23/11/2024
Por Honing-Parnass Tikva , ,
Abril de 2002
¿Cuál es el verdadero objetivo del actual ataque contra los palestinos?
La brutal ofensiva militar que conduce actualmente el ejército israelí contra los palestinos (llamada, en la neo-lengua orwelliana típica de Israel, "Operación Muro Defensivo") marca el inicio de una nueva etapa en el largo proceso que apunta a destruir al movimiento nacional palestino encarnado en los combatientes de la Intifada y, como lo declaró Haidar Abdel Shafi al periodista Yossi Algazi del diario Haaretz el 2 de abril, "a liquidar la existencia del pueblo palestino en la tierra Palestina". Este objetivo estratégico del Estado judío sionista se corresponde con los intereses imperialistas de los Estados Unidos que quieren eliminar del Medio Oriente (y del tercer mundo en general) cualquier movimiento político o régimen nacionalista independiente que, por definición, representaría un obstáculo a la globalización capitalista en la región.
Los acuerdos de Oslo, que había negociado y aplicado el gobierno dirigido por el Partido Laborista israelí, que es el partido de la clase capitalista israelí, había sido ya un intento de realizar tales objetivos comunes de Israel y los Estados Unidos. La operación militar israelí que comenzó hace dos semanas marca el fin del proceso de Oslo. En efecto, este proceso se basaba en el postulado central que en el bantustán palestino la Autoridad Nacional Palestina dirigida por Arafat asumiría la función de reprimir cualquier oposición, lo que de hecho hubiera abolido el movimiento nacional palestino y concretado la "kurdización de la cuestión palestina", como lo denominó Azmi Bishara. Pero este postulado se reveló completamente equivocado.
La Intifada estalló justamente porque los palestinos rechazaron jugar el rol que les asignaban los acuerdos de Oslo, y aceptar las proposiciones humillantes que les hicieron Clinton y Barak en Camp Davis y en Taba. La Intifada indica el despertar de las fuerzas nacionales populares que habìan parecido dormidas durante los siete años posteriores a Oslo. Durante ese intervalo, la totalidad de los territorios ocupados desde 1967 fueron cubiertos por colonias y rutas de circunvalación, que eran la condición para concretizar en un futuro Estado bantustán fragmentado. La Intifada señaló la ruptura de los palestinos con la carcaza de Oslo y un esfuerzo para imponer exigencias alternativas a esas "negociaciones de Paz" que revelaron no ser nada mnñás que una cobertura de la continuación de la ocupación israelí. La Intifada está dirigida por todas las organizaciones politicas palestinas, incluida el Fatah y respaldada por casi toda la población Palestina. Todo el pueblo, con los líderes populares que crecieron en los Territorios y combatieron la ocupación, volvió a la resistencia. Lo que a su vez implica una actitud crítica ante la dirección que volvió de Túnez, burguesa y burocrática y ante el régimen autoritario que se construyó bajo su égida.
Esta lucha de liberación es lo que el gobierno de Sharon está decidido a quebrar mediante la ofensiva actual. El proclamado objetivo de "desmantelar la infraestructura terrorista" no tiene nada que ver con lo que realmente busca realmente: demoler sistemáticamente y de manera premeditada la infraestructura mínima para la vida cotidiana, como los ministerios e instituciones de la Autoridad Palestina, las rutas, los hospitales, las escuelas y las redes de agua y electricidad, e incluso las casas de la población civil. Es una guerra total la declarada por Israel a los palestinos en tanto sociedad civil y entidad nacional, al mismo tiempo que se decidió terminar con Arafat, convertido en un símbolo del movimiento nacional hoy atacado y que representa a la Autoridad Nacional Palestina creada con los Acuerdos de Oslo.
Sharon se negó a obedecer la exigencia del Presidente Bush de detener inmediatamente la operación y retirarse a las posiciones que las tropas israelitas ocupaban antes del comienzo de la ofensiva "Operación Muro defensivo". Aparentemente incluso la misión de cese al fuego del Secretario de estado Colin Powell está condenada al fracaso y que se dejará que Sharon "termine la operación" hasta que "la infraestructura del terrorismo sea desmantelada". Lo que significa que dentro de lo parámetros fijados por los Estados Unidos, Israel dispone relativamente de una carta blanca para elegir el momento y los métodos para llevar a la practica los objetivos estratégicos comunes a los dos estados.
En la nueva era post-Oslo, Israel retoma una versión de dominación colonial directa. La diferencia está en que ahora Israel trata de "asumir nuevamente la responsabilidad de la seguridad en la zona A" (puesto que las zonas B y C, que representan el 82% de Cisjordania nunca dejaron de estar a cargo de las fuerzas israelíes) dejando que los palestinos se las arreglen para manejar sus necesidades cotidianas, en las condiciones de asfixia que Israel les impone (según el autorizado periodista Akiva Eldar, del diario Haaretz, en su edición del 11 de abril). Como dice Sharon, esta situación continuará hasta que "sea encontrada una dirección palestina de recambio, una dirección responsable", un tipo de dirección que aparentemente solo podría surgir luego que el movimiento nacional sea abolido. La entrada al gobierno Sharon del partido religioso nacional, el partido de extrema derecha actualmente dirigido por el fanático general mesiánico Efi Eitam que reclama la "transferencia" de toda la población palestina, de David Levi del partido "Gesher" y próximamente el regreso al gobierno del extremista de derecha Avigdor Liberman, apuntan a asegurar al gobierno una mayoría parlamentario para un plan de reconquista de los Territorios, con o sin el partido laborista.
¿El objetivo del gobierno israelí es realmente, como afirma, capturar o matar a los llamados terroristas palestinos?
Hay que tener cuidado para no hacer el juego a los israelíes presentando el brutal ataque contra la población civil y contra la infraestructura civil como si la misma sólo buscara la captura de los llamados "terroristas" que el ejército podría identificar porque tiene una lista de ellos. Como dicen los mismos israelíes, apuntan a la "infraestructura del terrorismo", lo que una noción muy vaga que engloba a dirigentes políticos tanto como a comandantes militares, como Marwan Barghouti que los israelíes acaban de arrestar y Ahmed Sa’adat, el Secretario General del Frente Palestino para la Liberación de Palestina (FPLP) refugiado en el mismo edificio que Arafat. Es así que los medios israelíes, cuando anuncian que tantos palestinos han sido muertos (lo que pocas veces hacen) tienen siempre el cuidado de precisar que los mismos estaban "armados", como si la participación de los civiles en la defensa de su campo o barrio justificara que se los describa como "terroristas".
Por supuesto, uno de los objetivos de este ataque militar ha sido capturar personalidades palestinas. Según los dirigentes israelíes, entre los centenares que fueron muertos y los cuatro mil que fueron arrestados durante las dos primeras semanas de invasión (mil de los cuales fueron luego liberados), se cuentan 300 activistas buscados. Sin embargo, el éxito del arresto de estos militantes y la destrucción de algunos "laboratorios" donde se fabricaban armas, no pueden detener la resistencia, ni su operaciones militares ni los atentados suicidas, como lo demostraron los atentados suicidas de Haifa y Jerusalén y los ataques contra colonos y soldados que se produjeron durante el desarrollo del operativo militar israelí. Los generales israelitas estiman que "la infraestructura del terrorismo" puede ser reconstruida en cuatro meses. Así, como han destacado comentaristas israelíes, dentro muy poco el ejército ingresará necesariamente de nuevo en las ciudades palestinas (de las que hasta el momento no se retiró todavía). Esto podría entonces dar a Sharon la oportunidad de lanzar finalmente el "gran golpe" que alimentaría el incendio en el Norte y suministraría Israel el pretexto y la ocasión de una gran conflagración para tratar de terminar de una vez por todas con el "problema" palestino.
Se puede suponer que el objetivo a largo plazo del gobierno israelí es intensificar la presión sobre la mayoría de la población palestina para empujarla a "irse del país". ¿El gobierno de Sharon trata de hacer esto, aplicar la política de transferencia sin llamarla por su nombre?
Todos los gobiernos israelíes, tanto del Likud como los Laboristas, trataron de hacerle la vida insoportable a los palestinos, con el propósito de someterlos u obligarlos a irse del país. Sin embargo, el plan Sharon que prevé la expulsión masiva de palestinos aprovechando las "circunstancias tormentosas" creadas por el futuro "gran golpe" premeditado nunca fue reconocida públicamente. Hasta hace aproximadamente dos años el llamado explícito a una "transferencia" era considerada una idea "bárbara" exclusiva de los círculos mesiánicos de extrema derecha. Ahora es distinto. El Gobierno de Unidad Nacional Sharon-Peres incluye al partido Moledet que llama a la transferencia y cuyo líder Rehavam Zeevi, llamado Gandhi, fue recientemente asesinado por militantes del ala militar del FPLP. Luego de esto entró al Gabinete y al Consejo de Seguridad el General retirado Efi Etam. El partido Laborista no consideró que ingreso de este partidario de la transferencia fuera razón suficiente como para dejar ese gobierno dominado por la extrema derecha.
Mientras tanto, la transferencia de los palestinos pasó a ser un tema de legítima discusión en los medios israelíes y en el sendo de diversos círculos académicos e institutos de investigación. Los más discutidos no contemplas solamente la expulsión de los palestinos de los Territorios ocupados sino también de los que son ciudadanos de Israel. L identidad nacional y la solidaridad de éstos con los de los Territorios aumentó rápidamente en el último tiempo. Sus reivindicaciones políticas como minoría palestina en el seno del Estado judío sionista se transformaron totalmente. A iniciativa del movimiento de la Alianza Nacional Democrática (Tajamanu), ya no se conforman con exigir la igualdad de derechos civiles, sino que ahora reivindican también el reconocimiento de sus derechos colectivos en tanto minoría nacional palestina.
Esta reivindicación constituye un verdadero desafío a la definición de Israel como "Estado judío" que es sentido por casi toda la población judía de Israel como la esencia misma del sionismo y a la que adhieren totalmente lo que se llama "la izquierda israelí". Además, la definición del Estado judío que prevalece es la noción de una mayoría numérica de judíos considerada como condición necesaria de una "identidad judía" de Israel, cuyo cuestionamiento pondría en peligro la de todo el pueblo judío. Semejante interpretación lleva fatalmente a quienes la sostienen a respaldar las políticas capaces de combatir el "peligro demográfico" de una mayoría Palestina, incluso si se trata de gente de izquierda que sinceramente creen en la solución de los dos Estados. En consecuencia, también ellos aprueban los diversos medios de opresión tendientes a alentar la partida de los palestinos, incluyendo una depuración étnica considerada "inevitable", como lo muestran recientes artículos de pacifistas israelíes tan prestigiosos como el novelista Amos Oz y el historiador Benny Morris.
¿Cuáles son los potenciales aliados para una verdadera alternativa a largo término? ¿Existen movimientos políticos u organizaciones que puedan ser ganadas para ésta perspectiva?
Hoy no existe en la población judía ninguna fuerza política capaz de conducir la lucha contra el proyecto colonialista de Israel y los Estados Unidos. Todos los partidos políticos judíos representan los intereses de la clase capitalista askenazi y la hegemonía de la burguesía askenazi nunca fue cuestionada seriamente. No solamente no hay ninguna diferencia entre la" izquierda" y la derecha en lo referente a la ideología neo-liberal, sino que es justamente el partido Laborista el que negoció los acuerdos de Oslo y fue en Israel el hogar político del neoliberalismo. La ideología sionista que coloca en el centro al Estado Judío es la ideología dominante en Israel y se ha mostrado como un instrumento eficaz para unir a la población judía, incluyendo la clase obrera, detrás del proyecto colonialista sionista.
La clase obrera israelí está dividida por clivajes nacionales y étnicos. Los llamados judíos mizrahim, es decir de origen árabe (marroquíes, yemenitas, iraquíes, etcétera) que constituyen junto con los ciudadanos árabes de Israel las capas inferiores del proletariado, carece de cualquier organización dependiente capaz de expresar su opresión económica social y cultural. Estaban controlados en el pasado por el partido Laborista y ahora lo están por la derecha con la ayuda de la falsa dirección del partido Shas autodenominado "misrahi". En Israel ni siquiera hay sindicatos, ni para los trabajadores judíos ni para los árabes, que puedan luchar por sus derechos mínimos en cuanto trabajadores. La Histadrut que fue poderosa en el pasado y sirvió tradicionalmente los intereses del sionismo colaborando con el capital judío sólo defiende los intereses de los "grandes comités" es decir de la elite askenazi de la clase obrera organizada.
El campo de la paz está fundamentalmente constituido por una clase media askenazi que aunque lucha por el fin de la "ocupación" y el establecimiento de un Estado palestino (atribuyendo a estas consignas diversas significaciones) no contextualiza ni se coloca generalmente más allá de una perspectiva antiimperialista de conjunto, ni en una comprensión y cuestionamiento del estatus de Israel como el protegido de los Estados Unidos en la región, ni del apoyo activo de los estados Unidos a la misma ocupación. Y menos aún se oponen estos "izquierdistas" a la globalización capitalista o a las políticas neo-liberales en la economía israelí.
El análisis antisionista desde un punto de vista socialista se concentró durante mucho tiempo esencialmente en las consignas habituales y los valores proclamados en el campo de la paz, según la imagen que tiene de sí mismo. Como si esto bastara para explicar sus posiciones políticas y para sacar conclusiones en cuanto a los aliados potenciales que podrían encontrar los antisionistas socialistas en su lucha por los derechos nacionales de los palestinos. Nosotros también olvidamos frecuentemente tomar en cuenta en nuestros análisis una interpretación marxista básica del lazo entre la pertenencia a la clase burguesa askenazi hegemónica y su interés en mantener ésta hegemonía gracias al "Estado judío" y al bantustán palestino a través de los cuales ellos gobernarían toda la Palestina histórica. Tanto su origen de clase como su ideología sionista los incapacitan para dirigir en este país una lucha democrática que es la precondición para la concretización de los derechos nacionales palestinos. Si se deja de ver solamente su conciencia y motivos declarados, entonces puede verse que la única explicación de su comportamiento político es su origen europeo y su pertenencia a una clase que los hace beneficiarios de las diversas clases de bantustanes propuestos hasta hoy y que determinan que aliados se buscan entre los palestinos. Así es notable que incluso los sectores más radicales del movimiento israelí de la paz siempre se han comprometidos a favor de la autoridad burocrática de la Autoridad Palestina de la cual la mayor parte fue traída por Arafat desde Túnez y perdió la confianza de las capas populares que viven en los campos de refugiados y las aldeas, los estudiantes y trabajadores que forman la columna vertebral de la resistencia. Esto siempre fue así hasta la actual ofensiva militar que posiblemente modificará las relaciones de fuerzas en el seno de la dirección palestina. El ala radical del movimiento pacifista israelí siempre prefirió menospreciar el sugimiento de líderes locales que representan la renovación del espíritu del movimiento nacional palestino y prometen una transformación social y política del régimen autocrático y corrompido que instaló la Autoridad Palestina.
¿Cuáles son los nuevos aspectos de la movilización de los palestinos que son ciudadanos israelíes?
Los palestinos que son ciudadanos israelíes son oprimidos tanto desde un punto de vista nacional como desde un punto de vista de clase, y no se prevé para ellos la menor participación en los "dividendos de la paz" del "nuevo Medio Oriente" de la era de la globalización capitalista. Surgieron como la única y verdadera fuerza democrática en la escena política palestina que desafía seriamente al Estado judío sionista. Inspirados por el partido de la Asamblea Nacional Democrática que dirige el diputado en la Kneset Azmi Bishara, dieron un paso adelante pasando de su tradicional reivindicación de "igualdad de derechos de los ciudadanos" a la reivindicación de "derechos colectivos como minoría nacional". Esta reivindicación cuestiona los fundamentos del Estado judío. El mismo antiguo Primer Ministro Ehud Barak lo señaló durante los agitados debates que siguió a la muerte de 13 ciudadanos árabes israelíes asesinados por la policía durante las manifestaciones de octubre del 2000: "En tanto Estado judío podemos estar de acuerdo con la igualdad para los árabes de los derechos individuales que no perjudican al Estado sionista democrático, Pero el Estado judío no puede aceptar la aspiración a la definición de otra identidad colectiva nacional en su interior, con la perspectiva a largo término de un "Estado de todos los ciudadanos" como pretenden los extremistas".
El reforzamiento de la identidad en el interior de Israel de los palestinos llamados de 1948 y su creciente solidaridad con la resistencia de su hermanos en los territorios ocupados en 1967 podrían crecer hasta convertirse en una amenaza al Estado judío que se concibe como la encarnación del movimiento sionista. Desde hace décadas, la cuestión de Palestina fue definida, entre otros por la "izquierda" israelí, como si la misma se refiriera solamente a los territorios ocupados en 1967 y diciendo entonces que ella podía ser resuelta con la solución de los dos Estados. Se consideró equivocadamente como ya adquirida la marginalización y atomización de los ciudadanos palestinos de Israel. Los 18 meses transcurridos desde el comienzo de la nueva Intifada probaron lo contrario. Así, se encuentra desmentido también un postulado básico de la decisión de la partición de la Palestina histórica `por las Naciones Unidas en 1947, la de que seria fácil destruir el movimiento palestino en tanto movimiento del conjunto de la población palestina dentro de las fronteras de la Palestina histórica. Hoy, mas de 50 años después de la fundación del Estado de Israel, vemos que el sionismo y el imperialismo se inquietan por la posibilidad de un levantamiento incontrolado del pueblo palestino unificando la parte que vive en Israel con la que vive en los territorios ocupados en 1967 podría encender a las masas oprimidas de los países árabes y todo el Medio Oriente.
La toma de conciencia de éste riesgo es la razón de la guerra que el establishment israelí declaró recientemente a los ciudadanos palestinos de Israel y su dirección calificándolos de verdadera "Bomba de tiempo". Sin ninguna duda se trata de un segundo frente el que los palestinos abrieron en el interior mismo de Israel contra el establecimiento de un régimen de apartheid en todo el territorio de Palestina histórica. Inspirado por el movimiento Tjamu que antes evoqué, este segundó frente podría revelarse tan importante como la lucha de los palestinos en las tieras ocupadas desde 19967. Por esto llegué a la conclusión que los antiimperialistas y los antisionistas en el seno de la población judía de Israel deberían sostener a las corrientes verdaderamente nacionalistas que son crecientes en el interior de los ciudadanos plestinos de Israel. Es verdad que éstas corrientes no tienen ni una política de clase ni un programa socialista para el futuro de Palestina. Pero su nacionalismo debería ser evaluado en función del único criterio que los verdaderos internacionalistas deberían aplicar para resolver si un movimiento nacional cualquiera es progresivo, que es si representa un desafío al imperialismo que, en Israel / Palestina equivale al proyecto sionista. Como Aljaz Ahmed lo subraya en su libro Lineages of the Present:
Durante mucho tiempo desconfié del nacionalismo porque muchos nacionalistas siempre me parecieron al menos chauvinistas cuando no lisa y llanamente fascistas. Pero el desprecio indiscriminado con respecto a todo nacionalismo tiende a escamotear la cuestión del imperialismo. Pîenso que los que luchan contra el imperialismo no pueden simplemente renunciar a su nacionalismo...
Las luchas cotidianas sostenidas por los palestinos en Israel contra la naturaleza del Estado judío-sionista así como la lucha de liberación de los palestinos de los Territorios ocupados en 1967 son al mismo tiempo una lucha contra el imperialismo de los Estados Unidos en la región. Es por esto que considero que sumarse a su lucha y aceptar su rol dirigente en la definición del programa de los círculos judíos radicales dentro mismo de Israel es la tarea democrática más progresista que se impone a los internacionalistas.
La entrevista fue realizada por la revista suiza
À L’Encontre
a mediados de abril de 2002. Traducido para
Herramienta
por Aldo Andrés Romero.