19/04/2024

Literatura argentina y pasado reciente. Relatos de una carencia, de Martina López Casanova.

 

Los Polvorines / Buenos Aires, Universidad Nacional de General Sarmiento / Biblioteca Nacional (Colección: “25 años, 25 libros”), 2008, 105 páginas.
 
Literatura argentina y pasado reciente, de Martina López Casanova, es uno de los textos que conforman la colección “25 años, 25 libros”, proyecto editorial llevado a cabo conjuntamente por la Biblioteca Nacional y la Universidad Nacional de General Sarmiento y cuyo objeto es indagar y reflexionar, desde diferentes enfoques y campos disciplinares, en torno a las trasformaciones producidas en la sociedad argentina a partir del período inaugurado en 1983. Coherente con este propósito, el interrogante que Martina López Casanova se plantea en el inicio de su libro –“¿Qué ha pasado con la literatura argentina en los últimos veinticinco años?” (9)– nos ubica, por su parte, en el campo de reflexión en el que se inscribe el texto: el de la producción literaria local desde el retorno de la democracia hasta hoy. 

En un primer momento, la autora expone cuál es el panorama general de la crítica literaria en relación con la literatura argentina de los últimos años; luego, formula cuáles son sus propios puntos de partida para el análisis de las obras. En este sentido, observa que “nos proponemos centrar la atención en el modo en que cada texto define el vínculo entre ficción y realidad” (20); por otra parte, señala, como un objeto central del interés crítico, la vinculación entre el pasado representado y el momento de enunciación que corresponde a cada texto; leemos, así, en la “Introducción”: “No interesa, entonces, la transparencia que permita volver a una presencia original […], sino qué decide mostrar el texto y cómo lo hace y, a la vez, cómo queda exhibido su presente en ese modo de construir la narración” (21); este eje de la reflexión, que volverá a manifestarse a lo largo del desarrollo del libro, será retomado, una vez más, en las “Conclusiones…”: “Los modos en que se construye el pasado se ajustan a los presentes desde los que se escribe. En este sentido, la literatura también dialoga con distintos discursos sociales del entorno de producción y hasta se apropia de ellos” (98).

Una vez establecido el marco desde el cual se enfoca el análisis, se explicitan, entonces, el corpus y la organización desde la cual se lo aborda. La autora postula tres ejes a partir de los cuales se ordena el trabajo crítico: en primer lugar, la represión, tópico que es clave para el abordaje de la representación del terrorismo de Estado; en segundo lugar, la traición, línea temática que, con explicitada resonancia borgeana, también es un punto de anclaje para la representación de la pasada dictadura; por último, la Guerra de Malvinas. En cada uno de los capítulos así configurados, López Casanova trabaja sobre la base de una selección de textos que abarcan autores de generaciones y filiaciones estéticas diferentes (César Aira, Rodolfo Fogwill, Laura Alcoba, Carlos Gamerro, Juan José Saer, Eduardo Muslip, Reina Roffé) y entre los que establece un diálogo crítico. Así, por ejemplo, en el capítulo “Represión: cuestión de clase y de género”, la autora conforma una serie, cronológicamente organizada para el análisis, que incluye Los fantasmas, de Aira; Fondo Negro, de Muslip, y La aventura de los bustos de Eva, de Gamerro, y establece claves para la lectura de ese corpus: la asociación entre desaparecidos y fantasmas, la parodia y la desacralización. Por otra parte, en el capítulo cuyo eje se centra en la traición, López Casanova aborda, entre otros textos, Lo imborrable, de Saer, y destaca, en relación con este, la representación del consenso social en el contexto de la dictadura como una manifestación, precisamente, de la traición: “En este sentido –y también en la lectura que Daniel Lvovich realiza de la representación del consenso que tuvo la dictadura–, en Lo imborrable todos (incluso los que aspiran a ser pájaros) pueden engañar, delatar, entregar…” (66). Finalmente, en el capítulo consagrado a la guerra de Malvinas, que aborda, entre otros textos, Los Pychi-cyegos, de Fogwill, y Las islas, de Gamerro, se señala que, más allá de las especificidades de cada una de las obras, surge, no obstante, una observación común: el incierto lugar que le cabe a este episodio de la historia nacional: “La representación de la guerra en estas líneas cruzadas exhibe […] una ausencia de voz, de lógica, de apropiación de la historia. Se trata, como dijimos, del relato de una guerra fuera de tiempo o de lugar. Podríamos agregar, se trata de lo otro por definición […]” (93).
El interés de una propuesta como la que nos ofrece López Casanova es múltiple: en primer lugar, por el desafío crítico que constituye abordar la más reciente producción literaria y tomar posición, por lo tanto, en relación con un canon en formación; esta operación conlleva, además, con respecto a más de uno de los autores y textos trabajados, el acercamiento al lector, a través del indirecto camino de la crítica, de una literatura poco frecuentada. En segundo lugar, por la claridad metodológica y conceptual con la que se desarrolla el libro, que no suprime, no obstante, la originalidad en la lectura. Por último, por el aporte que realiza, en tanto reflexión acerca de ciertos aspectos de la cultura argentina, para la desarticulación de ideas recibidas y la profundización de una mirada crítica en relación con los relatos de nuestro pasado.

 

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