23/12/2024
Por Bellucci Mabel
Por Mabel Bellucci - Nota originalmente publicada en Moléculas Malucas. Archivos queer y memorias fuera del margen, febrero de 2022
En este artículo Mabel Bellucci reconstruye la trayectoria política del militante trotskista y homosexual, Daniel Retamar, y sus distintos talantes como artista y poeta a partir de testimonios de sus antiguos compañer*s activistas, intelectuales y escritor*s. Además, este trabajo aborda la experiencia del grupo surgido en junio de 1985 en el interior del Movimiento Al Socialismo (MAS): Alternativa Socialista para la Liberación Sexual, un espacio de homosexuales, lesbianas y feministas con una agenda de debates que se anticiparon al momento histórico y del cual Retamar y Ana Longoni fueron sus principales impulsor*s. En consecuencia, el MAS incorporó una visión más amplia de los derechos humanos y de la lucha de clases al adjuntar los reclamos y polémicas de las minorías sexuales y el feminismo.
Daniel Retamar en la sede de la CHA en mayo de 1986. A su derecha, una pancarta con la frase "Los homosexuales presos son también presos políticos". Fuente: Fondo Marcelo Ernesto Ferreyra. Programa de Memorias Políticas Feministas y Sexogenéricas, CeDInCI.
La biografía política de Daniel Retamar (Entre Ríos 1962-Buenos Aires 1998) fue sumamente heterodoxa: activista de fuste, articulaba la lucha de clases junto a la organización política de homosexuales, la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), que surgió durante el retorno de la democracia argentina de los años ’80. En tal sentido, Retamar, junto a sus compañer*s armó desde el trotskismo local, en el cual militó durante años, un espacio colectivo novedoso para la época donde cruzaba las contiendas sociales y políticas articuladas con las sexuales. Así, un pequeño grupo de homosexuales, lesbianas y feministas crearon Alternativa Socialista para la Liberación Sexual, un ámbito para ser representad*s en el marco de las izquierdas insurgentes.
En paralelo, Daniel consolidó su talante como poeta, escritor, asistente teatral, diseñador y editor. Era un ser intenso y complejo que no disociaba entre el arte, la escritura, la pasión y las militancias. Provenía de una familia de sectores obreros con un fuerte compromiso en el campo político y sindical: su padre había sido dirigente del gremio de la carne en Entre Ríos, miembro de la organización Montoneros, y militante del Movimiento Villero Peronista. Daniel fue un autodidacta que, sin haber pasado por la universidad, disponía de una importante formación intelectual y de una destacada capacidad de invención creativa. Tenía el don de ser un gran conversador, con posicionamientos claros, interesado en conocer las nuevas experiencias de los movimientos radicales que surgían en otras latitudes.
Entre militancias revolucionarias y culturales
Antes de su ingreso a la militancia sexopolítica Daniel militó, al igual que su padre, en la organización Montoneros. A fines de 1977, cuando tenía 16 años, le tocó atravesar una experiencia de extrema violencia bajo los ramalazos del horror de la dictadura cívico militar cuando fue secuestrado en Villa Fiorito junto a su novia que, antes de caer presa, se suicidó [1]. De inmediato, Daniel fue trasladado al centro clandestino de detención el Olimpo, ubicado en Floresta, en el predio donde funcionaba la División Automotores de la Policía Federal. Un año antes, su padre Héctor Pedro "el tío" Retamar, estuvo detenido-desaparecido en el centro clandestino Quinta de Funes, del Gran Rosario, donde el Ejército había instalado una imprenta clandestina para la falsificación de volantes de Montoneros. No obstante, el infierno para los Retamar tenía un antecedente. En 1976 la tragedia también se había impuesto sobre la vida del primo, José Mario Retamar, quien era mecánico y trabajaba en el comedor estudiantil de la Universidad de La Plata (UNLP) antes del golpe de estado. De acuerdo, a lo narrado por Horacio Retamar, hermano menor de Daniel, su primo había sido advertido que tenía que escapar: “pero él estaba seguro que no le iba a pasar nada. A nosotros nos había llegado el aviso del raje de la casa con una nota sobre la mesa que decía: 'Váyanse que se largó', escrita por una compañera. El 30 de octubre del 76, el Primer Cuerpo del Ejército secuestró a José Mario en su departamento tan solo por portación de apellido. Mi primo continúa desaparecido” [2].
Daniel Retamar (abajo, derecha) junto a su hermano Horacio, su padre Héctor Pedro Retamar (detenido-desaparecido) y Deolinda "Nita" Vergara, su madre. Fuente: Archivo familia Retamar.
Horacio también relata los horrores padecidos por la familia a partir del secuestro y desaparición de Daniel:
Un domingo por la noche de noviembre de 1976, Daniel, mi mamá y yo, después de salir corriendo de La Plata, dejando todo, pero todo, todo, solo llevando bolsas con ropa y la máquina de tejer de mi mamá, salimos caminando por el Camino General Belgrano hasta llegar a Gonnet. Desde ahí tomamos la costera hacia José León Suárez, buscando refugio en casa de familiares, quienes obviamente por miedo no quisieron recibirnos. Al final fuimos a parar a una villa en San Fernando y ahí comenzamos un derrotero por distintas viviendas, donde nos recibían temporalmente, y finalizó en un local de la calle Villarroel y Fitz Roy, Villa Crespo. Mi mamá limpiaba en la casa del dueño del local, donde se guardaban los quesos de sus fiambrerías en el Subte B. Siempre lográbamos contactar a gente de La Plata, como Alicia La Rubia o al cura Luis, que a veces nos proveían de dinero y de posibilidades de reenganchar con la organización del Movimiento Peronista Montonero. Ya para ese entonces Dani y yo no trabajábamos como peones de albañiles, debido a que en una obra, el dueño de la casa nos había ofrecido trabajos en sus oficinas. Dani trabajaba en el Taller de Barracas como administrativo y yo en las oficinas de Palermo como cadete. Mientras Dani arrancó a militar en Avellaneda por un enganche que se consiguió por medio de Alicia La Rubia, en un equipo en que estaba su hija Susana La Rubia, quien fue vista más tarde por Dani en el Olimpo. Ese enganche era para mamá, Dani y Yo, pero solamente él lo aceptó, nosotros nos desenganchamos después de una cita que tuvimos con la gente con la que hubiéramos tenido que vivir si aceptáramos. Con mi hermano nos veíamos cada tanto en las oficinas del taller en Barracas y yo llevaba y traía cosas. Llegó un momento, a fines del 77, en que Dani empezó a faltar al trabajo y el dueño de la empresa me preguntaba qué pasaba con él. Cuando fui a ver a mamá, le tuve que contar que algo estaba mal con Dani. Ya no había a quién preguntar por su paradero ya que no teníamos ninguna comunicación con Montoneros porque todos los contactos habían caído. Con mi mamá nos planteamos escondernos de nuevo dejando todo atrás para salvarnos, pero resolvimos esperar un poco más. Yo no sé bien la fecha, pero fue en diciembre cuando sonó el teléfono en la oficina de Palermo. La voz era inconfundible, era Dani que me avisaba que estaba bien y que me quedara tranquilo y que tranquilice a mamá. Yo, siempre pensando que él estaba con compañeros, le insistía y le preguntaba por qué había abandonado el trabajo y desaparecido de esa forma. Él me respondió 'te voy a pasar con alguien que te va a explicar', y me pasó con un tipo que lo primero que me dijo fue 'quédate tranquilo que a tu hermano lo tenemos guardado por un tiempo porque se mandó una cagada'. Yo, pensando que hablaba con un militante le pregunté si no les daba vergüenza usar chicos para sus cagadas, '¿tan mal están ustedes, no se dan cuenta que perdieron?' La reacción del tipo fue violenta: 'Escúchame pendejo, ¿con quién te pensás que estás hablando? Tu hermano está en cana y calmate porque te voy a buscar a vos también, pelotudo'. Yo tenía 14 años, un escalofrío me recorrió el cuerpo, el mismo que siento ahora al recordarlo. Pedí perdón y volví a pedirlo varias veces, el tipo me dijo que me tranquilizara porque Dani estaba bien, y que gracias a que estaba colaborando, si todo salía bien, me prometieron que para navidad lo soltarían pero solamente si yo me comprometía a hacerme responsable de que él no volviera a meterse en problemas. A Dani yo ya lo daba por muerto. Pero el 12 de enero de 1978, me volvieron a llamar, esta vez era Dani y me pasó otra vez con este tipo que me dijo que me vaya a mi casa y que a las 5 de la tarde estaría ahí con él. Rajé del trabajo temprano, mamá se fue a la casa de su patrona y a las 5 me golpearon la puerta del local, un Dani gordo y con ropa de trabajo apareció ante la puerta. Detrás de él, empujando hacia adentro, apareció un tipo de bigotes con aspecto bien de milico, con el pelo engominado. Le pidió a Dani que hiciera mate y comenzó su relato de que a mi hermano lo encontraron en medio de una confusión en un operativo, que mi papá, a pesar de que un año atrás ya habían publicado sobre su muerte, estaba vivo y colaborando con ellos en Rosario. Dani asentía y confirmaba que lo que decía el milico era cierto, a pesar de que a mi papá ya lo habían dado por abatido en dos comunicados del ejército, en marzo y mayo del 77, había salido publicado en los diarios en ambas oportunidades, y que si él, Dani, seguía con ellos lo iban a llevar a verlo. Que Dani ya tenía instrucciones de cómo debía vivir de ahí en más, que iba a tener citas de control y mi mamá y yo recibiríamos la visita periódica de alguien que nos iba a evaluar e informar si estábamos haciendo una vida normal. A esta altura ya sabían dónde estudiábamos, ya que nuestras vidas iban a gozar de legalidad y ellos nos protegerían [3].
Daniel Retamar (derecha), junto a su hermano Horacio en la zona fabril y de inmigrantes de Berisso. Fuente: Archivo familia Retamar.
Años más tarde, con el coraje que lo caracterizaba, Daniel Retamar testimonió como sobreviviente ante la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) y en el Juicio a las Juntas. Su íntima amiga y compañera de militancia, Ana Longoni, revela que junto a Pablo Díaz y Ana Careaga, Daniel fue “uno de los contados adolescentes que sobrevivieron a los campos de concentración” [4].
Dentro del ámbito de la militancia ya era sabido que él había sido víctima de violación y torturas sexuales efectuadas con perversión y ensañamiento en los chupaderos o centros clandestinos de detención, tanto en hombres como en mujeres. Retamar no ocultó su padecimiento, lo denunció, pero nunca lo hizo en tono victimizante. Longoni confiesa su estupor durante la audiencia del largo juicio del circuito Atlético-Banco-Olimpo, en los tribunales de Comodoro Py:
Detrás del blindex, se encontraban los jueces, algunos acusados y sus custodias, y los abogados de la querella y la defensa. Cuando entré estaba testimoniando Susana Caride, una mujer que había sobrevivido al Olimpo. Hablaba pausada, tranquila, como quien ya había contado varias veces la historia, esa historia. El primer nombre propio que dijo fue el de Daniel Retamar al rememorar a aquel adolescente violado por Colores (Antonio del Cerro) [5].
Alternativa Socialista por la Liberación Sexual: Resistir la discriminación sexual y de clase
Hacia 1982, Daniel se incorporó a las filas militantes del Partido Socialista de los Trabajadores (PST), en la regional San Martín. Luego, pasó al Movimiento Al Socialismo (MAS), fundado en 1982 por el dirigente trotskista Nahuel Moreno, donde en un principio transitó por el Frente de Artistas.
En junio de 1985, se constituyó dentro del MAS el grupo mixto llamado Alternativa Socialista por la Liberación Sexual, gracias a la pujanza de Daniel Retamar y Ana Longoni y también de Nicolás Castelli, Ricardo De Monte, Leticia, y Gustavo Pecoraro, entre otr*s militantes. A diferencia de los otros partidos de izquierdas, este espacio abrigaba de manera informal a militantes y simpatizantes homosexuales, lesbianas y feministas. Esta experiencia contaba con un antecedente similar: el Grupo Política Sexual (GPS), formado en Buenos Aires una década atrás [6].
Afiche de invitación a la charla organizada por Alternativa Socialista por la Liberación Sexual, la CHA, Alternativa Feminista, Grupo de Acción Gay y Juventud Socialista del MAS. Agosto de 1985. Fuente: Fondo Marcelo Ernesto Ferreyra. Programa de Memorias Políticas Feministas y Sexogenéricas, CeDInCI.
Ana Longoni recuerda su reencuentro con Retamar en 1984 mientras militaba en el MAS:
Yo acababa de regresar con mi familia del exilio en Perú, y no recordaba nada de la infancia platense en la que vivíamos cerca y éramos compañeros. No nos reconocimos, pero nos hicimos amigos enseguida, y juntos armamos un grupo que quisimos bautizar “Alternativa Socialista por la Liberación Sexual”. Hubo en el interior del partido discusiones con gente de la dirección por el nombre elegido por nosotros al proponer Liberación. Había quienes presionándonos querían a cambio que utilicemos “contra la Opresión Sexual”. Nos reuníamos todos los sábados a las 17 horas en el local que compartían la Juventud Socialista y el Frente de Artistas, en la calle Estados Unidos al 1500. Éramos Dani, sus muchachos muy de base, Leticia, una lesbiana que trabajaba en una fábrica de juguetes y militaba en el local de Avellaneda del MAS, y yo. Más allá de los rituales troscos de cualquier equipo partidario (informe internacional, informe nacional, campaña financiera), leíamos con devo(ra)ción a Wilhelm Reich y a Simone de Beauvoir. Organizamos masivas charlas sobre homosexualidad, feminismo, editamos un pequeño boletín, volanteamos, callejeamos, nos divertimos, bailamos en Contramano, cocinamos, comimos y bebimos, nos estrechamos. Él ya estaba activando en la Comunidad Homosexual Argentina cuando creamos Alternativa. El grupo funcionaba como una célula partidaria y a la vez como un grupo de estudios que elaborábamos un programa específico en torno a sexualidades. Escribíamos y activábamos mucho en la campaña por la derogación de los edictos policiales. Fue una experiencia muy corta, muy acotada, pero para mí uno de sus mayores hallazgos consistió en armar alianza entre feminismo y el incipiente movimiento homosexual. Representó una experiencia fisura en muchos sentidos, en una especie de umbral tensionando al partido y también a la militancia homosexual y cruzándola con el feminismo. En realidad, esta experiencia venía de los setenta con el Frente de liberación Homosexual y el Partido Socialista de los Trabajadores, que había sido muy abierto con el feminismo y la homosexualidad. No teníamos mucha referencia de los acontecimientos anteriores. Lamentablemente, no conocimos a Néstor Perlongher [7].
Este espacio significó para ell*s la salida de un ambiente en penumbras, donde de manera frecuente eran silenciados por fuera del entorno íntimo del partido y, en general, si bien eran reconocidos como compañer*s por frentes como el de artistas y el del movimiento estudiantil universitario, no sucedía lo mismo por parte de la conducción. En Alternativa sentían que podían develar un secreto compartido entre pares en un terreno claro en objetivos, motivos y estrategias. En suma, lo que se colocaba en la mira crítica era la militancia alrededor de la homosexualidad al no ser entendida como una cuestión política, seguramente, se la percibía como un derroche de tiempo y esfuerzos. En aquellos momentos las minorías sexuales todavía no eran asumidas como sujet*s polític*s por parte de las agrupaciones de izquierdas, el campo popular y los organismos de derechos humanos, que difícilmente las reconocían como pares o las recibían dentro de sus filas. Si bien esta situación expresaba las limitaciones propias de la época, faltaría recorrer un largo trecho para lograr cambios alrededor de esa visión homofóbica y discriminatoria que, sin embargo, aún hoy no se erradicó de lleno. No obstante, dentro del MAS, se vivía un clima de libertades sexuales en encuentros sociales y fiestas partidarias.
De izquierda a derecha: Roberto Rangoni, abogado de la CHA, Gustavo Pecoraro y Daniel Retamar en la charla sobre Sexología y Discriminación realizada en el Centro Cultural General San Martín. mayo de 1986. Fuente: Fondo Marcelo Ernesto Ferreyra. Programa de Memorias Políticas Feministas y Sexogenéricas, CeDInCI.
El entonces dirigente del MAS, Luis Zamora, que conoció a Daniel ya pasada la dictadura cívico militar, recuerda:
A Retamar lo conocí en el CELS [8]. Creo que fue él quien me presentó a Carlos Jáuregui. Yo estaba al tanto de que dentro del MAS se hacían acciones relacionadas con la homosexualidad. Lo que no sabía es que se había formado un grupo que estuviera centrado en la discusión sobre la orientación sexual. Fue a través de Daniel Retamar y de Gustavo Pecoraro que supe de la existencia de Alternativa Socialista por la Liberación Sexual. Eso sí, todas las luchas que se llevaban a cabo dentro del MAS se discutían y se trataban en el Comité Central del partido. Era ése el tipo de organización que teníamos: discutir y apoyar, nada más. Después, se hacía lo que querían los militantes [9].
El objetivo de Alternativa Socialista por la Liberación Sexual se centró, según afirmaban sus propi*s integrantes, en que el partido asumiera una postura frente a la sexualidad y, para que no haya equívocos, aclaraba que esto también incluía a la homosexualidad. Como primera medida el grupo elaboró un documento en donde insertaban en un apartado programático de derechos humanos “la reivindicación de la libertad individual del uso de la sexualidad”. Esta corriente se armó poco después del surgimiento de la CHA, que entre 1984 y 1986 fue presidida por Carlos Jáuregui (1957-1996), uno de los más destacados dirigentes por la defensa de los derechos civiles y humanos de las entonces llamadas minorías sexuales.
Propuesta de Alternativa Socialista por la Liberación Sexual para ser presentada ante la Asamblea General de Socios de la CHA. Mayo de 1986. Fondo Marcelo Ernesto Ferreyra. Programa de Memorias Políticas Feministas y Sexogenéricas, CeDInCI.
Primeros gestos de destape de la sexualidad como un reclamo revolucionario. Testimonios de sus protagonistas
La demanda por la libre elección sexual fue finalmente añadida por el MAS entre sus puntos programáticos, convirtiéndose así en el único partido marxista que declaraba en su plataforma el reconocimiento de los derechos humanos de las minorías sexuales. No obstante, debe diferenciarse lo legal y lo legítimo. Aunque se fueran incorporando al acervo obrerista reivindicaciones de avanzada, este discurso no logró cristalizarse en experiencia: tanto para la dirigencia del partido como para su publicación Solidaridad, Alternativa Socialista no fue asumida ni sostenida como un territorio de lucha propio. Su apoyo fue más bien un posicionamiento sostenido en lo interno como una corriente más que como un programa político respaldado en público. Las declaraciones de Gustavo Pecoraro abren puertas que tenían cerrojos:
Fue una iniciativa de cuadros del partido. Hubo un gran encuentro y yo le propuse a la CHA que colaborara en el contenido del documento que se presentaría para el Primer Congreso del MAS. Entonces se incluyeron en el programa demandas relacionadas con las minorías sexuales. César Cigliutti y Carlos Jáuregui asesoraron para fortalecer nuestras propuestas. César fue quien las leyó en nombre de la CHA. Como debíamos tener avales de ciertos dirigentes, recibimos el apoyo de Luis Zamora, Marcelo Parrilli y Nora Ciapponi. Nosotros planteábamos la liberación sexual. La sexualidad era un punto revolucionario frente al modelo capitalista: la reproducción biológica de un hombre y de una mujer. Un planteo revolucionario debía ser no aceptar a la heterosexualidad como patrón fundante [10].
Revista Diferentes, nº 22, de octubre de 1985. Fuente: Archivos Desviados.
Poco antes de las elecciones legislativas realizadas del 3 de noviembre de 1985 para renovar las bancas de la Cámara de Diputados de la Nación, la revista gay Diferentes, nº22, realizó una encuesta a representantes de cada partido político en torno a la cuestión de la liberación homosexual. El trabajo estuvo a cargo del colaborador de Diferentes y socio fundador de la CHA, Raúl Soria, que en ese momento se presentaba en la lista del Partido Humanista como el primer candidato a diputado abiertamente gay. Por el MAS, respondió una de las principales referentes del partido, Nora Ciapponi. Entre sus respuestas:
Para nosotros la homosexualidad pertenece al campo de la libre determinación individual que debe ejercer todo ciudadano, y como tal hay que respetarla, igual que las relaciones entre los distintos sexos. Nos pronunciamos contra todo tipo de discriminación, por considerarla una violación de la vida privada. Por lo tanto, un cercenamiento a las libertades individuales y los derechos humanos. Incluimos la exigencia al actual gobierno de la derogación de toda forma de represión basada en la sexualidad hacia la mujer; la juventud y la homosexualidad, tal cual lo planteamos en nuestro programa partidario.
Somos conscientes que la actual discriminación que sufren los homosexuales y las mujeres, no puede ser eliminada por la postura de un partido político, sino por la lucha que mujeres y homosexuales deben llevar adelante por la real conquista de sus derechos, que no pueden ser logrados sino a través de propuestas transformadoras de la sociedad [11].
No obstante, para Flavio Rapisardi, la tentativa de convivencia entre homosexuales y trotskistas de los años ochenta era crítica y con reveses: "Algunos activistas descontentos con la conducción de la CHA se organizan en el MAS como un grupo autodenominado Alternativa, pero la dinámica universalista de la izquierda arrollará con esta experiencia hasta volver el discurso LGT un gran ausente en todas las variantes trotskistas de la actualidad'" [12].
Ana Longoni plantea que fueron tres las charlas que organizó Alternativa: una sobre feminismo, en junio de 1985, coordinada por Longoni y donde se constituyó una mesa llamada “Situación de la mujer argentina hoy”, en la que participaron Nora Ciapponi y dos compañeras de fábricas en huelga en Ford. Otra sobre sexualidad, en agosto de ese año, y por último, también en 1985, otra en torno a la homosexualidad [13].
Charla sobre sexualidad organizada por Alternativa Socialista por la Liberación Sexual. De izquierda a derecha: Eduardo Jakubowicz, dirigente de la Juventud Socialista del MAS; Daniel Retamar; Carlos Luis, del Grupo de Acción Gay; Hesperia Berenguer, de Alternativa Feminista; Carlos Jáuregui, de la CHA. Agosto de 1985. Fuente: Fondo Marcelo Ernesto Ferreyra. Programa de Memorias Políticas Feministas y Sexogenéricas, CeDInCI.
En efecto, vari*s compañer*s mencionaron las convocatorias masivas organizadas por Daniel Retamar sobre feminismo y minorías sexuales en el local central del partido que contaron con Carlos Jáuregui como disertante. El Boletín de la CHA, nº 8, de septiembre de 1985, anunciaba de esta forma la realización de una conferencia sobre la liberación sexual:
Conformaron el panel de expositores los señores: Carlos Luis por el Grupo de Acción Gay, Carlos Jáuregui por la CHA, Eduardo Jakubowicz por el MAS y la señora Hesperia Berenguer, por Alternativa Feminista. Desde diferentes ángulos los expositores dejaron de manifiesto la represión a la sexualidad que se ha ejercido y aún hoy sigue vigente en el país. Represión manifestada en leyes y en el prejuicio, tanto de la sociedad en general, como de algunas instituciones que se convirtieron en custodios de la moral pública. A la charla asistieron unas doscientas personas, que luego de escuchar a los panelistas, iniciaron un debate rico en preguntas como en respuestas, que enriquecieron la posibilidad de un buen disenso y tratamientos de temas considerados tabú durante años. Es de esperar que los miembros de Alternativa Socialista sigan con sus ciclos de conferencias.
Longoni recuerda que eran eventos que llegaban a reunir 200 ó 300 asistentes, lo que hizo que la dirección de la Juventud Socialista mirara con otros ojos y con menos indiferencia la experiencia de Alternativa. Para hacer más visible la existencia del grupo se volanteaba en las calles y en distintos focos de conflicto sindical y obrero [14].
Ruptura y continuidades entre la CHA y Alternativa
El 30 de junio de 1985 se organizó en Parque Lezama la primera iniciativa para recordar el día de la Dignidad Homosexual. En el encuentro, articulado por la CHA, el Grupo de Acción Gay (GAG) y Alternativa Socialista por la Liberación Sexual, se colgó una bandera con el lema “Por el libre ejercicio de la sexualidad”, divisa que también era propia de algunos grupos feministas de la época. Si bien los presentes se proponían invocar la fecha, también afloraba un interés en denunciar las violaciones cometidas por las fuerzas policiales. La actividad incluyó entonces una volanteada callejera bajo la consigna “Basta de Edictos Policiales y Ley de Averiguación de Antecedentes”. Entre tanto, una reseña titulada “Encuentro en el Parque”, en el Boletín de la CHA, nº 6, de julio de 1985, hacía hincapié en considerar que fue el primer acto público de la comunidad y que este sirvió para tomar contacto con pares, como así con el resto de la población. De acuerdo con lo publicado en el boletín también hubo otras adhesiones: el Partido Los Verdes, el Partido Anarquista, la revista Vómito del Buey y Lugar de Mujer. Se suponía algún tipo de diálogo entre esta última agrupación feminista y el Grupo de Mujeres de la CHA. Asimismo, Alternativa Socialista mantenía vínculos con el grupo Mujeres en Movimiento a través de Laura Klein” [15].
30 de junio de 1985, Parque Lezama. Día de la Liberación Gay y Día Internacional de la Dignidad Homosexual. Fuente: Archivos Desviados.
En una entrevista realizada en un local del MAS por Hugo Espósito a siete varones y a dos mujeres, integrantes de Alternativa Socialista, publicada en el Boletín de la CHA, nº 11, abril de 1986, se planteaban propuestas innovadoras:
Nuestro grupo tuvo diferencias con la CHA y proponemos mantener independencia programática. Actuamos dentro de ella y, a la vez, seguimos la línea del partido. Nuestra incursión generó muchas discusiones internas. Es una doble militancia. Para compatibilizar hicimos programas mínimos con la CHA en algunos puntos, también reivindicamos el derecho al aborto libre y gratuito, el derecho a huelga, el divorcio absoluto y patria potestad indistinta y otros que no están discutidos por la asociación sin poder configurar un programa de unidad. La crítica a la represión es tibia. Ahora todo el mundo se da cuenta que el aparato represivo está intacto. La represión la lleva a cabo la policía federal, pero está digitada desde las altas esferas del gobierno ya que éste instruye al ministerio del interior para que reprima huelgas o ponga un 2 H. La CHA debe definirse ideológicamente. Somos socialistas, luchamos por una sexualidad libre con un programa contra la opresión y la represión sexual. La lucha por la liberación sexual acompaña a la lucha por la liberación social (…) Esta sociedad tiene una estructura patriarcal, como el macho como jefe dominador que deja fuera la mujer y a toda variante sexual que no sea la reproductiva (…) Las mujeres y homosexuales varones que sufren la opresión son sectores más dinámicos.
Cabría analizar las discrepancias tácticas entre la CHA y Alternativa Socialista en cuanto a peticiones que se extendían más allá de aquellas sexogenerizadas. Como puede leerse en la citada entrevista, esta corriente además levantaba propuestas feministas relacionadas con la sexualidad y la opresión hacia las mujeres. Se proponían que sus planteos emancipatorios fueran acogidos ante la orfandad de espacios propios dentro de las izquierdas. Al respecto, Ana Longoni dice: "El debate entre nuestro grupo y la CHA venía por el lado de reforma versus revolución. Veíamos a la CHA como muy alfonsinista y moderada. Su eje pasaba por la derogación de los edictos policiales. En cambio, nosotros queríamos ir mucho más allá. En el interior del partido, la discusión era si iba primero la contradicción principal (clase) y luego las secundarias (opresión sexual)".
En la sede de la CHA, de Diagonal Roque Sáenz Peña. De izquierda a derecha Nicolás Castelli, Enrique Barros, Horacio Ch., Daniel Retamar y Roberto Jáuregui. Mayo de 1985. Fuente: Fondo Marcelo Ernesto Ferreyra. Programa de Memorias Políticas Feministas y Sexogenéricas, CeDInCI.
En diciembre de 1985, Alternativa Socialista publicó un boletín de un solo número. Antonio Boulogne y Gustavo Horse eran l*s únic*s que firmaban los artículos con sus nombres o, posiblemente, con seudónimos. En su editorial, la publicación anticipaba los objetivos a alcanzar:
Los homosexuales a quienes se considera como antinaturales, degenerados y portadores de SIDA, por lo que es necesario reprimir con los edictos policiales, invadirles los lugares de reunión, meterlos presos, no permitirles trabajar y burlarse. (…) Trataremos de informar, de impulsar discusiones de concretar hechos y, a la vez, llamamos a participar y a luchar a todos los hombres y mujeres. Decidimos luchar porque no podemos esperar que nos regalen nuestros derechos ni pensar que solo basta tener un punto dentro de un programa político ni aceptar nuestra marginación. Y finalizaba con un listado de consignas revolucionarias: POR EL DERECHO A SER. POR EL SOCIALISMO. POR UNA SOCIEDAD JUSTA. LUCHA JUNTO A ALTERNATIVA SOCIALISTA POR LA LIBERACIÓN SEXUAL.
Luego, se presentaba un breve artículo explicando las razones que l*s llevaban a ingresar a la CHA. En una sección llamada DERECHOS HUMANOS se cuestionaba con dureza el accionar de las fuerzas policiales que tomaron ímpetu y salieron de inmediato al ruedo y a la caza durante los dos primeros años del gobierno constitucional de Ricardo Alfonsín. Mientras el presidente se esmeraba en anunciar garantías institucionales donde la libertad, la paz, el respeto por los derechos humanos y la democracia serían al final el reaseguro de la administración radical, había una confrontación con el estado por el uso de la violencia como factor de intimidación dirigido a la comunidad homosexual. En simultáneo, el entonces Ministro del Interior, Antonio Tróccoli, afirmaba que la homosexualidad era “una enfermedad” y que, por lo tanto, había que tratarla como tal: “Si la Policía ha actuado es porque existieron exhibiciones o actitudes que comprometen públicamente las reglas del juego de una sociedad que quiere ser preservada de manifestaciones de este tipo. De manera que no hay persecución, por el contrario, hay que tratarla como una enfermedad” [16].
ALTERNATIVA. Boletín de Alternativa Socialista por la Liberación Sexual. Dir.: [Daniel Retamar, Ana Longoni, Carlos Jáuregui]. Buenos Aires: Alternativa Socialista por la Liberación Sexual, 1985. Fuente: Programa de Memorias Políticas Feministas y Sexo genéricas - Hemeroteca del Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas (CeDInCI)
Para Daniel Retamar, las denuncias a la violación de los derechos humanos por la aplicación de los edictos policiales en la ciudad de Buenos Aires, fueron asumidas de manera apasionada ya que era un militante orgánico y ese era el eje de activación de la CHA en ese momento. Él pertenecía a esa clase de militante político sumamente comprometido y con una perspectiva amplia y vasta. De manera anticipada manifestó preocupación por el aparato represivo dictatorial que continuaba vigente contra las minorías sexuales. Cuando en 1990 fue entrevistado en un noticiero de televisión, habló como representante de la CHA y pidió por la derogación de los edictos policiales. Ese dar la cara en un contexto en el que poc*s se animaban a reconocer en público su orientación sexual, le costó al día siguiente ser echado de su empleo en una empresa de automotores en Olivos, donde trabajaba como gerente de ventas. Tanto José Castillo como Horacio Retamar tienen muy presente su compromiso de poner el cuerpo, y Gustavo Pecoraro amplía su relato en torno a esa misma vivencia:
A pesar de nuestra juventud (18 yo, 21 él) había una tímida admiración que clausuró de inicio, aunque siempre actuó como una especie de hermano mayor y consejero en ese encuentro donde nos pretendíamos revolucionarios, socialistas internacionalistas, militantes homosexuales. […] Éramos los putos dentro del MAS y los troskos en la CHA. Con el tiempo se reveló más cómoda nuestra pertenencia a esta organización que nuestro rol en el partido. Y es que hubo que batallar mucho en ambos lados, pero el fuego amigo fue más cruel desde las filas pretendidas revolucionarias que desde los grupos afectivos de los militantes de la diversidad sexual. Y resultó más de pares, sin lugar a dudas [17].
Retamar disponía de una destacable inventiva que lo llevó a armar, por ejemplo, una cooperativa de edición de literatura llamada “La Quinta Ventana”. Estaba integrada por Claudia Jure, Ana Longoni, Ricardo Santoni y Alberto David Baccay. Dos tapas de libros de cuentos fueron diseñadas por él: El Mareo de X de Claudia Jure [18] e Historia Urbanas de Alberto David Baccay [19]. Además, escribió e integró la comisión de la revista Funámbulos, cuyo subtítulo “Los viudos de la certeza”, fue sugerido por Daniel. La publicación se abocaba a la investigación, registro y difusión del teatro y la danza, y fue una de la más antiguas de Buenos Aires en el campo de las artes escénicas independientes [20]. En 1992 presentó su poema “Estás ahí o Juegos Secretos'' (Versión libre de fragmentos de W. Whitman)” en el Festival “Fragmentos de una (H)Erótica”. Primera Feria del erotismo en la cultura, bajo la dirección de Javier Margulis. Se llevó a cabo en Babilonia, el bar/teatro/disco que fue uno de los pilares del under de Buenos Aires, ubicado en la calle Guardia Vieja, a pasos del Mercado de Abasto.
Daniel Retamar en 1990 durante un encuentro en La Plata con amigo*s de militancia del MAS. Fuente: Archivo Walter Soria.
Susana Torres Molina, autora de una vasta producción de textos teatrales, relata su intenso vínculo con Daniel:
Lo conocí en los años ’80. En ese momento Daniel tendría unos 20 años y seducía con su entusiasmo y curiosidad. También era muy guapo. Se reía con facilidad. Tenía mucho sentido del humor, y podía ser irónico y cáustico en sus críticas. Su expresión inteligente, traviesa y desobediente, hacía difícil no caer bajo su influjo. Recuerdo que venía a casa y me traía la revista del MAS y hablábamos de política. A mi vuelta del exilio madrileño en el 83 había aceptado que me pusieran en la lista de candidatas para diputadas del partido. Nuestras conversaciones, al rato, siempre bifurcaban hacía la literatura, el cine, el teatro. Tenía una avidez por conocer y aprender. Y también, sobre todo, por experimentar. Me contaba que escribía cuentos y poesía, pero le daba pudor mostrar su material. Me dijo una vez que estaba trabajando en su ortografía que no era buena. Nos recomendábamos lecturas y prestábamos libros. Por esa época empecé a dirigir mis propios textos teatrales. En general, venía a verlos y algunas veces me pedía de presenciar los ensayos. Luego comencé a coordinar talleres de investigación creativa en El Hangar, el teatro que teníamos en ese momento. Él se anotó para participar. Ahí Daniel comenzó a escribir con mucha fluidez y asiduidad, a leer sus textos ante los demás, cada vez con más seguridad y disfrute. Mostraba su riquísimo y complejo universo del cual revelaba, socialmente, solo una partecita. Muchos de sus escritos eran descarnados, potentes, impiadosos. Algunos remitían a la represión de la dictadura, y otros a la represión sexual desde su identidad de homosexual militante. Dos núcleos de resistencia y compromiso que lo constituían. Fui observadora de su crecimiento como escritor y artista ya que en los talleres solo se trataba de crear a partir de los propios recursos. No se investigaba sobre una sola disciplina. La vida nos fue haciendo amigos, compinches, íbamos al cine y al teatro juntos. Seguíamos conversando mucho de literatura. Con el tiempo me fue contando como siendo adolescente estuvo varios meses secuestrado y torturado en el Olimpo. Pero no era alguien que se instalara en la melancolía o la tristeza por mucho tiempo. Quería disfrutar de la vida y de lo que la vida le ofrecía, como si de algún modo, supiera que iba a partir muy joven. Lo vi actuar en el Centro Cultural Babilonia, un espacio de vanguardia y experimentación surgido a fines de los 80, donde ambos participamos del espectáculo (H)erótica, yo dirigía una performance y Dany actuaba en otra. Los performers estaban dentro de cajas de 1 metro x 1, y éstas tenían unos agujeros en las paredes laterales y el público circulaba entre ellas, espiando las performances a través de los orificios. Muchas veces me dio sus textos para que los leyera y luego le comentara mi parecer. Fui observando año tras año su crecimiento como poeta y narrador. Su escritura, con la experiencia adquiría una mayor síntesis, precisión, ritmo, vuelo poético [21].
Mercedes Corso y Daniel Retamar. Fuente: Archivo familia Retamar.
En 1986 Daniel supo que se había contagiado hiv y tuvo que enfrentarse a la negativa de su prepaga médica a reconocerle la cobertura por su tratamiento contra el virus. Era un tiempo en que un resultado positivo en un test equivalía a una rápida y estigmatizada condena a muerte. Daniel se sujetó ligero y fuerte a la vida y vivió de manera intensa doce años más. Al respecto, Longoni recuerda:
Esa situación de desgarro lo llevó a alejarse de las militancias partidarias. Su último involucramiento político fue en La Plaza del No, el 1 de mayo de 1990, en oposición a La Plaza del Sí que promovió el entonces periodista Bernardo Neustadt en respaldo del gobierno de Carlos Menem. Para ese evento, Retamar escribió un volante llamando a la unidad de las izquierdas, lo imprimió, fotocopió y lo repartió con un*s poc*s amig*s entre la nutrida movilización de más de 100.000 personas [22].
Afiche de convocatoria a la Plaza del NO y al IV Congreso del MAS Juventud Socialista -Movimiento al Socialismo- (MAS). Fuente: Archivos en Uso, archivosenuso.org
Daniel, además, colaboró en el Boletín de la CHA y constituyó el equipo de diseño de la revista cultural El Arca, editada por la Caja de Ahorro y Seguro. Por un tiempo, trabajó en Cronopio Azul, una editorial independiente, a cargo de María Rosa Mo, que ha sido galardonada con premios nacionales e internacionales y fue quien le publicó al poeta gay Miguel Ángel Lens en 1990 su primer libro Los poemas de Jimmy Barret, el sureño. María Rosa tiene presente que conoció a Daniel en el grupo de lectura y reflexión de Laura Devetach, en donde se hicieron amig*s: "conseguir trabajo se le hacía difícil en esa época por ser portador del virus, así que lo invitamos a trabajar con nosotros” [23].
Mientras, la propia Laura Devetach trae a la memoria a Daniel con gran cariño:
Yo tenía un grupo de lectura y de reflexión encaminado a la escritura. Y Daniel se integró, aunque había gente que estaba desde hacía mucho tiempo. Lo conocía de antes, pero no recuerdo cómo. De inmediato, nos hicimos amigos. Venía a casa y conversábamos. Él me contó que había sido chupado, pero nada más y que tenía sida también. Hablaba poco de política si bien sabíamos que estaba en el MAS. Pese a que era muy conversador, a la vez, era muy reservado sobre su vida privada. En el grupo nunca mostró nada de su escritura. Estuvo un mes nada más. Él intervenía en todas las propuestas que se hacían. Todos nos quedamos muy mal con su muerte repentina. Daniel nos había contado que estaba haciendo un tratamiento con medicina naturista. Yo le tenía el mayor de los aprecios. Fue muy extraño se profundizó nuestra amistad y rápidamente murió. Su paso fue lindo y corto [24].
En 1999 su cuento “El vuelero” salió publicado en Mundo Cuento. La antología de lengua 4, Series Puntos cardinales, editorial Aique. En este libro Retamar acompañó a Conrado Nalé Roxlo, Eduardo Galeano, Elsa Bornemann, entre otr*s escritores.
A casi dos décadas después de su muerte, Ana Longoni y Ana Durán convocaron a Silvana Franzetti y a Susana Torres Molina para realizar juntas una selección de los archivos dispersos de Dani. Y en consecuencia cumplir con su último sueño: “Quiero pedirles que publiquen mis textos”. Así, se editó su libro Detrás de estos ríos. Selección de poemas 1985-1995. Editorial del Dock. En consecuencia, amig*s y familiar*s cercan*s celebraron no solo la salida de la obra sino también haber cumplido con el último deseo y anhelo de Daniel Retamar.
A modo de coda
Esta experiencia puesta en contexto adquirió una radicalidad desconocida para el militantismo de las izquierdas de la época. Desde luego no significó que el compromiso o el apoyo del MAS a estas políticas sexuales se hayan presentado en bloque, lo más probable es que haya sido por grupos de afinidades, por personas que se conocían entre sí. El clima de coincidencias entre homosexuales, feminismos e izquierda trotskista osciló de manera incesante. Por momentos, se vivía con recelos las demandas del otr* sin plantearse revisiones que llevasen a una articulación efectiva. Con acierto, el desencuentro fue a dos puntas: en cada uno de estos espacios primó su propia perspectiva sobre las formas de injerencia política, las nociones y conceptualizaciones del poder, y los sujet*s del cambio.
De Alternativa Socialista por la Liberación Sexual, lamentablemente quedaron vivos un*s poc*s activistas. La muerte de Daniel Retamar, y los obstáculos propios de la reconstrucción de la historia queer, plagada de silencios y de dispersión de fuentes, terminaron por olvidar la experiencia de esta articulación política tan anticipatoria. Por esa razón, resulta dificultosa la búsqueda de registros y documentos, más allá de testimonios y varias fotografías que dan cuenta de la trayectoria que esa corriente desarrolló dentro y fuera de la organización trotskista.
Al mismo tiempo, desconocemos cómo habrán sido las turbulencias y quietudes del diálogo entre posiciones rígidas por parte del trotskismo con una sexualidad libertaria que calaba en la constitución de un nuevo perfil de militante, como era el intento de l*s homosexuales, las lesbianas y las feministas. Casi no existen rastros de documentación que acredite ese lazo coyuntural que, de alguna manera, benefició a ambos espacios. En realidad, lo hecho hacia el interior del MAS, forzado por algunos de sus militantes contra la hegemonía interna, como fue Alternativa Socialista por la Liberación Sexual, aunque haya sido fugaz, es una excepción a rescatar. Por lo tanto, es hora de nombrar y de sacar a la luz la memoria de aquellas personas que se comprometieron con la contienda por decidir con libertad su orientación sexual desde su implicancia activista. En eso consiste el objetivo de este ensayo.
*Activista e investigadora feminista queer
Daniel Retamar en el cumpleaños de Ana Longoni en 1997. Foto: Ana Longoni.
Agradecimientos
A Horacio Retamar y a Ana Longoni por su atenta preocupación en recopilar materiales y reconstruir la vida política y cultural de Daniel Retamar. A Susana Torres Molina, Laura Devetach, María Rosa Mo, Gustavo Pecoraro y Luis Zamora por los importantes testimonios que aportaron. A Marcelo Ernesto Ferreyra y a Walter Soria por las fotografías y audios que enriquecieron mi investigación y a Juan Queiroz por su tenacidad en el logro final. Y como siempre nuestra gratitud a Eugenia Sik del CeDInCI.
Notas al pie
[1] Longoni, Ana. "El río suena". Suplemento Soy, Página 12, 2 de septiembre de 2016.
[2] Entrevista realizada por la autora en enero de 2022.
[3] Entrevista realizada por la autora en enero de 2022.
[4] Longoni, Ana. "El río suena". Ibídem.
[5] Ibídem.
[6] El GPS fue un ámbito de encuentro que funcionaba como alianza entre disidentes excluidos por las izquierdas: las primeras feministas, la flamante militancia homosexual, los “varones heterosexuales concientizados”, las parejas partidarias de comunas, matrimonios colectivos y también gente venida de otros universos culturales interesados por causas diversas.
[7] Entrevista realizada por la autora en enero de 2022.
[8] Centros de Estudios Legales y Sociales, fundado en 1979.
[9] Entrevista realizada por la autora en octubre de 2008.
[10] Entrevista realizada por la autora en abril de 2008
[11] Revista Diferentes, nº 22, octubre de 1985. Para más información ver el trabajo de Natalia Casola “Las bolcheviques. Izquierda partidaria y movimiento de mujeres en la Argentina reciente”, donde Nora Ciapponi rememora esos tiempos: […] como no existía un debate al respecto de forma permanente, los prejuicios existían. O sea, yo conozco varios compañeros que las mismas compañeras de sus lugares de militancia le buscaban novia a un compañero que claramente era gay, entonces todo eso los llevaba de alguna manera a esconder su sexualidad. Todo eso tuvo sus contradicciones y en la postdictadura, con todo lo que traía la dictadura de prejuicios y de toda la importancia de que se hacía más ideología que política real, y que como la clase obrera rechazaba, “había que ser cuidadoso”, todos esos prejuicios se tuvieron como parte de las contradicciones que la misma organización tenía.
[12] Rapisardi, Flavio “Las izquierdas y el cuerpo de la revolución. Izquierdas argentinas y movimiento de “minorías sexuales” Cuadernos Del Sur, Nº 36, Buenos Aires, 2003.
[13] Entrevista realizada por la autora en enero de 2022.
[14] Ibìdem.
[15] Para el Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo de 1986, Mujeres en Movimiento, lanzó el número 0 de su publicación con una sigla MM que cruzaba el clásico logo de la mujer bajo el lema “no hay hombres libres sin mujeres libres.” Bellucci, Mabel (2014). Historia de una desobediencia. Aborto y feminismo. Capital Intelectual, pp.275/277
[16] Estas respuestas escandalosas aparecieron en un reportaje que el periodista Enrique Symns le hizo para la revista El Porteño nº 29, en mayo de 1984. Bellucci, Mabel (2020). Orgullo. Carlos Jáuregui, una biografía política. Final Abierto, p.45.
[17] Entrevista realizada por la autora en octubre de 2008.
[18] Datos aportados por Ana Longoni. Claudia Jure (Buenos Aires, 1965-1995), una querida amiga que también murió de hiv. Estudió Letras, música y el magisterio. Publicó un poemario titulado Block.
[19] Datos aportados por Ana Longoni. Bacay era periodista de Página 12, en V de Bian, en El Libertino y en Diario Popular. En su suplemento dominical Hechos publicó alrededor de cincuenta relatos breves.
[20] Longoni, Ana “Daniel Retamar”, Rodaballo, año IV, n*8, otoño 1998, p.63.
[21]Entrevista realizada por la autora en diciembre de 2021.
[22] Entrevista realizada por la autora en enero de 2022.
[23] Entrevista realizada por la autora en enero de 2022.
[24] Entrevista realizada por la autora en enero de 2022.
Enlaces
- Video de Daniel Retamar mientras recita su poema Decires.
- Hay más soledad , 1998. Canción dedicada a la memoria de Daniel Retamar.
Letra y música de Walter Soria.
Piano, teclados, bajo y arreglos de Pablo Jaite.
Walter Soria (izquierda) junto a Daniel Retamar en el cumpleaños de Walter, noviembre de 1989. Walter y Daniel fueron compañeros del Frente de Artistas del MAS y grandes amigos. Fuente: Archivo Walter Soria.