21/11/2024
Por Louçã Antonio , Mendes Paulo , Silva Nelson
En la izquierda, a propósito de la guerra en Ucrania, muchos de nosotros hemos sido acusados de “campistas”. Y muchos hemos respondido a ese anatema en tono defensivo, negándole cualquier fundamento.
Las líneas que siguen tienen el propósito de asumir abiertamente una actitud “campista”.
Sí, somos “campistas” porque escogemos sin ambigüedades el campo de la Ucrania invadida contra el campo de las fuerzas rusas invasoras.
Sí, somos “campistas” porque apoyamos la guerra defensiva de un pueblo contra la guerra ofensiva de un aparato militar mucho más poderoso.
Sí, somos “campistas” porque no hacemos llamados a la paz, vagos, indeterminados y simétricos, como si se pudiese llamar por igual a la contención de invasores e invadidos.
Sí, somos “campistas” porque apoyamos el heroico movimiento pacifista ruso y los desertores rusos, pero no apoyaríamos en este momento un movimiento pacifista ucraniano, ni un movimiento de deserciones en el ejército ucraniano.
Sí, somos también “campistas” porque combatimos la invasión que hoy existe, sin excusarnos invocando las muchas invasiones que la NATO ha perpetrado a lo largo de años, o de las que irá a perpetrar en el futuro.
Pero no nos vengan a acusar de “campistas” por decir que el mundo no comienza y posiblemente tampoco acabará con la guerra de Ucrania, porque eso nada tiene que ver con “campismo”.
No nos vengan a acusar de “campistas” por decir que la legitimidad de la guerra defensiva de Ucrania no hace del régimen de Kiev, con su persecución a muchos grupos de oposición, una democracia más auténtica que las de Varsovia, Budapest o Moscú.
No nos vengan acusar de “campistas” por tener ojos que ven al presidente de la asociación ucraniana en Portugal reclamando la ilegalización del PCP [Partido Comunista de Portugal], los banderistas atacando físicamente a la izquierda portuguesa y a la embajadora ucraniana en Portugal desfilando en la manifestación de un partido de extrema-derecha que nada tiene que envidiar a los amigos fascistas de Putin.
No nos vengan acusar de “campistas” por negarnos a participar en la batucada guerrerista que pide la NATO para pasar a un nivel superior de intervención militar.
No nos vengan acusar de “campistas” porque denunciamos la intervención militar que ya existe, con el suministro de informaciones satelitales a Ucrania para abatir fuerzas rusas.
No nos acusen de “campistas” porque denunciemos a Zelensky como un aventurero que, queriendo transformar la guerra de Ucrania en una guerra de la NATO, juega con el fuego de un posible conflicto nuclear, en el que su país y su pueblo serían las primeras víctimas.
No nos vengan acusar de “campistas” porque consideremos irresponsable la exigencia de que la NATO cierre el espacio aéreo ucraniano.
No nos vengan acusar de “campistas” porque repudiemos la ilusión de que la NATO se haya convertido en una alianza defensiva, al servicio de las independencias polaca, lituana, sueca, finlandesa o ucraniana, como si la NATO no tuviese su propia agenda imperialista y expansionista.
No nos acusen de “campistas” porque denunciemos la ideología de que esos países sólo puedan defenderse buscando abrigo bajo el ala protectora de la NATO –en verdad una ideología justificativa de la expansión de la NATO hacia el Este.
Somos “campistas” de Ucrania contra la invasión rusa, pero no somos “campistas” de la NATO contra el imperio ruso, para disputarle territorios, influencia o recursos naturales. Somos “campistas” de la defensa ucraniana, pero no somos “campistas” de la expansión de la NATO hacia el Este, tal como está ocurriendo desde hace más de 30 años.
Somos “campistas” de la clase trabajadora y de sus reivindicaciones y por eso mismo rechazamos hacer sacrificios para aumentar el presupuesto militar, en pro de los compromisos de Portugal con el campo de la NATO.
(Artículo enviado por António Louçã el 28 de junio 2022. Traducción del portugués al español de Aldo Casas)
António Louçã, Nelson Silva y Paulo Mendes son miembros de la Comisión de Trabajadores de la RTP (Radio y Televisión de Portugal); Paulo Mendes fue coordinador de la Comisión en el período 2015-2019 y Nelson Silva es el actual coordinador de la misma. António Louçã es también historiador e integra el consejo asesor de Herramienta.