03/12/2024
1. La princesa y las compañías
Barcelona, 18 de mayo de 2022. Hora, 10.15, Sala Caixa 2: con una amplia sonrisa, la presentadora introduce a los panelistas de una de las primeras sesiones de la Conferencia Mundial de Educación Superior (WHEC2022 por su sigla en inglés), organizada por la UNESCO con el lema “Reinventar la educación superior para un futuro sostenible”[1].
El título de la sesión es “Let´s code: ¿hablas el lenguaje del futuro?”. En un clima de euforia, la presentadora transmite optimismo sobre ese lenguaje que presume podrá reinventar las universidades. Luego, todos los panelistas se refieren, con un énfasis propio de locutores publicitarios, a la necesidad de formar en las universidades muchos programadores con capacidad para “codificar”. El “lenguaje del futuro” no será verbal ni escrito sino digital, “codificado”. No dicen nada sobre qué contenidos conceptuales tendrá ese lenguaje ni a qué necesidades sociales “del futuro” responderá, aunque la mención a “las compañías” indica que se trata de satisfacer la demanda empresarial de personal calificado, capaz de programar sus sistemas digitales.
Todos los panelistas pertenecen o fueron financiados por la Fundación Princesa de Girona, cuya Presidenta Honoraria es “Su Alteza Real Doña Leonor de Borbón y Ortiz, Princesa de Asturias y de Girona”. Su padre, el Rey de España, comparte con su hija ese cargo honorífico.
El monarca y la princesa son acompañados en la Fundación por sus directores efectivos, que conforman el Patronato, cuyo presidente es el representante de la Fundación Bertelsmann. Integran el Patronato altos ejecutivos de Telefónica, Fundación Repsol, Coca Cola, Hewlett–Packard, Siemens, Mercedes-Benz, Boehringer-Ingelheim, SEAT; Samsung, BBVA y otros, a quienes se ve en la fotografía que encabeza este artículo durante una de sus reuniones[2]. Para ellos será utilizado “el lenguaje del futuro”.
2. Bancos y empresas con “vocación docente”
18 de mayo, 14.15, Sala Caixa 3: cuatro horas más tarde comienza una sesión de la Conferencia en la que una profesora de la Universidad Complutense de Madrid diserta sobre “#ReiniciarLaUni: Decálogo para cambiar la universidad”. Pero la catedrática no habla como académica, sino en representación de la Fundación privada COTEC, una organización cuyo objetivo es “promover la innovación como motor de desarrollo económico y social”[3].
Esta fundación está integrada por los bancos Caixa Bank, Santander, BBVA y, entre otras, por las empresas Telefónica, Repsol, Pfizer, Google, Talgo, Thissenkrupp, Merck, L´Oreal, Facebook, Huawei, Grupo Planeta, y por varios ayuntamientos, diputaciones y gobiernos provinciales y distritales de España. También el Presidente Honorario de COTEC es el Rey Felipe VI.
En estas dos sesiones aparecieron la nobleza española y las grandes empresas europeas determinando y financiando políticas educativas para las universidades. ¿Qué proponen para los desafíos del futuro los representantes de las universidades norteamericanas?
3.- Los clientes del jeque
18 de mayo. Hora, 14.30. Auditorio Caixa: Comienza una sesión titulada “Navegando la disrupción digital en la educación superior: percepciones del trayecto”, auspiciada por el Massachussets Institute of Technology (MIT), una de las instituciones de educación superior más prestigiosas de Estados Unidos.
El trayecto que promueve el MIT es un programa de cursos por Internet sobre temas muy variados, abiertos y gratuitos. La amplísima oferta incluye en el rubro “Ciencias sociales” temas como “Arquitectura de los sistemas de transporte aéreo”, “La política de las relaciones financieras globales”, “Escuchando al cliente” y “Fijando los precios”. O sea cursos de economía para empresarios. Y también otros muy significativos, como “Política y conflicto en el Medio Oriente” o “La política exterior norteamericana”, que explica los motivos que tuvo EEUU para intervenir en las guerras y en la lucha “antiterrorista”, con foto de Donald Trump incluida[4].
Este programa no es sólo del MIT. Lo coauspicia J-WEL, “Abdul Latif Jameel World Education Lab”, una empresa fundada por un jeque de Arabia Saudita, dueño de un grupo empresarial que opera hoy en todo Medio Oriente. La “Comunidad Jameel” ofrece también “oportunidades excitantes […] desde Chile hasta Japón, desde el Reino Unido hasta Australia”, con inversiones en la industria automotriz, especialmente en la firma Toyota, a la que representan en todo Medio Oriente, en el negocio inmobiliario, de productos médicos y de servicios financieros para sus clientes, entre los que incluyen a “estudiantes que quieran comprar su primer automóvil o un desarrollo comercial en busca de apoyo financiero”[5]. Según la revista Forbes, la familia Jameel es la octava más rica de Medio Oriente[6].
4.- El negocio de la educación
19 de mayo. Hora: 11.15, Sala Caixa 2: Se anuncia una conferencia sobre la necesidad de mejorar la calidad de la enseñanza secundaria para disminuir la deserción en las universidades, un objetivo obviamente imprescindible, pues el proceso educativo es uno solo y no se puede resolver su crisis sin tener en cuenta todos sus niveles.
Pero las sorpresas no cesan: estamos en una Conferencia organizada por la UNESCO, pero el orador pertenece a la Fundación Bertelsmann, la misma que a su vez preside el Patronato de la Fundación Princesa de Girona, que auspició la sesión sobre “El lenguaje del futuro”. Se trata de una filial de la Bertelsmann Stiftung alemana, una entidad de derecho privado que, según sus propias declaraciones, fomenta los «principios del comercio empresarial» para crear una «sociedad sostenible para el futuro»[7]. No declaran para quién se “sostendrá” esa sociedad, pero no es difícil inferirlo a partir de constatar que Bertelsmann SE&Co KGaA es un conglomerado empresarial que abarca el mercado del entretenimiento, incluyendo 56 canales de televisión en Europa, el de la industria editorial a escala mundial (Penguin Random House), la industria gráfica, publicidad, grabaciones musicales, producción de películas y servicios financieros. Declara tener 145.027 empleados y que sus ganancias en 2021 fueron 2.310 millones de euros, algo más que el doble de las obtenidas en 2019, antes de la pandemia de Covid 19[8].
Bertelsmann tiene una división en el “negocio de la educación”, el Bertelsmann Education Group. Basándose en su propia constatación de que “La educación, con un volumen de 5 millones de millones de dólares, es el segundo entre los más grandes sectores económicos en el mundo”, la compañía invierte en acciones de empresas con fines de lucro que operan en el “mercado” de la educación superior, como por ejemplo Afya, especializada en las disciplinas médicas en nuestra vecina Brasil. También Bertelsmann es una de las principales accionistas de Udacity, una compañía de educación online basada en Silicon Valley y asociada con Google, Facebook y Amazon.
A lo largo de su conferencia, el orador se refirió a cómo mejorar el nivel secundario para asegurar el crecimiento del “mercado” de la educación superior, en el que su empresa tiene invertidos muchos millones de dólares.
Pero… ¿esta Conferencia no fue llamada por la UNESCO para que las universidades impulsen “un futuro sostenible” para toda la humanidad, cuyo destino está amenazado por las desigualdades sociales y el cambio climático?
Efectivamente, así fue. La Conferencia Mundial de Educación Superior 2022 (WHEC2022) fue convocada por la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) con el fin de “Rehacer las ideas y prácticas de la educación superior para garantizar el desarrollo sostenible del planeta y de la humanidad”, con el lema “NO DEJAR A NADIE ATRÁS”, referido a la universalización de la educación y del bienestar humano.
La iniciativa forma parte del plan de las Naciones Unidas para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), un conjunto de 17 propósitos formulados en 2015 y que deberán alcanzarse en 2030 en todo el planeta. Los ODS son 1.- Poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo; 2.- Poner fin al hambre; 3.- Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades; 4.- Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos; y 13 objetivos más, igualmente importantes para la vida humana y la sustentabilidad del planeta, entre ellos Reducir la desigualdad en y entre los países y Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos[9].
Dice la “Hoja de Ruta” de la WHEC2022:
“Una hoja de ruta para la Educación Superior debe tener en cuenta dos marcos temporales a nivel nacional, regional y mundial en los próximos años. El primero viene dado por la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible: los 17 ODS y sus metas. El Marco de Acción Educación 2030 se desarrolló bajo este paraguas. Las Instituciones de Educación Superior (IES) tienen un triple papel: alcanzar sus propias metas en relación con el ODS 4, contribuir a la calidad del aprendizaje y a la inclusión de todo el sistema educativo, y servir (a través de enfoques interdisciplinarios y colaborativos en los programas de educación e investigación) para alcanzar todos los ODS”[10].
Y agrega que las instituciones de educación superior deben “convertirse en verdaderos motores del cambio social”, para desarrollar “un ecosistema sostenible de conocimiento con impacto social”.
Por los ejemplos vistos más arriba, la UNESCO parece confiar en que las grandes empresas, las fundaciones privadas, las monarquías occidentales y orientales y los banqueros van a ser quienes promuevan esos cambios clave para lograr dentro de unos pocos años (hoy sólo faltan ocho para 2030) el bienestar y la felicidad humanas, sin pobreza ni desigualdades, en un planeta sano y protegido de la degradación climática. Aunque la realidad actual parece indicar que en manos de esos promotores la humanidad marcha exactamente en sentido contrario, y se dirige a una cada vez mayor desigualdad social, a un incremento del hambre y la pobreza extrema frente al enriquecimiento insultante de unos pocos y a la destrucción paulatina del planeta en el que vivimos.
Los discursos de los representantes oficiales de la UNESCO en la WHEC2022 mencionaron tímidamente que la educación es un derecho humano, pero incluyeron expresamente a las empresas privadas entre los agentes de soporte financiero necesarios. E insistieron en que “la tecnología”, o sea la enseñanza online, que está en manos de empresas multinacionales, será la forma que predominará en el futuro en la educación superior.
No todos opinaron lo mismo
También se planteó en la Conferencia de Barcelona una opinión muy diferente. La expusieron en general los representantes de las universidades públicas latinoamericanas, que defendieron la postura que años atrás tuvo la UNESCO y de la que hoy reniega: la Educación Superior es un bien público y social, un derecho humano y universal y un deber de los Estados.
La UDUAL (Unión de Universidades de América Latina), que incluye la mayoría de las universidades públicas de la región y también unas pocas privadas, emitió un comunicado crítico con respecto a la orientación de la WHEC2022. Pero fue la llamada “Asociación de Universidades Grupo Montevideo” (AUGM), integrada en su totalidad por 41 universidades públicas de Argentina, Uruguay, Chile, Paraguay, Bolivia y Brasil, el único sector organizado que, aunque en notoria minoría, presentó una opción diferente.
Dos meses antes de la Conferencia de Barcelona, las autoridades de las universidades miembros del Grupo Montevideo emitieron un documento conjunto en el que reivindicaron su intención de “contribuir al fortalecimiento de la educación pública, el desarrollo sostenible de nuestros países y el bienestar de la población”. Y alertaron sobre el riesgo de que el papel social de sus instituciones
“…sea subordinado a propuestas de integración que tiendan a la homogeneización de las instituciones de educación superior a través de patrones únicos de evaluación y reconocimiento de estudios, que jerarquicen perfiles disciplinarios y carreras por su funcionalidad a las necesidades del sistema económico, que avancen sobre los proyectos de investigación y direccionen su financiamiento en función de su objeto de estudio y rentabilidad o impongan categorizaciones selectivas por medio de rankings cualitativos y otros modelos estandarizados por las tendencias unificadoras que portan los procesos de globalización”[11].
En el mismo documento, la AUGM plantea claramente su reclamo por la estrechez presupuestaria a que están sometidas las universidades públicas, reclama mayores fondos nacionales o regionales y rechaza la “transformación de la educación en una mercancía transable, las limitaciones en el acceso, la privatización y el arancelamiento de la enseñanza que lleva al endeudamiento de los estudiantes y sus familias y la competencia entre las instituciones educativas”.
La AUGM también reclama la necesidad de:
“…políticas públicas para fomentar la incorporación y jerarquización en las agendas de investigación de aspectos clave del bienestar colectivo y desarrollo autosostenible de los países: el compromiso con el tema ambiental ante el cambio climático y sus impactos negativos en la degradación del hábitat, la educación en una cultura de paz y el respeto al derecho internacional ante un mundo que vuelve a convulsionarse por la guerra, la inclusión social y las desigualdades estructurales, la provisión de salud de calidad, el acceso democrático a la cultura y el conocimiento en general, muy especialmente la formación humanística y en artes, las transformaciones en el mundo del trabajo y los nuevos empleos, la importancia contemporánea de la inteligencia artificial y sus límites éticos, en definitiva, fomentar la capacidad crítica y la libertad de las personas”.
Estas posturas reiteran las conclusiones centrales de la Conferencia Regional de Educación Superior (CRES) que se realizó en Córdoba en 2018, coincidiendo con el Centenario de la Reforma Universitaria de 1918. Se trata, sin duda, de una concepción muy diferente a la que predominó en la WHEC2022 y que merece ser defendida.
Sin embargo, la tradición latinoamericana de universidades públicas al servicio de las necesidades sociales también está siendo cada vez más afectada por las tendencias privatizadoras que predominan en el resto del mundo y que se manifestaron tan claramente en la Conferencia de Barcelona. En el segundo artículo de esta serie volveremos sobre este aspecto. Señalaremos las limitaciones que tuvieron los planteos de algunos representantes de las universidades o de los gobiernos latinoamericanos en la WHEC2022 y analizaremos diversos casos de semiprivatización que ocurren en la actualidad en algunas universidades argentinas y que merecen el alerta y la respuesta de quienes consideramos necesario resistirlos.
Buenos Aires, 20 de junio de 2022
(Primer artículo de una serie de cinco sobre la situación de las universidades)
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[1] Ver: https://www.unesco.org/es/education/higher-education/2022-world-conference
[2] La lista completa de integrantes en https://www.fpdgi.org/es/la-fundacion/patronato/
[3] Ver: https://cotec.es/
[4] La lista de cursos se puede consultar en https://jwel.mit.edu/
[5] La información sobre el grupo Abdul Latif Jameel se puede consultar en su página web: https://alj.com/en/
[6] La revista Forbes publica las listas actualizadas de los mayores multimillonarios a escala mundial y también los ordena según tipo de actividad económica, países o regiones. Los datos sobre Medio Oriente fueron tomados de: https://www.forbesmiddleeast.com/lists/top-100-arab-family-businesses-in-the-middle-east-2021/abdul-latif-jameel/
[7] La Fundación Bertelsmann define sus objetivos en:
https://www.fundacionbertelsmann.org/nosotros/bertelsmann-stiftung/
[8] Los datos sobre el grupo empresario Bertelsmann se obtuvieron de: https://www.bertelsmann.com/investor-relations/bertelsmann-at-a-glance/financial-figures/
[9] Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) están desarrollados en detalle en la página web de las Naciones Unidas: https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/objetivos-de-desarrollo-sostenible/)
[10] Ver: https://www.whec2022.org/EN/homepage/Roadmap2030
[11] Ver: http://grupomontevideo.org/sitio/