23/11/2024
Inicio > Pensar el Comunismo, el Socialismo, hoy. Intervención de Jorge Guidobono
25/06/2009
Por Guidobono Jorge ,
"La dictadura del proletariado no es la dictadura del partido, sino el poder social y político de los obreros, los explotados, los oprimidos…"
Intervención de Jorge Guidobono (LSR) (17 de septiembre de 2006)
En primer lugar, saludo la presencia del compañero Chesnais y la iniciativa de Herramienta. Tengo la secreta esperanza de que podamos hacer algo más que algunas iniciativas aisladas y buscar -así sea empíricamente- formas más regulares de comunicación, de intercambio de opiniones, de ideas, sobre la base de que es muy evidente que en lo ideológico estamos viviendo algo así como la crisis más importante en un siglo y medio.
I. Me parece muy importante el documento y voy a empezar por señalar las principales coincidencias que tengo.
La mayor de ellas -y a algunos nos llevó casi toda la vida entenderlo- es que la dictadura del proletariado no es la dictadura del partido, sino el poder social y político de los obreros, los explotados, los oprimidos. Para mí es esencial partir de eso.
La segunda gran coincidencia es definir -no en términos históricos sino cercanos- que la perspectiva de la humanidad es socialismo o barbarie capitalista. Aquí hay una compañera con quien hicimos una campaña electoral en el 2000 diciendo eso, y muchos nos cuestionaban argumentando que eso era un poco metafísico… bueno, no era metafísico. Me gustó la ironía de Aldo sobre los 500 años, sobre qué va a pasar si la perspectiva fueran varios siglos más de capitalismo. La verdad, yo no daría ni 50 años, porque hay un curso acelerado de barbarización del capitalismo. Un viejo compañero, el "tano" Amato -a quien algunos de ustedes conocen-, me decía seis años atrás: "Jorge, en realidad la barbarie capitalista es lo único que viene avanzando en los últimos 30 años". Y es así.
La tercera coincidencia tiene que ver con el problema de la guerra. El mundo se encaminó hacia la guerra, a partir del fraude en las elecciones de Estados Unidos en el 2000. Desde nuestro minúsculo grupo dijimos en ese momento: "Se va a la guerra". Por supuesto no sabíamos que iban a volar las Torres Gemelas o con qué "cuento chino" iban a justificarse, pero era muy evidente que el fraude equivalía a un golpe de Estado en la primera potencia del mundo, la única militarmente dominante. Eso no se hace por nada. La familia Bush no es una familia cualquiera. Es del riñón del imperialismo norteamericano. Bush padre ha sido todo: jefe de la CIA, embajador en China, vicepresidente, presidente… Es una especie de "monarquía sui generis"; Bush es como un Napoleón III patético. Y el mundo va a seguir yendo a la guerra aunque las encuestas de opinión den mayoría en contra de la guerra en Estados Unidos: es una política de Estado que tiene que ver con la crisis del imperialismo y del capitalismo.
II. Con este marco, ¿cuáles son nuestros problemas? (algunos ya han sido señalados muy bien acá). Desde mi punto de vista, la bancarrota del estalinismo y aledaños, dejó fortalecido ideológicamente al capitalismo y al imperialismo. Pero eso se está agotando. Yo tengo muchos años y siempre he visto que el imperialismo estadounidense no domina fundamentalmente porque tiene armas atómicas, sino que domina por preeminencia ideológica. Pero hoy, de "la gran democracia del norte" lo único que queda es el norte. De hecho, es un régimen represivo inmensamente superior y más eficaz que el que Orwel describió en 1984.
Anteayer Bush declaró que la tortura es una forma de defender a Estados Unidos en la guerra "contra el terrorismo" (o "contra la subversión", como diría Videla). ¡Parecía Videla! sólo que mucho más peligroso, porque es el jefe de la principal potencia del mundo. Y no sólo lo dice: lo hace. Tiene a los afganos en Guantánamo; tiene doce cárceles secretas desparramadas en Europa, con la complicidad de las policías secretas y los gobiernos europeos.
Ése es el mundo en que estamos y me parece que no es un mundo del que vayamos a salir en el corto plazo. Nosotros somos partidarios e impulsores de cualquier movimiento contra la guerra. Pero al mismo tiempo decimos con absoluta certeza: mientras no se derrote al imperialismo mundial (no sólo norteamericano) va a seguir habiendo guerras, catástrofes y penurias para el mundo. No hay muchas alternativas. En un sentido, la realidad es: "o imperialismo/capitalismo y guerra; o revolución socialista".
Al mismo tiempo, estoy convencido de que tenemos que convivir muy, muy, respetuosamente con todas las corrientes que no piensen como nosotros con las que podamos confluir en un movimiento antiguerra, aunque crean que la guerra puede detenerse si la opinión pública estadounidense se opone, por ejemplo. Creo que si eso ocurre, sólo será un interregno en medio de una guerra que tendrá continuidad. No sé si será otra "guerra de los 100 años", pero es una guerra muy larga, que tiene sólo dos destinos finales posibles: la derrota del imperialismo y el capitalismo; o la barbarie y la destrucción de la humanidad y del planeta… Tenemos un "pequeño" problema: debido al enorme desarrollo de las fuerzas destructivas, por primera vez en la historia el imperialismo tiene la capacidad de destruir el planeta, de desplegar un arsenal de misiles nucleares y de todo tipo con tal de seguir sobreviviendo… (Les pido disculpas por lo desordenado de mi intervención, porque no la preparé por escrito, como hicieron otros compañeros.)
III. Creo que no hay posibilidades de reeditar una revolución como la de Rusia en 1917. Por muchas razones. Tengo la impresión de que hoy no hay revolución socialista si no es continental e internacional. Si Brasil, por ejemplo, hiciera una revolución, no creo que se den las mismas condiciones que en la primera posguerra, donde el mundo imperialista central -fundamentalmente el europeo- quedó muy agotado y la crisis de 1929 le impidió intervenir rápidamente, y eso le dio aire a Rusia.
No veo ninguna posibilidad de una revolución socialista triunfante a escala nacional. Cuba por ejemplo -que, salvo patéticamente en los primeros años, no intentó impulsar la revolución en América latina- se mantuvo pese a 40 años de bloqueo. Si hoy hubiera una revolución socialista, internacionalista, creo que tendría que enfrentar reacciones mucho más violentas por parte del imperialismo. Esto no significa que no haya que hacer la revolución: significa que, aunque se inicie a escala nacional, hay que encararla desde el vamos en forma continental, como un todo único.
No concibo que podamos lucubrar acerca de cómo construiríamos la sociedad socialista (en Argentina o en donde sea, ni siquiera en Estados Unidos). Estoy cada vez más convencido de la teoría de la revolución permanente en un sentido acabado: la revolución comienza a escala nacional, se desarrolla internacionalmente y sólo puede triunfar a escala mundial. Para eso hay que destruir al imperialismo y al capitalismo: no tengo dudas al respecto. Y al mismo tiempo estoy dispuesto a debatir -digamos, con Néstor- si a partir de la imprenta Chilavert se puede ir construyendo el comunismo.
La autodeterminación de los trabajadores es muy importante; es central. Sin eso, no hay comunismo. Pero estoy también absolutamente convencido de que no habrá autodeterminación real si esa autodeterminación no está al servicio de la revolución comunista.
Eso significa, en primer lugar, destruir al Estado del enemigo. El Estado del enemigo existe y hay que destruirlo (creo que Marx decía "destrozarlo"), no ignorarlo.
No hay posibilidad alguna de avanzar si no es "destrozando" al Estado capitalista y creando un poder de nuevo tipo: de los explotados, los oprimidos, los obreros, los campesinos, los inmensos sectores populares que trabajan "en negro" (que son la mayoría en América latina y en buena parte del mundo)… No existe el modelo del obrero con overall y fuertes bíceps impuesto por el estalinismo y reproducido en la Argentina por el peronismo.
En alguna medida, los trotskistas también "compramos" ese modelo, porque el estalinismo era una fuerza material dominante. Cuando el estalinismo dominó la tercera parte del planeta, era una fuerza material, no sólo ideológica.
IV. Me parece que tenemos que llamar a las cosas exactamente por su nombre. Por ejemplo, a pesar de que soy trotskista desde hace varias décadas, no creo que la crisis de la humanidad sea la crisis de su dirección revolucionaria. Creo que la crisis de la humanidad es que las sociedades de clase -incluyendo la última, el capitalismo y su fase superior imperialista- han demostrado más capacidad de supervivencia que la que desde Marx en delante le hemos asignado. Han logrado sobrevivir, con las formas y métodos que sea.
Tengo muchas coincidencias con el texto en el sentido de que no necesariamente las guerras conducen a las revoluciones. Por ejemplo, la primera guerra mundial desangró al proletariado joven de Europa occidental, hasta tal punto que no sólo no se produjo la revolución que esperaban Lenin y Trotsky sino que tamaño baño de sangre agotó a los trabajadores en la posguerra y posibilitó que 20 años después los capitalistas pudieran llevarlos a una nueva carnicería chauvinista.
En determinadas condiciones, la guerra puede parir la revoluciones. Además de Rusia, la parió en Yugoslavia, en China, en Corea, en Vietnam. Pero, salvo en Rusia, las parió con características más bien nacionalistas y burocráticas. Más que revoluciones socialistas fueron una mezcolanza de revolución antiimperialista con elementos de expropiación al capitalismo. Han pasado 60 años y esos procesos no avanzan sino que retroceden.
V. ¿Dónde estamos parados hoy? Coincido con el documento cuando detalla nuestros desafíos impresionantes y nuestra inmensa debilidad. Pero insisto: el imperialismo está muy mal. Y eso cualquier análisis lo tiene que tener en cuenta. Tenerlo en cuenta no significa simplificar la realidad y repetir -como se dijo en otra época- que "los de arriba no pueden, y los de abajo no quieren"… No, no se trata de eso. Pero es de extrema importancia que el imperialismo pierda consenso y credibilidad en el mundo. Y que un presidente como Chávez discuta que el 11-S lo hizo la Casa Blanca. No es poca cosa. Yo he dicho lo mismo, pero la verdad que tiene poca importancia, porque yo no soy Chávez y no dirijo nada, ni que hablar de dirigir un Estado. Y en la reunión de No Alineados [segunda semana de septiembre/06] han avalado a Venezuela para integrar el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Y han avalado al presidente de Irán para que siga desarrollando energía atómica, etcétera.
Con esto quiero decir que hay un mundo atravesado por cambios muy profundos. Es un fenómeno nuevo, que no hemos visto en los últimos 90 años. Y hoy no existe la URSS, a la cual todo el mundo le "pasaba la gorra"… el nacionalismo árabe, todos le pedían ayuda a la URSS. Entonces, me parece que hoy transitamos una etapa mundial donde conviven elementos contrarrevolucionarios (sociales políticos y militares) con elementos prerrevolucionarios (descrédito social, político y militar del imperialismo yanqui y su insular satélite británico) .
Veo a Latinoamérica como el eslabón más débil de la cadena imperialista (por su historia y por muchas razones). Esto no significa que en algún país nos vaya a caer el poder en las manos, no. Va a ser una lucha feroz y yo no concibo a la revolución sin vincularla con una guerra continental (nacional antiimperialista, y socialista).
Con mucho entusiasmo, veo jóvenes generaciones de la región -la chilena en primer lugar- que se incorporan fuertemente a este nuevo proceso. Los que somos viejos podemos recordar haber vivido procesos así. No sé si no estamos en las vísperas de una radicalización de la juventud como se protagonizó en 1968, que fue aplastada a balazos con cientos de muertos en México, en Argentina, en Uruguay, con Brasil en plena dictadura.
Para terminar: me parecen muy importantes estos encuentros y tenemos que esforzarnos por continuarlos bajo la forma político-organizativa-mediática que podamos. Pero aún vernos las caras, para mí, es muy bueno.