¿Qué propone el capitalismo a los jóvenes? En primer lugar más capitalismo. En segundo lugar llenarlos de vacíos. Tercero el éxito si uno logró llenarse de capitalismo y de vacíos. Ahora, de no alcanzar el éxito, le propone a uno la cuarta medida, el autismo. Todo en una marcha hacia adelante dejando la Tierra atrás, el Hombre atrás, la Sociedad muy atrás. La educación del capitalismo debe servir –aunque no se diga– para las cuatro requisitorias: más capitalismo, más vacíos, más éxitos, más autismo, con menos Tierra, menos Hombre y menos Sociedad.
Todo lo que se hace en las ciudades de marchar contra la inseguridad es un absurdo. Primero porque las “manchas de aceite”, esa forma de crecimiento de las megalópolis impuesta por el capital inmobiliario y los combustibles fósiles baratos, las hacen irrecuperables, imposibles de vivir con dignidad. Segundo porque la inseguridad es el propio corazón del capitalismo, desde la flexibilización laboral a la cajera del súper trabajando sin el sueño peligroso de un embarazo, pero también la inestabilidad de las bolsas, del salario, del arrastre en las crisis, o los vaivenes del rating como certificado de “calidad” de la cultura.
El capitalismo odia hoy a los jóvenes porque no los necesita. Los odia porque necesita unos pocos y no sabe qué hacer con el resto. Transformado en un prototipo único y totalitario, requiere de unos pocos jóvenes sabiendo que el resto se volverá violento contra él, percibiendo su exclusión, el vacío en medio de los chistes de los Tinelli
[1] que los siguen convocando a bailar como un mono por un sueño que no llega y no llegará. Tinelli, Mirtha
[2] y Susana
[3] gritan sobre la “inseguridad”. Parece una broma de una compañía de farsantes. Humor callejero. Pero no, es algo mucho más serio. Son parte del modelo que dejó a millones de jóvenes sin nada en los últimos años, sin trabajo, sin algo más allá de la furia, y ahora los tres gritan que si no se hace algo contra los jóvenes no se podrá seguir viviendo en un lugar como éste. Los llenaron de vacíos que ahora los chicos cubren con ira. El propio modelo les vende la violencia de diez mil formas, entonces políticos y famosos y ricos exigen que se baje la imputabilidad de los menores, apalearlos, matarlos para que aprendan. Por algo ya en uno de los canales cable de
Clarín hay un programa sobre venta de armas de guerra, armas largas, municiones puestas en venta desde las armerías de Buenos Aires en directo para su hogar. El
american way of life iniciado desde el comic
Hogar de Pepita con el vendedor de aspiradoras llamando a la puerta de casa clase media, en su desarrollo llega al
Hogar de Susana donde el que golpea es el vendedor de armas largas.
La ideología es la lógica de una idea. En este caso la historia es como un proceso único, casi coherente, cuya finalidad es la realización y la producción de una humanidad que no tiene para ofrecer a los jóvenes otra cosa que ella misma, vacío lleno de zapatillas Adidas y culos en el baile por un sueño; tiene para ofrecer éxito, autismo y suicidios. ¿Por qué unos chicos alimentados durante todos sus pocos años con la violencia de la calle, la violencia política sistémica, la violencia de desigualdad acompañada por la violencia mediática y la violencia de no ser nada entre seres que lo mastican todo, no van a matar por una cartera? Denme una razón. Una sola. Están suicidados. Lo intuyen. Lo saben.
Privados de estímulos sociales, privados de estímulos políticos, privados de estímulos estéticos y de justicia, sometidos a los estímulos del mercado casi exclusivamente, los jóvenes se parecen a aquel experimento del que hablaba Eric Fromm: individuos encerrados en celdas aisladas, con temperatura e iluminación constantes, a los que se hacía llegar comida pero, privados absolutamente de estímulos, se observaba a los pocos días rasgos patológicos, a menudo de carácter esquizofrénico. Se quitan a los jóvenes los estímulos de la naturaleza y la propia construcción humana o social, para luego exigirles que no sean psicóticos. De hecho seres como Tinelli, Mirtha, Susana son esquizofrénicos cuando actúan en nombre de la seguridad luego de generar cultura carente de otros estímulos que no sean las caras, los culos y el dinero para millones que no tienen nada.
La actividad, la construcción en la esfera de lo público, del ser mismo, trae un goce, lo que el psicólogo alemán Karl Bühler llamó el “goce de la función”. Al quitar el goce del acto creativo, del despliegue de las propias capacidades en el joven improductivo, se genera una masa de violencia y angustia extraordinarias. Hablamos de algo tan simple como la satisfacción del autorreconocimiento del principio de actividad. Elegir y poseer el último modelo de celular en un libro publicitario con centenares de páginas, o elegir una zapatilla entre seiscientos modelos es un tiempo fabuloso ganado por el prototipo para reemplazar al ser.
40.000 años de evolución del hombre moderno para llegar a Chiche Gelblung
[4] ocupando buena parte de los medios que informan y forman la sociedad argentina diciendo que las “mujeres son estúpidas”. El hombre se distingue del mono en la autoconciencia. La tarea de la educación hoy, me parece, es la de crear grandes mecanismos formadores de autoconciencia. A los jóvenes se los quiere deshominizar en el sentido de la autoconciencia y hominizar en el sentido del mirar, ni siquiera ya del consumir. Cuando los medios o su producción simbólica, es decir la producción simbólica de los poderosos hablan de inseguridad están hablando de otra cosa. Hablan sin decirlo de los
inseguros. Es el nuevo terrorismo. Los inseguros son los jóvenes. Fuentealba
[5] era un joven. Los jóvenes son terroristas. Hace unos cinco años la cadena CBN hizo una encuesta a los norteamericanos sobre si aceptaban o no torturar a un terrorista para quitarle información. El 45% estuvo de acuerdo. Los medios trabajan sobre la población angustiada y desmoralizada creando el peligro del
inseguro, el joven, un terrorista. “¿Y si lo torturamos para que declare?” Fuentealba era un
inseguro porque ocupaba rutas “donde yo debía conducir mi automóvil con tranquilidad, que para ello pagué el peaje. ¿Y si lo torturamos? No mejor lo matamos y verán cómo las rutas no se insegurizan más”. Resulta que un
inseguro, resultado de la inseguridad congénita del capitalismo, ahora es el culpable de la médula del capitalismo. Un
inseguro es como un judío para los nazis, un terrorista para Bush, un indio para los Reyes Católicos. Nació un nuevo verbo:
insegurizar.
La minoría se reservó lo mejor para sí misma y dejó a los jóvenes el sobrante. Ahora, cuando hay algo que vale la pena quitarle al otro aparece la categoría de Guerra. Y cuando se organiza el Estado y las relaciones sociales para legitimar ese quite al otro, la guerra se torna la primera institución social. La guerra es el cuarto poder del capitalismo.
Con el paso de la revolución industrial a la cibernética floreció una tecnología productiva capaz de provocar la absoluta abundancia. Pero se creó la abundancia superflua, se contaminó la Tierra, y la abundancia liberadora quedó postergada y enterrada más hondo. La cibernética condujo a la guerra masiva sobre los jóvenes dejados sin nada. También guerra entre ellos. A veces no más que un celular para enviar un SMS a Bailando por un sueño y participar. La nueva forma social de participar. Los jóvenes no pueden con tantas necesidades inyectadas en sus cerebros. Los deseos de los jóvenes casi no provienen de ellos mismos sino de las empresas que financian a Tinelli, Susana y Mirtha quienes, a su vez, exigen castigo a los jóvenes con deseos creados por esas empresas. Aún ni los jóvenes a los que les va bien pueden acceder a toda la oferta que creen ya necesitar. Se endeudan como en Chile hasta el fin de los tiempos. Jóvenes endeudados y norteamericanizados en sus deseos bajo la presidencia de una “socialista”.
Disney acaba de editar un video para infantes donde aquel niño que no llega al éxito se muere.
¿Cómo el prototipo representaba el paraíso para los jóvenes de mediados del siglo XX? Mediante el automóvil. Quien tenía un automóvil había llegado al Paraíso. Después el sistema se enojó y envió, en el Tercer Mundo, a los jóvenes a los campos de concentración. En verdad estaba muy enojado con ellos porque la imaginación de los jóvenes rompía con marchas de pancartas en las calles y marchas armadas en las selvas. Vino un escarmiento. El Paraíso al que hoy se les invoca descendió del automóvil a la telefonía móvil. Con el Citroen 2CV se conocía otros lugares y hasta países; con el celular se comunican con Tinelli, Susana y Mirtha votando por cuál sueño que no les pertenece es mejor, y por cuál sueño que les pertenece se hundirá en uno imposible. También llamando al 2020. La autoestima se promueve por el tipo de celular que se posee. Si uno quiere ser el mejor, no tiene que ser ni el más solidario ni el más estudioso ni el más contestatario, debe tener lo máximo. Incluso el “tener para ser” está siendo abandonado por el “mirar para ser”. Si no viste a un Don Nadie en Tinelli hoy a la noche mañana no existís.
Los jóvenes pobres son los primeros que fracasan. Fracasa la educación que intenta enseñarles que dos celulares más dos celulares con cuatro, porque el sistema les dice de mil formas que dos celulares más otros dos son; si no tenés plata es un arma para conseguirlos. O una humillación para mirarlos.
Para que este modelo sea creíble necesita que se crea en él. El problema empieza cuando se deja de creer en él. Este sistema tiene una prueba de verdad que es la adhesión, el voto, su afirmación. No reside en la coherencia interna de sus ideales, no, el aplauso es lo que le confiere verdad. De allí que la categoría resistencia sea la más subversiva para el funcionamiento normal de aquella “verdad”. Manifestarse en contra, oponerse, disentir, protestar, rebelarse, construir modelos alternativos de sociabilidad, debates del ser por el ser mismo, desmoronan aquella verdad. La escuela puede constituir resistencia, o bien domesticación e indiferencia. El capitalismo asegura que quiere lo mejor para la sociedad. Demuestra a los jóvenes cómo el socialismo fue lo peor para la sociedad y por ello cayó. Pero esconde bajo una alfombra de hormigón armado que la crisis del capitalismo actual, una crisis civilizatoria, está poniendo en riesgo la vida humana sobre el planeta. De manera que otro modelo construido sobre las ruinas que él va dejando, no sólo es posible sino que parece la única alternativa. Ahora todo depende de nosotros y sobre todo y, fundamentalmente, de los jóvenes, los desheredados y humillados y ofrecidos como trampas de ratones por su belleza desde la propia televisión que enseña cómo deshacerse de ellos. La escuela, o es un escalón de protección de la vida humana sobre la Tierra o hace como si no ve el ascenso de los 3 o 4 grados centígrados más por carbono civilizatorio que acabará con buena parte de lo formado en millones de años y con lo edificado seguramente desde la revolución neolítica. Parece un programa apocalíptico. Es una realidad apocalíptica. Es curioso, pero las moléculas de carbono que dieron origen a la vida son las moléculas que pueden matarla.
El Instituto de Investigaciones Sociales de Francfort se planteó en 1931 la siguiente pregunta cuyas conclusiones no fueron publicadas: ¿Qué monto de resistencia le opondrá la población a Hitler, especialmente entre aquellos grupos sociales que, por sus
opiniones, están en contra? Hitler todavía no había triunfado. Concluyeron del análisis que lo que el hombre piensa tiene un peso muy relativo. En gran parte depende del tipo de consignas a que atiende, sea por el partido al que pertenece, tradición o condicionamientos sociales, es decir en gran parte es producto de la coyuntura. Piensa más o menos lo que piensan los demás. Es un signo de la tendencia a la adaptación y a la dependencia que caracteriza al homo sapiens. Llamaron a esto
opinión. Pero es fácil hacer cambiar de
opinión. Una opinión tiene validez mientras las circunstancias se mantengan. Los test y las encuestadoras buscan hoy opiniones y miden opiniones. Si se pregunta por la
convicción la situación cambia. La convicción es una opinión arraigada en el carácter del hombre y no sólo en su cabeza. Para los viejos trabajadores ser peronista está en su carácter, son sus leyes sociales. Para la mayoría de los nuevos sujetos históricos peronistas, el peronismo es una
opinión cuyas consignas, adaptaciones, signos son totalmente reversibles, cambiables, oponibles. Se puede ser perfectamente peronista neoliberal. Cuando Perón instala a López Rega como primer ministro del país lo hace por un acto de convicción frente a las opiniones de los jóvenes que siguen sus consignas pero no sus convicciones. Ezeiza
[6] fue el primer acto juvenil monstruosamente masivo y cualitativo donde se enfrentaron a balazos convicciones y opiniones. Perón dejó instalada una trampa histórica de la que no pudo salirse hasta hoy, las mejores leyes sociales con la CGT de los
gordos.
Los hombres ofrecen resistencia al sistema de dominación sólo si tienen convicción.
La educación pública que estamos discutiendo está llamada a crear resistencia y convicción. Crear organizaciones sociales, redes, politización hacia abajo.
Voy a dar otro ejemplo. Duhalde
[7] gobernó durante una década basándose en encuestas de
opinión dejadas sobre su escritorio desde la mañana. Si las encuestas decían democracia iba hacia allí y si decían fascismo iba hacia aquí. Pero ya instalado en el lugar de la opinión nunca dejó de forzarla si ésta contradecía a sus convicciones. Es decir a sus intereses. El asesinato del hijo del Presidente
[8] fue resultado de la guerra por el reparto del país entre el grupo del Presidente y el otro grupo del Gobernador de Buenos Aires. El grupo de Gobernador se sintió robado en el tráfico de armas que le tocaba y que se lo quedaría el Presidente “piola”. El asesinato fue un acto de
convicción. La respuesta del grupo del Presidente al asesinato de su hijo, no fue investigar, porque eso hubiera sido en el largo tiempo investigarse, sino que fue el asesinato de Cabezas
[9] en la puerta de la casa del Gobernador para acabar con su candidatura presidencial. También fue un acto de
convicción. La orden del Gobernador de Buenos Aires a sus jueces de llegar hasta las últimas consecuencias en la investigación del crimen de Cabezas, porque sabía que ello llevaba hacia Yabrán, testaferro del Presidente y de su grupo, obligó al grupo del Presidente a acabar con su testaferro. Para no comprometer al grupo con ninguna declaración peligrosa ante la justicia, sus amigos mataron al Yabrán real o civil cambiando su cadáver. Fue también un acto de convicción. Para defender lo saqueado a millones de jóvenes, y al futuro de otros millones, el Presidente peronista en un Pacto de Olivos II dio sus votos al candidato radical. Bajo esta guerra de convicciones entre mafias se construyó el país actual.
La encuesta de 1931 de la Escuela de Francfort llegó a estos guarismos: el 10% de los alemanes mostraban un carácter autoritario que los convertirían en fanáticos de Hitler. Un 15% tenía carácter antiautoritario a un punto de convicción que arriesgarían su libertad y la vida para luchar contra los nazis. La gran mayoría, el 75%, tenía un carácter mixto, ni explícitamente autoritario ni antiautoritario. Con rasgos de ambas actitudes cabía suponer entonces que estos hombres no serían grandes fanáticos ni opositores decididos, que seguirían más o menos la corriente y no se arriesgarían a luchar. La encuesta no se publicó porque el Instituto tuvo miedo. Erich Fromm dijo que de haberse publicado habría ayudado a crear estrategias contra el nazismo. La educación, finalmente, debe servir para no esconder la realidad por dura que ella fuese. Por el contrario, se vuelve ominosamente más dura al no resolver los problemas que jamás son planteados.
¿De hacer una encuesta sobre las convicciones de si los inseguros deben o no ser apaleados, torturados o muertos hoy en Argentina cómo serían los guarismos? ¿10, 15 y 75 por ciento?
“Sólo tiene derecho a encender en
el pasado la chispa de la esperanza
aquel historiador traspasado por la
idea de que ni siquiera los muertos
estarán a salvo del enemigo”.
(Walter Benjamin)
Ni siquiera los jóvenes creados por la desigualdad del capitalismo y muertos por el capitalismo están a salvo. La chispa de esperanza estriba en saber esto, en reconocerlo, que no están a salvo ni los jóvenes muertos, ni los niños muertos, ni los recién nacidos muertos por pobreza, ni los fetos muertos por las leyes inquisitoriales contra el aborto. No estamos a salvo. Por eso la Escuela debe preparar a los hombres para que entiendan que no hay nada más seguro a la Tierra, al Hombre y a la Sociedad que los jóvenes. La vida de un solo joven es el triunfo del cosmos.
Intervención en un Encuentro de docentes realizado en el mes de noviembre de 2009 en Neuquén, Argentina. Fue enviado por el autor para su publicación en Herramienta. Las notas aclaratorias son de la revista.
[1] Marcelo Tinelli, productor y conductor en la televisión argentina. Luego de su programa de bloopers:
Videomatch, logró mayor éxito con
Showmatch en sus versiones
Bailando por un sueño y
Patinando por un sueño. Un ejemplo de programa de “entretenimiento” sexista y estupidizante.
[
[2] Mirtha Legrand, veterana actriz y presentadora de televisión. Su programa
Almorzando con Mirtha Legrand es el más antiguo de la televisión argentina y una destacada plantea para exponer cotidianamente los lugares comunes y valores de la “clase media”. En los tiempo mas recientes, se convirtió en una de las impulsoras de la mediática campaña contra “la inseguridad”.
[3] Susana Giménez, actriz, ex vedette, empresaria y presentadora de la televisión argentina. Adalid también de la campaña contra la inseguridad... y el reclamo de la pena de muerte.
[4] Samuel “Chiche” Gelglung, periodista y conductor de radio, televisión y medios gráficos. En los años 70 apoyó explícitamente a la última dictadura militar argentina y es considerado uno de los mayores exponentes del “periodismo” amarillo y sensacionalista.
[5] Carlos Fuentealba, docente de la provincia de Neuquén, activista de su gremio, fue asesinado por la policía durante la lucha librada en abril de 2007.
[6] Se refiere a la masacre de Ezeiza (20.06.73), cuando retornó el general Perón a la Argentina luego de un largo exilio. La derecha peronista atacó brutalmente a los sectores de izquierda de ese movimiento. Aunque nunca se confirmaron las cifras, se estima que hubo 13 muertos y 365 heridos.
[7] Eduardo Duhalde fue gobernador de la provincia de Buenos Aires entre 1991 y 1999. Luego de la crisis de diciembre de 2001 fue nombrado presidente interino, cargo que ejerció entre 2002 y 2003.
[8] Se refiere a la muerte de Carlos Menem Jr., hijo del presidente peronista de los años 90.
[9] José Luis Cabezas, reportero gráfico asesinado en enero de 1997. Cabezas habría cubierto una investigación sobre casos de corrupción del empresario Alfredo Yabrán, estrechamente vinculado con el gobierno menemista, quien tiempo después (mayo de 1998), según se informó oficialmente, se habría suicidado.