26/12/2024
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La crisis mundial capitalista y el capital ficticio
Alberto Wiñazky
Ediciones Herramienta, Buenos Aires, Argentina, diciembre de 2017, 156 páginas.ISBN: 978-987-1505-57-9.
La caída en la acumulación de capital iniciada en 2008 se reflejó económica y socialmente en la crisis planetaria de larga duración que amenaza la supervivencia de la humanidad. El sistema capitalista se ha tornado cada vez más destructivo e incontrolable, abriendo las perspectivas de que arrastre al conjunto de la sociedad a la barbarie. Durante el transcurso de este período, como en las crisis de 1873 y 1939 (que llevaron a las dos guerras mundiales), se ha trastocado la anatomía mundial tanto en términos económicos, como políticos, geopolíticos y sociales.
La globalización neoliberal, que dejó de ser el motor de la economía mundial, no cuenta ya con una arquitectura política, una nación hegemónica o un concierto de grandes potencias que administren las reglas de juego y sean capaces de contener los mecanismos auto destructores del sistema. Ante esta situación, resulta necesario contextualizar aquellos conceptos teórico-críticos señalados por Marx, que mantienen total relevancia contemporánea: explotación económica, exclusión social, opresión política, alienación individual y colectiva, con el propósito de sistematizar las múltiples perspectivas de lucha y las demandas emancipadoras de los sectores subalternos de la sociedad
Alberto Wiñazky es Economista. Miembro del Consejo de Redacción de la revista Herramienta y colaborador de la revista Realidad Económica. Militante de izquierda desde su juventud. En 1961, como representante del Centro de Estudiantes de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, viajó a Punta del Este (Uruguay) para reunirse con el comandante Ernesto “Che” Guevara. En los años 70, en plena dictadura, se unió al Partido Socialista de los Trabajadores en la clandestinidad. Después de la guerra de Malvinas fue parte del equipo que legalizó al Movimiento al Socialismo, integrando posteriormente la redacción de su periódico.
Últimamente ha publicado en Herramienta “El bloque de poder en la Argentina y el proceso inflacionario” (N° 54) y “Los tratados de libre comercio” (N° 59). En la página web de la revista se publicó un adelanto del presente libro.
Del prólogo del libro
La obra aborda muchos temas, tantos que por momentos no es sencillo seguir el orden de la exposición, sin que esto opaque el valor de un texto redactado con solvencia y un rigor analítico que evita innecesarios tecnicismos. Es el libro de un economista, pero no está escrito para economistas preocupados en maximizar la ganancia de los empresarios, para funcionarios públicos comprometidos con la buena marcha de los negocios privados, o catedráticos acomodados a la repetición de los postulados del maestrean de la ciencia económica. Alberto escribe para los lectores que, como nosotros y como él mismo, sientan la necesidad de comprender para resistir la implacable ofensiva del capital y los poderes que lo sirven. Wiñazky invita a construir respuestas colectivas que puedan refutar prácticamente el diagnóstico falaz (aunque políticamente efectivo) que afirma: “No hay alternativa al capitalismo”. A lo que este libro opone, en primer lugar, una documentada evidencia: desde hace ya diez años es el capitalismo el que no encuentra alternativa a la crisis sistémica en que está sumergido. Conviene aclarar, antes de continuar, que el prólogo no pretende adelantar ni respaldar lo escrito por el autor: será responsabilidad de los lectores asimilarlo y evaluarlo críticamente. Me atrevo en cambio a subrayar la importancia de las cuestiones que el libro trata, destacando también que se lo hace desde una perspectiva despojada de dogmatismos e intereses subalternos.
Como el mismo título indica, La crisis mundial capitalista y el capital ficticio pone el foco en la crisis que comenzara en los Estados Unidos durante los años 2007-2008 y rápidamente se propagó al resto del mundo. El análisis de lo ocurrido desde entonces pone también en evidencia los reiterados fracasos de las políticas neoliberales con que se intentó poner fin a la crisis. A diez años de iniciada la misma, no existe el menor síntoma de que se esté en vísperas de algún nuevo “ciclo virtuoso” de crecimiento capitalista a gran escala. Y desde las primeras páginas se indica que la crisis comenzó a incubarse en los años setenta del siglo pasado, con el agotamiento de “los treinta años dorados” de crecimiento que siguieron al fin de la Segunda Guerra mundial. Se evita así el error de muchos economistas heterodoxos que atribuyen todos los males al “neoliberalismo”, como si éste no fuese expresión y resultante del sistema sino una anomalía o disfunción a corregir con recetas keynesianas para volver a un capitalismo “sano” o “normal”.
Se examinan similitudes y diferencias entre la Gran Depresión que se iniciara en 1929 y la crisis en curso, para identificar los rasgos originales del estallido del 2008 y los mecanismos mediante los cuales se propagó internacionalmente. De la investigación surge, también, que a lo largo de la crisis se reforzó el predominio de las finanzas: a través de diversas articulaciones con el capital productivo, del continuo incremento de los flujos de renta ficticia y la plena conformación de un mercado mundial en que operan inmensos conglomerados multinacionales y transnacionales. Se ha reconfigurado la división internacional del trabajo, facilitando una ofensiva generalizada del capital más concentrado que está deteriorando gravemente la situación laboral de los pueblos del mundo.
Todo un capítulo del libro se destina a la muy debatida cuestión del “capital ficticio”, cuyo estatus teórico se precisa con la ayuda de Karl Marx, Rudolf Hilferding y François Chesnais. Se examinan las formas y dinámicas que fue asumiendo hasta llegar al exponencial crecimiento del “mercado de derivados”, identificando conexiones entre especulación financiera, tráfico (legal e ilegal) de armas, guaridas fiscales, burbujas especulativas, etc. La interpenetración y tensiones entre capital productivo, capital a interés y capital ficticio, y el rol del sistema bancario, alentaron un astronómico crecimiento del capital ficticio que posibilitó en determinados momentos recuperar la demanda de bienes y fue un mecanismo para contrarrestar la caída de la tasa de ganancia que atenuó el riesgo de una ruptura en el proceso de acumulación. Pero no pudo, ni podrá, impulsar un nuevo ciclo de crecimiento del capitalismo.
Se retoma la situación de los Estados Unidos para evaluar las causas y alcances del relativo declive de su liderazgo mundial en un contexto de cambiantes relaciones de fuerza con otras potencias (muy especialmente, China) y gran incertidumbre en cuanto al crecimiento potencial de la nación y lo imprevisible de la presidencia de Trump.
Se esboza una especie de “estado de situación” de lo que hoy conforma el centro del capitalismo desarrollado, incluyendo en el mismo a la Unión Europea, desgarrada por crecientes desigualdades y contradicciones intestinas, así como las pretensiones de la China conducida por Xi Jinping, que se postula como motor de la economía mundial en las próximas décadas. Este cuadro no despeja las preocupaciones generadas por la prolongación de la crisis, la incertidumbre de los impactos socio económicos de la incorporación masiva de la robótica y otras tecnologías, y un nivel de endeudamiento externo sin precedentes.
Aldo Casas
Antropólogo, miembro del Consejo de Redacción de la Revista Herramienta y autor de numerosas publicaciones. Su trabajo más reciente “Karl Marx, nuestro compañero. Una invitación a conocer su vida y sus combates” Herramienta.
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