23/04/2024

El futuro llegó: la lucha global por el agua

Por Revista Herramienta

En todo el mundo se desarrolla un nuevo enfrentamiento contra el capital: la lucha por el agua, un bien esencial para la vida. Publicamos el llamado de La Asamblea Popular por el Agua, que representa la lucha del pueblo mendocino por recuperar la ley 7722, y un artículo de Rubén Tonzar (Diario Norte), para situar el contexto en que se libra esta confrontación global.

 

Asamblea Popular por el Agua

El MIÉRCOLES 30 de Diciembre a las 18 hs, A UN AÑO de haber logrado RECUPERAR LA LEY 7722, nos concentramos en el NUDO VIAL (Costanera y V. Zapata) para luego marchar hacia la Legislatura.

En diciembre de 2019 el pueblo mendocino dejó claro que LUCHAR VALE LA PENA!! Y seguimos de pie haciéndolo, CONTRA la ZONIFICACIÓN MINERA, POR la plena PARTICIPACIÓN CIUDADANA en los Planes de Ordenamiento Territorial, y muchas otras causas en pos de lograr Agua Pura, Energías Limpias, Alimentos Saludables, Ambiente Sano, Educación y Salud de Calidad y Vivienda Digna para todxs en nuestros pueblos, barrios y territorios.

El 30/12, seamos muchos miles en las calles dando un mensaje contundente a todos los funcionarios del Estado; a quienes deben Mandar Obedeciendo a la voluntad popular, No a la de un puñado de corporaciones, y para el Buen Vivir de todxs.

 

Los futuros del agua cotizan en bolsa

Wall Street hace aprestos para la guerra del agua

Por Rubén Tonzar (Diario Norte)

Desde la antigüedad se sabe que todos los seres vivos estamos constituidos por agua, en un 70 a 80%. En la Bolsa de Nueva York calculan que si el capital logra controlar estrictamente ese componente, sus precios actuales y futuros, casi todo el trabajo estará hecho.

En junio de este año, el diario The Guardian publicó un extenso informe en el que constataba que “El análisis de 12 ciudades de EEUU muestra que el precio combinado del agua y las aguas residuales aumentó un promedio de 80% entre 2010 y 2018, con más de dos quintos de los residentes en algunas ciudades que viven en vecindarios con facturas impagables. Decenas de millones de estadounidenses están a merced de sistemas de agua anticuados que no suministran agua potable segura; o esos suministros están dañados por contaminadores industriales que no están suficientemente regulados. La minería, la agricultura y otras industrias de alta rentabilidad parecen tener la ventaja de evitar los derechos de los ciudadanos al agua limpia y segura”.

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La escasez de agua implica a todos los sectores, incluido el medioambiental.

La autoridades, los brokers, especuladores e inversores del sistema financiero no lo dijeron de la misma manera, pero actuaron con la misma claridad al lanzar a principios de este mes el Nasdaq Veles California Water (NQ H2O), índice que medirá el precio de las transacciones con agua en el mercado de futuros. En su debut, a fines de noviembre, cotizó a u$s 486,53 el pie cúbico (1,233 metros cúbicos), y entró en la última semana del año a u$s 504,29.

Los dueños del capital saben que lo que cuenta The Guardian es así, y calculan que va a empeorar: que incluso las grandes empresas mineras y agropecuarias o las  industriales “agua-intensivas” van a tener dificultades similares a las que ya pasa mucha gente de a pie para cubrir sus necesidades de líquido. Y se proponen ponerle precio a eso.

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El Nasdaq Veles California Water debutó en noviembre a u$s 486,53 el pie cúbico (1,233 m3), y entró en la última semana del año cotizando a u$s 504,29.

Un vaso de agua se le niega a todos

“Lo más grave es que el agua, que de alguna manera ya estaba en los mercados, entra ahora en los mercados de futuros, que es el sanctasanctórum de la especulación. El agua no solo es un elemento importante para los sectores económicos, es ante todo un elemento vital para la vida misma, para la sostenibilidad de la naturaleza, los seres humanos, su salud y sus comunidades, cosas que no son reconocidas por el mercado y que el mercado no sabe hacer”, dijo Pedro Arrojo-Agudo, relator especial de la ONU sobre el derecho al agua potable y al saneamiento.

“No se puede poner un valor al agua como se hace con otros productos básicos comercializados. El agua es de todos y es un bien público. Sin petróleo, usted no puede ir a un sitio en auto, pero puede ir a pie; en cambio, sin agua, se muere en una semana. Por eso el agua es un derecho humano y el petróleo no”, completó Arrojo.

Infraestructuras

La crisis de acceso al agua en EEUU se hizo evidente este año, cuando una de las prevenciones elementales contra la pandemia de Covid-19 era lavarse las manos frecuentemente. "Los datos muestran que tenemos un problema de asequibilidad en una enorme cantidad de ciudades en todo el país que no existía hace una década, o incluso hace dos o tres años. Las facturas de agua que exceden el 4% de los ingresos del hogar se consideran inasequibles”, dijo el destacado analista de servicios públicos Roger Colton.

Consultado por The Guardian, Colton verificó que “Mientras las tarifas de los servicios privados aumentaron fuertemente, la ayuda federal a los servicios públicos de agua, que usa alrededor del 87% de la gente, se desplomó. La financiación federal a los sistemas de agua cayó 77% en términos reales desde 1977, obligando a las empresas de servicios públicos locales a recaudar el dinero necesario para actualizar la infraestructura, cumplir estándares de seguridad para contaminantes tóxicos como PFAS, floraciones algas y plomo. Por supuesto que casi ninguna lo consigue”.

EEUU es el país con mayores filtraciones de agua. Año a año, se pierden unos u$s 6 mil millones por fugas, calcularon los analistas de Bluefield Research. La Agencia de Protección Ambiental (EPA) estimó que harían falta unos u$s 35 mil millones anuales durante 20 años para cumplir las regulaciones federales de seguridad y eficiencia en la distribución de agua. El propio Donald Trump se había referido a esto en su campaña de 2016, cuando prometió “Más de u$s 1 billón en infraestructuras, para darles trabajo y confort a los estadounidenses”. Tampoco lo hizo.

La nostra casa

La última gran infraestructura de agua construida en el Chaco data de 1982. El segundo acueducto a Sáenz Peña, que en estos años podría haberse hecho con ese título, se arrastra entre las carencias presupuestarias y la mala administración desde hace más de cinco años (aunque ya fue inaugurado varias veces). A la escasez de agua potable en el interior provincial se suma la escasez de infraestructura, lo que ha llevado a muchos a preguntarse cómo se abastecerán las megagranjas de cerdos para exportar a China que pretende instalar el gobierno provincial.  

En la Ciudad de Buenos Aires, 15% de la población vive en asentamientos que no cuentan con redes de agua potable ni cloacales. “La Ciudad de Buenos Aires es un caso llamativo, porque además de ser el distrito más rico de nuestro país, es una ciudad que tiene un presupuesto per cápita similar al de Madrid o al de Roma. Sin embargo, es la expresión de la desigualdad de nuestra región. Antes de la pandemia, esta ciudad con presupuesto europeo dejaba sin acceso al agua potable a uno de cada siete porteños”, dijo María Eva Koutsovitis, ingeniera civil especializada en hidráulica, al diario Página/12.

En Mendoza, en 2007, al descubrirse yacimientos de oro y otros minerales valiosos, hubo una rebelión popular para rechazar la instalación de megamineras que amenazaban con devorarse los ríos. El gobierno se vio obligado a sancionar entonces la ley 7722, “guardiana del agua”, que prohíbe la utilización de sustancias químicas tóxicas como el cianuro, que usa la minería metalífera. Pero los mendocinos tuvieron que volver a sacudirse a fines de diciembre de 2019, cuando el gobierno provincial modificó la ley para abrir una puerta trasera a las mineras. Nuevamente históricas movilizaciones que duraron diez días en toda la provincia hicieron retroceder a los grandes capitales y al gobernador.

Es que la actual minería se caracteriza por la capacidad tecnológica para remover miles de toneladas de piedra y tierra en pocas horas. Luego, para rescatar las partículas del mineral buscado, debe lavar esas miles de toneladas de roca con mucha agua –por ejemplo, con un río- y adicionarle cianuro u otros tóxicos que permiten separar el oro o la plata de la piedra. Los residuos del proceso estropean el agua y la tierra por tiempo indeterminado.

En Chubut, ahora mismo se libra una pelea similar, en esta ocasión contra un gobierno en quiebra que intenta entregar a la megaminería el agua de la provincia, con la promesa de “inversiones y empleo”. Lo de los chubutenses es ejemplar y no es de ahora: desde 2002, cuando los vecinos de Esquel obligaron a que se hiciera un plebiscito sobre la instalación de la megaminera canadiense Yamana Gold y lo ganaron por 80 a 20, emplazaron al gobierno provincial a sancionar una ley de protección general del recurso más valioso.

“El agua vale más que el oro” fue la consigna para sancionar la ley 5001 que protege el líquido esencial. Ahora la Gobernación intenta nuevamente modificarla. “Cuando el gobernador anunció el avance de este proyecto, el pueblo salió a la calle, de las ciudades más grandes hasta los pueblos más chicos. No hay consenso ni licencia social, pero el lobby mega-minero nunca descansa”, dijo Claudia Barrionuevo, dirigente de ATE Chubut, donde desde principios de noviembre se desarrolla una movilización conocida como “El Chubutaguazo”.

Esta commoditización del agua decidida en Wall Street golpea especialmente sobre nuestro país porque Black Rock, uno de los más grandes tenedores de bonos de deuda de la Argentina, es uno de los principales impulsores del Nasdaq Veles California Water. Nuestro acuífero Guaraní y nuestras altas cumbres divisorias de aguas están, ahora más que nunca, en la mira del capital financiero internacional.

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La falta de infraestructura obliga a millones de personas a acarrear agua desde lejos cada día. En casi todos lados, esta penosa tarea la hacen las mujeres.

¿Renovable?

El agua es un bien renovable, pero el actual sistema de producción, que ha llegado a cambiar el clima, también puede llegar a impedir que el agua se renueve. La desforestación, el volcado sistemático de agrotóxicos y deslaves, la modificación del curso de los ríos, la contaminación del suelo, el subsuelo, de los mares y los lagos, ya están enfermando las masas de agua y enfermando al ser humano.

Las Bolsas tantean el precio de los productos según su expectativa de suba de valor en el largo plazo. La entrada del agua en la Bolsa refleja sin sombra de duda que los dueños del sistema de producción dan por hecho que el agua potable será menos renovable y más escasa cada día.

Ven que sus industrias aceleran el cambio climático, contaminan el mar, extinguen especies, sobreexplotan recursos naturales, derriten glaciares… agotan el agua potable. Al crecimiento de la población a nivel mundial, se suma el uso intensivo y sin controles por parte de la producción industrial, minera y agrícola.

Por primera vez, “los mercados” detectan que el agua faltará en un futuro no muy lejano. Nos muestran que accionan ante una probabilidad que hasta hoy no habían tomado en cuenta. Dan por segura la escasez en un futuro no muy lejano. Por lo tanto, le ponen un precio, a futuro. Incluso se felicitan: Nasdaq promociona el nuevo rubro como “Una clara solución para conocer el precio del agua”.

Se da la paradoja de que estos especialistas en la planificación de negocios y ahorro para el futuro son propietarios o accionistas de empresas que destruyen ese futuro. Cuando no haya agua, ¿de qué servirá haberla comprado, a cualquier precio?

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Nasdaq promociona el nuevo rubro como “Una clara solución para conocer el precio del agua”.

 

“También la lluvia”

Entre 2000 y 2004, la población boliviana se levantó contra el gobierno y la multinacional estadounidense que se habían apropiado del agua. La ciudad de Cochabamba fue sitiada durante diez días por las protestas de campesinos y ciudadanos contra la concesionaria estadounidense Bechtelm, que había subido desproporcionadamente los precios de las tarifas del agua. Y no solo eso: perseguía –con el imprescindible auxilio de la policía boliviana- a quienes intentaran proveerse por su cuenta: era delito cavar pozos propios, fuera en busca de agua surgente o para recolectar agua de lluvia. La enorme protesta sacó corriendo a Bechtel y derribó el gobierno de Gonzalo Sánchez de Losada. El episodio, conocido como “La guerra del agua”, es el escenario en el que transcurre la película española “También la lluvia”, que ilustra otros episodios de saqueo histórico en Bolivia.

26 de diciembre de 2020

 

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