22/12/2024
Por Hernández Mario
Entrevista a Manuel Martínez
M.H.: Convocamos a Manuel Martínez pensando en Redoble Por Rancas. La guerra silenciosa, que son cinco libros imprescindibles para comprender la resistencia de los pueblos originarios peruanos, escritos por el novelista limeño Manuel Scorza que consideraba la literatura el primer territorio libre de América Latina. Pero nos vamos a desviar del tema porque Manuel hoy participó de un hecho que nos marca a ambos, el final del juicio por la desaparición de Ana María Martínez en febrero de 1982, la última desaparecida en la Argentina, militante del Partido Socialista de los Trabajadores, que era nuestra compañera. Tema que hemos venido siguiendo a lo largo de varios meses pero que hoy ha llegado a su conclusión con la condena a cadena perpetua de los dos acusados.
M.M.: Estuvimos ahí desde muy temprano, había una convocatoria especial de familiares, amigos y ex compañeros. Se hizo una marcha desde el centro de la plaza San Martin hasta la sede del Juzgado Federal, unas 4 cuadras por la calle Pueyrredón y se esperó al ingreso de los jueces que ni bien entraron pusieron todas las condiciones de seguridad para el desarrollo de la audiencia y acto seguido pasaron a un cuarto intermedio.
No entendí bien por qué pero cuando se reanudó la sesión leyeron la sentencia. Obviamente no se leyó toda la fundamentación porque son muchas fojas, simplemente se leyó la resolución mediante la cual finalmente y de manera sorprendente, porque todos los que estábamos ahí y que habíamos ido a algunas jornadas previas teníamos la sospecha de que el tribunal iba a fallar por otro lado, porque en los alegatos se dijo de todo, inclusive que se había tratado de un crimen “pasional” figura que no existe más, los crímenes son por violencia de género, etc. Pero se llegó a utilizar esa categoría por parte de la defensa.
La sospecha que teníamos cambió radicalmente cuando escuchamos que la sentencia era efectivamente de cadena perpetua. Estaba uno solo de los criminales, de avanzadísima edad. El otro está preso. Y obviamente fue una gran alegría para todos y todas.
Creo que hay que destacar tres cuestiones, una fue la perseverancia que duró mucho tiempo que organizó una Comisión de compañeros y compañeras que se tomó el trabajo de buscar testigos, vecinos y vecinas que incluso no tenían nada que ver con la militancia de Ana María Martínez y que se reunió un conjunto de elementos con esta participación. Eso hizo posible que la causa no fuera una causa ligera o poco fundamentada, sino que fue muy fundamentada y con mucha participación.
El otro elemento que quiero subrayar es el brillante trabajo de Pablo Llonto como abogado, fue consecuente abogado querellante que logró demostrar claramente que Ana María Martínez fue secuestrada, desaparecida y luego apareció muerta al final de la dictadura, en la previa de las Malvinas.
Y el tercer elemento es la coyuntura, porque hace días la Corte Suprema se pronunció en contra del 2x1, con el voto en contra de Rosencrantz. Y ese hecho para mí tiene un peso político en el fallo del tribunal. Hubiera quedado horrible el tribunal a la derecha de la Corte Suprema. Yo creo que ese conjunto de factores se reunieron y esta coyuntura nos ayudó. No quiero decir con esto que la Corte Suprema sea progresista, pero ese fallo, por las razones que fuera, intereses políticos, contradicciones, etc., permitió que el tribunal oral de San Martin se pronunciara más claramente. Fue una sentencia contundente.
M.H.: ¿Tuviste alguna vinculación con la candidatura presidencial de Manuel Scorza como parte del FOCEP?
M.M.: No sólo, incluso antes de la candidatura presidencial en 1978, cuando se realizan las elecciones para la Asamblea Constituyente, después de la segunda huelga general que va a derrotar a la dictadura de Morales Bermúdez y se da una apertura democrática importante. En esas elecciones interviene el FOCEP (Frente Obrero Campesino Estudiantil y Popular). Que se forma con distintos sectores, uno era el independiente, liderado por Genaro Ledesma que es el abogado que aparece en la novela Redoble Por Rancas, acompañado por Manuel Scorza y Laura Caller. Otro era el trotskismo, el Partido Socialista de los Trabajadores, con Hugo Blanco al frente, otro era el Partido Obrero Marxista Revolucionario con Ricardo Napurí y también sectores maoístas. Ese conjunto se presentó por primera vez en la historia del Perú para una Asamblea Constituyente y dio un golpe inmenso porque la Constituyente convocada por la dictadura tenía 100 bancas, la izquierda en total tenía 30 y el FOCEP 12. Una presencia impresionante ahí adentro.
M.H.: Ricardo Napurí comenta que fue elegido constituyente estando en Francia.
M.M.: Porque habían sido deportados los candidatos. Ahí tuvimos un problema con Manuel Scorza lamentablemente. La primera huelga general fue el 1º de julio de 1977 que fue impresionante, un paro súper contundente y la segunda fue de 48 horas del 22 al 23 de mayo de 1978, que también fue impresionante; entonces ya estaban convocadas las elecciones pero como el paro fue tan contundente, la dictadura postergó las elecciones a la Constituyente un mes porque la situación era bastante compleja.
El dictador lloró en la televisión, es un hecho histórico ese. Dijo “pido perdón a mi pueblo”. El tipo venía del nacionalismo militar de Velazco Alvarado y lloró porque habían firmado con el FMI la aplicación de un paquete de medidas económicas que cambiaban completamente la situación del país. Era una crisis tremenda porque todo el país estaba movilizado, el APRA estaba a fondo contra la dictadura, aunque negociaban. Se convocó a la realización de la Asamblea Constituyente, se postergó un mes y en ese ínterin la dictadura ordena la razia, detención y deportación de las más importantes figuras de la izquierda y también algunos de la derecha.
En esa historia fueron perseguidos y allanadas las casas de Genaro Ledesma, Hugo Blanco, Ricardo Napurí, Javier Díaz Canseco, pero Manuel Scorza pudo evadirse y estando en esa situación dijo que si los candidatos estaban presos o exiliados no iba a participar, porque de ahí fueron echados a la Argentina mediante el Plan Cóndor.
M.H.: Plan Cóndor por el que hoy Bermúdez no puede salir de Perú requerido por Interpol.
M.M.: Exactamente. A todas estas figuras de la política peruana, que estaban al frente de la lucha popular, los suben a un avión y los llevan a Jujuy y sucede una casualidad extraña, un diario de Jujuy toma la foto del avión y la publica, entonces queda en evidencia que estaban allí. El plan era que no se supiera nada, los traían a Jujuy y los iban a desaparecer. Como se publicó esa foto del avión de la Fuerza Aérea Peruana se hizo público el tema, entonces intervino la ONU para que los liberaran. Videla inmediatamente decidió deshacerse de ese paquete.
M.H.: Además era coincidente con la época del Mundial de fútbol.
M.M.: Exacto. El mismo año que yo volví al Perú. Para Videla era un lío tener a esta gente acá y arreglaron con las embajadas y los enviaron a Francia y a otros países europeos. Cuando se realizan las elecciones, un mes después de ese acontecimiento, ganan en el exilio Hugo Blanco, Canseco, Napurí, Ledesma. Pero Scorza que había considerado que las elecciones eran fraudulentas había renunciado a su candidatura entonces quedó fuera de la Constituyente, lo cual fue un problema porque era una figura muy representativa de la cultura y literatura peruana de los ´60 y un escritor de prestigio internacional.
M.H.: En 1968 es finalista del Premio Planeta por la novela Redoble por Rancas que cuenta la lucha que en los Andes centrales se libraron entre 1950 y 1962. Son cinco libros, pero sintéticamente ¿de qué habla Redoble por Rancas?
M.M.: Scorza era poeta. No era novelista. Pero cuando empieza a desarrollarse esta lucha campesina en Rancas, en la provincia de Yanahuanca departamento de Cerro de Pasco en el centro de los Andes peruanos, ahí Scorza se siente interpelado por esa lucha y cambia su oficio de poeta y se vuelve novelista. Recoge la experiencia concreta y viva de esa lucha que fue tremenda. Parte de la novela son hechos reales y otra parte es una ficción porque es un gran creador, un experto en generar metáforas, figuras literarias de muy alto nivel, un tipo extremadamente culto.
La comunidad de Yanahuanca que era bastante grande fue ocupada por la Cerro de Pasco Copper Corporation, que después Velazco Alvarado expropia para crear Minera Perú, es una empresa norteamericana gigantesca que se hace cargo de todos los yacimientos de minerales de la zona, y para desarrollar su trabajo de explotación de los minerales toma por asalto la comunidad con el apoyo de las autoridades.
El Juez Montenegro que es un personaje real de la novela era un hombre terrible, el cura párroco, la Guardia Civil, etc. Toman por asalto las tierras de los campesinos que resisten en un enfrentamiento tremendo. La figura de Héctor Chacón es real, era un dirigente de la comunidad campesina que en la novela Scorza lo pone como encargado de matar al juez Montenegro, dándole una vuelta muy interesante.
Pero Chacón fue apresado y condenado a 25 años de prisión, igual que la condena a Hugo Blanco por la lucha campesina del Cusco. Tanto es así que cuando sale publicada la novela Velazco Alvarado, al expropiar Cerro de Pasco liberó a los líderes de esa lucha, era insólito que siguieran presos. Entonces los indultaron. Igual hicieron con Hugo Blanco que había luchado por la reforma agraria, al decretarla tuvieron que dejarlo libre.
Redoble por Rancas es eso, “redoble” es una tradición que viene de la época del Virreinato, las campanas redoblan cuando alguien muere, es un toque especial del campanario, distinto del repique que es el toque de algarabía, cuando hay una misa, un casamiento o un bautismo. Entonces toma la figura exacta, porque esa ocupación había significado efectivamente un atropello tremendo para el pueblo campesino por Cerro de Pasco.
M.H.: Es bastante difícil conseguir los 5 libros. Yo descubrí este libro en la época de la dictadura en una librería de Corrientes. Los cuatro tomos Redoble por Rancas, Garabombo el invisible, El jinete insomne y El cantar de Agapito Robles. La tumba del relámpago no lo conseguí.
M.M.: Es la última esa.
M.H.: La novela fue traducida a 25 idiomas. Murió Manuel Scorza hace 35 años, un 27 de noviembre de 1983 cuando se estrelló en Madrid el Jumbo de Avianca y el piloto borracho cuando el indicador de altitud pitaba porque volaba demasiado bajo, decía “Calla gringo”. Estaban con él Marta Traba, Ángel Rama y Jorge Ibarongoitía que iban a un congreso de escritores. El libro fue editado por Planeta en 1970 pero fue finalista del Premio Planeta en 1968 en algo que se considera bastante extraño porque es finalista del premio en plena dictadura franquista.
Mencionaste a Hugo Blanco. Pero no es protagonista de Redoble por Rancas.
M.M.: No. Porque la lucha de Hugo Blanco fue al sur, en los Valles de la Convención Hilares en el departamento de Cusco. La lucha de Rancas es al centro del país y es claramente una lucha campesina contra la prepotencia del imperialismo norteamericano. En el caso de Hugo Blanco la lucha es de los campesinos contra los terratenientes. Es una lucha por la reforma agraria, por el derecho a la tierra. Su consigna era “Tierra o muerte”. Son dos procesos diferentes que se dan en momentos más o menos coincidentes porque la de Hugo Blanco comienza en 1959 y termina en 1962. O al menos una primera parte.
M.H.: ¿Qué fue de la lucha de esas comunidades en el presente?
M.M.: Hay toda una discusión en el Perú, que para mí es muy importante. Porque entre el campo intelectual y la izquierda había dos posiciones, una era que esas comunidades, como había dicho Mariátegui en su momento, tenían un germen de colectividad y eran una base a tener en cuenta para pensar el socialismo, no se podía pasar por encima de esa realidad porque ahí había una cultura comunitaria, trabajo colectivo, etc. Valores diferentes a los del capitalismo.
La otra posición es que efectivamente ese es el origen pero que ya eso no existe más y que hay que pensar en términos modernos por así decirlo, esas comunidades si bien tuvieron esas características, hoy el capitalismo avanzó sobre esas comunidades. Creo que las dos tienen elementos de verdad, el tema es que esas comunidades en los ´80 y ´90 sufrieron la embestida de la lucha armada de Sendero Luminoso que atravesó la vida comunitaria, entonces la guerra contrainsurgente, la presencia del Ejército disputándose a la comunidad, creando rondas campesinas como autodefensa. Toda una cosa espantosa que termina en una situación horrible que es lo que se llama el fujimorismo y todo lo que significó la década del ´90 en Perú.
Fujimori disuelve el Congreso, impone el Estado de emergencia, la militarización de toda la sierra del país y de toda la selva. El balance de eso según la Comisión de la Verdad es de 69.000 muertos en democracia, porque el cierre del Congreso de Fujimori duró 3 años solamente, después lo volvió a abrir.
O sea que terminado el gobierno de Bermúdez en 1980 vienen Belaúnde Terry, Alan García y luego Fujimori durante dos períodos, en ese lapso tenemos 69.000 víctimas. Hugo Blanco lo ha definido como un etnocidio. No es igual que en Argentina, aquí el movimiento de Derechos Humanos ha tenido una dimensión enorme, ahí son indígenas NN y hay un punto en común con “Garabombo el invisible”, es el sujeto que el poder no ve.
Garabombo fue a la comunidad a denunciar que a él no lo veían, entonces lleva a toda la comunidad hasta el pueblo y hace todo tipo de gestos delante de la policía que está de guardia y no lo ve, no existe. Esa figura se verificó lamentablemente porque son NN. Sí, hay una lista de muertos y desaparecidos, pero no hay Madres de Plaza de Mayo en Perú, es otra realidad. Por eso me parece una buena definición la de etnocidio de Hugo Blanco.
Manuel Martínez es integrante del consejo de redacción de Herramienta
Este artículo apareció en Rebelión, quien lo ha publicado con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.