21/11/2024

Miradas contemporáneas sobre la socieadad futura. Presentación

Miradas contemporáneas sobre la socieadad futura: Max Horkheimer · Herbert Marcuse · Hans-Georg Gadamer · Hans Jonas · Karl-Otto Apel · Niklas Luhmann · John Holloway · Langdon Winner

Compilador: Sergio Cecchetto

Prólogo de Sergio Ceccheto

Ocho décadas atrás, en el período de entreguerras mundiales, H. G. Wells publicó un trabajo de anticipación que alcanzaría una repercusión sorda entre sus contemporáneos, si es que podemos comparar aquella obra con las novelas de ficción científica a las que tenía acostumbrados a sus muchos lectores. El escrito, sin embargo, era una colección de ensayos notables que pretendían trazar un balance y destilar conjeturas respecto de cuestiones decisivas para la marcha del mundo en un futuro inmediato: entre ellas la posible conformación de un orden político-social globalizado, la identificación de debilidades y fortalezas en la vocación imperialista, el porvenir de la democracia, el carácter estratégico de los recursos naturales, la fragilidad de la paz… Los tópicos señalados, si bien no agotan el repertorio de asuntos tratados por Wells en su volumen Cómo marcha el mundo, mantienen todavía plena vigencia para nosotros, sumergidos como estamos en una época compleja y turbulenta. Así como entonces no resultó un ejercicio de imaginación inútil volcarse a estudiar el presente para mejor comprender el frágil porvenir, tampoco resultará vano ahora -siguiendo los pasos del entrañable autor inglés- revisar diagnósticos elaborados por otros pensadores contemporáneos para atisbar el futuro y los desafíos que le esperan a nuestras sociedades occidentales, castigadas por los quiebres traumáticos de sus procesos históricos, políticos, culturales y económicos, por la irrupción de procedimientos científicos y técnicos desatados en al área de las ciencias de la vida, de las comunicaciones, de la información, de la informática y la telemática, entre varias otras dimensiones que sólo esconden sorpresa, posibilidades inéditas, y dosis equivalentes de temor y esperanza.

El pensamiento sobre las sociedades ha quedado determinado desde la modernidad según los desafíos impuestos por la expansión de las relaciones de mercado y el proceso de industrialización. A través de incesantes avances y retrocesos, la transformación social ha encontrado en el ámbito del pensamiento fórmulas, teorías y planificaciones variadas tendientes a describir o denunciar el estado de cosas presente, y a anticipar vías de continuidad o de ruptura para alcanzar una caracterización general de los fenómenos descriptivos y normativos que le atañen, conjugando dimensiones locales y globales. En cualquier caso, para el intelectual -filósofo, trabajador o científico social-, los tópicos del progreso, la evolución, la revolución y el cambio sociales han servido de ocasión para un estudio crítico de la realidad circundante.

El pensamiento sobre lo social nació como pensamiento de la crisis, crisis instalada en un terreno donde se vinculaban las viejas sociedades tradicionales y las modernas sociedades parceladas en subsistemas sociales autónomos. La desintegración del orden tradicional fue visto por la sociología clásica como un proceso revolucionario abierto y tajante (cuyo paradigma se tomó de la Revolución Francesa), pero también como un proceso continuo y duradero (cuyo referente máximo fue la Revolución Industrial). En cualquier caso, lo que de ello resultó fue un orden precario e inestable, sin sentido ni sostén, y necesitado de fundarse e impulsarse por sí mismo. Teniendo a la vista esta situación de crisis de organización y de poder, las respuestas teóricas ofrecidas oscilaron entre la conservación y el cambio respecto del estado de cosas imperante, tendientes en todos los casos a garantizar el mejor funcionamiento del orden constituido. Por ello, la reflexión sobre la sociedad ha tenido un nacimiento de algún modo distinto al de la política y al de la economía. Éstas giraron alrededor de las ideas de contrato y de mercado para articular sus aportaciones, y se sostuvieron sobre el principio de igualdad jurídica entre los hombres: generalizaron, en el plano del pensamiento, las relaciones históricamente necesarias para el desenvolvimiento del capitalismo. Fue justamente cuando tal orden comenzó a madurar, cuando se expandieron las relaciones de mercado y cuando en el interior de la sociedad aparecieron nuevos conflictos producto del mismo industrialismo, que el terreno de lo social y del cambio empezaron a ser tratados como problemas autónomos de aquellas esferas del saber.

La crisis social ha promovido una variada literatura, caracterizada por su tendencia a la reconstrucción de las bases del orden amenazado o ya perdido. Aquí la transformación fue vista como elemento inquietante y punto de quiebre en el derrotero que llevaba a la pérdida del orden deseado y deseable. Así se han visto, por ejemplo, el achicamiento de la autoridad de la Iglesia o del poderío del Estado, y también los procesos de ampliación y radicalización de la democracia -es relativamente sencillo encontrar eco de este diagnóstico en la obra de sociólogos norteamericanos de renombre tales como Daniel Bell, Robert Nisbet o Seymour M. Lipset. Acortar los ámbitos asignados a los procesos democráticos fue una propuesta frecuente entre las clases privilegiadas para restablecer o aumentar la productividad económica, los procesos de dominación y la estabilidad. Frente a esta "ideología del orden" maduró, como contrapartida, la ocasión para forjar un programa alternativo al vigente, que salvara viejos errores y diferencias traídas desde antaño, y promoviera una reorganización de la sociedad y de los estratos que la componen. El pensamiento sobre lo social en suma puede ser relevado en esas dos vertientes: aquellas que tienden al mantenimiento del orden y la organización alcanzados, y aquellas que conciben al estado presente como ocasión para una reformulación de las bases mismas de la sociedad.

Sin embargo, este esquema dual no debe hacernos creer que no han existido propuestas que son de difícil clasificación, y otras que han adoptado una postura equívoca respecto de él. Valga como ilustración la obra escrita por neoconservadores norteamericanos y alemanes (Joachim Ritter o Arnold Gehlen) que enfatizaron la necesidad de dar marcha atrás o, más bien, de compensar una desbocada modernidad cultural (arte de vanguardia, nuevas sensibilidades, orientaciones hedonistas) para preservar una próspera modernidad económico-social (economía de mercado y progreso técnico).

Toda conceptualización de las nociones de cambio y crisis sociales se ha desarrollado, en la variante que se quiera, dentro del marco de una "ontología del presente", de un diagnóstico de la actualidad, del tiempo en el que se vive. A la vez, se ha apoyado en una valoración determinada de dichas nociones, impulsando una respuesta que sirviera a la reflexión crítica sobre el desenvolvimiento actual de la sociedad humana. Nuestros problemas presentes traen de seguro aparejados desafíos futuros sobre los cuales debemos reflexionar, puesto que la vida en el planeta así como también nuestros proyectos individuales y colectivos dependen del devenir de este mundo congestionado para cumplirse. Ciertos procesos desencadenados hoy tendrán sin duda influencia decisiva en los destinos del mañana, y todo planteo realizado ahora sobre ellos permitirá a la vez trazar la marcha de nuestro porvenir.

Esa divisa animó el trabajo de un grupo de estudiosos argentinos que eligieron, por mera afinidad, la obra escrita de algunos pocos pensadores contemporáneos para dar cuenta de las peculiaridades con las que ellos interpretaron lo social, desarrollaron un diagnóstico de la situación actual e impulsaron una respuesta crítica sobre el desenvolvimiento futuro de nuestras sociedades (son ellos Max Horkheimer, Herbert Marcuse, Hans-George Gadamer, Hans Jonas, Karl-Otto Apel, Niklas Luhmann, John Holloway, Langdon Winner). La presente investigación quiere rescatar y estudiar detenidamente estos esfuerzos teóricos que poblaron el pasado siglo y el pequeño trecho del siglo actual, aún a sabiendas de que lo realizado no agota esta línea de análisis. Sin embargo puede verse en todas esas propuestas la pretensión de estudiar a las sociedades como un objeto problemático con alcances teóricos determinables, donde resulta posible distinguir de manera crítica consideraciones respecto de enfoques descriptivos y normativos.

Susana Barbosa asume el desafío de presentar la filosofía social de Max Horkheimer en sus dimensiones diagnóstica y pronóstica referidas al cambio social, aunque éste no parece ser trabajo para un solo individuo sino para muchos. A menos que la tarea indicada pudiera llevarse a cabo en forma conjunta, esto es sin desatender el colectivo que magistralmente Horkheimer condujera, cosa que la autora hace resaltando las idas y venidas de todos esos talentos reunidos inicialmente en Frankfurt y sus producciones como sucesivos cuadros experienciados; y todo ello dirigido al residuo que pudiera quedar como filosofía social propiamente horkheimeriana. La investigadora exige entonces desde inicio un pacto con el lector, el de admitir un principio dialéctico capaz de regir las fusiones y fisiones entre las partes y el todo, capaz también de captar con un golpe de mirada lo significativo. Barbosa presenta ya en los primeros escritos del autor en la década de 1930 los motivos que sobre el presente social discute acerca de la verdad de la ciencia, del juicio existencial -en el núcleo de lo que luego sería la teoría crítica-, las relaciones del científico con su sociedad de pertenencia y las ideas de dominio y autoridad. Luego se explaya acerca de los modos por los que el científico puede reconocer las tendencias al cambio social, los cuales residen en forma larvada en las formas jurídicas, pasíquicas, religiosas o culturales. Finalmente el escrito deja en estado de abierto a la teoría crítica en su relación con la sociedad, pues resulta claro que los lectores somos los encargados de actualizar y vivificar esa tensión irresuelta.

Dentro de los pensadores contemporáneos que elaboraron una aguda crítica de la sociedad occidental se encuentra el injustamente olvidado Herbert Marcuse. Representante de la primera generación de la Escuela de Frankfurt y teórico clave para la formulación de la llamada teoría crítica, éste adquirió reconocimiento en los años sesenta del pasado siglo a raíz de las interpretaciones que los movimientos estudiantiles hicieron de sus obras. Estas lecturas, muchas veces infieles a la propuesta original del autor, no alcanzaron a entrever la profundidad de la mirada marcusiana que pretendió explicar las condiciones de posibilidad de un orden social que se mantiene mediante el engaño, aún dentro de aquellas estructuras políticas consideradas tradicionalmente antagónicas o contestatarias. Es esta profundidad la que, junto con la complejidad del análisis social elaborado por nuestro autor y su urticante prospectiva, aborda el escrito de Romina Conti, al tiempo que evalúa los problemas y límites de la propuesta de Marcuse.

En el trabajo sobre Hans-Georg Gadamer, Leandro Catoggio señala el diagnóstico que la hermenéutica filosófica realiza respecto de los postulados modernos que animan a las sociedades contemporáneas. Para ella, las comunidades actuales pueden comprenderse a partir de un horizonte -al que suele denominarse con la expresión "era de la técnica"-, en el cual la vida humana se halla regulada por un círculo de principios metodológicos que restringen su poder de decisión a imagen y semejanza de la burocracia dominante. A partir de aquí la propuesta gadameriana se orienta según la noción de "comunidad de conversación", donde ésta viene a considerar la estructura dialogal y consensual de los distintos actores sociales en un marco institucional democrático. Este proceso sólo resulta posible a través del ejercicio antropológico de "virtudes hermenéuticas", como lo son -entre otras- la responsabilidad social y la libertad de expresión. Tales virtudes no preceden al hombre, sino que son ganadas en función de una activa participación en las decisiones mancomunadas. La exploración de este territorio imbricado presenta hallazgos valiosos para una mejor comprensión del papel que le cabe al hombre en ese territorio gobernado por una técnica desatada.

La importancia concedida a la obra de Hans Jonas -recientemente fallecido- no ha hecho más que agigantarse en la última década. Es de lamentar, sin embargo, que su original propuesta haya quedado reducida a un cliché, y que nuestros intelectuales hayan preferido saltearse la lectura pormenorizada de las relaciones entre el tan mentado principio de responsabilidad y otras áreas innegables del dominio social, indispensables a la hora de trazar diagnósticos y pronósticos. Sergio Cecchetto ha tratado en breves páginas de poner otra vez en comunicación esas dimensiones -en general soslayadas-, y señalar con trazos gruesos los diálogos que Jonas ha mantenido abiertos con otros autores mayores del siglo que se ha ido -como Martin Heidegger y Ernst Bloch-, con la tradición judaica, el liberalismo y el marxismo occidental.

El escrito de Andrés Crelier se ocupa de Karl-Otto Apel y su visión de la sociedad occidental. Para ello recorre algunos aspectos insoslayables de la filosofía apeliana: en primer lugar presenta la fundamentación de la ética discursiva que realiza el autor, luego establece la distinción genérica entre una comunidad de comunicación real y una ideal y realiza observaciones con respecto a la aplicación del principio del discurso o "parte B" de la ética. Trata luego cuestiones ligadas a la visión propiamente social, tales como la del pasado y el futuro de las sociedades vistos desde el umbral ilustrado, la utopía del progreso moral como idea regulativa y, finalmente, recala en el problema de la ética frente a las "coerciones funcionales" de la sociedad (economía, política y derecho). La intención que subyace a este recorrido temático es poner de relieve la continuidad que se establece entre la fundamentación discursiva de la ética y la perspectiva apeliana sobre lo social, tópico poco tratado en la literatura especializada.

El trabajo de Leandro Paolicchi procura dar cuenta en forma esquemática y resumida de los rasgos básicos del pensamiento de Niklas Luhmann respecto de la sociedad humana. Con este objetivo menciona cuáles son los autores que representan una influencia decisiva en su formación, así como los tópicos que recorren toda su obra madura. Apela para ello a la relación que Luhmann establece con las categorías fundamentales de la Modernidad, describiendo en detalle los elementos con los cuales construye su teoría de lo social y piensa a la sociedad resultante luego del llamado giro autopoiético. El artículo evalúa además las proyecciones que es posible trazar desde la teoría luhmanniana sobre el curso futuro de las sociedades occidentales, poniendo especial énfasis en el lugar asignado a la política dentro del conjunto de los subsistemas societales.

La posición que habilita John Holloway sobre el cambio social sólo puede ser alcanzada mediante el entrecruzamiento de variados aspectos: aquella resulta de un diagnóstico de la sociedad contemporánea y enlaza inmediatamente con un pronóstico en el que la viabilidad de la autodeterminación social se constituye en horizonte de sentido. La crítica al capitalismo como forma de organización de las relaciones sociales gira en torno de una particular lectura de los textos centrales marxianos y tiene a la experiencia neozapatista como ejemplo utópico para el proyecto revolucionario de las comunidades urbanizadas. A los efectos de brindar un acercamiento sumario a esta perspectiva, Gustavo Salerno detalla una serie de ideas concernientes a la comprensión de la arquitectónica de la sociedad actual según la entiende Holloway, y continúa con una enumeración de los aspectos centrales de una propuesta viva en proceso de elaboración. Debe comprenderse que el trabajo con autores vivientes conlleva una dificultad añadida, aunque el esfuerzo por profundizar en sus tesis principales y trazar balances provisorios arroje siempre resultados iluminadores.

El escrito de Diego Parente aborda la relación entre tecnología y cambio social en la obra de Langdon Winner. En primer lugar resalta los aspectos fundamentales de la teoría de la política tecnológica sostenida por este autor norteamericano, y destaca su distanciamiento de una concepción instrumentalista de lo artificial. En un segundo momento focaliza dos temas centrales involucrados en el diagnóstico sobre la sociedad presente: la idea y posibilidad de una "tecnología autónoma" y la interesante noción de "artefactos inherentemente políticos" con la que Winner caracteriza a los objetos técnicos que han conseguido emanciparse de sus antiguos dueños, de sus elecciones y decisiones. Al sostener que, en realidad, las tecnologías son estructuras políticas, el autor puede examinar los problemas de gobierno que derivan del orden tecnológico, así como también deficiencias conceptuales en la manera de aproximarse a ellos en las teorías de Bacon, Weber, Marx, Galbraith, Marcuse o Ellul.

Las aportaciones de ocho autores argentinos sobre el recorrido trazado por otros ocho pensadores contemporáneos de distinta nacionalidad, filiación y circunstancia histórica -aunque todos ellos abocados a pensar la sociedad del presente y a proyectar sus diagnósticos sobre la sociedad por venir-, da como resultado una obra multifacética, rica en enfoques y posiciones teóricas. Estos esfuerzos, individuales pero coordinados, no ofrecen una visión total, fácilmente articulable en un todo homogéneo, sino más bien por el contrario aperturas posibles para abordar una complejidad social que no se deja reducir ni condensar en recetas. Le cabe al lector, por tanto, conformar su propia visión de estos asuntos y alimentar con sus análisis y con su imaginación la comprensión de los cambios sociales que se avecinan.

Sergio Cecchetto


INDICE

Susana Barbosa
Max Horkheimer y la sociedad en transición

Romina Conti
Herbert Marcuse y la sociedad uniformada

Leandro Catoggio
Hans-Georg Gadamer y la sociedad solidaria

Sergio Cecchetto
Hans Jonas y la sociedad tecnológica

Andrés Crelier
Karl-Otto Apel y la sociedad ideal de comunicación

Leandro Paolicchi
Niklas Luhmann y la sociedad como conjunto de subsistemas autopoiéticos

Gustavo Salerno
John Holloway y la sociedad de la autodeterminación

Diego Parente
Langdon Winner y la sociedad tecnológica autoadministrada

LOS AUTORES

SUSANA BARBOSA es Profesora y Doctora en Filosofía. Se desempeña como miembro de la carrera del Investigador Científico CONICET, y trabaja en el Instituto de Derecho Público, Ciencia Política y Sociología de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires. Ha sido docente-investigadora regular de la Universidad Nacional del Sur entre 2000 y 2005. Es autora de los libros Contrahistoria y poder (1999) y de Max Horkheimer o la utopía instrumental (2003); y coautora de Lecturas sobre pensadores contemporáneos (2006), Nombres del pensamiento social (2004), De Caín a la clonación (2001), Verdad y cultura (2001), Los márgenes de la justicia (2000), Vidas filosóficas (1998), Verdad y tragedia (1997), Tendencias sociales y políticas contemporáneas (1993).

LEANDRO CATOGGIO es Profesor en Filosofía y actualmente está cursando su doctorado en esa misma especialidad con una beca CONICET. Se desempeña como docente-investigador en la Facultad de Humanidades y en la de Ciencias de la Salud y Servicio Social de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Su campo de trabajo es la hermenéutica filosófica contemporánea, y sobre este tema ha publicado distintos artículos en revistas especializadas, además de haber compilado en colaboración con G. Salerno el volumen Horizontes y problemáticas de la utopía (2006), y junto a S. Cecchetto Esplendor y miseria de la filosofía hegeliana (2007). Es miembro de la Asociación Argentina de Investigaciones Éticas

SERGIO CECCHETTO es Doctor en Filosofía, Maestro en Ciencias Sociales y Especialista Universitario en Bioética. Es miembro de la carrera del Investigador Científico CONICET, y docente-investigador de la Universidad Nacional de Mar del Plata, donde dirige y asesora a grupos de investigación. Se desempeña además como miembro directivo de la Asociación Argentina de Bioética, y dirige el consejo regional bonaerense de la Asociación Argentina de Investigaciones Éticas. Forma parte del comité editorial de distintas publicaciones periódicas, e integra el cuerpo docente de distintas carreras universitarias de posgrado del país y del exterior. De su obra -que se encuentra publicada en lengua castellana, alemana, inglesa y portuguesa-, pueden destacarse los volúmenes La clausura de la filosofía (1990), Curar o cuidar (1999), Dilemas bioéticos en medicina perinatal (1999), Teoría y práctica del consentimiento informado (2001), Doctrina promiscua -ensayos sobre biomedicina, cultura y sociedad- (2003), La "solución" quirúrgica (2004) y el todavía inédito La biología contra la democracia (2008), entre varios otros.

ROMINA CONTI es Profesora en Filosofía. Se desempeña como docente-investigadora en la Universidad Nacional de Mar del Plata. Ha publicado trabajos en revistas especializadas en el área de la estética y de la política.

ANDRÉS CRELIER es Profesor en Letras, Licenciado en Filosofía, y está cursando su Doctorado en esta especialidad con el apoyo de una beca CONICET. Actualmente se encuentra realizando una estadía de investigación en la Freie Universität Berlin, de Alemania, con el apoyo de una beca de la Deutscher Akademischer Austausch Dienst. Es miembro directivo de la Asociación Argentina de Investigaciones Éticas e integra diversos grupos de investigación en el ámbito de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Ha publicado artículos en libros y revistas de habla hispana sobre temas de filosofía práctica, el volumen Tras la argumentación. Relectura de la ética apeliana (2004) y, en colaboración con S. Cecchetto, el trabajo La verdad y la apariencia. Una historia conceptual de la filosofía en occidente (2005).

LEANDRO PAOLICCHI es Profesor en Filosofía, está optando por el título de Licenciado en esa especialidad y, además, tanto la Universidad Nacional de Mar del Plata como el CONICET lo han becado para realizar su doctorado en al área. Se desempeña como docente-investigador dentro de la Facultad de Humanidades y en la de Ciencias de la Salud y Servicio Social de la mencionada Universidad. Es miembro de la Asociación Argentina de Investigaciones Éticas. Ha publicado varios artículos en revistas nacionales referidos especialmente al campo de la ética y la filosofía política.

DIEGO PARENTE es Doctor en Filosofía. Actualmente se desempeña como profesor de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Mar del Plata y como becario posdoctoral de CONICET (Argentina). Es miembro directivo de la Asociación Argentina de Investigaciones Eticas y forma parte del Comité de Publicación de la Revista Agora Philosophica. Es autor del libro Márgenes del lenguaje: Metáfora y conocimiento (2002) y co-editor de El legado de Immanuel Kant: actualidad y perspectivas (2004). Es compilador de las obras colectivas La verdad a 24 cuadros por segundo. Estudios sobre cine (2005) y de Encrucijadas de la técnica: ensayos sobre tecnología, sociedad y valores (2008). Ha publicado varios artículos sobre problemáticas de filosofía de la técnica en revistas especializadas nacionales y extranjeras.

GUSTAVO SALERNO es Profesor en Filosofía, y está realizando su doctorado en la misma especialidad con una beca de formación otorgada por el CONICET. Es docente-investigador en las Facultades de Humanidades, de Psicología, y de Ciencias de la Salud y Servicio Social de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Es miembro de la Asociación Argentina de Investigaciones Éticas y del Intercambio Cultural Alemán Latinoamericano (ICALA). Ha compilado el volumen Horizontes y problemáticas de la utopía (2006). Ha publicado diversos artículos en revistas nacionales y extranjeras, en especial vinculados con la ética del discurso.

 

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