Con satisfacción y no menos alegría estamos presentando este dossier sobre comunicación. Un tema que si bien no ha estado ausente de las páginas de Herramienta, la visibilidad que viene adquiriendo en el debate público, amerita su tratamiento especial y con la profundidad que este espacio permite.
Partimos de reconocer que la sociabilidad humana tiene en la comunicación uno de sus caracteres fundantes, y que a lo largo de su evolución histórica fueron mutando tanto sus características, es decir, los distintos “modos de ser” de la comunicación, como así también la percepción que de este proceso de cambio han tenido los distintos sectores sociales. Para precisar tan amplia afirmación, es útil remarcar dos novedades contemporáneas de este proceso: por un lado, el hecho de que el mercado capitalista invade y absorbe cada vez más los ámbitos de la vida cotidiana de las personas, y por ende, también el de la producción, circulación y consumo de la cultura y la comunicación. Y por otro, que hay cada vez más sectores de la sociedad que se involucran en el debate sobre la pertenencia y el destino de la comunicación como tal, debate del que durante mucho tiempo estuvo relegada la inmensa mayoría, y que fue guiado e implementado por los sectores concentrados del poder económico y político.
Señalar estos dos hechos no implica desconocer otros, que inundan los innúmeros recovecos y espacios de nuestras vidas y que tienen que ver con lo comunicacional. Implica simplemente una toma de posición, un lugar desde donde pararse y poder comenzar a recorrer un largo, amplio, y si se quiere novedoso camino. Ubicarnos desde una perspectiva que permita, como señala Vincent Mosco:
Una de las tareas centrales de una economía política de la comunicación, que pretende basarse en un encuentro crítico con el análisis tradicional marxista, es demostrar cómo la comunicación y la cultura son prácticas materiales, cómo el trabajo y la lengua están mutuamente constitutivos, y cómo la comunicación y la información son instancias dialécticas de la misma actividad social.
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Partir de estos señalamientos generales nos sirve también para enmarcar una presentación temática del contenido del dossier, sin caer en una imposible síntesis autor por autor, que por otra parte le quitaría riqueza y profundidad al aporte que desde distintos ámbitos nos han hecho llegar los/las creadores/as de los textos. Optando entonces por esta descripción temática, los artículos que presentamos realizan un recorrido desde la imbricación del mercado y las relaciones capitalistas en el ámbito de la cultura y la comunicación, las “resistencias” de estos productos culturales a convertirse en mercancías, en particular en el ámbito de internet; la crisis que presenta la constitución y estructuración del sistema de medios en América Latina y sus grandes grupos de comunicación concentrados en conglomerados; las formas en que se re-significan conceptos tan caros a la modernidad como poder, política y ciudadanía; el rescate de nociones que son centrales en relación a la comunicación como lo es la de servicio público; el intento de regulación por parte del Estado mediante leyes como la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. (Dantas, Becerra, Uranga, Mastrini, Torres Molina). Conformando así un bloque temático más global.
Luego, este recorrido no puede desconocer que la comunicación está atravesada por los cánones de una sociedad machista y patriarcal, y que resistir a los mismos significa incorporar la perspectiva de géneros en el debate. Significa entre otras cosas, y como señala una de las autoras, que las mujeres no pueden quedar fuera de la ecuación informativa; y también analizar y denunciar de qué manera algunas revistas femeninas determinan los modos de hacer y pensar de muchísimas mujeres (Chaher, Silva).
El lingüista ruso Valentín Voloshinov alguna vez señaló que el signo es la arena en que se libra la lucha de clases, es así que –como expresión sígnica y desde variados ámbitos “materiales” de esta lucha en el país– también se expresan en los artículos distintos tipos de resistencia, tanto por parte de los trabajadores de prensa como desde otros movimientos sociales (Eliaschev, López Monja); como así también los distintos e interesados sentidos con que son nombrados los desocupados por un medio hegemónico como lo es Clarín (Farías, Nardín, Santana), son los temas que van concluyendo el contenido de este dossier.
En el número anterior de Herramienta, cuyo tema fue “una década en disputa” –2001-2011–, hacíamos referencia a que se está librando en nuestro país una disputa por el sentido de los hechos, experiencias y conclusiones de este convulsionado período. Este dossier que ahora presentamos pretende además ser una continuación del mismo debate, es decir, la disputa por el sentido en un ámbito específico e importante como lo es la comunicación. Es por ello que lo abrimos con una entrevista a Pablo Llonto, cuya figura representa una toma de posición sobre el sector de la sociedad desde el que nos posicionamos para contribuir en dicho debate.
Agradecemos a quienes han colaborado con la concreción de este dossier, el mismo es –inevitablemente– un recorte de un tema tan amplio y complejo. No se han tocado, o se lo ha hecho tangencialmente, problemáticas como las de las audiencias y la recepción de los mensajes, la lingüística, la semiótica, el análisis del discurso, y un largo etcétera. Que estos espacios vacíos, inabarcables en un ámbito material acotado como lo es una revista impresa, sean una invitación para nuevos aportes por parte de nuestros lectores, en una temática a la que vamos a dar continuidad desde estas páginas y también en nuestra Herramienta Web.
Consejo de redacción
[1] La economía política de la comunicación. Reformulación y renovación. Bosch: Barcelona, 2009, p. 76.