12/12/2024
Cerramos este número de Herramienta en medio de dos vendavales: la crisis social y política que sacude a Bolivia y la crisis económica que convulsiona al capitalismo global.
Desde que asumió la presidencia de Bolivia Evo Morales, la reacción ha hecho esfuerzos continuos y cada vez más violentos por forzar su salida o, por lo menos, trabar los propósitos de su gobierno y sobre todo aplastar las exigencias y masiva movilización de los de abajo. La vanguardia de esta ofensiva está en los departamentos de la llamada Media Luna, la región oriental del país donde se concentra la mayor riqueza agraria y petrolera, y donde tiene su asiento la burguesía más dinámica. Con el aliento indisimulable de los Estados Unidos y la coartada de reclamar “autonomía”, las burguesías de la Media Luna han llevado una ofensiva tras otra contra el gobierno de Evo. Han recurrido al racismo más desaforado, a la exhibición impúdica de símbolos nazis y a una violencia desmedida, que culminó con el asesinato en masa de campesinos indígenas de Pando que se movilizaron para defender al gobierno. El rotundo triunfo del gobierno en el referéndum revocatorio del 10 de agosto (cuando fue respaldado por dos tercios de los votantes) llevó a su punto más alto la furia de la reacción y polarizó las posiciones. Aunque se retomaron las discusiones entre Morales y los prefectos de la Media Luna y se redujeron las tensiones, no hay duda de que la reacción no abandonará sus objetivos. En días, semanas o meses, Bolivia volverá a vivir los enfrentamientos. Porque el imperialismo, que está detrás de los reaccionarios bolivianos, también se prepara en el resto del continente, como lo muestra la presencia de su IV Flota, con el propósito de recuperar la ofensiva política. Declaramos nuestra plena solidaridad con la lucha del pueblo boliviano y denunciamos la ofensiva imperialista y burguesa contra el gobierno al que ese pueblo ha votado repetidamente.
Los últimos días de septiembre han agravado la crisis financiera que comenzó a mediados de 2007 en los Estados Unidos. Con el correr de los meses, el estallido de la burbuja de las hipotecas de baja calidad arrastró la caída en cadena de instituciones financieras de primer nivel en el país de origen de la crisis y en Europa. De un comienzo acotado al sector financiero, la crisis comenzó a trasladarse a la producción, planteando la amenaza de una recesión, con su cortejo de desocupación, bajas salariales y mayor deterioro de las condiciones de trabajo. El jueves 18 de septiembre, estuvo en la sede de Herramienta un viejo conocido de nuestros lectores, destacado economista marxista y especializado precisamente en el estudio de la globalización financiera, François Chesnais. Como un aporte a la comprensión de la crisis que hoy concentra la atención del mundo entero, publicamos en esta edición el texto de la exposición de Chesnais sobre la crisis actual y sus perspectivas probables. Para un panorama más amplio de la situación mundial, el penetrante análisis de Chesnais se complementa con un reportaje a Gilbert Achcar, quien aporta a la discusión sobre las condiciones políticas actuales de la hegemonía norteamericana. Las condiciones y la dinámica del capitalismo actual que han dado lugar a la presente crisis son una preocupación constante en la revista. Casi no hay edición en la que no se haya publicado algún aporte sobre el tema. La exposición de Chesnais es, pues, un eslabón en una cadena de trabajos de análisis y toma de posición que no se ha de interrumpir, sobre la característica propia del capitalismo de desarrollarse a través de crisis que arrojan a millones de seres humanos a la peor miseria. El lector advertirá la importancia que Chesnais atribuye a otra crisis: la ecológica. A diferencia de la otra, la crisis ecológica no responde a ciclos de auge y retracción, sino que es un proceso continuo de deterioro, que amenaza con la destrucción del medio ambiente apto para la vida humana. Tema éste que también ha sido y seguirá siendo objeto de la atención de Herramienta.