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Inicio > Reforma Universitaria y conflicto social 1918 – 2018
20/04/2019 18:39
De: Eduardo Díaz de Guijarro y Martha Linares
(Buenos Aires: Batalla de Ideas Ediciones, octubre de 2018)
Este libro fue ideado por sus autores para ilustrar fundamentalmente a los jóvenes lectores sobre la importancia de las movilizaciones universitarias que comenzaron en Córdoba, hace un siglo, y culminaron en lo que se llamó la “Reforma Universitaria” en nuestro país. Si bien se trata de un tema que ya ha sido descripto y discutido por muchos autores, Martha y Eduardo enfatizan un aspecto que percibían que no había sido analizado o subrayado suficientemente en las anteriores obras dedicadas al tema.
Se trata de la imbricación de los conflictos sociales contemporáneos en la época de la reforma. Estos conflictos reflejaban el desarrollo capitalista de la sociedad cordobesa, hasta entonces con resabios medievales, con el surgimiento y el crecimiento de las clases subalternas, fenómeno que abarcaba todo nuestro país, aunque principalmente se manifestaba en Buenos Aires, y en las principales ciudades. Este crecimiento se debía a la llegada a nuestro país, desde fines del siglo XIX y comienzos del XX, de grandes contingentes de familias europeas inmigrantes, que mayoritariamente provenían de las clases más pobres, en busca de trabajo y progreso. Entre esos recién llegados, también venían trabajadoras y trabajadores con experiencias de luchas sociales en sus países de origen, y con ideas que reflejaban la aparición de corrientes revolucionarias y sindicalistas en la clase obrera europea.
La narración de los acontecimientos comienza con el ambiente de insatisfacción de los estudiantes cordobeses con la educación que se impartía en las aulas universitarias, fuertemente influidas por la iglesia católica, y por la ideología conservadora de la clase social dominante. En esta obra que analizamos no se niega la importancia de los trabajos anteriores dedicados a esa verdadera “batalla cultural” que tuvo lugar en 1918, pero se señala, con justicia, el lugar secundario que ocupaba en esos libros el entorno social y político de la época, aunque se hacían referencias a los grandes sucesos internacionales o nacionales, como la Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa de 1917, la Revolución Mexicana de 1910 o la Ley Sáenz Peña de 1912, que posibilitó el sufragio universal masculino en la Argentina y el triunfo de Hipólito Yrigoyen en 1916 (pág. 16). Por ese motivo nuestros autores encaran explícitamente la tarea de enriquecer la explicación clásica, que la definía solamente como una batalla cultural, enmarcándola en el contexto económico, social y político. Por consiguiente asumen la tarea demostrar, en la primera parte del libro, que la Reforma Universitaria formó parte de una lucha social más amplia, donde participó activamente la joven clase obrera, que coincidió con los estudiantes cordobeses en la lucha contra un enemigo común. Ese enemigo común era la oligarquía local, que controlaba la economía, la política y la educación de la provincia. Y por último, el texto que reseñamos señala en forma convincente cómo las limitaciones posteriores del movimiento de la reforma estudiantil, cuando comenzó a decaer, se debieron primordialmente al reflujo general de las luchas sociales (pág. 19).
Para encarar esta demostración, el libro comienza con el análisis del carácter social contradictorio que en la escena mundial cumplen las universidades en la historia de las sociedades, con una apretada síntesis histórica de su evolución durante los siglos pasados, hasta llegar a nuestros días. Aquí se introducen los elementos importantes para que los lectores, sobre todo los de las nuevas generaciones, tomen conciencia del papel que juegan las universidades como un verdadero “campo de disputa” y puedan llegar a la comprensión de la situación presente y tomar conciencia sobre cuáles serían los términos de una reforma similar a la de 1918 “en su espíritu, pero adaptada a la situación del presente” (pág. 22).
El libro recorre en sucesivos capítulos la historia de la oligarquía y el capitalismo cordobeses, luego la del movimiento obrero y por último la Reforma Universitaria, en toda su compleja interacción social. Estas páginas concluyen con la explicación de porqué ese fuerte impulso revolucionario en la Argentina y en Córdoba no alcanzó a triunfar, debido a que no se dispuso del poder político necesario para llevarla a cabo esa revolución. A pesar de ese déficit, nuestros autores señalan que dicho movimiento tuvo una gran influencia en no pocos países latinoamericanos, donde surgieron movimientos estudiantiles que protagonizaron, con diferentes matices, la continuidad académica, social y política de la Reforma cordobesa (pág. 88).
El siguiente capítulo, el VI, ilustra dichos antecedentes y las repercusiones internacionales de la Reforma, que pasó entonces a tener un carácter verdaderamente continental. Los autores analizan entonces la polémica desatada a escala continental en los años veinte, entre dos concepciones antagónicas del a Reforma. Una era orientada por Víctor Raúl Haya de la Torre en Perú y la otra dirigida por Julio Antonio Mella en Cuba. Ambos dirigentes estudiantiles tenían gran influencia en la juventud de aquellos días, y sus discusiones impactaban en los ámbitos universitarios. Este capítulo describe adecuadamente los principales avatares y las polémicas de aquellos días, ofreciendo un material informativo y enriquecedor muy importante para que los lectores de hoy los asimilen como aprendizaje para las discusiones políticas de nuestros días. Cobra también una importante relevancia para el enfoque con que se ha encarado este libro, donde se afirma que las luchas en el campo educativo y cultural son parte, hoy en día, de la lucha general de la clase oprimida contra la clase dominante (pág. 104).
En los últimos cuatro capítulos y en el epílogo, nuestros autores recorren “los 100 años transcurridos desde el conflicto cordobés”, en nuestro país, en el continente, y en el mundo entero, en un esfuerzo notable por resumir en esas pocas decenas de páginas los complejos acontecimientos, de avances y retrocesos, triunfos y derrotas que estremecieron y siguen estremeciendo al mundo. Y llegan así hasta la situación hoy en día, con los desafíos que se presentan a quienes se proponen luchar por “una nueva universidad, para una sociedad más justa”.
En esta fase final del libro, nos arriesgamos a afirmar que se halla quizás la parte más importante del libro. Pues a partir de la luz que arroja el análisis histórico y político de la primera parte de esta obra, aporta dos elementos primordiales. Por un lado, asume abiertamente la necesidad de interpretar el carácter de los episodios revolucionarios del pasado, como experiencias a estudiar y asimilar para nuestros días. Por el otro, nos presenta los graves problemas contemporáneos que enfrentamos, y nos propone la vía revolucionaria para superarlos, la misma que recorrieron con sus movilizaciones los estudiantes y trabajadores cordobeses primero, y los del resto del país y del continente latinoamericano después, para luchar por sus derechos.
Francisco T. Sobrino es integrante del consejo de redacción de Herramienta