18/04/2024

¿Réquiem por la autonomía en la UNAM?. Ser estudiante, verdadero "peligro social" para la dictadura perfecta.

Por , , Jordán Elena

 Mientras escribo el PRI festeja sus 71 años en el poder. Es fácil de imaginar que la estructura antidemocrática que impregna al partido oficial y a todas las instituciones del Estado, se ha mantenido latente y subyace en una cultura política que sostiene en tantos años al partido del poder. Dentro de ella, la “oligarquía burocrática” que dirige de manera arbitraria los destinos de la comunidad universitaria es una manifestación más de las “mafias” de mediocres[1] que procede a continuar con la tarea de desmantelar la universidad y sigue a pie juntillas los lineamientos del Banco Mundial.

El origen de los movimientos estudiantiles tiene un denominador común a nivel mundial, el rechazo de las nuevas generaciones ante un “no futuro” certero. El caso latinoamericano, sin embargo, nos muestra cierta “especificidad”: el curioso origen de los movimientos se encuentra en la respuesta a arbitrarias acciones gubernamentales que, respondiendo a directivas puntuales del FMI, se proponen aniquilar hasta el último intersticio de oxígeno en las ya pauperizadas y contaminadas vías respiratorias de la sociedad. De una sociedad exhausta y agonizante, pero todavía viva.
La universidad que se proyecta debe ser funcional al modelo de país, una gran maquiladora no necesita seres pensantes, más bien mano de obra barata, analfabeta, desinformada y sin contacto con el mundo exterior.
Aquí, los derechos sociales básicos de los individuos son considerados como un costo o gasto, que se debe racionalizar: Se espera devastar la universidad, para que se adecue al mercado. Una universidad flexible, entonces, donde se anule al pensamiento crítico, donde se cierren aún más los espacios de investigación, no es evidentemente la universidad pública y gratuita. Pero, ¿qué significa considerar un “gasto” a la educación al tiempo que se rescata la deuda del banco Serfín por un monto tres veces mayor al presupuesto de la UNAM? ¿Cuál es el mensaje que subyace? La exclusión llana del 70 % de los mexicanos[2], al tiempo que siete sujetos perciben el equivalente al 5% del PIB de México.[3] En este sentido, la caída en el subsidio federal a la educación superior y de posgrado se ha incrementado en la última década, si en 1994 era cercano a los 3600 millones de dólares, para 1999 era ligeramente superior a los 2600; de igual modo, el gasto por alumno cayó de cerca de 2600 dólares por año en 1994 a 1400 según el presupuesto programado para este año (cifras expresadas en precios constantes, 2000=100). El castigo a la educación superior se refleja también por la caída en términos de su proporción con respecto al nivel educativo medio o básico, pues de representar cerca del 27% del subsidio federal en 1980, pasó a no superar el 15% en los dos últimos años.[4]
                                                                                                                                                          
El movimiento
 
Es otro mundo y es real. Tú mismo lo construyes.
Sayuri, estudiante miembro del CGH.
La huelga comenzó en abril del año pasado, cuando el ex rector Barnés impuso un alza de los aranceles universitarios, que pasaron de 20 centavos de dólar a 21 dólares mensuales, como eje de una reconversión educativa de cuño neoliberal. La propuesta puede causar la deserción de muchos alumnos. Sergio Humberto Abreu Cruz, de 27 años, un estudiante de ciencias políticas, apoya la huelga. El único ingreso de su familia proviene de la venta de tortas que realiza su madre y no tiene posibilidades de pagar el nuevo arancel.[5]
 
Se trata de la irrupción de un sector de la generación del desastre que, de acuerdo con la propensión de la sociedad en su conjunto, debería haberse sumido en su anomia y deshumanización, tendrían que estar desintegrados y en silencio, pero que, sin embargo, se rebela contra la sentencia de no ser, de no tener voz ni espacio, ni futuro predecible, ni presente. Este movimiento se ha construido, dándose la difícil tarea de restituir las escasas huellas positivas que reconoce en su entorno y repudiar aquello ligado a la corrupción y la hipocresía. Su herramienta crítica fundamental ha sido la desconfianza.
Desconfianza frente a la clase política y sus partidos, ampliamente relacionados con la transa. Desconfianza frente a todo tipo de autoridades, frente a los adultos, los medios de comunicación y aún frente a sus propios liderazgos. Del entorno social han intentado rescatar lo que consideran honesto y desinteresado, en especial los elementos de la novedosa cultura política que los zapatistas chiapanecos se han esforzado por compartir con otros movimientos y luchas, como el axioma de "mandar obedeciendo" en cuanto principal garantía democrática.[6]
La forma de democracia participativa que se desarrolla en la mayoría de las comunidades escolares, la vigilancia constante sobre sus representantes, así como su rotación permanente y el pragmatismo y desconfianza de las bases huelguistas frente a las corrientes constituidas, apuntan hacia el surgimiento de una nueva racionalidad comunicativa emanada de las asambleas comunitarias de los paristas. Esto se refleja en el hecho de que ninguna de las corrientes del movimiento, ni las más radicales ni los más moderados, han logrado la hegemonía sobre el Consejo General de Huelga, en cuyo seno las llamadas bases independientes, que no se inscriben en ninguna corriente, son las que se han erigido como el fiel de la balanza.[7]
 
Castillo: Una de las demandas era que las reuniones con la rectoría fueran abiertas y televisadas y no secretas. Una de las claves de la fortaleza del CGH y de la huelga es su mecanismo de rotatividad de las personas que discutían con el rector y que todo debía ser refrendado por la base. Así se impidió la existencia de un grupo que negociara en secreto a espaldas de los estudiantes y los traicionara. Antes del desalojo, el rector Juan Ramón de la Fuente había convocado a un plebiscito para tratar de levantar la toma. Aunque perdió la posición del rector, los medios decían que 9 de cada 10 estudiantes querían levantar la medida. Al poco tiempo el grupo comando Cobra, dirigido por un matón derechista, se enfrentó con los estudiantes de la Preparatoria 3 y hubo 200 detenidos. En ese momento quedó en evidencia que las autoridades no tenían intenciones democráticas de negociar, como quisieron mostrar con el plebiscito, sino que seguían reprimiendo. Algunos intelectuales que habían apoyado al rector con su firma en solicitadas, como Carlos Fuentes, Carlos Monsivais y Elena Poniatowska, se arrepintieron en público. (Ernesto) Zedillo estaba en Davos y había hecho un discurso contra los que se oponen a la globalización, a los que llamó globalifóbicos. Dicen que arregló desde allí con el rector la intervención donde fuimos detenidos.[8]
 
¿Por qué no se logra el apoyo de los “otros sectores” que forman la “comunidad universitaria”?
 
O mejor dicho: ¿quiénes son esos "otros sectores" que defienden, a como de lugar, la "no-democratización" de la UNAM?
 
La universidad nacional no escapa a la estructura antidemocrática y el reparto de poder. Está controlada por quince personas (la Junta de Gobierno) y los 132 miembros del Consejo Universitario (Directores de Escuelas, Facultades e Institutos), en su mayoría vinculados directamente al Gobierno Federal. Un tejido de elites, familias, grupos políticos y gremios que se disputan el control de la UNAM, pero con la convicción de que sólo a ellas les compete el poder de decisión. La universidad es patrimonio del régimen y de sus burócratas. [9]
 
Esto ayuda a entender otras cosas:
 
En una carta pública abierta a Monsiváis, Marcos se quejó de que este movimiento estudiantil "tenga tan pocos dispuestos a tratar de entenderlo y demasiado prestos a juzgarlos" y habló de una brecha entre el CGH y los líderes de opinión, y entre éstos y la opinión pública[10] (...) El incidente, que continuó con una respuesta de Monsiváis[11] en la que éste insistió en el "sectarismo", "la cerrazón y el monólogo febril y machista" y "las posiciones irreductibles del todo o nada" de los “ultras” –al tiempo que parecía dar fe y credibilidad a "la voluntad de no reprimir" del presidente Zedillo-, fue seguida con fruición de manos por los medios, que rápidamente editorializaron sobre la “ruptura” de Marcos con sus antiguos socios de la izquierda vernácula. Ligados por tradición al poder del Estado y por ende al PRI, los medios se ocuparon de sacar de contexto las causas de la huelga estudiantil y martillaron sobre los efectos aleatorios del conflicto, distorsionando los hechos e incluso mintiendo[12].
 
Fueron estos medios los convocantes de los sectores que desataron una verdadera "histeria cacerolera"[13] que, sin embargo, los estudiantes del Consejo General de Huelga supieron resistir y contrarrestar.
 
A los grupos enquistados en la universidad, que utilizan como trampolín político los puestos en la UNAM[14], y que cuentan con todo el apoyo del partido-gobierno-Estado en el poder, se enfrentan jóvenes que, con todos sus límites y errores, buscaron crecer a partir de las críticas que se dieron al interior del movimiento, en un aprendizaje generacional totalmente autodidacta y solitario. Son una juventud producto de casi tres décadas de agandalle y descomposición social. Frente a un acelerado proceso de exclusión, han tenido que desarrollar su vida en una verdadera cultura de la resistencia y el desastre, como se revela en las canciones, grafitis y en la dignidad y orgullo de sentirse sobrevivientes o heroicos[15].
 
Tuvieron en contra a una intelectualidad que se sumó fácil a las condenas, sin intentar comprender la complejidad de lo que había; partidos (de oposición) que rayando casi en la inmoralidad desaparecieron y sacaron a su gente para hacer elecciones y gobierno. Mientras, todos le exigían a esa juventud dar lo que ellos no son capaces, tener la imaginación que ellos no desarrollan y que se comporten de las maneras que ellos mismos traicionaron hace tiempo.[16]
 
Y mientras muchos se retractan ahora de su posición ante el conflicto y otros se radicalizan frente a la intervención de la PFP en la UNAM, como el Dr. Pablo González Casanova, quien renuncia a su cargo como director del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, otro sector aguarda paciente el premio a su colaboración en la identificación de paristas o simpatizantes al movimiento, esperando algún ascenso en el escalafón burocrático.
 
Plebiscito, paredón y después: de la PFP[17] al Mexe.
 
Hay más de 300 padres que escribieron con su misma sangre la palabra Libertad en la rectoría. Y ninguno de ellos condenó la actividad de sus hijos que están presos. Todas las noches cantan afuera del Reclusorio “hijo, escucha, tu padre está en la lucha...”[18]
 
La vuelta a la “normalidad” pretendida por la rectoría, por lo menos no ha sido tan rápida como la derecha esperaba. De hecho, hoy, caracterizar que la derrota es absoluta sería una apreciación tan apresurada como la de afirmar que el CGH está tan fuerte como el primer día de la huelga. El CGH se ha venido reorganizando desde la intervención sin contar con el respaldo de la “mayoría silenciosa”, y en un mes ha sufrido fracasos pero también ha tenido apoyos como nunca antes había recibido, y vivió a su vez repercusiones y experiencias como las del Mexe[19]: circunstancias tan cambiantes como las de los últimos días no representan las mejores condiciones para la construcción de una estrategia de lucha.
Sin embargo, la moral de los estudiantes del CGH es muy alta por lo general, su aprendizaje a lo largo de la huelga no los devuelve derrotados, por el contrario, los enfrenta a las injusticias del sistema: "uno lucha por una causa justa y el Estado te responde con esto” asevera un estudiante que ha sido privado de su libertad, agarrando con su mano los barrotes desde el reclusorio, frente a las cámaras de televisión.
Se respira indignación y dolor, frente a la actitud socarrona y burlesca de la derecha facciosa de la universidad: “Tienen la cabeza llena de estiércol”, asevera el abogado Carrancá en entrevista televisiva, luego de tener que salir por la “coladera” del edificio debido a la silbatina y repulsa generalizada de padres y alumnos en un seminario en la Facultad de Derecho donde pretendía ilustrar a su audiencia acerca de la diferencia entre “presos políticos” y “delincuentes comunes”, en obvia referencia a los paristas.
Frente a la toma de rectoría que efectuara ayer apenas el CGH, para pedir por la liberación de sus compañeros presos y por los seis puntos del pliego petitorio otra vez, está la amenaza ya explícita de una nueva escalada violenta por parte de la PFP en la UNAM.
Con las madres y padres crucificándose en la explanada de la Rectoría, ayunando, retomando la lucha por la educación gratuita que llevan sus hijos, otros sectores "ajenos a la universidad" se suman al conflicto. Muchos de los estudiantes que sí querían clases y que son de primer ingreso, al participar en las asambleas apoyaron a los estudiantes del Consejo General de Huelga en la lucha por la liberación de sus compañeros presos, aunque sin radicalizarse demasiado.
La lucha que están dando los padres es singular y ha logrado mantener una presión muy importante hacia las autoridades, y la rectoría no encuentra solución satisfactoria, ni modo de maquillar la represión, impunidad y la exclusión. Buscando fincar la imagen de un "rector benefactor que sabe perdonar", se le dió mucha cobertura publicitaria al esfuerzo que éste realizaba para coadyuvar en el proceso de liberación de los paristas. Cuando a un numeroso grupo de estudiantes detenidos los jueces les establecen el pago de fianzas[20], las autoridades no midieron ni pensaron en la imagen que se proyectaba ante la sociedad: lo que se mostró a la opinión pública fue la extrema carencia de los padres que no alcanzaban a pagar ni remotamente lo que los jueces les habían fijado arbitrariamente como caución a sus hijos, con lo que el intento publicitario de la alta burocracia universitaria, se vió absolutamente ridiculizado y, por el contrario, se pudo observar crudamente que las demandas del movimiento eran realmente legítimas. Arbitrarios también son los numerosos y ridículos cargos penales contra los paristas, formulados sin pruebas y que se fueron asignando por grupos y sin ningún criterio jurídico: motín, terrorismo, despojo, “peligrosidad social”, etc. Los pocos padres profesionales que hay forman parte del cuerpo de abogados que lleva adelante la defensa de sus propios hijos. [21]
 
 A modo de conclusión:
 
La demanda de rehacer el pacto social entre los mexicanos, que se manifiesta en el reclamo de una constituyente que engendre la nueva Constitución que requerimos para vivir en el siglo XXI, en la UNAM se expresa como la búsqueda de una nueva Ley Orgánica. Sin modificar las estructuras que ésta permite, los triunfos serán parciales.[22]
 
Estos jóvenes han tocado la fibra más sensible, la más delicada; defendiendo sus derechos constitucionales, piden la democratización real al anciano régimen que, a pesar del uso de la violencia, no puede doblegar la resistencia, lo que pone de manifiesto que el conflicto no se ha resuelto con la represión y el lujo de violencia que por todos los medios sigue aplicando el estado.


[1] Como les llamó Adolfo Gilly, en La Jornada.
[2] Según cálculos de Julio Boltvinik. La Jornada, varios artículos publicados.
[3] Elena Jordán, estudiante, en un artículo publicado en Al Cielo por Asalto, publicación que surge de un grupo de cegeacheros del movimiento seis meses atrás.
[4] Según datos elaborados por José G. Gandarilla S., que próximamente será publicado en el Proyecto "La evolución de México en los últimos treinta años".
[5] Carlos Fazio, en Clarín, 30/01/2000. Argentina.
[6] Tomado de: “De la generación del desastre a la huelga salvaje” en La Guillotina, México. 1999.
[7] Ibídem.
[8] "Odisea de los estudiantes expulsados por México", Página 12, 25/02/00.
[9] Carlos Fazio. "Los ultras vs. la mano invisible", en Le Monde diplomatique, Año 2, Nro. 28. Edición mexicana. Octubre 20/Noviembre 19 de 1999. Pág. 20-21.
[10] Comunicado del subcomandante Marcos "La H tiene la palabra (y, como es muda, la cede a la Huelga)", La Jornada, 13 de Octubre de 1999.
[11] Carlos Monsiváis, “De la búsqueda belicosa del nada”, La Jornada, 19 de Octubre de 1999.
[12] C. Fazio, art. cit.
[13] Frase utilizada en un reportaje en La Jornada por el profesor de la Facultad de Economía, Alfredo Velarde, en referencia a las “mujeres de blanco” agitadas por Burgoa y Carrancá, entre otros. Este grupo caracteriza a los paristas como "delincuentes, pseudoestudiantes, drogadictos y prostitutas, delincuentes, en fin, que se han apoderado de nuestra universidad."
[14] Es importante destacar que, después del período del ex-rector Pablo González Casanova, todos los rectores subsiguientes no volvieron nunca a la universidad, y fueron premiados con cargos como Secretarios de Estado.
[15] Gran repercusión hubo en la prensa porque los estudiantes del Comité de Huelga de la Facultad de Cs. Políticas, ironizando, firmaron un documento como "Heroico Comité de Huelga de la Fac…". Los intelectuales y hasta el “sub” se sumaron a esa polémica.
[16] Claudia Favela y Karina Ochoa. "A pesar del machismo, las chavas arrebataron su espacio en la huelga de la UNAM", Triple Jornada Número 19. 6/03/2000.
[17] Policía Federal Preventiva, nuevo cuerpo militar que estrena el Estado con la intervención violenta en la UNAM.
[18] "Odisea de los estudiantes expulsados por México", Página 12, 25/02/00, Argentina.
[19] Luego del ensayo realizado en la UNAM, la policía ingresó a reprimir a los estudiantes de la escuela de El Mexe. El pueblo se levantó, ingresó en la escuela, quemó los vehículos policíacos y atrapó a los que no pudieron escapar. Luego de desnudarlos, atarlos y pasearlos con carteles en sus torsos que los acusaban de las violaciones perpetradas a sus hijos, los mantuvo como rehenes en la plaza del pueblo, logrando intercambiar su libertad por la de los estudiantes presos. Véase La Jornada, 27/02/2000. "La peste: El tufo pega desde la entrada del camino a Mexe, donde se lee la consigna: ´Bienvenidos, camaradas. Desgraciados los pueblos donde la juventud no haga temblar al mundo y los estudiantes sean sumisos ante el tirano`. Y es que dos cosas llaman la atención de la escuela: la cantidad de símbolos y consignas.... y la pestilencia. Porque la Escuela Normal Rural Luis Villarreal, inaugurada en 1923 en el territorio que ocupaba la Hacienda de El Mexe, está construida sobre el canal de aguas negras que riega la región. Una carga Para el gobierno, las normales rurales se han convertido en una carga. El sistema de internado resulta muy costoso (sólo en El Mexe se gastan 7 millones de pesos al año, según el gobierno estatal) y, dice el gobierno, ese gasto no repercute en un alto nivel de aprovechamiento académico. Las autoridades educativas estatales han repetido hasta el cansancio las cifras de ausentismo de los estudiantes y de eficiencia terminal (que no rebasa, dicen, el 30%). Otras cifras que tampoco alientan el optimismo según las autoridades: la atención a la demanda en el nivel de educación superior en Hidalgo es la más baja de todo el país: 29.8% de los egresados del ciclo anterior. La matrícula nacional en normales de primaria en 1983: 108.869. Y en 1994: 34.206. (ANUIES /Informes de Gobierno, en Un siglo de educación en México, Pablo Latapí Sarre, coordinador. México, FCE, 1998)". Estas cifras no van acompañadas de los niveles de pobreza extrema, ni de desocupación en la región, entre otras ausencias en el enfoque de "las autoridades". 
[20] Fianzas que efectivamente resultaban impagables para el grueso de los estudiantes detenidos.
[21] "Concepción Cardoso es madre de uno de los detenidos en la Prepa 3, trabaja ´haciendo limpiezas`: ´ yo no tengo ni la primaria no estoy preparada –externa, apenada- pero siento que lo que están haciendo nuestros hijo es algo para mejorar. No estaba integrada anteriormente al movimiento, pero ahora voy a las marchas y boteo; estoy con ellos y debo cooperar`. El hijo de Estela Padilla Castillo, estudiaba economía. Ella mantiene a sus dos hijos vendiendo quesadillas, sopes y gorditas, actividad que dejó momentáneamente. Padilla Castillo tiene 60 años de edad y es originaria de Chiapas.” La lista sigue y los cuadros son muy semejantes en el plantón donde se encuentran apostadas, frente al Reclusorio Norte.
[22] Enrique González Ruiz, "UNAM: de la imposición de cuotas a la huelga rebelde", en: Cuadernillos de Análisis nro. 5, SITUAM. México, 1999.

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