20/04/2024

La lectura lukácsiana de Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister, de J. W. Goethe

 
1. Introducción
 
Presentación del tema
 
La lectura que György Lukács hace de la novela de formación Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister (1795/96) en Teoría de la novela (1914/5; publ. como libro en 1920), “La novela [como epopeya burguesa]” (1935) y Goethe y su época (1936; publ. 1947) puede ser entendida como respuesta a dos planteos anteriores acerca de la misma: de G. W. F. Hegel (Estética, de 1818-1829, aunque publicada recién en 1835-1838) y Wilhelm Dilthey (Vida y poesía, de 1906), concretamente. Esta respuesta está basada en una interpretación –con matices específicos en cada caso– de la goetheana “Sociedad de la Torre”,[1] motivo literario en el cual el autor de El alma y las formas ve, por un lado, la representación de la posibilidad de una relación no alienada entre los hombres al interior de la sociedad capitalista-burguesa (en esto se funda el distanciamiento crítico tanto de Hegel como de Dilthey) y, por otro y por esto mismo, las limitaciones propias del clasicismo alemán.
 
 
La realidad y la intimidad
 
En su Estética, Hegel se refiere al Bildungsroman de Goethe –sin citarlo explícitamente– en los términos de unas luchas entre la poesía del corazón y la prosa de las relaciones. Estas, sugiere, “no son en el mundo moderno más que los años de aprendizaje, la educación del individuo en la realidad efectiva dada”. “[E]l fin de tales años de aprendizaje”, por su parte “consiste en que el sujeto escarmiente, se forme con sus deseos y opiniones en las relaciones subsistentes y la racionalidad de las mismas, entre en la concatenación del mundo y consiga en ella un puesto adecuado” (2007: 786). El hincapié que el filósofo idealista hace en la realidad objetiva constituye una ironía respecto del concepto clasicista-individualista de Bildung, así como delata, por eso mismo, la percepción de que el mismo ya no era válido en la era de la industrialización y del capitalismo. En las antípodas de esta concepción del Meister –y, más en general, de las novelas de aprendizaje o formación–está lo que sostiene Dilthey en su Vida y poesía. Dice allí, refiriéndose en buena medida a los Años de aprendizaje, que
 
las novelas de formación […] surgieron en Alemania bajo la influencia de Rousseau, de la tendencia de nuestro espíritu durante esta época hacia la cultura interior del hombre […]. [E]xpresan […] el individualismo de una cultura circunscrita a la órbita de intereses de la vida privada. La potencia del estado, de que eran exponentes la burocracia y el ejército, se alzaba, en los estados alemanes medianos y pequeños, como una fuerza extraña frente a la generación de los escritores. La gente se deleitaba y se entusiasmaba con los descubrimientos de los poetas en el mundo del individuo y de su propia formación (1953: 369).
 
La interpretación diltheyana enfatiza el rasgo individualista, intimista, del Meister y de las novelas de aprendizaje: si en Hegel los años de aprendizaje consistían en una renuncia a los ideales y en una integración forzosa al todo social, en el autor de Vida de Schleiermacher aquellos tienen lugar de espaldas a esa realidad, en él ámbito íntimo de la interioridad anímica. Desde muy temprano (Teoría de la novela) Lukács postula un tertium datur para interpretar la novela educativa del autor de Las desventuras del joven Werther. El motivo de la torre se constituye desde entonces y por lo menos hasta Goethe y su época en la condición de posibilidad para superar las dos lecturas opuestas recién aludidas.
 
2. La Sociedad de la Torre
 
2.1. Teoría de la novela
 
La novela de educación
 
En la novela del idealismo abstracto (Don Quijote), el alma es más pequeña que el mundo, lo cual redunda en una actividad irreflexiva del héroe. En el romanticismo de la desilusión (La educación sentimental), por su parte, se da el caso contrario, que conduce a una pasividad autorreflexiva, a una actitud contemplativa del héroe (Frédéric Moreau no hace más que recordar y añorar) ante la vida. En la novela de educación (Erziehungsroman), cuyo modelo es el Wilhelm Meister, en cambio, tiene lugar la búsqueda de un equilibrio (de un “término medio”) entre la acción (el históricamente anterior idealismo abstracto) y la contemplación (el históricamente posterior romanticismo de la desilusión). Su tema es “la [problemática] reconciliación del hombre problemático […] con la realidad concreta y social”, “entre [la] interioridad y la realidad”, razón por la cual “la soledad del alma es superada”, “al menos como postulado” (Lukács, 2010: 130s.).
 
Reconciliación versus compromiso
 
La reconciliación como posibilidad de superación de la soledad del alma está en relación de oposición con las nociones de mundo de la convención y compromiso. El primero es “un mundo presente en todo lugar, en una multiplicidad de formas demasiado complejas para ser comprendidas, […] que no se ofrece como sentido para el sujeto que busca fines ni como sustancia, en inmediatez sensible, para el sujeto activo”. Es “una segunda naturaleza y, como la primera, es determinable únicamente en tanto encarnación de necesidades reconocidas pero extrañas al sentido y, por lo tanto, resulta incomprensible e inaprensible en su verdadera sustancia” (íd.). En la fichteana era de la pecaminosidad consumada, el vínculo de los hombres entre sí (la superación de aquella soledad), sólo es posible como compromiso. “Tan pronto como la acción se funda sobre el destino de un hombre solitario que no hace sino atravesar diferentes comunidades reales o imaginarias, sin participar del destino de estas”, afirma Lukács al respecto,
 
el modo de estructuración literaria debe someterse a un cambio sustancial, y se acerca a la novela de la desilusión, donde la soledad no es accidental y no aporta testimonio contra el individuo; significa más bien que la voluntad de alcanzar lo esencial conduce fuera del mundo de las estructuras sociales y de las comunidades; que una comunidad sólo es alcanzable de manera superficial y únicamente sobre la base del compromiso (2010: 135).[2]
 
Este uso del término compromiso remite al ensayo Espíritu burgués y l’art pour l’art incluido en El alma y las formas (1910), en el que llamativamente, con todo, el mismo tiene un matiz positivo. Si en el ensayo sobre Theodor Storm el kantiano compromiso es el “único camino seguro de la vida” e instaura por ello la posibilidad de una comunidad humana fundada en el cumplimiento del deber, en Teoría de la novela es ya sinónimo de un hegeliano “filisteísmo”, de “la aceptación del orden externo, aunque vacuo de ideas, simplemente porque es el orden dado” (Lukács, 2010: 132). La categoría de reconciliación (Versöhnung) del héroe con la realidad, entonces, supone un más allá de los convencionalismos, una “comunidad humana y anímica en lo que respecta a lo esencial” (ibíd.: 131). Esta entraña, de hecho, la posibilidad del “entendimiento [entre los hombres] y de la acción conjunta” (íd.). Es por esto que el individuo solitario aparece ahora como una “realidad provisoria”, a ser superada por medio de un “proceso de educación” mediante el cual los hombres “se adaptan y acostumbran a convivir” (ibíd.: 131). La reconciliación es, por su parte, solidaria de las nociones clave de comunidad de destino (Gemeinschaft des Schicksals) y significación viviente (lebendiger Sinn): es así, además, como el filósofo húngaro remite a la “Sociedad de la Torre”. Lo que cuenta es que la sociedad secreta le proporciona al héroe una “atmósfera de seguridad” (ibíd.: 133).
 
La novela de educación como proyecto artificioso e irrealizable
 
Ahora bien: la reconciliación entre el individuo y la sociedad tiene lugar en el Meister gracias a un “aparato fantástico”. “La torre misteriosa, esos iniciados providenciales y omniscientes” (Lukács, 2010: 141), piensa Lukács, resultan “inorgánicos” y acercan la novela a la epopeya romántica. Este “maravilloso”, por su parte, “se orienta hacia una forma menos problemática que la que impone su sustrato, es decir, la época a la que se propone dar forma” (íd.). Dicho en otros términos: Goethe quiso representar la sociedad burguesa y los conflictos vividos por el individuo que quiere ingresar en ella, pero para llegar a un final “feliz”, se vio obligado a hacer uso de recursos propios de formas no novelescas, no realistas. En efecto, hay que recordar que en la primera parte del libro Lukács afirma que en lo que respecta a la forma novela “todas las fisuras y grietas inherentes a la situación histórica deben ser introducidas en el proceso de configuración y no pueden ni deben ser ocultadas a través de medios compositivos” (ibíd.: 54), que “el simple hecho de buscar [que caracteriza la psicología del héroe novelesco] implica que ni los objetivos ni el camino que conduce a los mismos pueden ser directamente determinados” (íd.). La existencia de una sociedad secreta omnisciente que vela por el buen desarrollo del héroe atenta contra esto, supone un artificioso deus ex machina mediante el cual se solucionan aquellos antagonismos yo-mundo que son constitutivos de la forma novelesca. La novela de educación resulta ser así un proyecto artificioso e irrealizable, o, en todo caso, sólo realizable a expensas de este préstamo del mundo de lo maravilloso, sin el cual la misma se acerca al romanticismo de la desilusión, pues tiene que reconocer que la esencia sólo puede ser encontrada por fuera de las estructuras sociales concretas y reales.
 
2.2. La novela como epopeya burguesa
 
El dilema de los teóricos burgueses
 
Lukács parte en su “La novela” de una oposición entre epos y novela, a la manera de Teoría de la novela. “El epos”, afirma Lukács remitiendo a Hegel, está unido históricamente a un estadio de desarrollo primitivo de la humanidad, al periodo heroico; es decir, a un periodo en el cual la vida de la sociedad no está dominada por fuerzas sociales que se han vuelto independientes de los hombres y que se han autonomizado” (2011: 32). “El individuo heroico” del epos, agrega, no se ha separado “del todo ético al que pertenece, sino que tiene una conciencia de sí solo en cuanto en unidad sustancial con este todo” (íd.; cf. Hegel, 2007: 786). Es por estas razones que el héroe del epos es un héroe positivo. Esto se pierde con la Modernidad y el surgimiento y consolidación del sistema de producción capitalista, en el marco del cual tiene lugar “la necesaria cancelación tanto de esa actividad autónoma [del individuo] como de la unidad sustancial con la sociedad” (ibíd.: 33). En la sociedad burguesa moderna, signada por la organización en clases y la división del trabajo, en esta línea, surge un “dilema” para “los teóricos burgueses”: “o bien sobreestimar románticamente el periodo heroico, mítico y primitivamente poético y, de ese modo, buscar una salida hacia atrás de la degradación capitalista del hombre (Schelling); o bien, por el contrario, conducir las insoportables contradicciones de la sociedad capitalista a una forma cualquiera de reconciliación (Hegel)” (2011: 235). En esta oposición romanticismo versus filisteísmo (el uso del término reconciliación tiene aquí un significado evidentemente diferente del de Teoría de la novela) aparecen los dos tipos de interpretación (Hegel versus Dilthey) de los Años de aprendizaje a los que hemos aludido al comienzo. A la manera de Teoría de la novela (ni acción pura ni contemplación pura), Lukács propone, con todo, otra vez, un tertium datur.
 
El Wilhelm Meister como búsqueda de un punto medio
 
El Wilhelm Meister –la novela más característica del periodo del “reino animal espiritual”, que abarca desde la Revolución Francesa (1789) hasta la aparición del proletariado en la escena pública (1848)– se define por la búsqueda de un “punto medio” entre la configuración romántica del repliegue sobre sí misma de la “subjetividad, impotente frente a la realidad” (ibíd.: 58), de un lado, y la “chatura consumada” o filisteísmo al que conduce el planteo de Hegel (esto es, “la [cínica] educación del hombre para la realidad burguesa” [ibíd.: 37]). Este punto medio, esto es, la búsqueda de un entendimiento enriquecedor entre el individuo y la sociedad, sólo es posible, de nuevo, en virtud del motivo de la “Sociedad de la Torre”. Es esta la que salva al joven Meister del filisteísmo de un Werner (su amigo capitalista). Lukács no dice mucho más sobre la torre, pero su pensamiento al respecto puede ser deducido a partir del modo en que entiende la goetheana novela epistolar Las penas del joven Werther (1774): esta pone en escena la “intención de superar por medio de una autonomía verdadera la impotencia práctica de la subjetividad humana en la sociedad capitalista en continuo crecimiento”. “El predominio de las cartas, los diarios, las confesiones, las descripciones líricas de paisajes, etcétera,” sin embargo,  “comienza a disolver ya, aquí, la forma épica de la novela”, de modo que el Werther prepara involuntariamente el terreno para la configuración de aquella “subjetividad impotente frente a la realidad” que, para Lukács, caracteriza el Romanticismo in toto (2011: 55). De modo que los Años de aprendizaje y su búsqueda de un punto medio son entendidos como posibilidad de superación de la impotencia de la subjetividad ante la prosa de la vida capitalista. Los miembros de la torre, esos hombres interesados íntimamente en el mejoramiento moral de ciertos individuos, son los que encarnan esa visión utópica en el seno de la sociedad capitalista configurada.
 
2.3. Goethe y su época
 
Werther y Wilhelm
 
En su artículo sobre Las desventuras del joven Werther (1936) incluido en Goethe y su época, Lukács sostiene que esta novela epistolarno anuncia el “romanticismo reaccionario” como querría Staël, sino “la ruina trágica de los ideales humanistas en el siglo XIX, ante todo en Balzac y Stendhal” (1968: 84), esto es, el conflicto del individuo que debe resignarse para poder insertarse en la sociedad. Los obstáculos que Werther encuentra para el despliegue de su personalidad humana son de dos tipos: “la jerarquía estamental feudal, […] la cerrazón feudal de cada estamento” (se refiere así al episodio de la expulsión del baile por la alta sociedad), por un lado, y la rígida moral burguesa, por otro (que le impide a Lotte romper su alianza con Albert, a quien no ama) (1986: 76). En los Años de aprendizaje, en cambio, Wilhelm Meister, así como los hermanos Lotario y Natalia, sostiene Lukács, sí acceden a la “formación humanista de la personalidad total” (ibíd.: 92): el primero a través del teatro (de la educación estética); los hermanos, en la medida en  que “aprovechan su nacimiento noble y su riqueza heredada” (ibíd.: 96). Mas lo crucial es que tanto el teatro como la condición noble (sumada a la riqueza heredada) son solo medios, y no fines. Es por esto que Wilhelm abandona las tablas, y Natalia y Lotario renuncian a sus privilegios feudales (ibíd.: 96). Si bien los diferencia el origen, estos tres personajes comparten un mismo gesto, el de la renuncia: al subjetivismo egoísta el primero, a las igualmente egoístas inactividad e inoperancia –propias de la nobleza, que, para Goethe, es culpable de que haya existido una Revolución en 1789– los segundos.
 
La isla goetheana
 
Lukács se refiere a esto como la “mirada realista” de Goethe (ibíd.: 99). Mas como la sociedad aristocrático-burguesa alemana de fines del siglo XVIII, prosigue, no podía ofrecer un suelo apropiado para la acción conjunta a la que da lugar la renuncia, aquel configura una isla dentro de esta sociedad. “La isla goetheana –se aclara en Goethe y su época– es un grupo de hombres activos que actúan en la sociedad” (íd.). Este es un elemento utópico en la novela, pero no antirrealista (no implica una “huida” romántica): se trata más bien, a la manera de las utopías de un Fourier, de una “sociedad dentro de la sociedad, como una célula originaria de una progresiva transformación de toda la sociedad burguesa” (Lukács, 1968: 100). Esto se deduce, en particular, de ciertas frases de Jarno: “hasta ahora somos unos pocos hombres honrados, hábiles y resueltos a los que nos anima […] el espíritu de asociación”, se lee, en esta línea (Goethe, 2000: 646). La “isla” configurada por el Wilhelm Meister sirve para pensar, asimismo, por otro lado, en qué medida el Bildungsroman de Goethe es una superación de su Werther: Wilhelm encuentra individuos con los cuales formar una comunidad, más allá de la diferencia de clase; a Werther, en cambio, en su trágica soledad, solo le queda el suicidio.
 
La novela de educación como crítica a Hegel y Dilthey
 
Lukács propone en este contexto una definición del concepto de novela de educación o de aprendizaje (Erziehungsroman), del cual el Wilhelm Meister sería el modelo más acabado. Lo central del Wilhelm Meister es que su héroe
 
renuncia a una actitud puramente subjetiva respecto de la realidad y llega a una comprensión de la realidad objetiva y a la actividad en ella tal como es. Los años de aprendizaje son una novela pedagógica [i. e. una novela de educación], su contenido es la educación del hombre para la comprensión práctica de la realidad (1968: 105).
 
Es notorio que Lukács prefiera el término Erziehungsroman y no el de Bildungsroman, popularizado por Dilthey. Vazsonyi sostiene que de este modo Lukács acentúa “la [goetheana] justificación táctica y ética de la manipulación del cambio desde fuera”. El empleo del término Bildung –formación– en lugar de Erziehung –educación–, sostiene el crítico, hubiera sugerido “la culminación tanto de la influencia externa como del desarrollo interior” (Vazsonyi, 1997: 116). Es cierto, en cierta medida, que en el modo en que Lukács entiende la isla goetheana pueden encontrarse reminiscencias de las consideraciones acerca del partido comunista en Historia y conciencia de clase (v. 1975: 350ss.), pero advertir en ello un gesto estalinista es ir ya demasiado lejos. La explicación de la negativa a emplear el término popularizado por Dilthey parece residir más bien en el hecho de que, como vimos, en el autor de Vida y poesía la noción de Bildung servía para enfatizar la “especificidad alemana” del género, la tendencia a la “interioridad” de los alemanes. Lukács, por el contrario, piensa que las novelas de formación (sobre todo el Wilhelm Meister y Enrique el verde) representan héroes que se dejan instruir por la realidad. La preferencia por el término Erziehungsroman señala en este sentido, más que en el de una pretendida connivencia con el estalinismo: se trata de aprender de la realidad y no de desarrollarse a pesar de esta.
La elección terminológica da cuenta, por otra parte, de la intención de Lukács de incluir a Goethe dentro de la Ilustración. La “Sociedad de la Torre”, que es para Lukács el “elemento conciente” en la novela, aparece como la deuda goetheana con los ideales ilustrados europeos. Encarna el ideal de la educación como “orientación conciente del ser humano” (1968: 101). La sociedad secreta liderada por el abate y Lotario representa, así, tanto un principio educador como la isla goetheana a la que referimos más arriba. Pues bien: esto es precisamente lo que aleja al planteo de Lukács del cinismo hegeliano. No se trata de la aceptación de la realidad por tratarse de la realidad dada, sino de un proceso de integración conciente en un doble sentido: los educadores son concientes de su objetivo, así como el héroe elige unirse a los miembros de la torre por convicción propia, porque entrevé en ello un sentido auténtico (Cases, 1986: 146). Si en las consideraciones hegelianas la “formación del hombre para la realidad” implica la “victoria inevitable de la prosa capitalista” (1968: 105s.), para el autor de El alma y las formas esto sólo es válido para “el gran realismo burgués de la primera mitad del siglo XIX”, dentro del cual incluye los Años itinerantes de Wilhelm Meister (1821; versión completa de 1829). En Los años de aprendizaje, por el contrario, perduran aún las esperanzas de que los ideales humanistas, derivados de los contenidos sociales y humanos de la Revolución Francesa, puedan ser realizados y la sociedad, mejorada. El abate es quien encarnaría esta postura (ibíd.: 107).
 
El carácter irresoluble de las contradicciones
 
A la manera de Teoría de la novela, en La novela como epopeya burguesa y en Goethe y su época el motivo poco verosímil de la torre resulta problemático desde la óptica lukácsiana. Lo que cambia con respecto a la obra surgida durante la Primera Guerra Mundial es la explicación que se da de por qué Goethe se habría visto obligado a incluirlo a fin de salvar así a su héroe del filisteísmo hegeliano: la inclusión del motivo de la sociedad secreta evidencia ahora el “carácter irresoluble de las contradicciones” entre individuo y sociedad en el marco de la sociedad capitalista burguesa (1968: 106). La posibilidad de configurar un héroe positivo renace, para el Lukács de Escritos de Moscú y Goethe y su época, recién con el realismo socialista, la expresión literaria de la sociedad sin clases. “De la conciencia de las formas de lucha de de clases proletaria, de la necesidad de la unión de los trabajadores en organizaciones de clase (sindicato, partido), de los problemas de la lucha de clases misma”, sostiene al respecto, “surge necesariamente la posibilidad de configurar al trabajador con conciencia de clase como héroe ‘positivo’” (2011: 88). La novela del realismo socialista ocupa así, en el Lukács de los años ’30, el lugar que en Teoría de la novela estaba reservado a la nueva “épica” de Dostoievski.   
 
3. Conclusiones
 
Los Años de aprendizaje goetheanos funcionan –en las etapas del desarrollo intelectual lukácsiano que hemos considerado aquí– como ejemplo de aproximación –en todos los casos incompleta, aunque no por esto menos destacable– a la utopía de la realización plena de la humanidad en la realidad concreta. Esto explica en parte el por qué de la predilección lukácsiana por el autor de Las afinidades electivas. El motivo literario de la “Sociedad de la Torre” le sirve a Lukács para dar cuenta de cómo el Meister supera las posturas antagónicas de Hegel (prosa de la realidad omnipotente) y Dilthey (intimismo subjetivista), en el sentido de que “[no disuelve] la realidad en sueños, en representaciones ideales o puramente subjetivas” (como un Novalis o un Dilthey) (1968: 104), pero, al mismo tiempo, postula que la “realización” de “los ideales del humanismo […] puede darse en la sociedad burguesa del periodo de la Revolución Francesa” (1968: 106) (al contrario de Hegel). En la torre Lukács ve representada, asimismo, la debilidad de este proyecto goetheano clasicista de superación de las contradicciones de la sociedad burguesa. Por su carácter romántico-maravilloso, no realista (Teoría de la novela) y porque la humanidad no puede llegar a realizarse sin destruir antes la división en clases de la sociedad burguesa (aspecto que los miembros de la sociedad secreta no tienen en absoluto en cuenta) (Escritos de Moscú y Goethe y su época), la Sociedad de la Torre representa, así como el reconocimiento del carácter alienado de la sociedad existente, las limitaciones –explicable por razones históricas– de la comprensión goetheana del desarrollo económico-social. En este sentido, se puede pensar que el modo en que Lukács entiende la “Sociedad de la Torre”da cuenta de la posición que le atribuye al autor de Las desventuras del joven Werther en el desarrollo histórico-intelectual europeo.
 
Bibliografía
 
Cases, Cesare, “Georg Lukács und Goethe”. En: Goethe Jahrbuch 103 (1986), págs. 138-151.
Dilthey, Wilhelm, Vida y poesía. Versión de Wenceslao Roces. Prólogo y notas de Eugenio Ímaz. México: FCE, 1953.
Goethe, J. W., Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister. Trad. de Miguel Salmerón. Madrid: Cátedra, 2000.
Hegel, G. W. F., Lecciones sobre la estética. Trad. de Alfredo Brotons Muñoz. Madrid: Akal, 2007.
Lukács, György, Goethe y su época, precedido de Minna von Barnheim. Trad. de Manuel Sacristán. Barcelona/México: Grijalbo, 1968.
–, Historia y conciencia de clase. Trad. de Manuel Sacristán. Barcelona: Grijalbo, 1975.
–, Teoría de la novela. Trad. de Micaela Ortelli. Buenos Aires: Godot, 2010.
–, Escritos de Moscú. Ed. de Miguel Vedda. Trad. de Miguel Vedda y Martín Koval. Buenos Aires: Gorla, 2011.
Vazsony, Nicholas, Lukács reads Goethe: from Aestheticism to Stanilism. Columbia: Camden, 1997.
  


Artículo enviado por el autor para su publicación en este número de Herramienta.
 
 
[1] La “Sociedad de la Torre”está compuesta, en la novela de aprendizaje de Goethe, por un grupo de personajes (el abate, Lotario, Natalia, Jarno, Federico, etc.), en su mayoría nobles ilustrados, dispuestos a dejar atrás parte de sus privilegios feudales en pos de la conservación del orden social. Están, a su vez, interesados en problemas relativos a la formación y educación. Es en vista de esto último que escogen formar a Wilhelm Meister e influyen sobre sus decisiones en determinados momentos de la novela, básicamente incitándolo a abandonar el teatro.
[2] La traducción ha sido modificada; el subrayado es nuestro.

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