19/04/2024

Revolucionadas, organizando el futuro

Con 129 votos a favor, 125 en contra y una abstención, la Cámara de Diputados y Diputadas de la Nación dio media sanción a la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. El recorrido histórico del Movimiento de Mujeres, Lesbianas, Trans y Travestis, la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, la fuerza de las nuevas generaciones que en los últimos años llevaron adelante esta lucha, todo ello se ve reflejado hoy en esta aprobación que permite finalmente el próximo tratamiento de la Ley en la Cámara de Senadores.

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¿Cuáles son los principales motivos que podemos destacar para comprender este resultado? ¿Qué certezas tenemos hasta ahora y qué futuro podemos esperar, a partir de lo que estamos viviendo, para nosotras y el conjunto de nuestra sociedad?

La apertura del Movimiento de Mujeres hacia la “Revolución de las Hijas”

Desde 2015 estamos vivenciando la creciente masividad que cada Encuentro Nacional de mujeres, lesbianas, trans y travestis, cada 8 de marzo, cada paro de mujeres y cada nueva marcha por Ni Una Menos resignifica esas fechas con objetivos cada vez más claros. Y es que esas fechas son puntos de encuentro, de demostración de lo que somos y de reafirmación para quienes todos los días construimos feminismo en distintos lugares.

Hoy somos un gran movimiento que al margen de sus diferencias ideológicas, identitarias y políticas logró aportar a la unidad de diversos espacios y referencias del ámbito político, periodístico y artístico. Esto se debe a nuestra capacidad de centrarnos en denunciar al machismo, defender nuestros derechos y sobre todo de ir por nuevas conquistas. Eso a su vez fue posible gracias a nuestro poder de interpretar las realidades de opresión en las que vivimos y poner en evidencia sus causas más profundas, explicando desde la simpleza lo que que nos pasa a todas y que por eso mismo nos aglutina como una gran mayoría.

Así rebalsamos nuestra propia historia, la de las feministas de ayer, la de las que pertenecemos a generaciones previas, la de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.

Nos rebalsamos a nosotras mismas para generar esta Cuarta Ola Feminista: con los espacios más abiertos y más amplios, más y más pibas (“las hijas del Ni Una Menos”), se fueron sumando para fortalecernos mutuamente, para hacernos saber que ya nada va a ser igual para ninguna, porque sabemos que todo puede ser mejor.

“El Mundial de las Pibas”

El proyecto económico y político de Cambiemos llegó al gobierno a través de la construcción de nuevas miradas sobre la política, el rol del Estado y la militancia. No solamente está basado en echar constantemente la culpa a “la pesada herencia” por sus medidas económicas de ajuste y su endeudamiento externo. También logró generar un ideario que, aunque no es totalmente nuevo para gran parte de la población, se extendió y multiplicó (con la gran ayuda de los medios masivos de comunicación).

El gobierno se esforzó en ubicarse del lado de la “antipolítica”, de los empresarios que nunca tuvieron ni tienen que ver con la política tradicional (por supuesto ocultando su propia historia como por ejemplo la de la familia Macri). Calificaron de “ñoquis” a quienes trabajaron en el Estado que ellos achicaron quitándole su “grasa militante”. Instalaron una visión de la militancia como “fanatismo”, como ceguera frente a los liderazgos “populistas”. De este modo se impusieron y profundizaron la grieta entre ellos y las grandes mayorías (aunque gran parte de ellas les dieron sus votos).

Hoy el feminismo tiene la idoneidad y la eficacia para romper con esos imaginarios que generan las clases dominantes en esta etapa política de enormes retrocesos. Su potencial irrumpe dando una batalla cultural que se encarna en la vida de miles y miles de mujeres, lesbianas, trans y travestis. Es el territorio que habitamos y desde el cual disputamos ideas, prácticas, lenguajes, política. Así lo vienen entendiendo las pibas más jóvenes que están jugando este mundial, así lo estamos entendiendo gran parte de nosotras.

Las jóvenes adolescentes, que llevan sus pañuelos verdes como banderas, las que ocuparon expectantes y ansiosas las calles por más de 24 horas en el Congreso y sus alrededores, son las que demuestran (contra todas las injusticias) las convicciones que nos mueven a conquistar nuestros derechos, el compromiso militante que nos vuelve fanáticas y llenas de amor hacia nosotras mismas y hacia todas las demás.

Esta juventud ocupa y gana las calles cada vez que se lo propone, pero también busca organizarse todos los días en todas las instituciones y crear nuevos espacios. Esta juventud, además y principalmente, comprende que necesitamos del sistema político que a su vez debemos transversalizar y desbordar. Eso es lo que de hecho viene sucediendo y lo pudimos ver en las intervenciones de los diputados y diputadas que, perteneciendo a bloques y partidos políticos completamente opuestos, votaron sin embargo a favor de la Ley. Definitivamente quienes ocupan las instancias máximas de representación de nuestro país, no pueden evitar ser permeados por los debates, los nuevos símbolos, los cambios de visión del mundo y las ideas que pudimos generar. Ahora no caben dudas de que no solamente queremos debatir y ser escuchadas. También estamos decididas a cambiarlo todo, para todas.

Con las jóvenes feministas de hoy, estamos logrando darle un nuevo sentido a la militancia tan bastardeada por este gobierno y estamos interviniendo para torcer este modelo de Estado, porque sabemos que con este proyecto económico y político definitivamente no podremos cambiar nuestras realidades. Es por todo esto que el grueso de nuestro movimiento se opone fuertemente a este gobierno y por eso justamente debemos tener bien en claro que nuestros objetivos no son “elementos secundarios” de otras luchas “prioritarias”. Son, por el contrario, una punta de lanza para elaborar un proyecto de país capaz de enfrentar al neoliberalismo.

Evidencias de hoy, cimientos del futuro

Hoy nos sabemos dispuestas no sólo a ganar las calles sino a seguir dando esta batalla que es estructural, porque mueve y remueve los cimientos más arraigados que hasta hace un tiempo parecían imposibles de poner en cuestión. Por eso sabemos que esta conquista nos permitirá obtener muchas otras.

La Revolución de las Hijas nos demuestra que hoy hay una enorme parte de jóvenes que no están dispuestas a ser los objetos que solamente reciban las políticas (mayormente de exclusión) que les pueda ofrecer este gobierno. A la inversa, son quienes las van a generar e imponer a fuerza de convicciones y transformaciones sociales. Ellas están por delante de nuestra sociedad y por ello podemos hablar de la posibilidad de crear una nueva, que recupere de nuestra carga histórica lo mejor que supimos hacer y seguiremos haciendo.

Las jóvenes son un ejemplo de claridad, porque saben que para elegir lo que queremos o no, necesitamos seguridad. Y saben que eso se obtiene a partir de lo que nuestra sociedad pueda ofrecernos y garantizarnos. Por ellas es que hoy podemos imaginar una sociedad donde ya no haya clandestinidad ni de los abortos ni de nada que merezca ser hablado o pronunciado. Podemos imaginar otros modos de construir familias, crianzas y maternidades, y que eso siempre sea una elección. Podemos imaginar un proyecto de Estado (que debe ser el nuestro) que se responsabilice y nos proporcione salud y educación feministas y una vida digna para poder elegir qué queremos para nosotras, cómo y cuándo.

El feminismo en Argentina es este híbrido de generaciones que produce cambios positivos en medio de la desesperanza cotidiana y que nos permite aprender de sus procesos para crear algo nuevo. Este feminismo que estamos habitando de a miles, es lo que hoy le está devolviendo a nuestro campo popular una idea de futuro y la posibilidad de concretarlo.

 

Mariela Di Francesco  es Licenciada En Ciencias de la Comunicación (UBA) - Militante de Patria Grande - Mala Junta

Artículo enviado especialmente por la autora para la publiación en este número 61 de revista Herramienta.

 

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