25/11/2024

Marxismo abierto. Volumen 2

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Qué se entiende por marxismo abierto? ¿Será otro enfoque más que trata de "poner" sobre nuevas bases científicas el discurso teórico de Marx en un afán objetivista y antidialéctico, como el marxismo estruc­turalista o el marxismo analítico, para nombrar algunos, y que de mane­ra fatal terminan por deformarlo? ¿Representa una salida a ese círculo vicioso? Y si fuera así, ¿en qué términos? ¿Tiene algo que decir en cuan­to a la organización de la esperanza en un mundo aparentemente cada vez más cerrado y represivo de cualquier forma de pensar la posibilidad de cambiarlo? ¿Cuál es su importancia en el contexto actual de las lu­chas en América Latina contra las formas contemporáneas de dominio y explotación del capital, si es que la tiene?

La edición de este libro no tendría mayor importancia si los artícu­los que lo integran fueran una suerte de otra versión académica del mar­xismo, una especie de nueva corriente que quiere ocupar un lugar den­tro del canon dominante de la ciencia o de la filosofía. Por el contrario, son ensayos que surgen de la crítica de esa manera de interpretar a Marx. Por eso no se pueden clasificar como parte de una "escuela" cien­tífica o filosófica en los términos académicos tradicionales. Tienen en común la crítica al proceso de reificación que se encuentra en el centro de la elaboración teórica del marxismo ortodoxo y de los marxismos de corte cientificista. Comparten la idea de que el pensamiento de Marx es científico en un sentido nuevo, es decir, crítico de la ciencia positiva: en el centro no está la sociedad entendida como un objeto que la ciencia in­terpreta de manera neutra e imparcial (objetivamente), sino la lucha de clases. Vale decir, entonces, que las categorías de la sociedad capitalista no pueden ser interpretadas como crítica si se las viera con una lente que las reduce a categorías meramente objetivas, es decir, a categorías que son el resultado de un proceso social independiente del conflicto y de la lu­cha. Los ensayos presentados a continuación comparten la tesis radical de que no existe objetividad independientemente de la lucha de clases en la sociedad capitalista; son, por lo tanto, elaboraciones, en su mayor parte teóricas, de distintos aspectos de la realidad capitalista des­de esa clave. Por esta razón, pueden ser interpretados como parte de una lucha; son, de hecho, una lucha, no una interpretación "objetiva" de la realidad, separada, por lo mismo, de aquélla.

Entre 1991 y 1995 fueron publicados en el Reino Unido por Pluto Press tres volúmenes de Open Marxism, coordinados por Werner Bone­feld, Richard Gunn, John Holloway y Kosmas Psychopedis. En ellos aparecieron diecinueve ensayos sobre distintos aspectos de reflexión teórica, entre los cuales se pueden destacar los relacionados con los te­mas de la dialéctica, la reconstrucción crítica de la ciencia en Marx, el análisis y la crítica de las formas reificadas de entender el marxismo, la economía y el Estado como clave para desplegar la radicalidad del pen­samiento de Marx, así como temas atravesados por el debate que no po­día faltar con las teorías posestructuralistas y posmodernas, entre otros.

Uno de los puntos más importantes de los ensayos de Open Marxism gira, sin duda, en torno al concepto de capital. Desde la perspectiva de una tradición objetivista, ya sea en la versión del economicismo o en una ver­sión más sofisticada como el estructuralismo, el capital ha sido entendido "científicamente" como una cosa. Una de las consecuencias de esta reduc­ción es la separación entre sujeto/objeto, entre economía y política o en­tre estructura y lucha. Dicha separación es la fuente de múltiples determi­nismos y mistificaciones, como la que se encuentra en la noción de "autonomía relativa del Estado". En los ensayos de Open Marxism, más específicamente en los de Holloway y Bonefeld, se despliega toda una ar­gumentación teórica dirigida a poner en crisis a ese tipo de conceptuali­zación y a dar una salida radical al círculo vicioso contenido en aquella forma de pensar. El capital -argumentan Holloway y Bonefeld- no es una cosa, sino una relación social y esa relación social es antagónica, es una lucha. De tal manera que el centro de la reflexión sobre el capital y la sociedad capitalista es, entonces, la lucha de clases. El capital no es una cosa, es lucha de clases. He allí uno de los centros de reflexión teórica más agudos de Open Marxism. Es decir, que fuera de ese antagonismo no exis­ten zonas neutrales u objetividades independientes. Lo que se pretende como objetiva y relativamente independiente no es más que mediación entendida como forma de existencia en lucha o de lucha mediada. El ca­pital, aquí, ya no es entendido como economía, en oposición al concepto de Estado. Economía y Estado son formas de la relación social capitalis­ta, formas ligadas al proceso de fetichización del capital, las cuales, al mismo tiempo, no se pueden entender sino por ser constituidas por el an­tagonismo. En ese sentido, es necesario consignar que el concepto de for­ma Estado elaborado en algunos de los ensayos de Open Marxism es par­te fundamental de ese proceso teórico. Otro nivel de dicha crítica lo pode­mos encontrar en temas más generales y abstractos como la relación suje-to-objeto, entre teoría y metateoría, la reconstrucción de la dialéctica, en elaboraciones como las de Gunn, Backhaus, Psychopedis y otros.

Los ensayos de Open Marxism no sólo se nutren de la crítica al marxismo objetivista, que tiene su expresión más elegante y conspicua en el marxismo estructuralista, sino que retoman la tradición del marxis­mo autonomista italiano (u operaismo) en el punto donde ésta se desli­za y se resuelve en una posición objetivizante. El autonomismo italiano parte del principio de que hay que invertir el punto de partida para ana­lizar el capital. No se debe partir del capital sino del trabajo en el análi­sis, porque este último es la verdadera fuente de dinamismo del capital. El capital no se mueve por su propia cuenta, se modifica por el antago­nismo del trabajo. El concepto de composición de clase da forma teóri­ca a ese principio. Sin embargo, el autonomismo termina por congelar teóricamente ese movimiento porque, a pesar de la inversión teórica, no abre el concepto del capital: la relación capital-trabajo se entiende como una relación externa y no interna. El sujeto pierde su potencial transfor­mador en la medida de que él mismo no desborda la forma capital.

Ese desbordamiento es el sitio privilegiado del análisis de Open Marxism. Porque, desde esta perspectiva, lo más importante no es el análisis de cómo el capital se apropia de la iniciativa del trabajo, sino có­mo el trabajo, el sujeto, tiene la potencialidad de cambiar el mundo, o mejor, de negar la forma capitalista de existencia. Los ensayos de Open Marxism son un esfuerzo de conceptualización de ese movimiento ne­gativo del trabajo en el capital, movimiento que es entendido como im­pulso a la emancipación, y militan en ese sentido. Lejos de suspender el análisis de la negatividad del trabajo en el movimiento del capital, en ellos la negatividad es siempre la potencialidad de transformación radi­cal de la forma social dominante. De tal manera, que su objetivo no es la teorización de un mundo que se cierra conceptualmente como resul­tado del énfasis en la dominación, sino el de la iluminación de las poten­cialidades y el movimiento de abrir el mundo a partir de la centralidad de la categoría de lucha, como antes hemos consignado.

En la misma dirección, habría que subrayar que la categoría lucha es entendida como el movimiento de emancipación del trabajo en-y-en-contra del capital. Dicho movimiento, se plantea de manera implícita y a veces abierta, no se resuelve en las síntesis clásicas contenidas en la forma partido o en la forma estado, las cuales son consideradas como parte de un proceso reificante. Por el contrario, es una concepción de la lucha que despliega una crítica radical a la fetichización de la política implicada en la tradicional separación entre dirigentes y dirigidos, orga­nización y masas, sustentada en gran medida en la tesis sobre concien­cia verdadera (de clase) y falsa conciencia (conciencia empírica). Es una crítica a las formas prácticas y teóricas que suponen, consciente o in­conscientemente, la suspensión del movimiento emancipatorio en las fi­guras del Estado o del partido. Pero la crítica también se extiende a to­da forma de organización cuando ésta supone un congelamiento del movimiento emancipatorio.

En esa dirección, los ensayos de Open Marxism proporcionan un concepto de lucha más profundo y radical. La lucha es entendida como movimiento contradictorio: un movimiento contra el capital que perma­nentemente lucha por definirnos y determinarnos, y un movimiento con­tra nosotros mismos para despojarnos de las formas dominantes. En otras palabras, el concepto de lucha no es mecánico y lineal sino dialéc­tico. La lucha es el sujeto: la capacidad colectiva de pensar contra la do­minación y contra sí mismo. Lo cual entraña también la posibilidad de penetrar la naturaleza contradictoria de las relaciones entre movimiento y organización, sin lugar a dudas, uno de los problemas teóricos y prác­ticos más importantes de la lucha revolucionaria contemporánea.

En una situación caracterizada por la crisis de organización de las formas clásicas de la lucha de clases (partido, sindicato, guerrilla tradicio­nal) y el esfuerzo de muchos movimientos por construir otras sin reprodu­cir aquellas, las cuestiones antes señaladas hacen que los ensayos de Open Marxism tengan cada vez más importancia en la lucha anticapitalista en América Latina. Una de las cuestiones que nos parecen más significativas, es que son parte de un proceso de actualización del marxismo, un proceso atravesado en América Latina por las experiencias de movimientos como el zapatismo, los piqueteros, los indígenas y campesinos en el Ecuador y Bolivia, los Sin Tierra y muchos otros más. Un ejemplo claro de lo que se señala aquí es el libro Cambiar el mundo sin tomar el poder de John Ho­lloway, en el cual el No zapatista al poder fue elaborado como teoría radi­cal del antipoder. Pero es apenas el comienzo y, sin duda, vendrán muchas reflexiones más, dentro de las cuales se puede considerar el libro que esta­mos presentando, aunque varios de los textos que se encuentran en él ha­yan nacido de otra situación y en otras circunstancias. Quizás se podría de­cir de ellos que, como algunos de los mejores escritos de Adorno y Benjamin, está sonando hoy su hora más actual.

En los dos volúmenes que demandará Marxismo abierto se presenta­rán once ensayos. Seis de ellos fueron seleccionados de los tres volúmenes de Open Marxism. Los otros cinco son de reciente elaboración. Cuatro de ellos tienen la característica de haber surgido a partir de la reflexión sobre la circunstancia latinoamericana actual. Se quiso hacer una selección de trabajos representativa de la reflexión de Open Marxism combinada con trabajos nuevos que recogen aspectos fundamentales de esa reflexión y que se refieren a distintos temas de la lucha de clases en América Latina.

Una muy breve referencia a los textos puede ayudar a ilustrar el contenido de los dos volúmenes en que presentamos este libro. El artícu­lo de Richard Gunn es una crítica a la sociologización del marxismo. Plantea que el marxismo no es una teoría social sino una crítica a la teo­ría social y a la filosofía. De allí su título provocador: "En contra del ma­terialismo histórico: el marxismo como un discurso de primer orden".

En el ensayo de Hans-Georg Backhaus se realiza una aguda críti­ca al modelo marxista de la economía política, modelo que reproduce una forma de ciencia de rasgos positivistas. Siguiendo la dialéctica ador­niana sujeto-objeto argumenta que la economía social marxiana es teo­ría crítica.

En al artículo de Adrian Wilding se desarrolla una consistente crí­tica a las teorías de la poshistoria, en particular al posestructuralismo y posmodernismo; se argumenta que en Marx existen remedios para los errores y lagunas de esa corriente de pensamiento.

Los artículos de John Holloway son una propuesta para pensar el ca­pital como relación social antagónica donde el fetichismo y la lucha con­tra el fetichismo son componentes centrales. Los conceptos de crisis y for­ma social propuestos son un aporte fundamental para una teoría crítica del capital que enfatiza las posibilidades de emancipación del trabajo.

Werner Bonefeld por su parte desarrolla una aguda crítica a las con­cepciones fetichizantes del capital que lo consideran el sujeto por defini­ción, en el sentido de que el trabajo sólo puede expresarse en los términos fijados aquel (el capital). También realiza un examen del debate contem­poráneo sobre el Estado demostrando cómo en el concepto de "autonomía relativa del Estado" subyace una forma reificada de pensar lo político.

Los artículos restantes son muy importantes para la presente edi­ción porque tienen un referente latinoamericano. Con un sesgo hacia América Latina, Alberto Bonnet desarrolla una reflexión general desde la perspectiva del Marxismo abierto sobre las políticas neoliberales. Los temas que destaca se refieren a la reducción o no de la capacidad del Es­tado capitalista de intervención, así como a la pregunta sobre si las po­líticas neoliberales representan los intereses del capital financiero o del capital en su conjunto.

Por su lado, Ana Dinerstein elabora un análisis de las transforma­ciones en la subjetividad de la insubordinación teniendo como caso específico el estallido social en la Argentina en diciembre del 2001. La au­tora analiza por qué parte fundamental de la emergencia de nuevas formas de subjetividad crítica se encuentra en el debate "Estado sí-Estado no".

En el artículo de Luis Menéndez y Néstor López, los autores aus­cultan sobre el significado del ¡Que se vayan todos! al que consideran un grito insumiso nacido de la gente común y no una consigna acotada por la lógica instrumental, por eso el eco de lo que naciera en la Argen­tina al calor del levantamiento popular del 19 y 20 de diciembre del 2001, hoy a mediados de 2005 resuena más allá de los Andes, en los tan lejanos y tan cercanos hombres y mujeres del Ecuador y Bolivia.

Por último, el artículo de Sergio Tischler es un esfuerzo de elabo­ración del concepto de crisis y de tiempo a partir de la idea benjaminia­na de constelación, y un intento de relectura a partir de esa elaboración de la historia reciente de la lucha de clases en Guatemala. Al someter a crítica la noción de tiempo lineal se exhibe el congelamiento y represión de las constelaciones revolucionarias que se esconde, entre otras cosas, en la narrativa de democracia representativa.

Para terminar, queremos consignar que este libro es parte de un es­fuerzo iniciado en 1999 en el seminario "Subjetividad y teoría crítica" del posgrado de sociología del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, coordinado por John Holloway y Sergio Tischler1. En dicho seminario los temas de Marxismo abierto siempre han estado presentes y han sido puntos de referencia de las discusiones. Tanto así, que la mayor parte de los trabajos más recien­tes pueden considerarse elaboraciones vinculadas al seminario. De tal manera, que el libro puede ser considerado como parte de ese esfuerzo colectivo, el cual estamos muy satisfechos de ofrecer a los lectores.

Agradecimientos

Agradecemos al posgrado de sociología del Instituto de Ciencias Socia­les y Humanidades de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla el apoyo financiero para la publicación de este libro como parte del se­minario del mismo posgrado Subjetividad y Teoría Crítica. Del mismo modo, agradecemos a Néstor López y al colectivo de Ediciones Herra­mienta por su empeño en esta edición.

Alberto Bonnet, John Holloway y Sergio Tischler

1. Justo es decir que, junto a los nombrados, recientemente se incorporó Fernando Matamoros Ponce a la coordinación del seminario "Subjetividad y teoría crítica".

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