El 20 de septiembre último murió el filósofo, politólogo y militante brasileño Carlos Nelson Coutinho. Además de ser un referente fundamental del marxismo en Brasil y, de manera más general, en Latinoamérica, Carlos Nelson fue profesor titular de Teoría Política en la Escuela de Servicio Social de la Universidad Federal de Río de Janeiro (ESS-UFRJ); universidad que le concedió la designación de profesor emérito. Conocido internacionalmente como uno de los mayores conocedores de las obras de Antonio Gramsci y György Lukács, es responsable de la edición brasileña de los Cuadernos de la cárcel. Es autor de numerosos libros, entre los cuales podríamos mencionar: Gramsci. Um estudo sobre seu pensamento político (2007), Contra a corrente: ensaios sobre democracia e socialismo (2008), O estruturalismo e a miseria da razão (2010), De Rousseau a Gramsci (2011), Cultura e Sociedade no Brasil. Ensaios sobre Idéias e Formas (2011).
La nota que reproducimos a continuación fue escrita, en ocasión de la muerte de Carlos Nelson, por la historiadora brasileña Virgínia Fontes.
Escribo para llorar la pérdida de un gran amigo, de esos de los que existen pocos en el mundo. Carlos Nelson Coutinho murió el 20 de septiembre de 2012, después de una intensa lucha contra un cáncer; período en el que contó con todo el apoyo y el cariño de Andréa, su mujer, y de Natália, su hija.
Siento un enorme vacío, al tiempo que me doy cuenta de conservar la plenitud de un legado hecho de reflexiones, de afectos, de buen humor baiano, legado comunista e internacionalista. Es desde el fondo de esa dolorida contradicción que estoy escribiendo. Tuve el privilegio de hacerme amiga de ese hombre con el que muchas veces discrepé, y con el que compartí la experiencia de que el comunismo es más que una batalla de citas: es un mundo de pensamiento palpitante y en lucha, en la política, en la sociedad, en los partidos, en la economía, en la historicidad, en la erudición, en el arte. Lucha palpitante que se hace presente también en la amistad.
Comunista, el más importante gramsciano brasileño, Carlos Nelson fue un gran teórico marxista; nuestro más valioso pensador de la democracia y, sobre todo, de las exigencias permanentes de democratización en Brasil. No una democracia mezquina y rebajada a aplastar las conquistas populares duramente alcanzadas, sino una democratización que refleje y asegure la plena socialización de la existencia en todos los sentidos, desde la economía a lo cotidiano. Carlos Nelson nunca exigió el acuerdo pleno de ideas para ofrecer su respeto y su afecto, y con eso enseñó a muchas generaciones a comprender que la lucha de clases, por ser ardua, necesita también ser franca, abierta y plena.
Me despido del hombre al que no conseguí abrazar antes de la partida. Se abre ahora el tiempo del largo y profundo trabajo en torno a su obra; no para elogios póstumos, sino para el intenso debate que ella impone, merece y exige. Él se fue, pero permanece. Carlos Nelson salió de nuestra compañía para convertirse en nuestro clásico.
Le agradecemos a la autora la gentil autorización para traducir y publicar esta nota en Herramienta