30/10/2024
La amplitud y la rapidez de las destrucciones de empleos, es una de las características de la recesión mundial presente. Y las marcas distan mucho de alcanzarse. Así a principios del mes de marzo - según New York Times y Wall Street Journal - las grandes y medianas empresas industriales así como las de los servicios que se conectan con ellas, lo mismo que la rama de la construcción, son los sectores que suprimen más empleos.
El sector bancario y financiero contribuye también al aumento de las personas despedidas. Pero, además: escuelas, administraciones públicas y bibliotecas, despiden asalariados/as en este sector público. Son California, Illinois, Pensylvania, Georgia y Massachusetts que están en primera fila. La reducción de los “gastos públicos” es la causa.
En la industria, una empresa tan prestigiosa como United Tecnologías - un conglomerado transnacional, asentado en Connecticut y activo en la aeronáutica (los helicópteros Sikorsky, los motores Pratt & Whitney) o en los ascensores Otis, sistemas antifuego, etc. - anunció, a principios de marzo, 15.000 “reducciones de empleos” en Estados Unidos.
Manpower Internacional, en su investigación adjunta para los patrones sobre las perspectivas de compromiso de nuevos empleos, de abril a junio 2009, registra su resultado más bajo desde que estableció este censo en 1982. El resultado neto es negativo.
El hacha para los empleos
La simple enumeración de los empleos suprimidos entre enero 2008 y febrero 2009 (ver tabla) da una imagen de lo que ocurre en la principal economía capitalista a escala mundial.
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Tabla
Empleos perdidos en EEUU (acumulativo)
Enero 2008 72.000
Febrero 216.000
Marzo 338.000
Abril 498.000
Mayo 635.000
Junio 796.000
Julio 924.000
Agosto 1.099.000
Septiembre 1.420.000
Octubre 1.800.000
Noviembre 2.397.000
Diciembre 3.078.000
Enero 2009 3.733.000
Febrero 4.384.000
(Fuentes: Wall Street Journal y CNBC)
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El 6 de marzo 2008, el Bureau of Labor Statistic (BLS) anunciaba que el desempleo había alcanzado el porcentaje del 8,1%. Este resultado valía un gran título, en primera plana, del diario británico Financial Times (7-03-09): “El número de personas estadounidenses desempleadas es el peor desde hace 25 años”. Durante los cuatro meses (noviembre 2008-febrero 2009), la economía norteamericana perdió, como promedio, 600.000 empleos al mes.
Para representarse mejor la situación, es útil recordar la duración, en meses, de las recesiones registradas oficialmente en Estados Unidos: en 1973-1975: 17 meses; 1981-1982: 16 meses (sin contar la recesión de julio de 1980); 1990-1991 (9 meses); 2001 (9 meses); diciembre de 2007 a ¿?. Ahora con 16 meses de recesión se dista mucho de una reactivación.
La parte de la población empleada (que dispone de un empleo) pasó de un 63,4%, en diciembre 2006 al 60,3% en febrero 2009. Esta caída es ya superior a la registrada en el repliegue económico de los años ochenta.
Ahora bien, para mantener el número de empleos teniendo en cuenta la llegada al mercado laboral de nuevas personas, habría sido necesario aumentar el número de puestos de trabajo en 1,8 millón desde diciembre 2007. No se contabilizan aquí en las estadísticas, las personas encarceladas: 2,7 millones en diciembre 2007. La tasa de desempleo de los afro-americanos es, en febrero 2009, del 13,4% y el desempleo de los hispánicos del 10,9%; y es sólo la punta del iceberg. La “desafiliación social”, entre otras cosas, de una fracción de estas poblaciones crea las condiciones que legitiman una política carcelaria de una extraordinaria brutalidad. Por fin, es necesario recordar que el desempleo se prolonga bien después del final, formal, de una recesión; es decir, en la fase dicha de reactivación. Se lo constatará en Suiza en 2010 y 2011; lo que no significa que 2010 suene como final de la recesión suiza.
En realidad, más de 23,1 millones
Para disponer de una medida más exacta de la situación del empleo, es necesario tener en cuenta el subempleo. Es decir, las personas que trabajan a tiempo parcial y que buscan un empleo a tiempo completo. Ahora bien, según el BLS, el porcentaje de personas subempleadas pasó de 13,9 en enero 2009 a 14,8 en febrero. Desde el principio de la recesión, el número de asalariado/as obligados/as a un tiempo parcial - con la pérdida de renta que eso implica, fuera mencionar la inexistencia de protección social, esencialmente - aumentó en 4 millones. En efecto, la estadística indica la cifra de 8,6 millones para febrero 2009, con relación a 4 millones en diciembre 2007.
En total, el subempleo afecta a 23,1 millones de personas por esta pandemia consustancial al sistema capitalista. A eso se añade el desempleo a largo plazo, es decir, los que en Estados Unidos se encuentran en desempleo duradero por más de un período de seis semanas. Es muy elevado: 23,1%, lo que no tiene nada de asombroso cuando se sabe que la relación entre los “lugares vacantes” de los desempleados y las desempleadas es de 1 a 4 (un lugar vacante por 4 sin empleo). Mientras tanto, las “personas desalentadas” de buscar un empleo, no figuran en estas cifras mencionadas aquí. Ahora bien, durante este año van a multiplicarse las quiebras, por lo que se sumarán los efectos sobre la cascada del desempleo.
El volumen de los empleos que se suprimirán - además de el ya efectuado – en la industria del automóvil será enorme. El conjunto del sector (fabricantes de equipos, minoristas, etc.) que dependen del “núcleo duro” será afectado, como ya se vio en los casos de General Motors, Ford, Chrysler, pero también en Toyota y Honda cuyas ventas declinan cada vez más. En este sector, ya siniestrado, despidos masivos desembocan en pérdidas no sólo de salario, sino también de seguro de enfermedad y jubilación.
Estas constataciones ponen de manifiesto que los “planes de reactivación” de la administración Obama, distan mucho de responder a las necesidades de empleos, fuera de mencionar la calidad de estos empleos. Esta crisis pone abiertamente en cuestión la capacidad del sistema capitalista para responder a las necesidades sociales. Y la brutalidad con la cual este sistema trata a los seres humanos (los “recursos humanos”) sólo es otra faceta de la rudeza con la cual “agota los recursos del planeta”.
Revista La Breche
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Traducción de Ernesto Herrera – Correspondencia de Prensa