05/02/2025
"este punto (el doble carácter del trabajo representado por las mercancÃas) es el eje en torno al cual gira la comprensión de la economÃa polÃtica." (Marx, El Capital I, p.9)
1.
El doble carácter del trabajo es la clave para entender el desarrollo
actual de la lucha de clases.
2.
a) En los Manuscritos de 1844, el
joven Marx hace una distinción entre el trabajo enajenado y la actividad vital
consciente. En el capitalismo, la actividad vital consciente, lo que nos
distingue de los animales, existe en la forma del trabajo enajenado.
b) En El Capital, Marx distingue entre el trabajo abstracto y el trabajo útil (o concreto). El trabajo útil produce valores de uso y existe en cualquier sociedad, pero en el capitalismo existe en la forma de trabajo abstracto, trabajo abstraÃdo de sus especificidades, trabajo que produce valor. La distinción entre trabajo abstracto y trabajo útil es esencialmente la misma que la distinción previa entre trabajo enajenado y actividad vital consciente. El trabajo útil es actividad o hacer humano creativo-productivo, sea la que sea la sociedad donde se desarrolla, y el trabajo abstracto es un trabajo no auto-determinante en el cual toda distinción cualitativa se reduce a cuantidad. Para enfatizar la distinción (y porque la constitución de "trabajo" como algo separado del flujo general del hacer es resultado de su abstracción) hablaremos de "hacer útil" en lugar de "trabajo útil".
c) La dicotomÃa entre trabajo abstracto y hacer útil es un tema central de El Capital. El doble carácter del trabajo crea el doble carácter de la mercancÃa como valor de uso y valor; estructura la discusión del proceso de trabajo (como proceso de trabajo y proceso de producir plusvalÃa) y del proceso colectivo de trabajo (como cooperación por un lado y división de trabajo, manufactura, maquinarÃa e industria moderna por el otro). El trabajo abstracto se desarrolla como trabajo asalariado que produce valor y capital. El hacer útil se despliega en la categorÃa de la "fuerza productiva del trabajo social" (El Capital I, p. 265) o, más escuetamente, las "fuerzas de producción".
3.
La
relación entre el trabajo abstracto y el hacer útil es una relación antagónica.
El hacer útil existe en-contra-y-más-allá del trabajo abstracto. Todos estamos
conscientes del modo en el cual el hacer útil existe en el trabajo
abstracto, del modo en el cual nuestra actividad diaria está subordinada a las
exigencias del trabajo abstracto (al proceso de hacer dinero, en otras
palabras). Lo experimentamos también como proceso antagónico: como antagonismo
entre nuestro impulso hacia la autodeterminación de nuestro hacer (haciendo lo
que queremos hacer) y la necesidad de hacer lo que tenemos que hacer para ganar
dinero. La existencia del hacer contra el trabajo abstracto se
experimenta como frustración. El hacer útil existe también más allá de
su forma como trabajo abstracto en aquellos momentos o espacios en los cuales
logramos, individual o colectivamente, hacer lo que nosotros consideramos
necesario o deseable. Aunque el trabajo abstracto subordina y contiene el hacer
útil, nunca logra subsumirlo totalmente. La abstracción del hacer para
convertirlo en trabajo no es algo que se acaba en los albores del capitalismo,
sino un proceso constantemente renovado.
4.
Por lo tanto hay dos niveles de antagonismo estructural en el
capitalismo. Primero está el antagonismo que Marx llama "el eje en torno al
cual gira la comprensión de la economÃa polÃtica": el antagonismo entre el
hacer útil y el trabajo abstracto. Pero también existe un segundo antagonismo.
El trabajo abstracto produce no solamente valor sino plusvalÃa, y esta
plusvalÃa se acumula como capital. La acumulación se realiza a través de la
explotación constante del trabajo abstracto (o asalariado), asà que se puede
hablar de un segundo antagonismo, el antagonismo entre capital y trabajo
asalariado. Este segundo antagonismo depende de la conversión previa del hacer
útil en trabajo abstracto.
Existen asà dos niveles de lucha de clases. Primero la lucha del hacer útil en contra de su propia abstracción, es decir, en contra del trabajo abstracto: esta es una lucha contra el trabajo (y por lo tanto contra el capital, ya que es el trabajo que crea el capital). Luego existe la lucha del trabajo abstracto contra el capital: esta es la lucha del trabajo. Esta última es la lucha del movimiento obrero; la primera es la lucha de lo que a veces se llama el otro movimiento obrero, pero no se restringe en ningún sentido al lugar de trabajo: la lucha contra el trabajo es la lucha contra la constitución del trabajo como actividad separada del flujo general del hacer.
5.
Los dos tipos de lucha son luchas contra el capital, pero tienen
consecuencias muy distintas. Al menos hasta recién, la lucha contra el capital
ha sido dominada por el trabajo abstracto. Esto ha significado una lucha
marcada por formas burocráticas de organización e ideas fetichizadas.
a) La organización del trabajo abstracto está centrada en el sindicato que lucha por los intereses del trabajo asalariado. La lucha sindical se entiende normalmente como lucha económica que necesita ser complementada por la lucha polÃtica, organizada tÃpicamente en la forma de partidos polÃticos orientados hacia el Estado. Las concepciones "reformistas" y "revolucionarias" del movimiento obrero comparten el mismo enfoque. La organización del trabajo abstracto es tÃpicamente jerárquica y esto se tiende a reproducir dentro de las organizaciones del movimiento obrero.
b) La abstracción del trabajo es la fuente de lo que Marx llama "el fetichismo de la mercancÃa", un proceso de separación entre lo que hemos creado y el proceso de creación. Lo creado, en lugar de entenderse como parte del proceso de creación, se entiende como una serie de cosas que luego dominan nuestro hacer y nuestro pensar. Las relaciones sociales (relaciones entre personas) se fetichizan o se reifican. La centralidad de nuestro hacer está substituida en nuestro hacer y pensar por "cosas" (relaciones sociales cosificadas) como dinero, Estado, capital, universidad etc. El movimiento obrero (como movimiento del trabajo abstracto) acepta normalmente estas cosas como dadas. AsÃ, por ejemplo, el movimiento obrero tiende a aceptar la auto-presentación del Estado como organizador de la sociedad (en lugar de verlo como momento de la abstracción del trabajo). La abstracción del trabajo conduce a un concepto estadocéntrico del cambio social. El movimiento del trabajo abstracto queda atrapado dentro de una cárcel conceptual y organizativa que efectivamente sufoca cualquier aspiración revolucionaria.
c) El marxismo ortodoxo es la teorÃa del movimiento obrero basado en el trabajo abstracto. Por eso está casi totalmente ciego a la cuestión del fetichismo y al carácter doble del trabajo (a pesar del hecho de que Marx insistió que este punto es el eje en torno al cual gira la comprensión de la economÃa polÃtica.
6.
El
movimiento del hacer útil contra el trabajo abstracto ha existido siempre como
corriente subterránea y subversiva en-contra-y-más-allá del movimiento obrero.
Ya que el hacer útil es simplemente la riqueza enorme de la creatividad humana,
el movimiento tiende a ser algo caótico y fragmentado, un movimiento de
movimientos luchando por un mundo de muchos mundos. Desde esta perspectiva es
fácil caer en la idea de que estas luchas no tienen conexión, que son las
luchas de tantas identidades distintas, que se trata de una lucha de y por las
diferencias. Sin embargo, no es asÃ. Aunque el hacer útil-creativo tiene un
potencial infinitamente rico, existe siempre en-contra-y-más-allá de un enemigo
común, la abstracción del hacer en trabajo. Por esto es importante pensar en
contradicción y no simplemente diferencia. Es la lucha de la creatividad humana
(nuestro poder-hacer, la "fuerza productiva del trabajo social") contra su
propia abstracción, contra su reducción a la producción gris de
valor-dinero-capital. El marxismo heterodoxo y la teorÃa crÃtica tienen como su
eje central la crÃtica al dominio del trabajo abstracto y de los conceptos que
se derivan de este dominio. Ya que el movimiento del hacer útil es el empuje
hacia la creatividad socialmente autodeterminante, sus formas de organización
son tÃpicamente anti-verticales y orientadas hacia la participación activa de
todos. Esta es la tradición consejista o asambleÃsta que siempre se ha opuesto
a la tradición estadocéntrica y partidocéntrica dentro del movimiento
anticapitalista.
7.
El trabajo abstracto está en crisis. Nosotr@s (el hacer útil-creativo)
somos esta crisis.
a) El hacer útil es la crisis permanente del trabajo abstracto. La existencia del capital es una lucha constante para contener el hacer dentro del trabajo abstracto, pero el hacer siempre desborda.
b) Existe ahora una crisis del trabajo abstracto en un sentido agudo.
La crisis está vinculada con la crisis del fordismo, una forma especialmente intensa del la abstracción del trabajo. La crisis del fordismo es el fracaso de la abstracción del hacer en trabajo.
Las manifestaciones de la crisis son evidentes: el declive del movimiento sindical en todo el mundo; el debilitamiento de los partidos socialdemócratas; el colapso de la Unión Soviética y de los otros "paÃses comunistas" y la integración de China en el capitalismo mundial; la derrota de los movimientos de liberación nacional en América Latina y Ãfrica; la crisis del marxismo no solamente dentro de las universidades sino como teorÃa de lucha.
Todo esto se entiende muchas veces como una derrota histórica de la clase obrera. Pero tal vez se deberÃa ver más bien como una derrota para el movimiento obrero, para el movimiento basado en el trabajo abstracto, una derrota para la lucha del trabajo contra el capital y posiblemente una apertura para lucha del hacer contra el trabajo. Si es asÃ, entonces no es una derrota para la lucha de clases sino un desplazamiento hacia un nivel más profundo de lucha de clases. La lucha del trabajo está siendo remplazada por la lucha contra-y-más-allá del trabajo.
La crisis del trabajo abstracto se puede ver en términos del marxismo clásico como la revuelta de las fuerzas de producción contra las relaciones de producción. Pero hay que entender las fuerzas de producción no como cosas, como tecnologÃa, sino como la "fuerza productiva del trabajo social", como nuestro poder-hacer social. Y el modo en el cual nuestro poder-hacer está rompiendo "su envoltura capitalista" (El Capital I, p. 648) no es a través de la creación de unidades de producción cada vez más grandes sino a través de millones de grietas, espacios en los cuales la gente está diciendo que no van a permitir que sus capacidades creativas se encierren dentro del capital, sino que van a hacer lo que a ellos les parece necesario o deseable.
c) La crisis es una intensificación de la lucha. La lucha del capital para reimponer la abstracción del trabajo se puede entender como neoliberalismo, posfordismo, posmodernismo, pero la crisis sigue abierta. La lucha contra el capital se debilita si seguimos pensando en términos de las viejas categorÃas derivadas de la lucha del trabajo abstracto. La única forma de entender la lucha anticapitalista ahora es como la lucha del hacer contra el trabajo.
8.
Preguntando caminamos.
Referencia
Marx, Carlos (1987), El Capital, Tomo I, Fondo de Cultura Económica, México D.F.
* Texto inédito enviado especialmente para esta oportunidad.
** Profesor-investigador, Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades "Alfonso Vélez Pliego", Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.