03/12/2024
Por , , Vedda Miguel
Buenos Aires, Herramienta, 2005, 316 páginas.
En Gelebtes Denken [Pensamiento vivido], György Lukács cuenta que el hecho de haber alternado, en su juventud, con Ernst Bloch, le había permitido conocer "el fenómeno de que alguien filosofaba como si toda la filosofía actual no existiera; el fenómeno de que era posible filosofar como lo habían hecho Aristóteles o Hegel[1]. La determinación de dedicarse solo a las grandes figuras y los grandes problemas de la filosofía, sin atender a las modas transitorias y las naderías del academicismo, es un rasgo que continuamente ha caracterizado la labora intelectual lukácsiana.
Un análogo gesto de olímpico desdén define a este libro del filósofo italiano Antonino Infranca: con una encomiable desconsideración hacia las modas intelectuales impuestas durante los últimos treinta años -ante todo, en los medios académicos europeos y norteamericanos-, el libro que reseñamos desarrolla, de manera histórica y sistemática al mismo tiempo, las ideas que atraviesan la íntegra evolución intelectual y política de György Lukács, poniéndolas, a la vez, en relación con aquellos pensadores con los que el filósofo húngaro ha establecido sus más fructíferos diálogos y controversias: Aristóteles, Kant, Hegel, Marx, Hartmann. La índole de los pensadores mencionados resulta en sí significativa, y refrenda la ya mencionada "inactualidad" de la indagación de Infranca; en efecto, este ve en Lukács al consumador de una larga tradición dentro de la filosofía occidental -hoy caída en descrédito-, para la cual la obra de toda una vida (lo que tan sintéticamente expresa el término alemán Lebenswerk) debería orientarse hacia la construcción de un sistema, entendido en cuanto síntesis y summa del saber y la reflexión humanas en un momento dado.
Resulta, en tal sentido, característico que Infranca subraye la importancia de los grandes tratados de vejez -la Estética y la Ontología-, en feliz coincidencia con algunos de los más importantes intérpretes de la obra lukácsiana (Nicolas Tertulian, Frank Benseler, Werner Jung), y a contrapelo, por un lado, de aquellos que exaltan la importancia de la obra juvenil en desmedro de la posterior producción lukácsiana (Theodor W. Adorno, Lucien Goldmann) y, por otro, de quienes realzan el valor de los escritos compuestos durante el exilio moscovita (Míjail Lifschitz, Laszlo Sziklai). La obra del viejo Lukács, marcada por la determinación de ver en la vida cotidiana el punto de partida tanto de las diversas formas de objetivación humanas cuanto de todo análisis filosófico acerca de ellas, representa una tentativa para retomar y, al mismo tiempo, corregir y trascender algunas de las líneas de pensamiento fundamentales de la producción juvenil y madura. Esto puede afirmarse, en primera instancia, a propósito de la categoría de trabajo, ante todo porque el Lukács de la Ontología ve en ella la "forma originaria" [Urform], el "fenómeno originario [Urphänomen] de toda praxis humana.
Destacando, de manera acertada, la esencial continuidad que, por encima de las oscilaciones y cambios coyunturales, caracteriza a la evolución filosófica y política de Lukács, Infranca muestra el desarrollo histórico de una línea de reflexiones que, como un hilo rojo, atraviesan seis décadas del pensamiento vivido lukácsiano, y que presentan la praxis laboral humana y su correlato objetivo -la obra [das Werk]- como puntos centrales. La original estrategia adoptada por Infranca consiste en elegir como punto de partida la Ontología -opus postumum[2] y, a la vez, magnus opus[3] de Lukács-, a fin de mostrar luego en qué medida algunas de las contribuciones más significativas del pensador húngaro (entre ellas, El alma y las formas, Historia y conciencia de clase, La peculiaridad de lo estético, o Democratización hoy y mañana) reciben mejor luz cuando se las analiza a la luz del último tratado. Particular atención merece, por su originalidad y trascendencia, el modo en que Infranca coteja Historia y conciencia de clase y Ontología: estableciendo un tertium datur tanto frente a aquellos que consideran al gran libro de 1923 como el punto más alto de la producción marxista lukácsiana, como ante quienes ven en él un mero desliz de juventud que habría sido felizmente corregido en la madurez, Infranca descubre entre las dos obras una honda complementariedad: si, en el conocido estudio sobre "La cosificación y la conciencia del proletariado", se ofrecía una vasta fenomenología de la alienación en el contexto del capitalismo desarrollado, en la Ontología se busca descender hasta las categorías fundamentales del pensamiento y la acción humanos, rastreando -en la línea marcada, ciertamente, por Hegel, pero también por el Marx de los Manuscritos económico-filosóficos y de los Grundrisse-, por detrás del trabajo cosificado, el trabajo en general, entendido en cuanto realización genuina de las capacidades esenciales del hombre [menschliche Wesenskräfte]. Infranca muestra que ya el período juvenil, al margen de las insuficiencias y del aristocrático idealismo que lo definen, se encuentra ya marcado por la búsqueda de una forma de trabajo que se encuentre libre de alienación y que, por ende, le abra al sujeto la realización auténtica de sus potencialidades; claro que el joven Lukács reconoce esta realización, no en la producción material, sino tan solo en el trabajo espiritual; concretamente: en la creación artística y la especulación filosófica, en la producción de obras [Werke].
Es difícil hacer justicia, en una breve reseña, a la variedad y complejidad de aspectos que comprende el libro que reseñamos. Los análisis que este ofrece sobre la relación entre trabajo y ética, o sobre las categorías de alienación y cosificación, según se despliegan en la obra madura y tardía del filósofo húngaro, abren el acceso a facetas relativamente desatendidas de la teoría lukácsiana. Trabajo, individuo, historia consigue cubrir una importante deficiencia de la que hasta ahora sufría el ámbito hispanohablante: la de un estudio filosófico que se ocupara de analizar, en forma amplia y exhaustiva, los diferentes puntos de inflexión decisivos en la evolución de Lukács, sin circunscribirse a la obra premarxista o suponer que la evolución intelectual lukácsiana cesa una vez alcanzado su -supuesta- culminación en Historia y conciencia de clase; ya por esta razón tenemos que celebrar la aparición de este libro.
[1] Lukács, György, Gelebtes Denken. Eine Autobiographie im Dialog. Red.: István Eörsi; trad. del húngaro: Hans-Henning Paetzke, Frankfurt a/M, Suhrkamp, 1981, p. 59.
[2] Obra póstuma.
[3] Obra maestra.