Ediciones El Caballito, México, 2000, 264 páginas.
Adrián Sotelo Valencia, profesor investigador del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) analiza en este libro, en su calidad de testigo y actor, la huelga estudiantil de 1999-2000 que se desarrolló en la UNAM como respuesta a la embestida de las políticas económicas neoliberales mexicanas a la Universidad pública.
El autor pasa revista a las causas estructurales y coyunturales del conflicto universitario que, en el transcurso de 288 días de huelga, se fue transformando –como él mismo sostiene- “en uno de los movimientos sociales emergentes más importantes de finales del siglo XX. No sólo por su duración excepcional, sino por su significado político” al enfrentar, directamente, las políticas neoliberales del Estado en materia educativa.
Del texto de Sotelo Valencia se desprende la severa crisis estructural que atraviesa la UNAM. Por una parte debido a los intentos estatales de ir convirtiendo paulatinamente su carácter de Universidad pública en Universidad privada. De otra parte, a causa de los métodos represivos utilizados por las autoridades para imponer la oleada privatizadora a la comunidad universitaria, en su objetivo de desmembramiento de las universidades como un todo a través del intento de segmentación y descentralización de la UNAM, su elitización, la exclusión social de los estudiantes de bajos ingresos.
Tal como manifiesta David Alvarez Saldaña en el prólogo de este libro, la lucha de los estudiantes organizados en el Consejo General de Huelga (CGH), que cerró las instalaciones universitarias por el período de casi un año (abril de 1999 a febrero de 2000), fue la respuesta combativa dada a los intentos de los funcionarios de transformar la UNAM pública y gratuita en una universidad de carácter privado, imponiendo gravosos pagos para estudiar y un perfil educativo que empalmara con la rentabilidad de la propiedad privada educativa.
Adrián Sotelo Valencia pone de manifiesto –a través de una profunda investigación que recoge gran cantidad de material hemerográfico y bibliográfico-, las transformaciones que la huelga estudiantil operó en el mapa político del México de fines de siglo. En ese intento, el autor se encamina a realizar dos tareas: por un lado presentar el marco general que “involucra la crisis y reestructuración del capitalismo mundial” y por otro, la realización de una descripción cronológica de los principales acontecimientos de la lucha estudiantil del período, junto a un análisis de periodización y de coyuntura.
De este modo el libro pondrá de relieve los acontecimientos más importantes sucedidos desde el inicio del movimiento de los estudiantes, tales como la formación de la Asamblea Estudiantil Universitaria, las diversas propuestas de solución al conflicto que presentan las fuerzas políticas externas al movimiento estudiantil, la luchas internas de las corrientes políticas y diferentes tácticas y objetivos de estas corrientes, las diferentes y múltiples represiones a los integrantes del movimiento estudiantil a lo largo de la lucha y, finalmente, la irrupción de la Policía Federal Preventiva (PFP) para romper la huelga con violencia.
En lo que respecta a las formas organizativas que los estudiantes se dieron para enfrentar la arremetida neoliberal, Sotelo Valencia destacará a lo largo de su escrito “el carácter horizontal, la rotación de los delegados, la ausencia de liderazgos personales, la discusión colectiva, la existencia de la Asamblea democrática como el espacio central de la toma de decisiones, el ‘mandar obedeciendo’”. Elementos todos que dan explicación a la fuerza del movimiento estudiantil y su organización. Destaca también el hecho de que el Consejo General de Huelga no haya sido hegemonizado –en el transcurso de toda la huelga, y aún después de ella-, por ningún partido o fuerza política en particular.
El esfuerzo de Sotelo Valencia resalta en todo momento su intención de observar y analizar el movimiento y la lucha estudiantil sin apasionamiento ideológico, sin prejuicios, buscando el conocimiento objetivo y tratando de comprender su naturaleza y especificidad. Así pretende el autor reforzar con elementos tanto testimoniales como analíticos, el necesario estudio de este movimiento social. En ese camino se diferencia de “los llamados intelectuales que, mas bien, se empeñaron en atacar al movimiento, al mismo tiempo que se pusieron al servicio del establishment” y que estando guiados por prejuicios políticos condenan al movimiento “sin el menor intento de caracterización y de ubicación en el concierto de las luchas de clases en el país y del surgimiento de lo que podemos llamar ‘movimientos sociales emergentes’, frente a la pérdida de identidad y crisis de los partidos oficiales y tolerados por el sistema”.
El libro está dividido en cinco capítulos principales. En el primero el autor analiza el contexto general de la crisis y reestructuración del capitalismo global y sus efectos en la educación media y superior mexicana.
En el segundo capítulo estudia el tipo de universidad vigente hasta la crisis estructural de los ochenta y el advenimiento la denominada “universidad liberal”.
El tercer capítulo se detiene en las repercusiones e implicaciones de las políticas neoliberales en general y en la educación. También se centra en la especificidad de las causas del conflicto estudiantil, en su origen y desarrollo (donde desmenuza las modificaciones al sistema de pagos para estudiar, la verticalidad autoritaria en la toma de decisiones universitarias y la privatización de segmentos del quehacer universitario), en las corrientes políticas, en el papel de la intelectualidad y en la capacidad de convocatoria del Consejo General de Huelga.
Un cuarto capítulo está dedicado al diálogo y negociación durante el conflicto. Allí se destacan las implicaciones del diálogo con las autoridades para el movimiento y las contradicciones que genera, la estrategia de las autoridades y de la represión, los intentos de desgaste y de fracturar la lucha estudiantil y diferentes propuestas internas al movimiento y de las diferentes corrientes, moderadas y “neo-moderadas”.
Finalmente, en el quinto y último capítulo analiza las propuestas al Congreso Universitario post huelga, así como un intento de entrever las perspectivas abiertas en el conflicto universitario dentro de la coyuntura mexicana.
El libro contiene además un destacado apéndice documental de los Manifiestos a la Nación del Consejo General de Huelga estudiantil de la UNAM, y una muy importante y necesaria Cronología del Movimiento Estudiantil del período, elaborada por Felipe Valerio Marín, estudiante de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.