estudiantes Secundarios en Salta. Sí, Salta, donde hay un gran porcentaje de madres solteras; donde todos los días conocemos un nuevo caso de abuso sexual. Queremos salir sin miedo a la calle, pero no podemos, porque Salta es una de las provincias que ocupa el segundo lugar por la mayor tasa de femicidios. Además, no tenemos educación sexual integral ni tampoco se nos proveen métodos anticonceptivos. Pero, si nos quedamos embarazadas, se nos juzga en las calles, se nos echa de los colegios. Y si no se nos echa, se nos margina. Pero, si abortamos, nos llaman asesinas.
Salta es la provincia donde un cuarto de los embarazos son adolescentes; donde la verdadera rectora de la educación sexual es la Iglesia; donde se dicta educación religiosa en las escuelas públicas y privadas y se suspenden las clases por fiestas religiosas; donde te sancionan, te persiguen y te expulsan por presentarte a favor de esta ley.
A pesar de este panorama, las mujeres nos venimos organizando a lo largo de estos años, y los estudiantes formamos parte de esa organización. La “Gran ola verde” implicó que todos nos unamos en las calles. Desde pequeñas y pequeños nuestras familias nos inculcan cosas relacionadas con la ideología, la cultura y con las decisiones que se supone que debemos tomar independientemente a lo largo de nuestra vida, como lo es formar o no una familia.
El aborto legal es un derecho tan necesario que debe unirnos a todos, sin distinciones políticas, por favor. Por eso, quiero denunciar a aquellos que fuerzan a niñas adolescentes y a mujeres a gestar y “maternar”; al Estado y a esta Iglesia tan cínicamente presente. En fin: a toda la hipocresía de parte de los que tienen el poder en mi provincia y deciden sobre nuestros cuerpos; a aquellos a quienes los abusos intrafamiliares en el interior de la provincia son algo que parece no importarles, lo cual me preocupa mucho pues se trata de niñas-madre que muchas veces no son conscientes de lo violentadas que están siendo; a aquellos a quienes no les importa que en Salta no se garantizan los derechos que la ley reconoce hace cien años. El aborto en casos de violación queda librado a la buena o mala voluntad de los establecimientos de salud. Estamos hartos y hartas de que los que deberían representar a toda la provincia representen a un sector conservador que sostiene la doble moral, que desconoce a los pueblos originarios y niega nuestros derechos.
Durante años hemos luchado por la educación sexual integral, científica y laica con perspectiva de género. Nos la han negado cuando más la necesitamos; siempre. Y nos la siguen negando. Con una cultura de heterosexualidad obligatoria, xenofobia y machismo, la Iglesia y el Estado provincial se han encargado de adoctrinarnos desde que tenemos derecho a la escolaridad, e incluso antes. Les interesa la educación sexual como modo de producción, operando mediante versiones hiperbólicas del varón y la mujer; versiones que nadie elige, representaciones que nadie elige, pero que estamos obligados y obligadas a negociar para la constitución de un sujeto en la sociedad.
Bajo esta construcción histórica, identificarse con determinado género propone desear a alguien de un género distinto, y solo desearlo en cierta forma. A pesar de que las estudiantes y los estudiantes salteños participamos activamente de este debate, nuestra ministra de Educación, Analía Berruezo, dijo que a nosotros no nos interesa la educación sexual.
También la ministra no recibe a la coordinadora de estudiantes secundarios y desestima sin más las denuncias de las estudiantes perseguidas y hostigadas. ¿Cómo puede ser posible que a las adultas y adultos que nos educan les dé miedo que nosotros tengamos sexo y no que seamos obligados a gestar y “maternar”? ¿Qué les decimos a todas las mujeres que fueron calladas a lo largo de estos años? ¿Qué les decimos a todas las mujeres que son obligadas a gestar y “maternar”, a las niñas abusadas? ¿Qué les decimos? Tenemos derecho a la salud. ¿Quién vela por el ejercicio libre de todos nuestros derechos? Por eso, les estudiantes no queremos despenalización, queremos legalización y que los abortos se realicen en todos los hospitales.
Logramos en conjunto la derogación del decreto 1.170, que trababa el aborto no punible en la provincia de Salta. Las y los estudiantes nos apoyamos en todas las luchas ganadas por el feminismo para seguir avanzando en la garantía de la educación sexual científica y laica con perspectiva de género para decidir, por los anticonceptivos para no abortar y por el aborto legal, seguro y gratuito para no morir. Estamos construyendo nuestras libertades para salir de una historia de hostilidad, porque quienes despiertan son la pesadilla de quienes aún duermen. Señoras y señores senadores: no nos den la espalda. Voten afirmativamente el dictamen aprobado por la Cámara de Diputados y comencemos a caminar en una Argentina más libre, más plural e igualitaria. Muchas gracias. Quiero hacer solamente una última aclaración. No hice uso de lenguaje inclusivo debido a la diversidad de este público, pero me hubiese encantado usarlo. Muchas gracias. Quedo a disposición para todas las preguntas que quieran hacerme...