04/12/2024

Intervención en el Foro Social Mundial de Porto Alegre, febrero de 2002

Las relaciones de propiedad y las relaciones sociales de producción en la lucha por el socialismo

Compañeros, compañeras, es con mucha emoción que hago uso de la palabra en este gran auditorio. Es con mucha emoción que llego aquí como invitado de Vía Campesina y del MST, en el contexto de durísimos combates por la tierra cuyos objetivos entiendo y comparto totalmente. Antes de entrar en el tema, voy a dedicar mi intervención a los estudiantes de la Plaza de Tiananmen. Ellos fueron y son nuestros hermanos y hermanas y no podemos conversar sobre el socialismo con la participación en esta mesa de un representante de la China, sin hacerlo recordando que no puede haber socialismo sin respeto absoluto a las libertades de expresión política y de organización.

Para nosotros, reunidos hoy en esta sala, en este ciclo de seminarios, la tarea planteada es la de restablecer el proyecto del socialismo o comunismo (para mí ambos son sinónimos) en su dimensión más fundamental: como proyecto de emancipación humana colectiva e individual, tanto social como de cada hombre y mujer en tanto que individuo, pero tenemos que hacerlo en base a los procesos económicos y políticos y a las luchas sociales que se están dando y produciendo hoy mismo.

Dar forma teórica y respuestas políticas a procesos económicos y políticos concretos

Compañeros, compañeras, en el Manifiesto Comunista Marx y Engels afirman que las posiciones de los comunistas no son otra cosa –y yo diría que no pueden y no deben ser otra cosa- que la expresión general de las condiciones reales y efectivas de la lucha de clases existente en un momento histórico dado, de un movimiento que se desarrolla ante nuestros ojos. Es en este marco en el que voy a plantear algunas cuestiones.

Hoy, nuestra tarea es plantear ese proyecto de emancipación humana colectiva e individual dentro del movimiento multiforma llamado “antiglobalización” que busca las vías de su coordinación en el combate contra el capitalismo globalizado. Este movimiento aún tiene que alcanzar plena conciencia de sí mismo y, en ese sentido, nuestra tarea es ayudarlo a encontrar una salida verdadera, un camino de superación del capitalismo y de destrucción de sus aparatos de dominación. Los hombres y las mujeres dominados y explotados buscan nuevamente una vía para tomar en sus manos el combate para su emancipación. Nadie puede hacerlo por ellos. El principio fundamental establecido por Marx y Engels en el Manifiesto sostiene que la emancipación de la clase trabajadora sólo puede ser obra de la propia clase trabajadora. Este principio vale igualmente para este nuevo movimiento social y político contra la globalización capitalista e imperialista, ese nuevo movimiento hacia un internacionalismo actuante.

Lo único que nosotros los comunistas podemos hacer es establecer en cada etapa de la lucha, tanto inmediata como a largo plazo, las prioridades de la acción y las opciones sobre las formas de lucha.

¿Cuáles deben ser, en el marco internacional actual y dentro de esa perspectiva internacionalista –sobre la cual el compañero cubano insistió tan justamente- las prioridades de nuestro movimiento?

En primer lugar, mi opinión es que hoy en día la prioridad entre las prioridades es la de defender el proceso revolucionarios incipiente en Argentina, contra las amenazas externas ya declaradas y las amenazas internas que se darán más adelante.

En segundo lugar, y relacionado con lo anterior, tenemos que estar prontos para actuar contra toda intervención en Colombia, Venezuela y Cuba. Tenemos que tomar en serio las amenazas de George Bush, entender que para ese señor y su gobierno nosotros somos terroristas, en tanto que cuestionamos el orden capitalista e imperialista y luchamos contra él. Por lo tanto, debemos comprender que la tercer gran prioridad es dirigirnos hacia la juventud, la clase trabajadora y los organismos antiglobalización en Estados Unidos para llevarlos hacia nuestro lado. No podemos dejar de combatir para que las fuerzas que se reunieron en Seattle vuelvan a reunirse otra vez para luchar contra los planes de George Bush en América Latina y el Caribe. A finales de los años ’50 y ’60 la revolución cubana supo encontrar un fuerte apoyo en la juventud y la intelectualidad estadounidense. El pueblo de Vietnam también supo hacerlo. Esto debe repetirse, y resulta vital, ya que el militarismo imperialista sólo puede detenerse de esta manera.

Socialismo y libertades de pensamiento, de expresión política y de organización

He utilizado la expresión “socialismo o comunismo” como proyecto de emancipación humana colectiva e individual. Este fue el proyecto de Marx, no sólo del “joven Marx”, sino también del Marx de la Comuna de París, del Marx de los comentarios de los programas del Partido Social Demócrata Alemán, de Marx hasta su muerte. He utilizado la expresión de emancipación humana colectiva e individual, pero la elección de esta definición no es una actitud neutral; por el contrario, lleva consigo una serie de consecuencias fundamentales, tanto para el mañana como para hoy.

Para mañana significa que, una vez superado el momento inicial de aislamiento político y de destrucción organizativa y física de los aparatos y estructuras de dominación capitalista e imperialista, junto a los que defiendan esa dominación, no puede haber socialismo sin el respeto –sin excepción- de los derechos de expresión política y cultural, de organización de reunión en el plano económico, político y cultural.

Todos los pasos que fueron dados para restringir estos derechos, primero fuera del partido bolchevique contra otros partidos y después, rápidamente, dentro del propio partido, prepararon las condiciones para la dictadura stalinista y el dominio económico, político y social de una burocracia, junto a la reconstrucción de una sociedad de dominación social. En el caso de China, mi opinión es que, como en todos los países donde la revolución fue canalizada para conformarla de acuerdo al modelo soviético stalinista, estos derechos fueron negados desde el inicio y la Plaza de Tiananmen es la expresión más ardua de todo esto. Hoy conocemos las consecuencias, sabemos el resultado final: la restauración capitalista, y este camino no puede volver a ser el nuestro.

Esta conclusión no es una nueva abstracción, sino que tiene consecuencias prácticas para el ahora. Las tiene en el plano del reconocimiento de los movimientos sociales y de las formas alternativas de lucha que tienen rasgos que anuncian o prefiguran las relaciones constitutivas del socialismo. También las tiene con respecto a las relaciones que tenemos que establecer entre militantes, entre luchadores organizados y no organizados, tanto dentro como entre los movimientos sociales, las organizaciones políticas y los sindicatos. La libertad de expresión y el respeto a las posiciones de los demás es algo que tenemos que construir hoy mismo, y así como lo hacemos en esta sala tenemos que hacerlo en toda la acción política.

El lugar teórico estratégico del concepto de relaciones de propiedad

Compañeros, compañeras ¿en qué consiste el proyecto emancipador? O más precisamente ¿sobre la base de qué tipo de relaciones sociales puede sostenerse este proyecto? La respuesta que propongo es decir que el proyecto emancipador tiene que sostenerse en relaciones de propiedad y de producción que permitan a los trabajadores de la ciudad y del campo dos cuestiones fundamentales: en primera instancia, determinar y decidir ellos mismos, a través de mecanismos colectivos de decisión política, la destinación social y el uso de los medios de producción, comunicación e intercambio acumulados socialmente o legados por la naturaleza y el trabajo de generaciones anteriores. En segunda instancia, en el marco de las decisiones tomadas en este nivel, organizar en forma autónoma el trabajo en los niveles descentralizados donde se desarrollan las capacidades de producción.

El concepto de relaciones de propiedad, desde un enfoque teórico y político marxista, no se refiere al mero aspecto superficial –lo que es mío, lo que es tuyo, lo que es de ellos-  ni siquiera solamente a lo que determina en forma inmediata el nivel de vida, sino que se refiere a las relaciones que determinan la destinación social, el uso y también el no uso de la tierra –que ustedes conocen mejor que yo- de los recursos naturales, los medios de producción y comunicación y de la distribución de los productos colectivos del trabajo social.

Una de las mayores contradicciones de hoy, cuyas consecuencias están en ascenso en la toma de conciencia del movimiento “antiglobalización” pero que todavía hay que comprender mejor, es la contradicción entre el autogobierno de la socialización e internacionalización de los medios de producción y comunicación y su apropiación privada en forma concentrada en manos de unos pocos.

Vivimos en una sociedad en que la producción está altamente socializada. La gran mayoría  de los productos industriales son el resultado de una corporación productiva compleja e intensa; incluso una gran parte de la producción agrícola también se apoya en los resultados de esa corporación del sector industrial. Sin embargo, la sociedad de los productores manuales e intelectuales hoy está apartada de cualquier influencia sobre la destinación de su trabajo. Vivimos en efecto en una sociedad en la que las decisiones más importantes dictadas respecto al destino social, al uso y no uso de los medios de producción y a la distribución de los resultados del trabajo socializado están concentradas en muy pocas manos, e incluso se encuentran fuera del alcance de los mecanismos políticos de las instituciones parlamentarias electivas. Esta es la primera dimensión de la relación tan decisiva que mantienen los trabajadores con los medios de producción.

La segunda dimensión, inseparable de la primera, contiene la relación de cada colectivo de trabajo, fábrica, taller, finca, con los medios de producción con los cuales los trabajadores de este colectivo de trabajo realizan su trabajo concreto. Hoy en día, estos son propiedad privada de empresas, de grupos industriales, de latifundistas y de accionistas. El trabajo social acumulado se presenta como propiedad del capital y, por lo tanto, como una fuerza ajena a los trabajadores. La relación que los trabajadores sostienen con los medios de producción consiste en ser explotados como asalariados del capital y es esa relación la que se tiene que romper. Hoy en día, la relación pasa por la intermediación del mercado del trabajo y por la determinación, en todo momento y en forma brutal, si los propietarios de los medios de producción deciden descentrar la actividad productiva fuera de la fábrica, desplazar la producción hacia países o naciones en los que la taza de ganancia pueda ser más alta para ellos.

Enfrentamientos con la burguesía en el terreno de la propiedad

Tanto las relaciones de propiedad como las relaciones concretas de los trabajadores con sus medios de producción son centrales en la obra de Marx y en muchos escritos de Engels. Su comprensión ha sido pormenorizada por muchos comentarios de Marx y tenemos que volver a esos conceptos. La importancia teórica, de cara a estos conceptos, tiene consecuencias políticas muy importantes.

Primero, para determinar la pretensión de una sociedad posrevolucionaria de denominarse socialista y que esa sociedad tenga un futuro como economía no capitalista. Y entiendo la capacidad de Cuba de resistir, porque en este país, al menos hay rasgos de esas relaciones directas de los trabajadores con sus medios de producción, y es por ello que la sociedad cubana resiste.

Segundo, la importancia teórica de estos conceptos nos permite identificar y reconocer reivindicaciones, demandas y formas de acción que desafían a la burguesía en el plano de las relaciones de propiedad, o que acercan, aunque sea en forma transitoria, a una nueva forma de relación de los trabajadores con sus medios de producción.

Es en este punto de la intervención que debo resaltar la importancia que tiene para mí estar aquí presente como convidado de Vía Campesina y del MST, y más aun resaltar la importancia que a mi entender tiene la reivindicación defendida por el MST de negar el derecho de los propietarios de esterilizar el uso de la tierra. Su acción es un desafío en el plano de las relaciones de propiedad de la tierra y significa el entendimiento de que las relaciones de propiedad de los medios de producción es una relación determinante para combatir a la burguesía y para construir nuevas formas de relación social.

Vengo de la tradición política de Rosa Luxemburgo, de Gramsci y de Trotsky, en la cual la huelga general con ocupación de fábricas, el tipo de huelgas de Torino, de Francia del ’36 y del ’68, eran huelgas para luchar y establecer elementos de control obrero sobre la producción. Estas son formas de lucha que desafían a la burguesía en la base de su poder.

El capitalismo neoliberal pone la sociedad en peligro

Compañeros, compañeras, hemos entrado en una fase histórica nueva que exige por parte de nosotros la mayor atención y la mayor de las luchas. Hemos entrado en una fase histórica marcada por el inicio de un proceso de colapso de países y de sus estructuras económicas, sociales y políticas bajo el peso de las exacciones del capital financiero internacional. Esto es algo nuevo. En el siglo XX, los momentos de colapso social radical derivaron directamente de las guerras antiimperialistas. En el siglo XXI, los momentos de colapso social van a ser el resultado de la actuación del capital financiero, las potencias hegemónicas y las instituciones internacionales encabezadas por el FMI. El proceso realmente ya ha comenzado en la década del ’90, pero resultó difícil caracterizarlo con certeza por estar ligado, o bien a las condiciones particulares de desintegración de los Estados multinacionales dirigidos tanto por la burocracia stalinista como por los Estados satélite de esta, o a las condiciones particulares de los Estados multinacionales creados en África de forma totalmente artificial, como resultado del triple proceso de colonización, descolonización y recolonización neoliberal. El colapso de la sociedad indonesa también podría interpretarse en términos de una combinación entre el impacto de la crisis financiera y factores de lucha nacional y religiosa particulares.

Pero con Argentina estamos enfrentando un caso puro de colapso de las estructuras sociales, justamente en uno de los países más desarrollados fuera de los países centrales del imperialismo. Este colapso es el resultado de la integración total y completa de Argentina dentro de los mecanismos de la llamada “economía globalizada”, y de la adhesión absoluta –sin restricciones- de la burguesía parasitaria local y de todos sus partidos políticos a los patrones del llamado “neoliberalismo”.

¿Cuáles son los objetivos del neoliberalismo? Los objetivos perseguidos por estas políticas han sido  la liberación, desregulación y privatización de la economía con fines deliberados, por parte del capital financiero bajo todas sus configuraciones -grupos industriales y multinacionales, bancos internacionales y fondos de inversión financiera- que han operado para devolverle a ese capital toda su libertad, es decir, la totalidad de las prerrogativas que tenían antes de la crisis de los años ‘30 y los procesos revolucionarios de la segunda guerra mundial.

Había que liberar el capital, devolverle su libertad. Había que desmontar las reglas de trabajo que desmontaban las relaciones entre el capital y las empresas. Había que ofrecer las compras de todas las industrias del Estado o nacionalizadas. Había que dar libertad de acción en el campo de las inversiones y de la salud. Había que desmontar los sistemas de inversión publica para someterlo a los mercados financieros y, por ultimo, había que crear nuevos derecho para la propiedad privada, como ese nuevo derecho a la propiedad científica y a las patentes.

Este proceso ha beneficiado al capital mas concentrado en todas sus formas y a todas las configuraciones del capital financiero, pero se ha hecho siempre de la forma mas fuerte, a favor de y bajo el dominio del sector más financierizado del capital financiero. Los ganadores han sido los portadores de títulos de deudas públicas y de empresas, el sistema accionista, la banca internacional y las bolsas de valores mundiales con Wall Street y el NASDAQ en su centro. Vale decir que estamos viviendo, hemos vivido y estamos combatiendo en el marco del capital rentista puro, en el auge de la renta como categoría económica, política y social dominante, en el auge de todos los privilegios dentro del capitalismo, de explotación sin inversión o con inversión mínima y de extracción de plusvalía. El dominio de la renta es el dominio del saqueo. Estamos frente a un sistema que no se dirige a la reproducción ampliada del capital, sino hacia la pura reproducción del dominio de una oligarquía financiera y de sus aparatos de poder y dominación.

Esto queda totalmente claro en los discursos de Bush cuando habla en nombre de aquellos que no tienen otro objetivo que el de mantener y reproducir su dominación, cualquiera sea el costo para el mundo entero.

Defender el derecho de autodeterminación política y social del pueblo argentino

Compañeros, compañeras, termino mi intervención con algunas consideraciones respecto al sentido de solidaridad que tenemos que tener con Argentina, frente a la magnitud y brutalidad del colapso económico y social del pueblo argentino que ha producido una rebelión popular importantísima.

La sociedad argentina ha sido destrozada en sus estructuras por ese capitalismo que lleva, en el marco del neoliberalismo, hacia sus ultimas consecuencias las tendencias destructivas que están analizados en la obra de Marx y los grandes teóricos marxistas. Esto lo sabíamos ya. Lo que no se podía prever con certeza, es que frente a este colapso de la sociedad argentina, se asistiera a esta gran rebelión, este levantamiento de todo el pueblo contra la destrucción social bestial sufrida por la nación en tanto que pueblo explotado y dominado. Esto, hoy, es el hecho de importancia, de una importancia extraordinaria.

¿Cuáles son los rasgos más importantes del proceso argentino? Sin ninguna duda para mí el rasgo más importante es la capacidad de auto-convocación y de auto-organización demostrado. A estas alturas, de este proceso de reagrupamiento del pueblo para defender a su existencia misma, las asambleas vecinales como la asamblea interbarrial del Parque Centenario, por un lado, y el movimiento “piquetero”, por otro, son las dos instituciones principales que concretizan la autoorganización.

¿Cuáles podrían ser las respuestas a los desafíos de la confrontación entre el pueblo argentino, la oligarquía local y el imperialismo – imperialismo del FMI, de los bancos y de las multinacionales tanto europeas como norteamericanas – que se desprenden del análisis sobre las relaciones de producción y de propiedad presentado en esta intervención?

En primer lugar, se trata obviamente de defender al pueblo argentino y a sus organizaciones en el momento en que decida tomar una serie de medidas urgentes para detener la salida de recursos y terminar con los mecanismos de saqueo, de captación entera del producto del trabajo de este país. Terminar con el saqueo, supone por supuesto el repudio de la deuda exterior, que no es del pueblo sino de la oligarquía “nacional” y de los gobiernos sucesivos, empezando por los de la dictadura militar. Pero supone también una serie de medidas para impedir la huída de recursos: el control de cambios, la congelación de las ganancias de las empresas extranjeras, la interdicción de la exportación de capital y el levantamiento del secreto bancario. Esto a su vez supone no solo medidas ejecutivas, sino la actuación directa de los trabajadores de la banca y del sistema financiero. Si los trabajadores de este sector actúan en este sentido tenemos que estar con ellos para darles nuestro apoyo.

Ya sabemos por las noticias traídas por compañeros argentinos que las asambleas barriales están tomando iniciativas siempre más audaces para atender a las necesidades básicas, por ejemplo en materia de salud (financiamiento y abastamiento de los hospitales). Yo opino que a medida que la crisis económica y la crisis política (que no son idénticas, sino interconectadas) se profundizan, y que las multinacionales empezarán a irse por miedo del proceso que en su esencia, es revolucionario: Los trabajadores argentinos estarán confrontados a la necesidad de establecer formas de control obrero sobre la producción en las fábricas. Tendremos que estar listos para apoyar a tal formación de comités de fábrica, es algo que tenemos que apoyar. Mas adelante puede darse que se plantee la expropiación de las empresas extranjeras.

Pero ese proceso, como ya lo dijo el camarada cubano, sólo puede vivir, sólo tiene porvenir, si puede contar realmente con el apoyo internacionalista. Es por eso que quisiera hacerle una propuesta al MST, al compañero Juan Pedro, la propuesta -incluso la demanda- de que del sector del movimiento social de este Foro salga una demanda, un llamamiento a todos los trabajadores de América Latina y de fuera de América Latina para que apoyen a la Argentina, para que apoyen a Cuba. Pero particularmente, una declaración de apoyo a esa incipiente revolución Argentina para que también pueda llevarla a mi regreso a Europa. Un llamamiento de solidaridad total y de reivindicación de su repudio a la deuda pública, de apoyo a la construcción de asambleas en los barrios, en las fábricas, de creación de un nuevo proceso institucional, porque la única salida es la construcción de un orden político nuevo.

Todo esto no constituye una abstracción, sino que significa la creación de relaciones de producción e instituciones de un nuevo tipo de poder. Esto es el socialismo, y cuando comienza a plantearse, como creo que lo están haciendo en la Argentina, tenemos que afirmar nuestra solidaridad. Eso es el internacionalismo. Eso es el combate para el socialismo.

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