A propósito del libro El aborto como derecho de las mujeres
Otra historia es posible*
El recorrido de lucha por el derecho al aborto tiene numerosas batallas libradas en los más diversos ámbitos y escenarios. El libro que reseñamos en estas líneas es resultado de las ponencias presentadas para las XI Jornadas Nacionales de Historia de las Mujeres y el VI Congreso Iberoamericano de Estudios de Género del año 2012; busca dar la disputa en el campo del “saber” incorporando a los discursos existentes la perspectiva de los movimientos políticos y las experiencias de las mujeres en relación al aborto.
Los 20 artículos que integran el libro están organizados en cinco secciones que recrean los aprendizajes, obstáculos y puntos de vista sobre una larga historia de resistencias y solidaridades que cotidianamente enfrentan la penalización e ilegalidad del aborto en nuestro país.
En sus páginas se expresa la activa esperanza por escribir otra historia, que será posible si la lucha por el aborto legal conquista que la democracia salde su enorme deuda hacia las mujeres, y hacia toda la sociedad, a través de una ley y de las políticas públicas adecuadas que permitan a cada mujer decidir libremente sobre su cuerpo y su destino.
Subvertir el orden
Es preciso conocer la magnitud e implicancias que tiene la práctica del aborto en nuestro país ya que, como analizan distintas autoras, el debate es tergiversado por los medios de comunicación y por los actores hegemónicos, que esconden los datos que reflejan la realidad. En el año 2006 el Ministerio de Salud realiza una investigación que permite calcular más de 500 mil abortos por año en Argentina, lo que supone que toda mujer interrumpe su embarazo al menos dos veces durante su etapa de fértil. De las mujeres que abortan, son aproximadamente 300 las que mueren cada año. La clandestinidad hace que exista un sub-registro de casos y que las cifras no sean actualizadas, lo cual permite presumir que las consecuencias son aún mayores.
Las muertes gestacionales afectan fundamentalmente a las mujeres jóvenes, en su enorme mayoría pobres. A través del sostenimiento de la ilegalidad, el Estado determina qué muertes no tienen valor, qué embarazo es viable o cuál no, poniendo en duda incluso los mínimos derechos alcanzados, como es el artículo 86 del Código Penal cuyas faltas recurrentes también son analizadas en artículos de la presente compilación.
La práctica del aborto expresa las diferencias sociales y representa, como contraparte, un enorme negocio que mueve 1.000 millones de pesos anuales en la Argentina según el informe de Radio Nacional que citan Claudia Anzorena y Ruth Zurbriggen.
La penalización del aborto es una confiscación de la autonomía de las mujeres, de su posibilidad de elegir o no ser madres. Existe una trama de lo político, lo económico, y lo cultural que sostiene la dominación sobre la sexualidad de las mujeres. A lo largo del libro cada enfoque busca desandar los aspectos ideológicos que sostienen el orden establecido, destacando el rol de los medios de comunicación, de la Justicia, las instituciones religiosas, en particular de la Iglesia Católica, que se han ocupado de desarrollar un conjunto de simbologías y un discurso fuertemente normativo hacia la sexualidad de las mujeres.
Alejandra Ciriza busca las razones que cimientan la opresión de las mujeres en la articulación de la explotación capitalista, patriarcal y racista. Para la autora la lucha por el aborto, que emerge a partir de los años 70, se encuentra en el corazón de la política feminista en tanto pone en cuestión los mecanismos de control sobre los cuerpos. Con la consigna “lo personal es político” el feminismo pone en discusión aquello que era confinado al ámbito privado y evidencia que existen normas que regulan la vida íntima.
La práctica del aborto subvierte los valores dominantes, ya que se resiste a asumir la maternidad como mandato ineludible y al cuerpo femenino como vehículo de la reproducción biológica. Marta Rosenberg encuentra en la decisión de abortar un acto en el que se pone en juego la identidad, donde la mujer se responsabiliza por su futuro y su subjetividad, construyéndose como sujeto de derecho a la maternidad elegida libremente.
De luchas y articulaciones
La Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito es una confluencia de trayectorias geográficas y políticas con el objetivo de unir fuerzas para desplegar la lucha por la soberanía de las mujeres sobre sus cuerpos y sus deseos. Se trata de un movimiento político plural, de articulación federal, que hunde sus raíces en la tradición feminista, en los Encuentros Nacionales de Mujeres y en las movilizaciones de los años 2001-2002.
Es en los ENM de Rosario en 2003 y Mendoza 2004 que se realizan las asambleas por el derecho al aborto, anticipando la primera reunión nacional en Córdoba donde diversas organizaciones y activistas definen lanzar públicamente el 28 de mayo de 2005 la campaña con el lema “Educación Sexual para decidir, Anticonceptivos para no abortar, Aborto Legal para no morir”. En el año 2007 se presenta en el Congreso el Proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, que insistentemente es vuelto a presentar en 2008, 2010 y 2012, reuniendo cada vez una mayor cantidad de firmas de diputadas y diputados.
La Campaña marca un antes y un después. Desde su aparición cientos de miles de firmas, actividades callejeras, movilizaciones, debates e iniciativas de todo tipo le han dado cuerpo, configurando un espacio de alianzas, resistencias y construcción de relaciones de fuerza por la justicia reproductiva, el derecho al aborto y la redistribución de los recursos concretos para su pleno ejercicio.
Otra historia es posible
Son los incontables aportes realizados por las luchadoras, feministas, referentes sociales, jóvenes, activistas, mujeres de carne y hueso que atraviesan a lo largo del tiempo todas las dificultades impuestas, buscando afirmar sus derechos. Son las viajeras militantes de las que habla Mabel Bellucci, que socializaban sus aprendizajes y ponían el dedo en la llaga, audaces mujeres que levantaban la voz cuando solo había silencio. Las que comenzaron a reunirse y proponer espacios colectivos, como la compañera Dora Coledesky, que fue una maestra en dar la batalla. Son las que socorren a quienes buscan interrumpir un embarazo, encontrándose clandestinamente y enseñando a confiar en la propia decisión. Son las que se movilizan en cada Encuentro Nacional de Mujeres, y los varones que también participan poniendo el cuerpo. Son las que dicen sin miedo “yo aborté”. Todas, infinitas protagonistas de una historia de luchas y resistencias que se recrean en esta publicación, hacen confiar que otra historia es posible.
* Ruth Zurbriggen y Claudia Anzorena (compiladoras), Buenos Aires, Ediciones Herramienta, 2013.