Cronología del Mayo Francés*
Noviembre de 1967
Con la iniciación de los cursos en la Facultad de Humanidades de Nanterre, se desarrolla una huelga de diez días que culmina con la constitución de una comisión mixta -profesores y estudiantes- encargada de elevar ante el Ministerio de Educación una serie de reivindicaciones de orden material. No obstante nada se consigue y los diversos grupos izquierdistas -que en conjunto no reúnen más de cuatrocientos activistas- deciden proseguir cada uno por su cuenta con las reivindicaciones.
Viernes 22 de marzo de 1968
Los estudiantes invaden y ocupan las oficinas de la administración. Exigen la libertad de expresión política dentro de la facultad. En la noche de la toma se gesta el Movimiento 22 de Marzo -integrado por estudiantes sin partido, anarquistas, trotskistas, e inicialmente también maoístas-. La originalidad de la nueva agrupación y el rechazo a todo sectarismo le permite adquirir rápidamente una audiencia que las organizaciones tradicionales nunca habían logrado.
Martes 2 de abril
Después de las vacaciones de Pascuas, la agitación comienza a encontrar eco entre los estudiantes. El anfiteatro concedido por el decanato para la realización de reuniones estudiantiles es bautizado “Che Guevara”. Allí se celebra el primer acto autorizado.
Viernes 19 de abril
Una manifestación de solidaridad con los estudiantes alemanes, después del atentado contra el dirigente de las SDS Rudi Deutschke, agrupa a 2.000 estudiantes en el Barrio Latino de París.
Domingo 21 de abril
Un comando del grupo fascista “Occidente” ataca el anexo de la Sorbona, en momentos en que se desarrolla una asamblea extraordinaria de la Unión Nacional de Estudiantes Franceses (UNEF) donde el secretario general y militante del PSU Jacques Sauvageot asume interinamente las funciones de presidente.
Viernes 26 de abril
Se realiza en el anfiteatro “Che Guevara” una asamblea general del Movimiento 22 de Marzo. Entre otras acciones, se programa una serie de jornadas de lucha contra el imperialismo.
Sábado 27 de abril
El dirigente del Movimiento 22 de Marzo Daniel Cohn-Bendit es detenido al salir de su casa. En la comisaría de Nanterre lo someten a un interrogatorio. Posteriormente lo acompañan a su casa, donde se procede a un allanamiento.
Domingo 28 de abril
Unos 200 miembros de los Comités Vietnam de Base -de orientación maoísta- desmantelan una exposición organizada por el Frente Unido de Apoyo al Vietnam del Sur. Ese mismo día el grupo “Occidente” publica un comunicado amenazador: “Ya que los marxistas quieren guerra, la tendrán. Todos nuestros militantes han sido movilizados. De aquí a una semana exterminaremos a la lacra bolchevique”.
Jueves 2 de mayo
En Nanterre, comienza la primera jornada antiimperialista organizada por el Movimiento 22 de marzo. Cohn-Bendit, junto con otros seis militantes del movimiento, son amenazados de expulsión por su actividad política dentro de la facultad, y citados a comparecer ante el tribunal universitario. A la espera de un ataque del grupo “Occidente” los estudiantes instalan un dispositivo de alerta y prosiguen con el acto. El decano clausura la facultad hasta los exámenes y permite el ingreso al edificio de la policía que practica detenciones.
Viernes 3 de mayo
Movilización estudiantil desde la mañana, en el patio de la Sorbona, en solidaridad con los compañeros de Nanterre. Ese mismo día, desde las páginas del periódico del Partido Comunista: L'Humanité se denuncia a “los pequeños grupúsculos izquierdistas” y propone “combatirlos y aislarlos”, ya que “se trata, en general, de hijos de grandes burgueses”.
A las tres de la tarde el grupo “Occidente” baja por el boulevard Saint-Michel y se encamina hacia la Sorbona. La policía desvía la columna y cerca la Sorbona. En el interior, los estudiantes rechazan la demanda de la administración de abandonar el lugar y realizan una sentada. Poco antes de la cinco de la tarde, el rector Roche solicita la intervención de la policía que detiene a 527 estudiantes.
Espontáneamente se forman núcleos de manifestantes que reaccionan contra los arrestos. Durante toda la tarde grupos dispersos bloquean el tránsito y hostigan a la policía tirando piedras, recogiendo del suelo las granadas de gases y devolviéndolas. Los grupos se disgregan y vuelven a formarse. Sus consignas son: “Muera la represión”, “Liberen a nuestros camaradas”, “Gaullismo-dictadura”. Por la radio, el ministro Peyrefitte se muestra optimista: “Sólo se trata de un puñado de agitadores”. Al anochecer, brigadas de choque de la policía recorren el Barrio Latino maltratando a los jóvenes que encuentran a su paso. La Sorbona es clausurada y a partir de ese día permanece custodiada por efectivos policiales. Por la noche se reúnen las organizaciones estudiantiles y llaman a la huelga general en todas las universidades del país, exigiendo la libertad a los detenidos, la reapertura total de las facultades, y el retiro de las fuerzas policiales del Barrio Latino.
Sábado 4 y Domingo 5 de mayo
El tribunal judicial condena a cuatro estudiantes a penas de prisión. Las organizaciones estudiantiles preparan una movilización general para el lunes en la Sorbona y llaman a los estudiantes a constituirse en Comités de Acción. Por su parte L'Humanité invita a “considerar las graves consecuencias a las que conduce el aventurerismo político, aun cuando se disfraza tras una fraseología revolucionaria”.
Lunes 6 de mayo
Casi unánimemente los estudiantes franceses acatan el llamado a la huelga general. Por primera vez se difunden panfletos llamando a la solidaridad obrera. Al mediodía se celebra un acto en la Facultad de Ciencias; a continuación una gran movilización hasta la puerta del edificio donde se halla reunida la comisión disciplinaria que debe juzgar a Cohn-Bendit y sus compañeros. Los siete acusados se presentan ante la comisión con el puño en alto, cantando La Internacional. Por la tarde 10.000 estudiantes llegan al Barrio Latino al grito de: “Somos un grupúsculo”. La policía interviene provocando los primeros encuentros violentos. Por circulares se explica la táctica de defensa contra la policía, que resulta de gran eficacia. Más tarde una columna en marcha, que aumenta sin cesar, llega a Saint-Germain-Des-Près, donde pueden contarse alrededor de 20.000 manifestantes. Allí la policía carga. Los jóvenes se defienden, multiplicando las iniciativas contra la brutalidad policial que utiliza, por primera vez, ácido diluido en las autobombas y gas asfixiante. Los estudiantes aprovechan su excelente conocimiento del terreno. Disponen de estafetas motorizadas que controlan los desplazamientos de la policía. A imitación de los estudiantes japoneses adoptan un paso gimnástico acompañado de gritos que permite cambiar rápidamente de dirección para desorientar al adversario. Comandos de estudiantes se organizan en número creciente. Se establecen cadenas de aprovisionamiento de proyectiles, bombas caseras, etc. La población, solidaria con los estudiantes, brinda todo tipo de ayuda. Frente a la eficacia de estos métodos, la policía se ve desbordada e impotente. Al anochecer, Alain Peyrefitte, mediante un mensaje radial, insiste que la agitación que sacude a París no tiene nada que ver con lo sucedido en Berlín, Roma o Madrid, donde también hubo movilizaciones. Mientras tanto, continúan los combates.
Martes 7 de mayo
Estado de sitio en el Barrio Latino. En los colegios secundarios se desarrollan numerosas acciones por parte de los Comités de Acción de Liceos. Por la tarde comienza la “larga marcha” de 25 kilómetros organizada por la UNEF, el Sindicato Nacional de Enseñanza Superior (SNESup) y el Movimiento 22 de Marzo. La manifestación dura hasta medianoche, atravesando toda la ciudad. En la columna no hay ningún cartel partidario, sólo una leyenda en medio del desfile: “Viva la Comuna”; al frente del cortejo una hilera de banderas rojas. Unos 40.000 estudiantes -entre los que se ven muchos obreros- remontan los Campos Elíseos cantando La Internacional. Sobre el Arco del Triunfo confraternizan las banderas negras con las rojas. Por primera vez cunde el pánico: un informe del jefe de policía expresa que el “servicio del orden” se ha visto desbordado. Las fuerzas policiales ya no hablan de manifestación sino de revuelta (cuarenta y ocho horas más tarde emplearán el término insurrección).
Entre los dirigentes burocráticos de las centrales obreras reina el estupor. Por su parte, los responsables de los sindicatos de base anuncian que los obreros están listos para unirse a los estudiantes en sus manifestaciones por el Barrio Latino. Los motivos: la represión, pero sobre todo un creciente sentimiento de solidaridad. Otras compañías del Cuerpo Republicano de Seguridad (CRS) llegan de refuerzo a París. Una encuesta hecha en los servicios sanitarios revela que entre los heridos graves por los choques hay una mayor cantidad de policías que de manifestantes. Los actos de solidaridad tanto en el interior como en el extranjero se multiplican.
Miércoles 8 de mayo
L’Humanité rectifica su línea política: esta vez denuncia al gobierno y la represión. Por la tarde tiene lugar un acto en la Facultad de Ciencias. La mayoría de los concurrentes no acepta fácilmente el repentino vuelco de gremialistas y dirigentes del PC, que hasta un día antes vituperaban al movimiento. Los manifestantes, después de algunos discursos de los sindicalistas gritan: “Oportunistas”. A continuación del acto, 20.000 manifestantes emprenden la marcha hacia el Barrio Latino. Frente al parque Luxemburgo se da la orden de dispersión, provocando descontento entre los participantes. Se forman grupos de discusión: los manifestantes no admiten que su movimiento sea “utilizado, recuperado o castrado” por las fuerzas políticas que le son ajenas.
Jueves 9 de mayo
L'Humanité habla de “la justa causa de los estudiantes”. Por la mañana, frente a la reacción de una gran cantidad de militantes, la UNEF y el SNESup hacen su autocrítica en lo que concierne a la orden de dispersión dada la víspera. El gobierno anuncia que tanto Nanterre como la Sorbona serán reabiertas “progresivamente”. A las catorce, la policía comienza a dejar pasar a los estudiantes hacia la plaza de la Sorbona, previo control. Rechazando el “filtraje”, los estudiantes realizan una sentada en el boulevard Saint-Michel, frente a la plaza de la Sorbona.
Por su parte los representantes de la Confederación General del Trabajo (CGT) y de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT) se presentan en la sede del sindicato estudiantil. Al mismo tiempo, el célebre escritor Louis Aragón, miembro del Comité Central del PC, baja al boulevard Saint-Michel. Recibido con silbidos e insultos, habla con los estudiantes pero rehusa explicar la actitud que ha tenido su partido desde los primeros días frente al movimiento. Hacia la tarde, dispersión. Al anochecer tienen lugar discusiones en el edificio de La Mutualidad, en ocasión de un acto inicialmente programado por la Juventud Comunista Revolucionaria (JCR) -trotskista- bajo el lema: “La juventud, de la revuelta a la revolución”, y ahora extendido a todo el movimiento. Participan numerosos delegados estudiantiles de Alemania, Italia y Bélgica. Se discute sobre la acción a seguir, la unidad de acción de las organizaciones revolucionarias y la necesidad de encontrar formas flexibles de organización.
Viernes 10 de mayo
Una numerosa manifestación alcanza por la tarde el Barrio Latino. Se levantan barricadas. Esa noche se entablan los combates más violentos. Pasará a la historia como “la noche de las barricadas”, que conmovió al país por lo sangriento de la represión y la heroica resistencia de los manifestantes. Es la chispa que provoca el gran movimiento popular.
Sábado 11 de mayo
Respondiendo al llamado de los estudiantes, y por la presión de sus bases, las centrales obreras deciden la huelga general en toda Francia, para el lunes 13 de mayo. Militantes de los Comités de Acción ocupan el Centro Censier, anexo de la Facultad de Letras. Más de mil jóvenes obreros realizan una manifestación en dirección al Barrio Latino para expresar su solidaridad con los estudiantes. Muchos participan en los debates organizados en Censier durante la noche. El primer ministro Pompidou, recién llegado de Afganistán, habla por televisión: “He decidido que la Sorbona será abierta definitivamente el lunes”. Anuncia que habrá amnistía para los estudiantes detenidos y que el gobierno activará las reformas necesarias en la universidad. Intenta retomar el control de la situación, pero la maniobra fracasa: el movimiento rechaza las concesiones.
Lunes 13 de mayo
París contempla la más grande manifestación de masas organizada desde la Liberación (cuando los nazis fueron expulsados al finalizar la Segunda Guerra Mundial). Desde las 13 hasta las 21 horas, casi un millón de franceses desfilan a través de la ciudad, ocupando la calle desde la plaza de la República hasta la plaza Denfert-Rochereau. Se entonan slogans de todo tipo: “Buen aniversario, mi general” (en referencia al presidente de Francia, general Charles De Gaulle), “Diez años es suficiente” (De Gaulle había asumido en 1958), “Pompidou al inodoro”, “De Gaulle asesino”, “Gobierno popular”, “Una decena de iracundos”. Estudiantes, obreros, profesores y artistas marchan con el puño en alto, cantando La Internacional. Abundan las banderas rojas y negras, así como millares de carteles evocando todos los problemas: la represión, los CRS, De Gaulle, la solidaridad obrero-estudiantil, la universidad, el poder en la calle, la juventud, la desocupación… En todo París no se observan policías ni guardias móviles, sólo helicópteros del ejército sobrevuelan la ciudad. Más tarde, los estudiantes ocupan la Sorbona y establecen allí debates permanentes. En la cúpula ondean tres banderas: la roja, la negra y la del Vietcong (movimiento guerrillero que libraba la guerra en Vietnam del Sur contra las tropas yanquis). Nuevas consignas: proseguir la huelga, boicotear los exámenes, ocupar las facultades, llevar la agitación a la joven generación obrera.
Martes 14 de mayo
Manifestaciones estudiantiles y grupos de los Comités de Acción parten hacia las fábricas llevando la consigna: “Los obreros deben tomar la bandera de lucha de nuestras frágiles manos”. Los obreros de Sud-Aviation en Bougenais, cerca de Nantes, ocupan la fábrica y encierran al director en su oficina poniendo fin a un conflicto que los oponía a la dirección desde hacía varios meses. El movimiento comienza a propagarse.
Miércoles 15 de mayo
Los obreros ocupan la fábrica Renault en Cleon. Mientras tanto, la “revolución cultural” se extiende a las universidades y a otros establecimientos de enseñanza superior: se discute sobre planes de estudio, reglamentos, exámenes, etc. Algunos colegios secundarios están cerrados, otros ocupados por los estudiantes.
En la Oficina de Radio y Televisión Francesa (ORTF) se crea un comité de periodistas para respetar la objetividad de la información.
Jueves 16 de mayo
Los obreros ocupan Renault-Billancourt. Al anochecer una columna de estudiantes parte de la Sorbona hacía Billancourt: las puertas de la fábrica están cerradas, pero se logra intercambiar algunas palabras a través de las rejas pese a la oposición de los dirigentes sindicales. El Partido Comunista advierte sobre las “consignas aventureras”. La UNEF y el SNESup anuncian una marcha para el día siguiente a la ORTF, pero el PC y la CGT la califican como una provocación y la marcha es suspendida. Estudiantes y artistas ocupan el Teatro Odeón. La Sorbona sigue en continua efervescencia.
Viernes 17 de mayo
Las huelgas y ocupaciones se extienden por toda Francia. Los transportes están paralizados, los estudiantes organizan en la Sorbona una marcha a Billancourt. Por la tarde se distribuye a los estudiantes un comunicado de la CGT: “Aconsejamos vivamente a los animadores de esta marcha que desistan de su iniciativa… rechazamos toda injerencia exterior”. La Unión de Juventudes Comunistas (marxista-leninista) (UJC-ml) -maoísta- decide plegarse a la argumentación. Una columna de dos a tres mil estudiantes parte para Billancourt. Muchos obreros confraternizan con los estudiantes, pero en los alrededores de la fábrica, en las paredes y los árboles, afiches de la CGT advierten sobre los elementos “extraños a la clase obrera” cuyos objetivos son “dividir” a los trabajadores de la CGT para “debilitarlos”, “manchar la organización sindical” y obtener “una importante recompensa por sus leales servicios presentados a la patronal”. Se arman pequeños grupos de discusión entre estudiantes y obreros, pero es imposible disipar el clima de desconfianza. Los estudiantes quieren unirse a los obreros en lucha, conscientes de que el centro de la misma ya no está en el Barrio Latino. A su vez, los obreros más combativos quieren ir a la Sorbona a buscar la vanguardia de la que carecen. Los estudiantes no están en condiciones de asumir la dirección del movimiento, durante semanas sus militantes más esclarecidos se esforzarán en vano por resolver esta cuestión.
La CGT rechaza lanzar una nueva orden de huelga general. El Partido Comunista pide que la izquierda se una alrededor de un programa de gobierno. El presidente De Gaulle, de visita en Rumania, decide acortar medio día su viaje y vuelve el sábado al anochecer. Al día siguiente, el primer ministro Pompidou resume la opinión del presidente: “Reforma sí, payasadas no”, y el lunes se anuncia un referéndum para el 16 de junio sobre la participación.
Miércoles 22 y jueves 23 de mayo
Pese a la actitud de la CGT la huelga ya es general en toda Francia, con la excepción de la industria siderúrgica de la región de Lorena y una parte de la administración pública. La CFDT confirma su solidaridad con los estudiantes y reclama una transformación democrática de las estructuras. La CGT insiste en las reivindicaciones cuantitativas clásicas. Los huelguistas suman 10 millones. En la Asamblea Nacional prosigue el debate sobre la moción de censura al gobierno presentada por los socialdemócratas y los comunistas. El jueves se la rechaza y fracasa así el intento de recuperación parlamentaria del movimiento. El poder sigue estando en la calle, en las fábricas y las facultades ocupadas, pero no hay ninguna fuerza coherente que lo dirija. En su búsqueda de una solución legal, los sindicatos aceptan la propuesta gubernamental de entablar negociaciones.
Ambas noches se producen enfrentamientos en el Barrio Latino, como protesta por la expulsión de territorio francés del dirigente estudiantil de origen alemán Daniel Cohn-Bendit.
Viernes 24 de mayo
Carente de una dirección unitaria, el movimiento no se deja sin embargo copar por quienes intentan recuperarlo. En respuesta al voto parlamentario y a la prohibición de residencia en Francia contra Cohn-Bendit, la UNEF, el Movimiento 22 de Marzo, los Comités de Acción de los liceos y de los barrios convocan a una manifestación. El mismo día, la CGT organiza cuatro manifestaciones en distintos lugares de París que se desarrollan en calma. La competencia es evidente. Los estudiantes, a los que se suman numerosos obreros jóvenes, después de dispersarse las manifestaciones de la CGT, quieren llevar el movimiento hacia adelante y atacar directamente al poder. El objetivo propuesto es asaltar la sede de la Bolsa. Todos se preparan para los enfrentamientos con la policía. Las consignas son: “Esto no es más que un comienzo”, “Somos todos judíos-alemanes” (en referencia a los ataques contra Cohn-Bendit). Se producen violentos enfrentamientos en distintos lugares de París, se levantan barricadas. Algunas centenas de estudiantes logran llegar hasta el edificio de la Bolsa y lo toman por asalto. La noticia, oída por radio, despierta gran entusiasmo. Una nutrida columna pasa por delante del edificio de L'Humanité, se detiene, canta y grita “El PC en la calle”, “Háganse iracundos”. Los manifestantes ya saben, sin embargo, que el PC no está dispuesto a tomar la dirección del movimiento y que ellos no pueden hacerlo.
El 24 de mayo es la última gran acción espectacular y desesperada. Todo París es sacudido por las luchas callejeras, pero las distintas tendencias estudiantiles ya no actúan unitariamente (el 13 de mayo desapareció la dirección colegiada) desde el momento en que tendrían que haber sido otras fuerzas las que tomaran la dirección de los acontecimientos. Geissmar –dirigente del SNESup– ordena volver al Barrio Latino. Para otros grupos, este retorno es simbólico y fatal: los estudiantes vuelven a su lugar, el movimiento se repliega.
Mientras ocurren los enfrentamientos, De Gaulle pronuncia un discurso: declara la necesidad de restablecer el orden y anuncia un referéndum sobre la reforma social y universitaria. El contraste entre el clima de la calle y la retórica del presidente es evidente. Los manifestantes gritan: “No son más que estupideces”, pero el Partido Comunista, acomodándose al llamado presidencial, declara juiciosamente: “Votaremos No”.
En toda Francia, mientras tanto, se desarrollan manifestaciones campesinas y en numerosas ciudades universitarias hay enfrentamientos violentos con la policía, especialmente en Lyon donde muere un comisario.
Sábado 25 y domingo 26 de mayo
Se inician las negociaciones entre los sindicatos, el primer ministro y la patronal.
Lunes 27 de mayo
Por la mañana sindicalistas, empresarios y gobierno sellan el acuerdo de Grenelle: 10% de aumento en los salarios, incluidos los aumentos obtenidos desde principio de año, reducción de dos horas semanales en los horarios de trabajo superiores a las 48 horas, un alza de 35% del salario mínimo, el costo de las consultas médicas efectuadas a través de la seguridad social baja del 30 al 25%. Los sindicatos consideran haber recuperado el poder de negociación que el gobierno les negara por tanto tiempo, pero el protocolo es rechazado por los obreros de Renault y de Citröen.
La UNEF y los grupos de vanguardia intentan dar un nuevo impulso al movimiento y convocan a una movilización que culmina en un mitin en el estadio Charléty. Estudiantes y obreros se confunden, obran en nombre de la revolución socialista y afirman estar listos para conseguir los medios de hacerla. La CFDT está representada por las seccionales de Rhône-Poulenc, de la Snecma-Kellerman; también están presentes FO-Química y algunas secciones de la CGT que han acudido en contra de la opinión de su dirección. Las consignas son: “Esto es sólo el comienzo”, “El poder está en la calle”. El encuentro de Charléty expresa el surgimiento de una nueva fuerza a la izquierda del PC, pero todavía política y organizativamente muy débil para influir de modo decisivo en la situación. Por su parte, la CFDT entiende el acto como la posibilidad de recuperar para sus posiciones al movimiento estudiantil. Los activistas viven la jornada con desconcierto: el movimiento pierde autonomía.
Martes 28 de mayo
Daniel Cohn-Bendit regresa clandestinamente a Francia. El dirigente socialista François Miterrand propone un gobierno de transición presidido por Pierre Mendes France.
Miércoles 29 de mayo
El presidente De Gaulle se reúne en forma secreta con el general Massu en Baden-Baden para concertar la virtual utilización de fuerzas militares en la represión de los huelguistas. Por la tarde, 600.000 manifestantes convocados por la CGT se movilizan bajo la consigna de “gobierno popular”. Sin embargo la verborragia sindical no se concreta: el PC se niega a elaborar una estrategia de poder. Por su parte la UNEF no participa de la movilización, alegando que la CGT se niega a denunciar la expulsión de Cohn-Bendit.
Jueves 30 de mayo
El gobierno recupera la iniciativa: De Gaulle anuncia por la radio la disolución de la Asamblea Nacional (Parlamento), manifiesta su firme resolución de restablecer el orden y convoca a elecciones legislativas para la última semana de junio. La CGT anuncia que “los trabajadores no se dejarán intimidar” y continuarán demandando la satisfacción de sus reivindicaciones. La consigna de “gobierno popular” tan vitoreada el día anterior es abandonada. Una hora después del discurso de De Gaulle, 200.000 simpatizantes gaullistas remontan los Campos Elíseos. El poder no ha sacado fuerzas de sí mismo, sino de la indecisión de sus adversarios.
Viernes 31 de mayo
La CGT asegura que “no pretende molestar el desarrollo de la consulta electoral”. El renombrado diario burgués Le Fígaro explica a sus lectores que “en ningún momento el Partido Comunista y la CGT empujaron la rebelión ni quisieron derribar al poder gaullista”.
Sábado 1º de junio
La UNEF convoca a una movilización. Al concluir ésta, un comité de iniciativas pro constitución de un Movimiento Revolucionario celebra un mitin en el Mercado de Vinos. La propuesta es tardía y organizativista: se pretenden aglutinar en un mismo cuerpo a militantes y personalidades sin ninguna cohesión política.
Lunes 3 de junio
Los Comités de Acción convocan a una asamblea general con el propósito de fusionar por la base y en la acción al movimiento de masas. Sin embargo, el Movimiento 22 de Marzo y los Comités de Apoyo a las Luchas del Pueblo -de orientación maoísta- se niegan a disolverse en los Comités de Acción. Así fracasa la tentativa de articular un movimiento unificado, capaz de tener iniciativa independiente frente a la contraofensiva del poder gaullista.
Martes 4 de junio
El gobierno cede a las reivindicaciones económicas en sectores estratégicos como ferrocarriles, metro, correos y teléfonos. De esta forma pretende dividir a los huelguistas, apoyándose en la línea de la CGT que es la negociación parcial.
Miércoles 5 de junio
Enfrentamiento en los servicios públicos entre quienes quieren continuar la huelga y quienes pretenden volver al trabajo. El día siguiente L’Humanité titulará “Victoriosa vuelta al trabajo”.
Viernes 7 de junio
A las 3 de la madrugada la policía ocupa la localidad de Flins para garantizar la vuelta al trabajo de los obreros de la Renault, que permanecía tomada un una minoría de huelguistas. Sin embargo, desde las 5 de la mañana varios miles de estudiantes se han trasladado de la Sorbona a Flins y bloquean la llegada de los trabajadores, que a su vez rehusan volver al trabajo mientras la policía custodie la fábrica. Pese a la negativa de los dirigentes sindicales, la masa de los congregados intenta recuperar la empresa chocando con la policía. Son los primeros enfrentamientos que luego se desarrollarán en forma continua durante tres días. La resistencia de Flins repercute en otros sectores del metal, en particular en Villancourt y en Citröen, donde la huelga se endurece. Asimismo, la huelga en la televisión se mantiene; también en otros sectores clave del país.
Lunes 10 de junio
Unos 100 estudiantes son detenidos en los locales de la CFDT en Flins. El estudiante de bachillerato Gilles Tautin muere ahogado ante la acción violenta de los CRS que pretenden “limpiar” la zona de agitadores.
Martes 11 de junio
Unos 30.000 estudiantes y jóvenes se reúnen en la Gare de l’Est, convocados por la UNEF. Por la noche la manifestación se desperdiga por todo París y reviste niveles de violencia superiores a cualquier otra de todo el período. Los manifestantes incendian coches, cortan árboles, construyen barricadas, lanzan adoquines y bombas molotov desde los tejados. También se registran incidentes en Tolosa y Burdeos. El saldo político, sin embargo, se vuelve en contra del movimiento revolucionario, carente ya del consenso de la mayoría y con la oposición explícita de las mayores formaciones políticas del país. La represión va a pasar, a partir de ese momento, al primer plano de la actividad gubernamental.
Miércoles 12 de junio
El gobierno decreta la disolución de las organizaciones de extrema izquierda -el Movimiento 22 de Marzo, los grupos maoístas y trotskistas-. El PC avala la medida y desde las páginas de L’Humanité denuncia las “provocaciones” de los grupos que instan a mantener la huelga. Miles de jóvenes desfilan por las calles de París hasta el cementerio de Batignolles. Los restos de Gilles Tautin son despedidos por los manifestantes que entonan el Canto de los Mártires y La Internacional.
Viernes 15 de junio
La policía recupera el Teatro Odeón, que continuaba tomado.
Domingo 17 de junio
Las fuerzas de seguridad desalojan definitivamente la Sorbona. En todo el país la huelga va cediendo ante la acción coordinada del poder y los sindicatos. Poco a poco, toda resistencia va siendo eliminada y las fábricas, bancos, comercios, servicios, van volviendo a la labor cotidiana. Algunas reivindicaciones han sido logradas, pero entre los resultados obtenidos y las potencialidades de la ola revolucionaria que sacudió Francia no hay ninguna medida común.
Domingo 30 de junio
El gaullismo se impone en las elecciones legislativas. El PC y el PS, pierden 39 y 61 escaños respectivamente.
Miércoles 10 de julio
El primer ministro Pompidou es reemplazando por Maurice Couve de Murville. Nueve meses después, tras perder el referéndum de abril de 1969, caerá el general Charles De Gaulle.
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Este texto fue incluido en: El
mayo francés de 1968 (selección de textos). Publicado en Buenos Aires en mayo de 1988 por la Editorial Antídoto.