La estruendosa derrota política del chavismo en las elecciones del 6 de diciembre es proporcional al grado de concentración de poder acumulado durante 17 años. Es un curioso paralelo de sensación con lo sucedido en Argentina entre el 25 de octubre y el 22 de noviembre, cuando Scioli ganó, pero la gente sintió que había perdido. En Venezuela la imagen resultante de tamaño retroceso, a pesar de no ser una elección presidencial, es que el gobierno y su partido comenzaron su derrumbe.
El PSUV se redujo a la mitad de lo que era en la Asamblea Nacional, con apenas 55 diputados de los 103 que tenía, mientras que la derecha obtuvo la mayoría califica de los dos tercios con 112 curules, sumando los propios de la MUD (Mesa de la Unidad Democrática) y los tres diputados indígenas asociados en otra fuerza. La oposición anti chavista quedó con la capacidad legal de modificar leyes orgánicas y la mismísima Constitución Bolivariana, que es la arquitectura jurídica del Estado Social de Derechos iniciado por el chavismo desde 1999.
Se verifica por séptima vez que estamos en presencia de una fase decisiva de la tendencia declinante de los gobiernos progresistas, iniciada hace algunos años, acelerada con la derrota del kirchnerismo y la volatilidad del gobierno del PT. El impacto electoral venezolano le imprime un ca,bio cualitativo a esa tendencia, al afectar gravemente la gobernabilidad del proceso más avanzado de los últimos 17 años.
Pero esa tendencia tiene su origen y desarrollo. Ya se había anunciado en la brutal derrota física del breve gobierno de Zelaya en Honduras (2008), la perdida de todas las capitales y algunas ciudades importantes en los países donde gobiernan los nuevos movimientos, además de algunas pérdidas parlamentarias, como la de Venezuela hoy o la de Argentina en 2011. En 2011 vivimos otra derrota completa en la expulsión de Fernando Lugo mediante una maniobra artera del Senado paraguayo. En 2010, no lo olvidemos, el chavismo perdió con la oposición en términos de votos, que es lo que interesa revisar, aunque el diseño de las circunscripciones haya favorecido al gobierno con más diputados.
Hasta el 22 de noviembre los retrocesos y derrotas tuvieron carácter parcial, aleatorio y en esa medida relativos, pero fueron parte de una dialéctica de acumulación política de la derecha, cuya contracara era la inacción o inoperancia de los gobiernos progresistas, como el debilitamiento de los movimientos sociales que los elevaron al poder en cada pais. Eso se puede verificar en los retraimientos del movimiento bolivariano con pérdida de decenas de miles de cuadros, del Movimiento Sin Tierra en Brasil, de la ruptura entre la CONAIE y el Pachakutic y Rafael Correa, en Bolivia el alejamiento de varios movimientos importantes del MAS, y en Uruguay la división del Movimiento 26 de Marzo del Frente Amplio.
El triunfo de Macri es el primero en su tipo mediante el voto, y la victoria derechista en Venezuela tiene un signo similar. Estos dos hechos, siendo distintos, colocan en la balanza de fuerzas sociales el peso decisivo a favor de la reacción conservadora y la declinación de los progresistas.
Un analista superficial, sea periodístico o académico y un burócrata de oficio, de partido o de gobierno (que en algo se parecen), prefieren conformarse con la cantidad de curules ganados (acumulación de poder por el poder mismo ¿no?), olvidando que la gobernabilidad real se basa en lo que la gente trabajadora siente, piensa y hace.
Lo de Argentina o Venezuela no es una maldición teleológica, menos una desgracia latinoamericana de ese engendro teórico positivista llamado "fin de ciclo". Como si los pueblos cuando despiertan juegan a los ciclos como lo hacen las clases dominantes.
Estamos en presencia de una serie de tendencias internacionales que tienen materialidad en varias zonas del mundo. El mismo día que la derecha venezolana bailaba su propio joropo en Caracas, la ultra derecha del Frente Nacional de Francia se instalaba en la municipales de Francia, ante la mirada absorta e impotente de la clase obrera con más tradición insurreccional de Europa occidental. Tampoco las sociedades alemana o británica reaccionaron ante la acción belicista de sus gobiernos en Siria, con el pretexto de ISIS.
Esa tendencia sostenida se basa en el debilitamiento sostenido de una alternativa por izquierda contra el sistema global del capitalismo, en cada país y a escala internacional. Un primer experimento surgió en América latina hace unos 15 años, simbolizado con la derrota del ALCA en 2005, pero se fue agotando paulatinamente. Cada gobierno dejó la tarea a medio camino, o a menos. Basta pensar en la parálisis del Banco del Sur, de la UNASUR, la CELAC y en menor medida del ALBA, en la primarización de sus economías o en el desmotaje de las Comisiones Binacionales de Alto Nivel Presidencial, desde 2012 que habían iniciado un camino acelerado de aproximación de Estados y economías, pero también la judicialización de la crítica interna, entre otros ejemplos de lo que no se hizo o se hizo mal.
El avance de la derecha conservadora y sus vueltas sucesivas a las instituciones, vivió una dinámica que se alimentaba de esa incapacidad de los gobiernos progresistas para avanzar en sus proyectos iniciales. De gobiernos sostenidos en, o surgidos de, poderosos movimientos sociales creativos, quedaron, a la vuelta de los años, como simples gobiernos administradores de las rentas nacionales del conjunto de la clase dominante, incluyendo en ella a las nuevas castas de privilegiados, asociados y corruptos.
Luego apareció Siryza en Grecia, agotada antes de ver su propio mediodía mediterráneo, como ocurrió con las auspiciosas y fugaces "primaveras árabes". Entre derrotas procuradas por el imperialismo y traiciones como la de Tsypras, lo que pudo ser una convergencia entre procesos latinoamericanos y europeos, se debilitó y comenzó a retroceder. Solo faltaban derrotas como la venezolana y la argentina para que los síntomas de lo procesual se convirtieran en síndrome fatal.
Echarle la culpa al imperialismo y al enemigo interno por este resultado, es no haber comprendido nada y sólo puede conducir a nuevas derrotas. Esto no impide definir que en la cadena causal, el eslabón determinante fue y es la presión dislocadora del sistema mundial de Estado y multinacionales sobre nuestras naciones y pueblos, un sistema que no soporta este tipo de gobiernos, sin importarle sin son de izquierda, menos de izquierda o dejaron de serlo. Basta con que lo cuestionen en algo para que se conviertan en objetivos de caza.
La “solución” bolivariana
Venezuela cuenta con un acumulado de recursos que podría facilitar la tarea de remontar la cuesta de la derrota parlamentaria.
a) La derrota es más parcial que en Argentina y Brasil;
b) existe un poderoso movimiento social que conserva todavía raíces, a pesar de la huida de miles de los mejores cuadros que ya no soportan las tropelías de la burocracia corrupta gobernante y el voto a la derecha de más de tres millones de personas compuesto por jóvenes, madres y militares;
c) la "revolución bolivariana” produjo un organismo nuevo tan creativo como masivo: las comunas, células de acumulación con potencial poder alternativo para intentar superar lo establecido.
Desde 2012 existe un programa estatal transformador y anti sistema, el Programa de la Patria, inspirado en el anti imperialismo las ideas socialistas. Ese programa cuenta con otro instrumento programático complementario conocido como "Comuna o nada". Aunque se le debe al Comandante Chávez quien lo promulgó el 27 de octubre de ese año crucial, fue adoptado como programa por amplios sectores de la vanguardia bolivariana y el pueblo trabajador de las Comunas y los sindicatos.
Se lo encargó oficialmente a Nicolás Maduro como la tarea estratégica, o sea indispensable, para sacar a la sociedad venezolana y al chavismo del atolladero en el que ya se encontraba en 2012.
Ese documento programático fue votado como Programa de Estado por la actual Asamblea Nacional en el año 2013, quizá una de las vías encontradas para evitar su aplicación en la vida social y política. Aunque el mandato de Hugo Chávez no se ha cumplido, el gobierno de Nicolás Maduro avanzó en la implementación del Consejo Presidencial de las Comunas y del Movimiento Obrero, donde se reúnen cada tanto, parte del Gabinete junto al Presdiente con los Voceros y Voceras de las Comunas y los sindicatos. Pero no mucho más. En año y medio de vida no ha logrado convertirse en un órgano de poder político con capacidad resolutiva nacional, como aspiraba el comandante.
Venezuela cuenta con un organismo social dinámico, que además ya está instalado como un factor de Estado. Pero existen dos obstáculos. Primero: ese organismo comunal es nuevo, necesita maduración política. Segundo: El gobierno de Maduro no quiere comprender que es la única vía para escapar a una derrota desastrosa del chavismo en la próxima prueba electoral.
Qué significa comprender esa tarea estratégica. Es simple: diseñar una nueva arquitectónica estatal republicana basada en las Comunas, para sustituir el actual estado periclitado y hediondo a corrupción, condenado a muerte por el Comandante 2012, pero sobreviviente en manos de los nuevos detentadores de la renta petrolera y los préstamos chinos.
Esta nueva estructura en realidad existe por y desde "arriba" como una formalidad sin función transformadora, casi un decorado de izquierda. "Abajo", en la vida real de los explotados y oprimido de todos los días, no es unpalanca de poder. Se basa en legislación y normas que le dan ese sustento republicano que tanto inquieta a los amantes de la civilización burguesa, pero lo más importante: sirve para legitimar ese proyecto de nuevo Estado Comunal, contra la inevitable campaña de sus enemigos. Aunque por un tiempo conviva con el actual parlamento, la tendencia real será a sustituirlo en sus funciones institucionales.
Se trata de una construcción política y social basada en otra concepción y otra perspectiva, única forma (no cíclica ni teleológica) de revertir la tendencia declinante de los gobiernos progresistas hacia la derecha, comenzando por blindar lo que resta de lo que se llamó “revolución bolivariana”.
Por fuera de este camino, quedan dos, y solo dos opciones. La primera es un pacto con el sector menos violento de la oposición, encabezado actualmente por Capriles Radonski y uno de los empresarios más poderosos del país. Ese proyecto acuerdista ya cuenta con promotores dentro del gobierno bolivariano desde el año 2011, aunque hasta hora no ha logrado pasar del papel y las reuniones. Si ocurriese produciría una modificación fundamental en el tipo de gobierno, conformado desde el 14 de abril de 2002 sin participación directa de representantes de la clase capitalista.
La tercera opción sería suponer que nada ha pasado y esperar el Referéndum Revocatorio del primer bimestre de 2017 con los brazos cruzados. Esta sería la forma más grotesca del suicidio, lo más parecido al final del gobierno sandinista en 1989.
La realidad, siempre más compleja que los proyectos y los dirigentes, ha impuesto dentro y fuera del gobierno y del movimiento chavista, un debate crudo de las causas que condujeron a la derrota del 6 de diciembre. Una escena de ese debate se vivió en la “Esquina Caliente” de la Plaza Bolívar de Caracas, el pasado 9 de diciembre, donde unos dos mil militantes y adherentes cruzaron opiniones, algunas urticantes, con el Vice Presidente, Jorge Arreaza, sobre el destino del chavismo y el gobierno. El mismo día, el Presidente Maduro solicitó la renuncia a todos los ministros.
Estos hechos, entre decenas ocurridos desde el domingo de la derrota, quizá sea el comienzo de un proceso de recomposición de un movimiento formado en la rebeldía, tampoco se puede descartar que solo sean los estrujones morales de partes de la vanguardia bolivariana, sin mayor trascendencia. Ambas perspectivas habrá que confirmarlas en las próximas semanas.
Lo que no requiere confirmación próxima es que el chavismo como movimiento y su gobierno han ingresado a la última fase de un proceso de definiciones comenzado hace algunos años. La derrota de diciembre solo informa de su derrotero y el peor dilema de su existencia.
Venezuela: “El gobierno nunca se propuso destruir el Estado capitalista”
Es en la práctica donde el hombre debe demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poder, la terrenalidad de su pensamiento.” Carlos Marx
Andrés Figueroa Cornejo entrevista a Emilio Modesto Guerrero.
-¿Qué pasó el 6D?
“La derrota del 6 de diciembre fue la manifestación dramática de un proceso que venía desarrollándose desde hace varios años y que inevitablemente
conduciría a la derrota. Y si no conducía a la derrota, al menos significaría un retroceso político para la llamada "revolución bolivariana", para la sociedad venezolana y para el movimiento chavista.”
-¿Por qué inevitable?
“No se trata de un hecho teleológico o una suerte de maldición gitana, sino de la construcción de un proceso que nació torcido en algunos aspectos centrales. Recordemos que hasta octubre de 2012 no hubo en el gobierno un proyecto ni una comprensión de cambio radial del tipo de Estado y su carácter de clase. Solo se modificó radicalmente su armazón jurídica y se intentó cambiar su modo rentista tradicional, pero nada más. En Venezuela sólo se modificó la arquitectura jurídica con algunos elementos importantes de la vida política, por ejemplo una nueva Constitución súper democrática, y otras leyes que sirvieron a varios movimientos para avanzar en sus desarrollos. Un caso es la Ley de Tierras de 2001, la Ley de Aduanas, la Ley de los Trabajadores y Trabajadorasde 2012, y otras muy importantes que significaron un avance monumental en la sociedad venezolana en el sentido de su progresividad como sociedad y Estado nación frente al dominio imperial. Comparado con todo lo anterior, fue un salto enorme en mucha sáreas. El caso invisible de los artistas y cultores populares, no solo ganaron derechos, también se desarrollaron en sus actos creativos. Donde estuvo flojo Chávez en sus cuatro gobiernos fue con la clase obrera y los trabajadores que viven de un salario, en general. Creo que los descuidó, lo dejó para el final, fíjate el año de la Ley del Trabajo, y sobre todo el permanente malestar que siempre hubo en los trabajadores industriales y de servicios. Creo que eso es clave para comprender el final que comienza a tener el chavismo. Chávez y sus ministros o dirigentes no comprendieron que era estratégico potenciar a las clases trabajadoras para que ganaran hegemonía social sobre las clases medias”.
-Pero ¿cuál consideras el problema fundamental?
“Nunca fue planteada desde el gobierno de manera progrmática la destrucción del Estado burgués que administra al modo de acumulación capitalista.
El 27 de octubre de 2012, sabiendo que ya no volvería vivo de La Habana, el Comandante Hugo Chávez le encargó al nuevo gobierno, en la persona de Nicolás Maduro, que derribaran de forma inmediata el Estado burgués burocrático-rentista que rige al país desde más de medio siglo, y que sobre sus ruinas construyeran un Estado comunal, basado en los nuevos organismos que estaban en proceso de desarrollo, en 2012 eran muy pocos pero en la actualidad pasan de 1800 comunas organizadas en el denominado Poder Popular. Chávez lo comprendió tarde, pero tuvo la inteligencia y la valentía de proponerlo frente a su percepción de los peligros que sufría su gobierno, lo que descubrió es que si no se modificaba el tipo de Estado, el chavismo iría a su destrucción".
-¿Y cuáles son las determinaciones de ese Estado por transformar?
“Lo que sobrevive es del mismo Estado que teníamos antes de 1999-2002. Es el Estado de la IV República, el Estado diseñado porel enemigo. Es el Estado fundado hace más de 70 años por los abogados y economistas de Rockefeller, así consta en la documentación histórica de aquellos años. Ese Estado prebendario y rentista de la burguesía venezolana y de la burguesía norteamericana, no podía conducir a una transformación buena de nada. Y así fue que, al no haber ralizado esa transformación indispensable, se volvió iinevitable la derrota parlamentaria reciente, y conduciría a una derrota total del gobierno y del chavismo si hubiera una elección presidencial en el próximo período corto. Ahora, como antes Chávez, supusieron que podían jugar con la realidad y hacerle trampitas económicas y jurídicas, olvidando lo más esencial del capital como organismo sistémico de adaptación,
absorsión y destrucción de todo lo progresivo”.
-¿Qué le pasó a la sociedad venezolana?
“Se cansó, se llenó de angustia y de una acumulación de problemas que el gobierno no pudo solucionar, a pesar de los intentos no fue capaz. Las correctas actitudes que tuvo el gobierno de Maduro, por ejemplo, metiendo presos a más de 70 gerentes de compañías comerciales nacionales y multinacionales, que han convertido la especulación comercial en el modo de vivir en el país.”
-¿Fue una medida suficiente?
“Claramente no. No se puede encarcelar por más de 48 horas o unos pocos días, a lo sumo, a alguien que ha cometido un delito de este tipo. El capitalismo tiene una enorme capacidad de absorción de esos problemas, son de bajo costo en la cuenta final. Simplemente los subsume en el mecanismo infernal de la valorización del capital a escala nacional mediante la especulación comercial y el usufruntuo legal e ilegal de la renta petrolera.”
-¿Y en qué consiste ese juego?
“En usar dólares al Estado para comprar en el exterior, traer mercancias al país, esconderlas, trasladarlas a Colombia, y remarcas precios inflados en 100, 200, 300 veces más caro. Imáginate la tasa comercial de ganancia. Para qué vas a promover la industria o la producción de algo. Eso explica, por ejemplo, que el Ministro de Industrias José David Cabello rechazó el plan de Maduro de re-instalar en Venezuela a un experto en desarrolo de cadenas de producción como Enrique Martínez, el director del INTI, entre otros casos que retratan esa desidia suicida de la casta gobernante.”
Chávez en el 2012: ‘Me siento infiltrado en este gobierno’
-¿Por qué el gobierno venezolano, teniendo a la vista el repertorio usado por la burguesía y el imperialismo en el Chile de Salvador Allende y en otros escenarios, incumple ese legado legado de Chávez?
“La respuesta es sencilla y compleja, a la vez. El sistema apolítico de Venezuela durante los años de Chávez, un hecho que se aceleró poco antes de su muerte, fue asaltado por una caterva de burócratas y mafiosos de la economía emergidos del propio chavismo. Ellos, en asociación con el capital privado, fueron tomando las palancas principales de la economía estatal, y junto con la banca privada, formaron el fatal sistema de negocios basado en comprar y vender con dólares estatales. Desde 1940, Venezuela fue siempre fue una economía ‘de puerto hacia adentro’, diseñala para vender crudo y comprar todo lo demás. Eso condujo al mecanismo infernal de la especulación, donde el dólar la mercancía más importante del país. En una economía así, resulta muy difícil que pueda prosperar el desarrollo burgués “normal”, eso supera a cualquier legislación, crea un estado de anormalidad en la economía, el Estado y la vida social, y una economía de consumo y rentista que va de arriba para abajo, inunda todo el cuerpo social.”
-¿Por ejemplo?
“En el 2013, cuando Maduro asumió el Ejecutivo, nombró como Presidenta del Banco Central de Venezuela (BCV) a la honesta economista marxista, Edmée Betancourt. Ella, al hacerse cargo del Banco Central, pidió un estado de cuentas, este balance mostró una hueco de 23.800 millones de dólares que habían desaparecido del BCV; fueron trasladados legalmente a la banca privada y los circuitos comercailes con el fin de importar y luego realizar el negocio de la especulación. Edmée Betancourt fue removida a las pocas semanas, pero no el negociado de más de 23 mil millones de dólares, que puede ser el presupuesto de varios países juntos del Caribe y Centroamérica. Esa masa de dinero refleja una nueva razia a manos de una capa de nuevos millonarios compuesta por una parte de los altos funcionarios, otra parte de las Fuerzas Armadas, que, por ejemplo, ahora tiene un Banco propio y del Partido Socialista Unido (PSUV), y en algunos casos, también de nuevos jerarcas sindicalismo. Esto ya funcionaba cuando Chávez vivía, pero esta contenida por el propio Comandante. Esto explica la reacción derrotista de Chávez, antes de su última partida a Cuba, cuando le confesó a dos de sus amigos: ‘Me siento infiltrado en este gobierno’. Aquí observamos la honestidad de Chávez al mismo tiempo que su impotencia, debido a sus falencias, debilidad, tardanza e incomprensiones políticas. Chávez siempre denunció a la burocracia y a la corrupción al interior del gobierno, pero tarde comprendió que él ya estaba en minoría. Hoy puedes vre a algún general asociado a multinacionales; ministros ligados a negocios privados del comercio y la banca. Hay un mecanismo que retrata esta nueva realidad, que es poco conocido, me lo explicó un inspector nacional de impuestos. Entre el otorgamiento de los dólares para importar y su realización comercial en el mercado interno, funcionan por lo menos 7 pasos, pasando por la Aduana. En esos siste pasos, el empresario debe pagar coimas alrededor de 7 veces. Varios empresarios le dijeron a este inspector que ellos estaban obligados a cargar ese costo al precio. Ese es el mecanismo más regular de la especulación descontrolada que ayudó a conducir al colapso del consumo de alimentos y productos de higiene personal.
De esa nueva base de miles de funcionarios-empresarizados es que surge la fuerza que empuja hacia un gobierno de coalición, idea que tiene más o menos dos años y medio de vida, pero que nunca había prosperado porque le faltaba la base social. Ahora ya existe esa base social y tiene dos capas: la capa gerencial del Estado y la de su dirigencia política (no toda, por supuesto, una porción importante); y la segunda capa corresponde a un amplísimo funcionarado intermedio que se convirtió desde 1999, pero acelerado en los últimos dos años y medio, en una casta de funcionarios conservadores en el sentido de no querer desafiar más ni cuestionar más el actual estado de cosas. Como explico en el libro 12 Dilemas de Revolución Bolivariana (Herramienta, Buenos Aires 2009), el aparato de funcionarios se triplicó desde 2003. Esa masa de gente solo quiere vivir tranquila con lo que tienen. Pues bien, fueron asaltados el 6 de diciembre de 2015 porque la realidad no se detiene. Entonces, lo que no hiciste como poder, lo ganó el enemigo como terreno.”
Las causas del retroceso de las vanguardias políticas y el movimiento popular
-Modesto, en una entrevista que te realicé hace más de un año, no sólo advertías las tendencias que trágicamente se han concretado ahora último,
sino que planteabas que una salida revolucionaria posible era la reunión de las organizaciones revolucionarias y socialistas, en su sentido más fuerte.
¿Qué ocurrió con ello?
“Pasó lo que ha sucedido en la historia, no siempre, con las vanguardias revolucionarias más activas. Una parte de desmoralizó, otra fue despedida, irradiada; otra fracción decidió apartarse de la función militante y dedicarse a su vida y trabajo privados. Otros se han refugiado en la vida artística. Y estamos hablando de que alrededor de 30 mil cuadros se alejaron de la militancia chavista en los últimos tres años. Se trata de los mejores cuadros políticos y técnicos de la Revolución Bolivariana. Conozco a muchos de ellos.”
-¿Qué impacto contempla ese fenómeno?
“Que el rol intermedio de la vanguardia quedó en manos de los ‘arribistas’, de los que escalan cuando los revolucionarios abandonan sus puestos. De todos aquellos que, en conjunto, hacen la alfombra conservadora de todo lo que significa no desafiar al Estado burgués-capitalista de Venezuela.
Puedo ilustrar esta desgracia política con dos ejemplos. Uno es Roland Denis, que como decenas de miles, decidió romper con el PSUV y con el chavismo como movimiento al entender que ya no hay manera de reformar el proceso. Roland Denis es, pese a su juventud, uno de los cuadros políticos mejor formados y de los más probados en las más duras peleas en Venezuela. Él, por ser muy conocido, tuvo la oportunidad de hacer pública su renuncia.
El otro caso es una organización: Marea Socialista (http://mareasocialista.com.ve/), que en el sentido inverso, no renunció, ni se fue. Sigue resistiendo.
¿Entonces qué le hicieron? La burocracia del PSUV le impidió participar en las elecciones del 6D como organización política legal, para evitar que una parte del voto chavista se fuera ‘por izquierda’ detrás de Marea Socialista (MS), la cual cuenta con personalidades muy importantes y mucha visibilización a través de la página http://www.aporrea.org/, entre otras cosas. Y MS que presentó 10 versiones de nombres, finalmente tuvo que apoyarse en tarjetas de otras agrupaciones donde no podía aparecer la expresión Marea Socialista. Esa manera de perseguir a una organización política sólo por sostener una posición crítica al proceso, es una inmejorable ilustración de lo que significa una vanguardia cuando comienza a estar derrotada. Se sabe por la historia que cuando una vanguardia, que se ha probado desde 1989 hasta nuestros días, comienza a retroceder, es porque algo también está retrocediendo en la base social de esa vanguardia.”
-¿Y el movimiento de las comunas?
“Es probable, carezco de los datos empíricos, de que parte del movimiento de las comunas haya sido adosado al aparato de Estado y que haya perdido su inicial dinámica transformadora, creativa y progresiva. Es una observación que deduzco del proceso mismo de la vanguardia. También es probable que un segmento del llamado Movimiento del Poder Popular, tenga una vida separada, autónoma. No debe ser casualidad que en los 5 estados donde el chavismo ganó, fueran precisamente donde existe mayor presencia del Poder Popular. Sólo estoy marcando tendencias y probabilidades que determinan a una vanguardia que comenzó su reflujo. Es cierto, se mantiene Marea Socialista y muchas otras formaciones, pero ya no es lo mismo porque se han perdido muchos cuadros.”
Las opciones del chavismo
-¿Cuál es tu caracterización del actual gobierno de Venezuela?
“Es un gobierno que ha ido perdiendo gobernabilidad desde el 2013, cuando Maduro ganó por tres puntos de diferencia. Chávez nunca disminuyó su distancia de 11 a 12 puntos, que es lo que garantiza el margen de gobernabilidad estable para ejercer el poder, según la norma del equilibrio electoral. Hoy el gobierno se encuentra mucho más débil y demacrado por una situación económica y social incontrolable que, a pesar de haber sido creada desde afuera, la actual administración no contó con la capacidad política y militar para resolverla por medios revolucionarios. Una parte del gobierno prefirió negociar con esa conspiración, otra parte parte se enriqueció con ella, en consecuencia, el resultado ha sido negativo. Perder el poder legislativo sólo es comparable a perder la Corte Suprema o PDVSA (Petróleos de Venezuela). Esa gobernabilidad ya comienza a enfilarse a un despeñadero, cuando las tres cámaras empresariales más importantes del país han solicitado a las nuevas autoridades del parlamento que se instalan en el Legislativo el próximo 5 de enero de 2016, que deroguen en forma inmediata la Ley de Tierras, Ley del Trabajo y Ley de Aduanas, entre otras. Y exigen, además, que se imponga la amnistía general, esto es en concreto, la amnistía para tres presos políticos que incitaron a la violencia y al asesinato el año pasado. O sea, que un legislativo con la derecha ostentando mayoría calificada, es trascendente para advertir que esa asamblea parlamentaria se convertirá en el bastión para conducir al referendo revocatorio o al destronamiento del chavismo por otros medios. Incluso ya se habla de votar una ley que le permita a la Asamblea Nacional destituir al Presidente antes del referendo revocatorio, que constitucionalmente sólo podría convocarse en un año más. Sería una jugada completamente ilegal, como en Paraguay, donde también era ilegal, pero lo hicieron de todos modos. Aquí lo que prima son las relaciones de fuerza. La derecha se siente envalentonada y lo va a intentar.”
-¿Qué puede hacer el gobierno, considerando que en un año más la derecha podría convocar a un referendo revocatorio?
“Tanto el gobierno como el Movimiento del Poder Popular, pueden hacer tres cosas. Resguardando los derechos políticos y democráticos de la población trabajadora, revertir con medidas revolucionarias todo el proceso de declive generalizado del poder chavista. La segunda opción es que el gobierno pacte con la burguesía un gobierno de transición, una idea que ya está en proceso de negociación por algunos de los dirigentes del PSUV. Y la tercera opción es esperar impávidos e impotentes la derrota en un referendo revocatorio. El dilema es complejo, o se construye la derrota de la derrota, o en el vacío que dejas, el enemigo hace lo propio y construye tu destrucción.”
Hay algunos hechos que provocan alegría porque indican que algo queda del carácter democrático del movimiento chavista en la base. En ‘La esquina caliente’, que es una suerte de asamblea permanente chavista apostada en la Plaza Bolívar de Caracas desde el golpe de 2002, se armó una gigantesca reunión como de dos mil chavistas para debatir con el Vicepresidente de la nación, Jorge Arreaza, sobre las causas que condujeron a la derrota. Ese ejercicio permite reconstituir fuerzas desde abajo. Se han contabilizado hassta el 15 de diciembre alrededor de 200 asambleas en varias ciudades, es como una reacción anímica a destiempo.
Uno de los jefes del chavismo, el ex alcalde Fredy Bernal, dijo con toda claridad que había que sacarse la careta y dejar la arrogancia y decir con claridad por qué se produjo esta derrota. Otros han expresado cosas parecidas, ya se pronunciaron los tres Consejos Presidenciales del Poder Popular, el campesino, el obrero y el comunal, lo mismo hizo el movimiento de los Círculos Bolivarianos. Todo eso es muy auspicioso porque es democrático y desde abajo, aunque no suficiente si no se arma de una conciencia y un programa claro para cambiar lo que existe en forma radical hacia un Estado Comunal. Eso será lo decisivo para que no quede todo en una catarsis de masa qu epueda ser maniobrada por la dirección del PSUV.
Si esos tres organismos que ya existen, más la Ley del Poder Popular y el Programa del Estado comunal, que es una legislación nacional votada, actúan como una fuerza social apoyada en grandes movilizaciones, entonces al gobierno de la asamblea que se monta el 5 de enero de 2016, se le acortaría la medida para hacer lo que quiere hacer porque tendría que enfrentar a un movimiento popular. Si ello no ocurre, en consecuencia el gobierno no habrá entendido nada y estará convalidando, o involuntariamente, facilitando la tarea para que el enemigo se fortalezca en la próxima etapa.”
“Así como se construyen las victorias, también se construyen las derrotas”
-Ahora bien ¿qué pasa con las Fuerzas Armadas de Venezuela?
“Allí existen varias incógnitas. Un dato sabido es que los candidatos chavistas del 6D perdieron mayoritariamente en los cuarteles. Todo indica que fue más por abstención que por traslación del voto a la derecha. Por ahora es solo un dato. En Venezuela los militares votan y deliberan. La proporción aproximada de los militares que no votaron por los chavistas fue de 6 a 4 dentro de los cuarteles. Eso es preocupante. No olvidemos que en el 2013, cuando Maduro fue candidato presidencial contra Capriles, muchos militares, como el embajador de Venezuela en Argentina, no votaron por Maduro, son “anti maduristas”.
Dentro de las Fuerzas Armadas todavía conviven fuertes corrientes de cuadros antiimperialistas, chavistas y de izquierda, con otras corrientes más conservadoras. No es un organismo sellado para la sociedad, han recibido en los últimos dos años y medio las presiones de la lucha de clases y la angustia de la sociedad, y es inevitable que la crisis social se haya internalizado en las FAB. Eso abre una pregunta inevitable. ¿Cuántos militares y oficiales van a girar hacia la derecha, en búsqueda de acuerdos con los nuevos legisladores de la Asamblea Nacional, para acomodarse a un posible cambio en el poder nacional. No olvidemos que la derecha y el Departamento de Estado ya probó que el chavismo puede ser vencido por el voto, se debilita, eso debilita la tesis del golpe de Estado, pero también debilita a los más guerreristas que se alinean con Leopoldo López y Ledezma dentro de la MUD.”
-Algunos, desde el anticapitalismo y el antiimperialismo, desde el antipatriarcado y el eco-socialismo, advertimos que muchas fuerzas políticas que incluso hicieron la revolución y la guerra política y militar en América Latina y el Caribe en décadas pasadas contra el imperialismo y contra sistemas políticos espurios, criminales y antipopulares, en la actualidad ocupan, a modo de alternancia electoral, ese mismo espacio que perdió el antiguo sistema político dominante. Esto es, que según cada caso y guardando las proporciones y particularidades de cada uno de esos países, se remeda el
sistema político norteamericano entre demócratas y republicanos. ¿Qué piensas al respecto para el caso venezolano?
“Ese es el secreto del chavismo a estas alturas, si no hay un cambio radical, desde las bases y los cuadros más revolucionarios del gobierno. Es una forma de socialdemocratización, pero distinta a la antigua socialdemocracia. Nadie vuelve igual después de una derrota. No está descartado que el gobierno de Maduro se amolde a la lógica del bipartidismo, a la lógica de la alternabilidad en el poder para administrar el mismo sistema.” No es seguro, pero tampoco podemos descartarlo a priori, va a depender de las fuerzas internas de la actual rebelión interna y de las presiones externas al chavismo.
-¿Cuál crees que serán las consecuencias del 6D fuera de Venezuela?
“Creo que los movimientos chavistas fuera de Venezuela aún lo están procesando. Va a costar mucho. Como toda derrota tardará en asimilarse. Al principio, los movimientos chavistas de América Latina se van a negar a comprender que las causas de la derrota no sólo están en los Estados Unidos, sino que existe una complementación desde el gobierno que potenció la derrota. Me refiero a todo lo que no hizo y todo lo que hicieron mal los gobiernos del chavismo desde 1999. Comprender esa clasificación compleja de la realidad cuesta y duele. Hay un hábito errado en la militancia de América Latina, ella fue educada en la fe en poderes externos, como el líder, el comandante, los comandantes, el partido, la ideología, etc., esta forma de compensación y necesidad de placer, te conduce a negar la realidad, a huirle, y terminas odiando o amando, creyendo con fe o rechazando con un mecanismo parecido a la fe. Por eso siempre, desde una zona de la izquierda latinoamericana y mundial, frente a nuestras derrotas, se plantean ‘manos oscuras’, teorías conspirativas, malos o buenos y quien se atreve a advertir o hace una crítica coherente es calificado de “agente”, infiltrado, etc. No se entiende que las realidades son superiores a todas las brujas (aunque algunas vuelan, ¡claro que vuelan!). El imperialismo, ciertamente conspira, siempre conspira. Pero no hay ‘algo extraño’ es la determinación de los cambios hascia atrás o hacia adelante. Así como se construyen las victorias, también se construyen las derrotas. La realidad es la que manda. No nuestros deseos e ilusiones.”