08/11/2024

El colapso político del PT y la guerra civil declarada - 1° Parte

Por Revista Herramienta

                                                                             A la memoria de Chico de Oliveira

¿Cuál fue el significado de las votaciones del pasado mes de octubre? El ascenso electoral al poder en Brasil de un bloque de ultraderecha trajo simultáneamente un enigma y un gran peligro para la clase obrera. Su confrontación requiere al menos tres tareas preliminares: la crítica radical del principio rector del PT de dar prioridad al crecimiento económico a través de un pacto con el capital monopolista, así como una crítica histórica efectiva de la falsa transición (1984-85) –de cuyo sistema político el PT es un derivado, no una negación–. La construcción de un programa político de clase por parte de los trabajadores, preparado para la resistencia y el combate, requiere también las críticas necesarias de la propia responsabilidad política del PT por su colapso.

 

Crítica histórica radical

Para el bloque político derrotado el pasado mes de octubre en Brasil (la clase obrera y sus aliados), el ascenso electoral de un bloque político de ultraderecha subraya la necesidad urgente de medidas de autodefensa frente a una guerra civil de clases abiertamente declarada. También convoca a una crítica histórica radical y de largo alcance, no menos vital para la supervivencia política de los trabajadores.

El regreso –en una nueva tonalidad– de los militares al timón del Estado marca un cambio en el régimen y en las relaciones de clase. Sin embargo, la apertura del ciclo presenta ahora algunos elementos similares a los del régimen civil-militar que tomó el poder manu militari en abril de 1964 en nombre del consorcio entre el capital monopolista y las Fuerzas Armadas Brasileñas (FFAA).[1]

Más allá del espejo, el pasado no pasó

Pero ¿cómo sostener una crítica histórica radical para distinguir las clases sociales y sus fracciones, así como el juego mismo de los actores políticos? En este caso, esta debe sostenerse en la crítica concreta de dos mitos de la llamada “Nueva República” (1985), ahora terminada. Crítica de mitos que se tradujo en ilusiones de superación del ciclo totalitario, o sea, del putsch cívico-militar de abril de 1964, del AI-5 (Acto Institucional 5, 13.12.1968) y de los “años de plomo” del gobierno de Médici (1969-74).

Considerados como opuestos, los mitos falaces de la “Nueva República” alimentaron una disputa ficticia durante más de treinta años. Bajo la disputa, un trasfondo común fue eclipsado –el verdadero eje de poder en Brasil– que abiertamente reestructura el Estado para sorpresa de los incautos (que son muchos) y alivio del “consorcio” que desde hace mucho tiempo detenta el mando.

Efectos paralizantes

Dos en una, por lo tanto, o una falacia desplegada en dos: 1) la de la celebrada “Transición” (1984-5), la “escena originaria” de la Nueva República; 2) la del logro del “giro social” de la Nueva República durante los gobiernos de Lula I y II, traducido en la fórmula “Lulista” de distribución, que en su punto álgido (2010) tuvo una tasa de aprobación del 80%, como un buen o excelente gobierno.[2]

El tótem                                                                                               

Debajo de las dos caras del Janus de la Nueva República hay un tótem: el del consorcio cívico-militar que prohíbe el frente político entre los sectores obreros y pequeñoburgueses. Del frente en cuestión derivaron las luchas por las “reformas básicas” y otras, antes del golpe de abril de 1964.[3]

Bajo este tótem, se prohibió toda referencia a la autonomía política de los trabajadores y a la lucha de clases. A la carga del interdicto se añadió otra falacia: la de la modernización y el desarrollo social a través del capitalismo.

Modernización ex-machina

Ambos mitos, la “Transición” y el “Lulismo” (derivado del primero), asistieron a la prescripción de continuidad totémica del consorcio entre los monopolios y las FFAA, siempre reverentes a los influjos externos. Entonces, ¿cuál es el rastro de la continuidad bajo el yugo de este último? El culto a la modernización dependiente, es decir, debida a las inversiones externas. Atraerlos es un rito típico de una casta de grandes empresarios y círculos subordinados.

En suma, el tenor de clase del régimen y su modo interno de producción se constituyeron bajo los vínculos entre la dependencia y la asociación con el capital monopolista, que son inseparables de los influjos externos. Así, los preceptos totémicos en toda la “Nueva República” infundieron a todos sus gobiernos un tenor de clase similar. El nexo fundamental de la primera rotó siempre en el marco de la “dependencia asociada”, es decir, de la supuesta coexistencia benigna entre las economías centrales y periféricas.[4]

                                                                                                            

Una teoría crítica

El debate teórico sobre las relaciones de dependencia en América Latina obtuvo reconocimiento internacional y es vital para la comprensión crítica de la llamada “Transición”. En sentido contrario a la tesis de dependencia asociada, el trabajo crítico hecho en el exilio por el Grupo de la Teoría Marxista de la Dependencia (R. M. Marini, V. Bambirri, T. dos Santos y el economista alemán exiliado Gunder Frank)[5] construyó una nueva serie de conceptos específicos sobre dependencia, como la “sobreexplotación laboral” y el “subimperialismo”, originando así una crítica sistémica sobre la relación desigual y combinada entre las economías centrales y periféricas.[6] Posteriormente, Marini formuló en 1978 la noción de “Estado de Contrainsurgencia”, en la que incluyó la función intrínseca de la tutela de las Fuerzas Armadas como el cuarto poder del régimen.[7]

Estas construcciones críticas establecen parámetros para un enfoque crítico de la inflexión de la dictadura brasileña a partir de 1972, y también de lo que sigue, incluyendo el giro social de la Nueva República o “Lulismo”. Sin embargo, también es necesario comparar este análisis histórico con el de los datos actuales para responder a la pregunta apremiante y abierta sobre la economía, la génesis y la estructura de clases del nuevo orden actual.

De una manera u otra, tal indagación implica una crítica de las ilusiones inherentes al estado de “dependencia asociada” que formó el ambiente falaz de los mitos de dicha Nueva República. En resumen, tales falacias llevaron al PT a priorizar la modernización y el crecimiento capitalista siguiendo el mismo modelo y, por lo tanto, a cultivar vínculos con el capital monopolista y los partidos del orden. En la práctica, estas fantasías naturalizaron la adopción de procedimientos y hábitos inherentes al sistema político generado por la falsa “Transición”. Así pues, ¿cómo imaginar otro fin para el programa de alianzas y objetivos que el PT se fijó si, en Italia, el PCI, al establecer a favor del crecimiento económico una alianza con capital monopolista considerado como modernizador, tomó el camino que llevó a su propia disolución?[8]

Crítica histórica I: la “Transición”, anverso y reverso

El origen declarado del mito de la “Transición” se encuentra en las elecciones al Senado (15.11.1974) consentidas por la dictadura. La victoria del Movimiento Democrático Brasileño (MDB) en esa prueba dio lugar al mito del “partido-vehículo” para la “Transición”. Sin embargo, tal falacia cubre el trabajo de laboratorio que realizó la dictadura del falso proceso de transición, como una acción preventiva. De hecho, subyacente a la versión local proclamada, influyeron múltiples factores externos. Desde principios de 1974 y en adelante, España y Portugal fueron observados como modelo y alerta respectivamente.

Sin embargo, antes de que estos ejemplos antitéticos entraran en escena, se produjo en el backstage la intervención de un experto en contrainsurgencia. Samuel Huntington, de Harvard, se desempeñó como consultor de la dictadura brasileña al menos desde octubre de 1972.[9] Por lo tanto, el proyecto de “descompresión política” del régimen data de mucho antes que el ascenso electoral del MDB.[10] Tomados en su conjunto y más allá de lo circunstancial, el caso interesa como índice de la articulación imperialista global y de la dependencia “permanente”, y también por sus efectos secundarios, que se analizan más adelante. De hecho, Brasil no fue una excepción y Huntington fue principalmente un autor clave de una “doctrina global de contrainsurgencia” (post-1968).[11]

“Atada y bien atada”

De esto modo, cualquier guion de “descompresión política”, concebido como una acción preventiva, implicaba también las técnicas de contrainsurgencia mantenidas en la sombra. España fue el caso más notorio en los años setenta de este tipo de logros palaciegos.[12] Contó con la colaboración activa de partidos eurocomunistas[13] y se convirtió en un showcase de las técnicas de “descompresión”. Es decir, del proceso de sustitución de las dictaduras militares por democracias tuteladas compatibles con el capitalismo.                                  

De hecho, la transición española resultó estar “atada y bien atada”, como dijo el tirano.[14] Así, el régimen reciclado, según los términos de la dinastía, tuvo sus garantías políticas y de clase y sus pilares históricos preservados. Al mismo tiempo, la “Transición” dejó espacio para la modernización económica y el protagonismo empresarial, con el pleno consentimiento del PCE. [15]

Por lo tanto, la transición española pronto se convirtió en el nec plus ultra, no sólo político sino también económico, de las burguesías periféricas. Parte de las clases dominantes latinoamericanas, que aspiraban a una nueva oleada de modernización–conservación –o “revolución pasiva”, como diría Gramsci–,[16] se inscribieron en un nuevo curso de formación y otros favores relacionados desde Washington.

En consonancia, en Brasil, el general Geisel, que gobernó de 1974 a 1979, ya en su discurso de toma de posesión (15.03.1974) presentó la fórmula de dicha “apertura política lenta, gradual y segura”, haciéndose eco de la fórmula franquista.                                                                                                         

De hecho, en Brasil, esta semilla demostró ser de larga vida y ha dado frutos a las generaciones posteriores. El Centro Brasileño de Análisis y Planificación (CEBRAP), fundado en 1969 con dotación de la Fundación Ford, fue el punto de aglutinación del think tank civil de los seguidores del modelo ibérico, bajo el liderazgo del sociólogo Fernando Henrique Cardoso-FHC. Ideólogo de la “dependencia asociada”, además de heraldo del papel político y modernizador de los empresarios, FHC empezó a repetir en sus textos los principales argumentos de la leyenda española.[17]                      

En efecto, después de algunos reveses, como la inesperada muerte de Tancredo Neves (21.04.1985), el sustituto local de Suárez (y los contratiempos económicos inherentes a las economías dependientes), Brasil adquirió, si no un nuevo rey como España, al menos una nueva moneda (por ironía involuntaria o histórica llamada Real, en 1994), y FHC, unos meses después, fue aclamado como presidente de la república.[18] Además de la modernización monetaria y del “perfeccionamiento constitucional” para obtener la reelección, FHC, como plenipotenciario del “consorcio”, también actualizó la economía según el “Consenso de Washington” (1990).

Crítica histórica II: 2003-10, el milagro social de “dar sin tomar”.

El dirigente sindical Lula, del llamado Partido de los Trabajadores (PT), sucedió a FHC después de que el primero asegurara el cumplimiento de todas las “cláusulas fijas” de la falsa “Transición”, enriquecida por los preceptos del Consenso de Washington: promover la modernización en línea con las instituciones financieras multilaterales y respetar las deudas y los contratos firmados; mantener la dependencia asociada de Brasil, respetando la función clave del protagonismo empresarial; no abrir las investigaciones sobre los actos de terrorismo del Estado practicados por los militares y mantener la amnistía a los torturadores. Fue suficiente para que Washington reconociera y exaltara la “razonabilidad” de Lula.

A partir de entonces, las cualidades de Lula fueron aclamadas interna y externamente. Dados los estudios críticos mencionados ¿por qué detallar sus políticas distributivas?[19] Me limitaré a subrayar que la magia efímera de Lula (que “dio a muchos sin hacer daño a nadie”, según un líder empresarial emblemático)[20] fue exclusivamente monetaria en su naturaleza, gracias a un incremento temporal en los precios de las commodities minerales y agroindustriales.[21]                                                                                                               

En cualquier caso, el “milagro social brasileño” fue visto como un paradigma global de multiplicación distributiva, en la medida en que redistribuía el ingreso, como en una distribución de dividendos, preservando así las relaciones de propiedad y la asimetría absoluta de poder entre las clases.

De manera similar, la sabiduría pragmática de Lula mantuvo la ipsis litteris, o incluso disfrutó como un virtuoso del sistema político-partidista heredado, obteniendo generalmente grandes mayorías en el Congreso. De hecho, Lula redistribuyó los ingresos a todos los niveles, incluyendo a otros socios y a los accionistas de la Transición.

Falsos dilemas

El nuevo ciclo no difiere de tal ritmo, sino que evoluciona según el nuevo ritmo de la Casa Blanca. Sin embargo, a muchos les sorprende que, dado el giro político de Brasil, el gobierno de hoy incluya más generales como ministros claves (ocho) que todos los gobiernos militares posteriores a 1964, por no mencionar a 99 oficiales de alto rango en otras funciones clave.[22] Además, hay que señalar que si en la época de los generales (1964-85), estos eran considerados comúnmente como conspiradores y usurpadores, ahora regresan como “redentores”, convocados por las votaciones de octubre pasado. Ese es el nuevo “milagro brasileño” a descifrar.

Descíframe o te devoraré.

En resumen, los nuevos elementos de la situación se manifiestan en la inclinación de los votos que buscaron la ultraderecha y le dieron un apoyo electoral sin precedentes.

En contraste con el destino actual de la ultraderecha, la clase obrera es continuamente deslegitimada y degradada por la prensa. El vínculo con la indignación ética y política proviene del colapso del PT y del descrédito moral, calumniosamente transferido a toda la clase. La crítica política e histórica al PT y a las ganancias de la “Transición” con las que se involucró, es por lo tanto fundamental para la reconstrucción de la perspectiva política de los trabajadores independientemente del PT.                                  

Además, la complejidad de la situación del PT, políticamente dudosa y muy peligrosa para la perspectiva de los trabajadores, es imposible de descifrar sin examinar las razones sustantivas y los términos del colapso político del PT como Partido del Orden. Es necesario desentrañar el fraude político, social y económico que el partido promovió, para comprender la enorme decepción popular que consecutivamente engendró y que nutrió a la ultraderecha.

Decepción

A contracorriente de la mayoría de los análisis brasileños, el economista marxista argentino Claudio Katz subrayó:

Esos trabajadores escucharon, toleraron y finalmente aceptaron la propaganda de la derecha por su defraudación con el PT. Esa decepción explica el fulminante ascenso del troglodita (...) Muchas evaluaciones del triunfo de Bolsonaro omiten este balance o presentan al PT como una mera víctima de los artilugios derechistas. Soslayan su responsabilidad política en el resultado final. [23]

En efecto, la decepción de los trabajadores fue apropiada, tragada (manipulada digitalmente) y fusionada con el reaccionario histórico y estructuralmente antidemocrático de las clases propietarias en Brasil, como el que “fabricó 1964” como un proyecto histórico de clase.[24]

Por lo tanto, de una fusión tan procesada industrialmente estalló el tifón anti-PT que se apoderó de grandes porciones de la pequeña burguesía. Este fenómeno ha dividido y arrastrado incluso a sectores que se habían beneficiado del aumento del consumo y del crédito proporcionado por el gobierno del PT, aunque también se vieron afectados por la predicación evangélica y el blitzkrieg deflagrante en las redes sociales. De esta manera, no sólo los diminutos grupos sociales vinculados orgánicamente al capital monopolista, sino también grandes sectores de las clases subalternas votaron por candidatos y partidos de la ultraderecha.

2013-2016: crisis, colapso y guera civil de clase declarada

En resumen, el colapso político del PT, por un lado, y la declarada guerra civil de clase, por otro, son dos fenómenos decisivos que han determinado el fin del ciclo conciliador de la falsa “Transición”. Ellos prevalecieron en el resultado político de 2018. Ambos fenómenos se configuraron como constelaciones de hechos y razones, enumerados y comentados a continuación.  

Sin embargo, los acontecimientos que condujeron a los dos fenómenos principales (a saber, el colapso político del PT y la declaración de la guerra civil de clase) tenían lógicas, ritmos y orígenes diferentes.

Ciertamente, más tarde, ambos fenómenos comenzaron a evolucionar en interacción y adquirieron una dinámica activada recíprocamente, en oposición directa entre sí. Así, hoy, ambos fenómenos aparecen simultáneamente, como polos opuestos, como ocurrió, por ejemplo, en la segunda vuelta de la contienda electoral del pasado mes de octubre: por un lado, el PT, aislado y literalmente perseguido en los medios sociales por las milicias electrónicas; por otro, la ultraderecha cristalizó al capitalizar la guerra civil declarada y al utilizar armas de todo tipo, incluida la orquestación de mentiras en serie como hicieron los nazis, para aplastar lo que aún quedaba del PT.

Sin embargo, un fenómeno precede al otro. El colapso precede a la declaración de guerra. Hay que tener en cuenta el curso de los acontecimientos, si no será imposible entender cómo el bloque de ultraderecha, históricamente limitado y muy pequeño, creció tanto electoralmente. La ultraderecha, originalmente insignificante y sin ninguna máquina de partido, echó raíces y prosperó, con recursos de otro orden, en un campo devastado. ¿Qué campo? El de las esperanzas frustradas que resultaron de políticas equivocadas (si no del fraude directo y deliberado) y de la hipocresía del PT.

El orden de los factores

Brevemente, el colapso político del PT y luego gran parte del sentimiento anti-PT generado por el mismo constituyeron fenómenos sustitutivos, en ese orden, del falso éxito del giro social de la “Nueva República”. El orden de los factores, en una progresión en cadena, fue por lo tanto: 1) la inconsistencia, revelada por la crisis económica, de la magia social del “Lulopetismo”, agravada posteriormente por la hipocresía de la alianza del partido con el capital monopolista; 2) el colapso político del PT; 3) el crecimiento explosivo del sentimiento anti-PT mucho más allá de su enclave original (demográficamente pequeño y limitado a las clases propietarias), en medio de lo cual subsistía un anticomunismo endémico ¡ahora delirantemente revigorizado una vez que el nuevo presidente de hoy insulta ocasionalmente a la URSS!

El anticomunismo resiliente proviene de grupos económicamente poderosos capaces de influir en los responsables de la toma de decisiones, pero históricamente inexpresivos desde el punto de vista electoral. Cómo han llegado a este crecimiento explosivo es lo que ahora importa determinar.

Génesis de una guerra de clases

Por otro lado, en el campo del gran capital se produjo una dinámica diferente. De hecho, de esta dinámica se originó la guerra civil de clase declarada por el capital monopolista. Hasta ahora esto recibe un fuerte apoyo, pero por otras razones, de la pequeña y mediana burguesía, mezclándose entonces con otros factores y variantes de clase, relacionados con estos últimos estratos sociales. Sin embargo, al principio, esta dinámica tenía características únicas inherentes a las necesidades estratégicas del capital monopólico

Estos últimos, en realidad, entraron en conflicto involuntariamente con el gobierno y el PT, solo después de haber tratado de preservar la asociación y apoyar las políticas de austeridad propuestas por el gobierno de Rousseff. Incluso después de que comenzara la movilización política para el juicio político de Rousseff, hubo algunas manifestaciones personales de líderes de grandes grupos económicos e incluso de la oposición en apoyo de Rousseff.[25] Finalmente, la alianza de los monopolios con el PT y el gobierno era duradera y razonablemente sólida, y se mantuvo mucho más allá de los primeros actos de ruptura de las clases medias y altas, así como de las maniobras parlamentarias pro-imputación, criticadas en los editoriales de periódicos como O Globo (07.08.2015), o por personalidades destacadas de la oposición.[26]

Aviso de incendio en los palcos VIP

En verdad, la ofensiva del capital monopolista contra los derechos de las otras clases nació de la necesidad de recomponer los mecanismos de acumulación frente a la crisis económica, y simultáneamente en respuesta al colapso político del PT. Así, ambos problemas, la crisis económica y la crisis política, se combinaron y se convirtieron en pérdidas concretas e inmediatas para el capital monopolista, ya que causaron una fuerte reducción de los flujos financieros y de los contratos gubernamentales. De hecho, durante diez años, de 2003 a 2013, el gobierno del PT se asoció de muchas maneras con el capital monopolista, favoreciéndolo decisivamente a través de financiación, contratos y exenciones fiscales, etcétera, alegando que fomentaba el crecimiento económico.

                                                        

Salida de emergencia para los monopolios

Ante el desmoronamiento del gobierno y del poder del PT en el Congreso (cuyos detalles y circunstancias se discuten más adelante), el capital monopolista hizo lo que a menudo se hace en el mundo de los negocios: arrojó al mar a su arruinado socio y se fue a la guerra para saquear, buscando en primer lugar al Estado. Es decir, apoderarse de los activos de las empresas estatales y de los fondos públicos destinados a los servicios sociales (educación, sanidad, vivienda, seguridad social, programa de ayudas familiares, etcétera) que, incluso siendo precarios como prestaciones sociales, constituyen fondos suficientemente importantes para modificar los balances de los grupos transnacionales en crisis.

Causa mortis: política, no armas

Sin embargo, la actual arremetida de la derecha contra el poder es muy diferente de la que tuvo lugar en 1964. Ahora, las razones endógenas prevalecieron sobre las exógenas, de manera inversa a lo que ocurrió en el paradigma principal anterior.

Así, el libro de Dreifuss[27] citado anteriormente, investigó en detalle, para demostrar el tenor del “golpe de clase”, el amplio espectro de las actividades promovidas para preparar el golpe de abril de 1964, por organizaciones como el IPES y el IBAD, regadas por capital monopolista. Ciertamente, se debe llevar a cabo una investigación similar sobre la actual guerra de clases, en el curso de la cual también ha habido una multiplicación de institutos para popularizar la doctrina neoliberal, surgidos como hongos, tanto como durante la crisis política surgieron milicias juveniles para la agitación política de ultraderecha.[28]

Sin embargo, ni los hongos neoliberales ni las milicias juveniles (fenómenos limitados a la esfera de los diferentes estratos de la burguesía) causaron el colapso del PT. Es un hecho que el cerco del PT fue concebido efectivamente como un golpe de clase. Sin embargo, su caída del gobierno no fue fundamentalmente consecuencia de factores exógenos, como ocurrió con el gobierno de Goulart en Brasil en 1964 y el de Allende en Chile en 1973, ambos derrocados por golpes militares ante la ausencia de armas y de tropas leales suficientes para defender al gobierno.

Por el contrario, ahora, la incapacidad del PT para defenderse de un golpe de clase tiene en su génesis raíces endógenas y características innegables de crisis y colapso político. El capítulo de la caída de Rousseff fue muy bien resumido por el economista de la UNICAMP Plínio Sampaio Jr[29], también un exponente del ala izquierda del PSOL. Después de ignorar todas sus promesas electorales, Dilma comenzó a tercerizar a su propio gobierno. No olvidemos que Temer llegó a ser el principal articulador político de Dilma. Ella tercerizó su gobierno a tal grado que se volvió superflua. La derribaron con solo un dedo. Dilma fue víctima del golpe de Estado llevado a cabo por ella misma contra la clase obrera, que vació su gobierno, creando un vacío de poder que estos delincuentes liderados por Eduardo Cunha y Temer ocuparon.[30]

Si esto no se entiende, tampoco se entenderá el subsiguiente ascenso electoral de la ultraderecha. En resumen, la debilidad política del gobierno de Rousseff y luego el relativo debilitamiento electoral del PT, en las elecciones de 2016 y 2018, provinieron siempre de la degradación y desconexión del partido con su electorado y sus bases de apoyo organizadas. Posteriormente, este fenómeno se extendió y afectó a otras clases. Es necesario volver, pues, a junio de 2013, para distinguir el brote epidémico de tales síntomas.

Artículo enviado por su autor para ser publicado en Herramienta.

Traducido del inglés por Santiago Gruber

Luiz Renato Martins (Universidad de São Paulo, Brasil): autor de The Conspiracy of Modern Art (Chicago, Haymarket/ HMBS, 2018) y The Long Roots of Formalism in Brazil (Chicago, Haymarket/ HMBS, 2019).


[1] Para el carácter de clase del golpe de 1964, véase la obra “clásica” de René A. Dreifuss: 1964: A Conquista do Estado (Petrópolis, Vozes, 1981); edición original: ídem, State, Class and the Organic Elite: the Formation of an Entrepreneurial Order in Brazil 1961-1965 (PhD thesis, Glasgow, University of Glasgow, 1980).

[2] Véanse Pierre Salama, “Reprimarización sin industrialización, una crisis estructural en Brasil”. Disponible en: https://herramienta.com.ar/?id=2567; Rolando Astarita, “Brasil: la economía del PT”. Disponible en: http://www.sinpermiso.info/textos/brasil-la-economia-del-pt y https://rolandoastarita.blog/2018/04/12/brasil-la-economia-del-pt/. Véase también Plínio de Arruda Sampaio Jr., Crônica de uma Crise Anunciada: Crítica à Economia Política de Lula e Dilma (San Pablo, SG-Amarante Editorial, 2017).

[3] Véase Luiz Alberto Moniz Bandeira, O Governo João Goulart: as Lutas Sociais no Brasil, 1961-1964, (7.ed., rev. y ampliada; Rio de Janeiro, Revan/ Brasília, UnB, 2001).

[4] Véase Fernando Henrique Cardoso y Enzo Faletto, Dependency and Development in Latin America [1967] (Berkeley, University of California Press, 1970).

[5] Para documentos sobre la confrontación directa entre las dos corrientes, véase F. H. Cardoso; José Serra, “Las Desventuras de la Dialéctica de la Dependencia”, en Revista Mexicana de Sociología, vol. 40, número extraordinario (Ciudad de México, UNAM, 1978), pp. 9-55. Para la respuesta de Marini en ese momento, véase R. M. Marini, “Las Razones del Neodesarrollismo (Respuesta a F.H. Cardoso y J. Serra)”, en Revista Mexicana de Sociología, vol. 40, número extraordinario (Ciudad de México: Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM, 1978) pp. 57-106. Disponible en: http://www.marini-escritos.unam.mx/056_neodesarrollismo.html. Para obtener un resumen actual de la cuestión, véase Claudio Katz, La Teoría de la Dependencia, Cincuenta Años Después (Buenos Aires: Batalla de Ideas, 2018).

[6] Su impacto crítico llegó al pensamiento de varios otros economistas y sociólogos: el egipcio Samir Amin, el italiano Giovanni Arrighi, el norteamericano I. Wallerstein, etcétera. Sin embargo, tal teoría, hecha en el exilio (Chile y México, básicamente) nunca se permitió que circulara efectivamente en las universidades brasileñas.

[7] Esta formulación data del momento en que el nuevo marco global llevó a Washington a proponer un ciclo de cambios modernizadores en el conjunto de las dictaduras militares latinoamericanas. Véase R. M. Marini, “El Estado de Contrainsurgência”, en Cuadernos Políticos, n. 18 (México D.F.: Ediciones Era, oct.-dec. 1978) pp. 21-29. Disponible en:http://www.marini-escritos.unam.mx/055_estado_contrainsurgencia.html.

[8] Véase Ernest Mandel, “Le PC italien apôtre de l´austerité”, en Critique de l´Eurocommunisme (París: Maspero, 1978), pp. 236-68.

[9] Véase Thomas E. Skidmore, “Chapter VI: Geisel: Toward Abertura”, especialmente pp. 165 y siguientes, en The Politics of Military Rule in Brazil: 1964-1985 (New York: Oxford University Press, 1988), pp. 160-209.

[10] Véase Samuel Huntington, “Approaches to political decompression”, 1973. Disponible en: http://arquivosdaditadura.com.br/documento/galeria/receita-samuel-huntington#pagina-1. Véase también sobre el siguiente gobierno, “Carta ao General Golbery do Couto e Silva” [Letter to the General....], 28.02.1974. Disponible en: http://arquivosdaditadura.com.br/documento/galeria/receita-samuel-huntington#pagina-17. Más tarde, como asesor de la administración de Carter, Huntington se jactó de su papel en Brasil. Véase Samuel Huntington, American Political Science Review [1988] (Cambridge: Cambridge University Press, vol. 82, marzo), pp. 3-10.

[11] Véase Michel J. Crozier; Samuel P. Huntington; Joji Watanuki, The Crisis of Democracy: Report on the Governability of Democracies to the Trilateral Commission (New York: New York University Press, 1975). Un doctor en transiciones controladas, Huntington también asesoró al gobierno sudafricano durante el período de “descompresión” del régimen del apartheid.

[12] El novelista valenciano Rafael Chirbes, una de las voces más autorizadas sobre el período resumió de esta manera la conspiración de la llamada “Transición”: “Franco murió en la cama y los partidos españoles de la Transición fueron montados desde el exterior: actores desde el exterior y dinero desde el exterior. No fueron el resultado de una ola democrática arrolladora provocada por las ansiedades del pueblo español”. Véase R. Chirbes, “Franco se murió en la cama y los partidos de la transición los montaron desde el exterior. Entrevista”, en Mundo Obrero, 24 de abril de 2013. Disponible en: http://www.sinpermiso.info/textos/franco-se-muri-en-la-cama-y-los-partidos-de-la-transicin-los-montaron-desde-el-exterior-entrevista; véase también el reportaje de investigación de Gregorio Morán y Antonio Yelo, “Los padres de la Transición eran absolutamente impresentables. Entrevista”, en Jot Down, diciembre de 2013. Disponible en: http://www.sinpermiso.info/sites/default/files/textos//7moran.pdf; véase también el testimonio del ex Secretario General del PCE (1982-8), trabajador minero Gerardo Iglesias, miembro del Comité Central del PCE durante las negociaciones, a Álvaro Corazón Rural, “Estamos marchando a pasos agigantados a la frontera de lo que fue el franquismo. Entrevista”, en Jot Down, dec. 2013. Disponible en: http://www.sinpermiso.info/sites/default/files/textos//Gerardo_Iglesias.pdf.

[13] Sobre la colaboración de los partidos eurocomunistas con la reorganización capitalista de la economía, véase André Gunder Frank, “Crisis económica, Tercer Mundo y 1984”, en Reflexiones sobre la Crisis Económica (trad. Angels Martínez Castells et. al.; Barcelona: Editorial Anagrama, 1977), pp. 57-8.

[14] “1969 Discurso de Navidad de Francisco Franco: Todo Está Atado y Bien Atado. Rey Juan Carlos”, video Retroclips, 1969/2014, 0”59”. Disponible en: www.youtube.com/watch?v=bUfI18rCZPM. Para la bendición de Nixon y Kissinger sobre la designación del heredero franquista., véase “1970 Richard Nixon Visita a Franco”, Retroclips. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=yR9K97tdoXg. Para la bendición de Gerald Ford y la segunda bendición der Kissinger, véase “Visita de Gerald Ford a la España de Franco. Año 1973”, en Taliván Hortográfico. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=Nk6g2-I_Sms.

[15] Sobre la convocatoria dirigida a la “reconciliación nacional” y dirigida al “sector empresarial, protagonista de la nueva sociedad industrial (....)”, propuesta por la Junta Democrática, frente supranacional liderado por el PCE, véase el documento presentado oficialmente por el Secretario General Santiago Carrillo y por el intelectual católico vinculado al Opus Dei, Rafael Calvo Serer, en París (29.07.1974). Varios otros partidos personalidades se incorporaron posteriormente como cosignatarios. Véase VVAA, Declaración de la Junta Democrática de España. Disponible en: http://www.filosofia.org/his/1974jde.htm.

[16] Véase Peter Thomas, “Modernity as “passive revolution”: Gramsci and the Fundamental Concepts of Historical Materialism”, in Journal of the Canadian Historical Association/ Revue de la Société Historique du Canada, vol. 17, n° 2, 2006, pp. 61-78. Disponible en:

http://id.erudit.org/iderudit/016590ar>; DOI: 10.7202/016590ar.  

[17] Compárese, en particular, el documento de la Junta antes citado y el primer capítulo del libro de 1975 de Cardoso, en el que el autor también se esfuerza por descalificar tesis y autores de la teoría marxista de la dependencia. Véase F. H. Cardoso, “As novas teses equivocadas”, en Autoritarismo e Democratização, (Rio de Janeiro: Paz e Terra, 1975). Para un resumen de los puntos de contacto entre los textos de Cardoso y el documento de la Junta, véase Luiz Renato Martins, “International Benefit Society of Friends of Form and Bulletin on the Brazilian Division”, en The Long Roots of Formalism in Brazil (Chicago: Haymarket, 2019), pp. 268-71. Sobre el papel de Cardoso como articulador intelectual, estableciendo las fuerzas políticas que deberían ser excluidas de la negociación, véase las páginas anteriores en ídem., pp. 266-68.

[18] De hecho, después de haber demostrado que conocía la situación, FHC fue elegido presidente de la república a finales de 1994, después de haber puesto en marcha, meses antes, el Plan Real, una especie de versión local de la reforma monetaria de la Unión Europea, según una conclusión análoga a la que defendió en política, adaptando los argumentos de la transición española al contexto brasileño. En cuanto a las similitudes de procedimiento entre el Plan Real y la aplicación del euro, véase L. R. Martins, op. cit., pp. 261-64.

[19] Véase nota al pie 2.

[20] Véase el testimonio de Emílio Odebrecht en el video “PET 6664 - Emílio Odebrecht Fala de Lula, um “Bon Vivant”, Segundo Golbery do Couto e Silva”. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=zJfkLOwJeOQ. Odebrecht, además, afirmó en el testimonio anterior que colaboró con varias sugerencias para la elaboración, durante la campaña electoral de 2002, de la “Carta a los brasileños [Carta a os Brasileiros]” (22.06.2002). Como “brasileños”, la carta se refería a los protagonistas de los grupos monopólicos, entre ellos Odebrecht. Véase Luiz Inácio Lula da Silva, “Carta ao Povo Brasileiro”. Disponible en: https://www1.folha.uol.com.br/folha/brasil/ult96u33908.shtml.

[21] Para más detalles, véase nota al pie 2.

[22] Más nombramientos de almirantes son previstos en un futuro por O Estado de São Paulo (03.03.2019).

[23] Véase Claudio Katz, “¿Cuáles son las lecciones para la izquierda?” (último hilo) en “Interrogantes de la Era Bolsonaro” [17.11.2018]. Disponible en: https://katz.lahaine.org/b2-img/INTERROGANTESDELAERABOLSONARO.pdf

[24] Véase nota 1.

[25] Véase, por ejemplo, Rubens Ometto (Cosan), “Dilma mudou muito, e empresário tem que segurar ansiedade, diz Ometto”, en Folha de São Paulo. Disponible en: https://www1.folha.uol.com.br/mercado/2015/07/1649969-dilma-mudou-muito-e-empresario-tem-que-segurar-ansiedade-diz-ometto.shtmlídem;  “Dono da Cosan diz que é preciso reconhecer méritos de Dilma”, en Valor Econômico, 22.07.2015. Disponible en:

https://www.valor.com.br/politica/4145358/dono-da-cosan-diz-que-e-preciso-reconhecer-meritos-de-dilma; Roberto Setúbal (Itaú Unibanco), “Não há motivos para tirar Dilma do cargo, diz presidente do Itaú Unibanco”, en Folha de São Paulo, 23.08.2015. Disponible en:

https://www1.folha.uol.com.br/mercado/2015/08/1672332-nao-ha-motivos-para-tirar-dilma-do-cargo-diz-presidente-do-itau-unibanco.shtml; Sérgio Rial (Santander), “Governo ainda pode recuperar confiança, diz presidente do Santander”, en Folha de São Paulo, 10.04.2016. Disponible en:

https://www1.folha.uol.com.br/mercado/2016/04/1759345-governo-ainda-pode-recuperar-confianca-diz-presidente-do-santander.shtml.

[26] Véase, por ejemplo, Fernando Henrique Cardoso, “FHC diz que impeachment de Dilma “não adianta nada” “, en O Estado de São Paulo, 09.03.2015. Disponible en:

https://politica.estadao.com.br/noticias/geral,fhc-diz-que-impeachment-de-dilma-nao-adianta-nada,1647485; O Globo, “Manipulação do Congresso ultrapassa limites” (editorial), en O Globo, 07.08.2015. Disponible en: https://oglobo.globo.com/opiniao/manipulacao-do-congresso-ultrapassa-limites-17109534; Delfim Netto, “Delfim defende Dilma de impeachment, mas critica atuação da presidente”, en Valor Econômico, 26.10.2015. Disponible en:

https://www.valor.com.br/politica/4286722/delfim-defende-dilma-de-impeachment-mas-critica-atuacao-da-presidente.

[27] Véase nota al pie 1.

[28] Véase Angela Alonso, “2019 Não Será Mera Reedição de 1964”, en Folha de São Paulo, 30.12.2018. Disponible en: https://www1.folha.uol.com.br/colunas/angela-alonso/2018/12/2019-nao-sera-mera-reedicao-de-1964.shtml.

[29] El Partido del Socialismo y la Libertad-PSOL, nacido en junio de 2004 y formado básicamente por diputados, es una disidencia parlamentaria del PT, constituida cuando el gobierno de Lula envió al Congreso un conjunto de reformas neoliberales.

[30] Véase P. de A. Sampaio Jr., “Para Economista, PT Falhou ao Não Enfrentar Problemas Estruturais”, entrevista a Luis Sagimoto, 02.06.2017, Jornal da Unicamp, p. 5/9. Disponible en: https://www.unicamp.br/unicamp/index.php/ju/noticias/2017/06/02/para-economista-pt-falhou-ao-nao-enfrentar-problemas-estruturais.

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