03/12/2024
Por , , Galli Bruno
Buenos Aires, Coedición El Cielo por Asalto y El Fracaso, 2005, 200 páginas.
Salvo casos aislados, los libros de historia regional suelen ser aburridos. Cuando no caen en el mero anecdotario intrascendente que describe personajes típicos de la zona en cuestión, se orientan a un exacerbado localismo (casi miniaturista) alejado de cualquier integración a los procesos históricos generales. A ello debiera sumársele un lenguaje innecesariamente abstruso, problemas complejos tratados superficialmente, falta de teoría y poder explicativo y una pretendida asepsia que no hace más que delatar la falta de compromiso con el presente. Estos son algunos de los síntomas que aquejan a esta clase producciones.
Por supuesto que estas deficiencias no son cuestionadas entre los historiadores, pues es la misma comunidad académica la que las fomenta, incluso validándolas como virtudes. Y sabido es que nadie quiere quedar fuera de la academia. Entonces tenemos historiadores más preocupados por el prestigio profesional que le otorgan sus pares que por ganarse ese reconocimiento por una buena labor científica. Poco importa qué se publica, lo importante es publicar. Luego hay que exponer en cuanto congreso se pueda con el único fin de engrosar el currículum. El resultado es una historiografía separada de la sociedad y de la historia misma, cada vez más lejos de entender a su objeto.
En este contexto, la última obra de Ariel Petruccelli es una grata anormalidad. Coeditado entre El cielo por asalto (Bs. As.) y El Fracaso (Neuquén), el libro que relata los sucesos de la huelga docente de 1996/7 hasta el segundo Cutralcazo podía fácilmente caer en los convencionalismos del género. Por el contrario, rehuye exitosamente estos clichés, es interesante y apto para todo público. Su originalidad principal, a nuestro criterio, estriba en que nadie hasta ahora había encarado el problema de la superposición de estos dos fenómenos: los nuevos movimientos sociales de desocupados y las organizaciones sindicales tradicionales, exponiendo sus contradicciones, límites y potencialidades revolucionarias. Pero lo novedoso del tema no es el único mérito. Hay un intento por explicar teóricamente las peculiaridades de la región y la "contracultura de la protesta" neuquina, como la llama nuestro autor.
En síntesis, sin abandonar la rigurosidad científica y la pasión por la verdad histórica, el libro relata los hechos de manera clara y sencilla, casi novelesca, logrando atrapar al lector. Esta deliberada búsqueda estética se combina armónicamente con el tratamiento de los problemas teóricos y políticos y con un exhaustivo trabajo de fuentes que no redunda en mera acumulación de datos inconexos sino que sirve para explicar y fundamentar cada suceso sin perder de vista el proceso histórico general.
Hablar de la lucha docente y de los movimientos piqueteros puede resultar engorroso para aquellos historiadores que se acercan a los hechos con guantes de goma y barbijo. Por otro lado, la obvia carga ideológica de los hechos que trata el libro podría haberlo transformado en un burdo panfleto. Pero a pesar de algunas idealizaciones excesivas propias del tono romántico del libro, el autor sale airoso de la situación. Con objetividad pero sin imparcialidad, Petruccelli toma partido sin hacer propaganda ni análisis desinteresados, confirmando que es posible historizar el presente, pensar críticamente la realidad y simultáneamente querer transformarla, combinando la tarea científica con el compromiso militante.
Por último, las conclusiones del libro son más que polémicas. ¿Cómo no habrían de serlo cuando hablamos de la relación entre docentes y piqueteros, de las estrategias del gobierno de Felipe Sapag o del asesinato de Teresa Rodríguez? ¿Cómo ser indiferente a las críticas de ciertas prácticas dentro de la militancia, su renuencia a la autocrítica y la ligereza para las acusaciones de traición? El libro invita a la discusión sobre temas actuales, y ésta es quizás su principal virtud. Docentes, piqueteros y buena parte de la comunidad neuquina fueron los actores de esta historia. Este libro busca explicarla y proyectarla hacia el presente. En tiempos en que parece difícil decidir sobre nuestros destinos, el autor nos recuerda que la historia es el hacer de todos los hombres y mujeres, y por lo tanto, las reflexiones científicas sobre ese hacer deben dirigirse hacia ellos, y no sólo hacia unos pocos eruditos que tampoco saben muy bien qué hacer con ellas.
Bruno Galli