24/04/2024

Presentación de "Conversaciones implicadas con Gregorio Baremblitt, Psicoanálisis, Subjetividades y Revolución" de Alfredo Grande

Desde el Colectivo de Comunicación Contrahegemonía Web y el Colectivo Editorial Herramienta queremos compartir la salida de Conversaciones implicadas con Gregorio Baremblitt, Psicoanálisis, Subjetividades y Revolución, un libro donde el psicoanalista Alfredo Grande mantiene una charla a fondo con una de las figuras más importantes del campo de la salud mental y referente central del Movimiento Institucionalista y el Esquizoanálisis en la región, pasando revista por algunos de los procesos y personajes más importantes de las últimas décadas. Compartimos como adelanto el prólogo a cargo de Luis Hessel del Colectivo Contrahegemonía Web y responsable de la edición del trabajo.

Conservaciones Implicadas entre Gregorio Baremblitt y Alfredo Grande

El libro que estamos presentando es uno de esos trabajos que todos y todas hace tiempo hubiésemos querido leer. Es un material de consulta y formación indispensable para esquizoanalistas y analistas institucionales, también necesario para psicólogos sociales y clínicos, psiquiatras, psicoanalistas, trabajadores sociales, militantes sociales y para quien se interese por las relaciones entre salud mental, grupos, instituciones, subjetividad y lucha de clases.

En una mañana de julio de 1979, Gregorio Baremblitt convenció a Franco Basaglia de visitar la “Ciudad de los locos”, hogar del Hospital Psiquiátrico de Barbacena, en Minas Gerais. Su idea consistió en aprovechar la visita del renombrado referente de la psiquiatría democrática italiana, para que su fama y prestigio fuesen puestos al servicio de la denuncia de las condiciones miserables de vida y las torturas a las que eran sometidos los internos. Se habían conocido el año anterior cuando Gregorio organizó su primera visita al país para participar del “Congreso de Psicoanálisis, Grupos e Instituciones”, junto a Félix Guattari, Robert Castel, Erving Goffman, Howard Becker y Thomas Szasz. Pero al cruzar los portones grises del manicomio, a Franco Basaglia le costó asimilar lo que tenía ante sus ojos. En Barbacena los internos dormían sobre el suelo, mayormente estaban desnudos e incluso muchos permanecían esposados por meses. En ese infierno anclado en el país “más feliz del mundo”, los locos eran obligados a trabajar como esclavos a la intemperie como parte del tratamiento de rehabilitación. Eran pobres, enfermos mentales, alcohólicos, prostitutas, indigentes, homosexuales, epilépticos, sifilíticos, o personas simplemente abandonadas y enviadas por su propia familia a esa sucursal carioca de Auschwitz donde el único tratamiento suministrado era un cóctel de fármacos, lobotomías y electrochoques sin anestesia. Se estima que 60 mil internos murieron de frío, hambre, diarrea o simplemente asesinados en el Barbacena. Incluso, después de muertos muchos de los cuerpos fueron vendidos a distintas universidades para realizar prácticas médicas. Al finalizar el recorrido por el hospicio, Franco Basaglia se limitó a decir ante la prensa; “Hoy he estado en un campo de concentración nazi, en ningún lugar vi algo así”.

Gregorio Franklin Baremblitt fue médico psiquiatra formado en la Universidad de Buenos Aires y psicoanalista del Grupo Plataforma disidente de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Realizó su formación de posgrado en sociología y estudió con Enrique Pichón Rivière en su Escuela de Psicología Social. Fue responsable de la recepción de las nuevas tendencias grupalistas, autogestivas y antiautoritarias que emergieron tras el Mayo Francés y se convirtió en el referente regional del Movimiento Institucionalista, cuyo programa político intelectual desarrolló en su obra “Compendio de Análisis Institucional” (2005). Exiliado político. Activista. Organizó la primera visita de Félix Guattari a Brasil, momento fundacional del esquizoanálisis en Sudamérica, al cual le dedicó su propia versión local; el esquizodrama. Nació en el calor de la provincia de Santiago del Estero durante el período de entreguerras. Siempre recordó con nostalgia sus días de changuito, cuando acompañaba a su padre socialista por los bares del pueblo en reuniones con exiliados españoles que escaparon de los fusilamientos del franquismo, para entregarse a largas horas de discusiones políticas. Tanto caló ese compromiso, que tiempo después llegó a aprender el quechua para hacer propaganda de las ideas socialistas entre las comunidades indígenas de la zona. En la galería de personajes que Gregorio comparte durante la entrevista, aparece tempranamente la figura de Alberto Tallaferro, quien lo inició en el estudio de la obra de Wilhelm Reich y en la relación entre psicoterapia y cultura lisérgica. Pero el personaje infaltable es José Bleger el célebre “maestro rojo” del freudo-marxismo local, su guía durante su juventud y compañero en la militancia social por barrios populares y fábricas desde la Comisión de Medicina Social de la CGT de los Argentinos. La fuga de Trelew, la insurgencia del Cordobazo, las luchas del Tercer Mundo, las drogas y el hippismo fueron parte del laboratorio donde se fue diseñando el proyecto del Grupo Plataforma. Eduardo Pavlovsky, señaló que “no era casual que la mayoría de los deleuzeanos en Buenos Aires hayamos sido miembros del grupo Plataforma”.

Alfredo Grande es médico psiquiatra por la Universidad de Buenos Aires y psicoanalista por la Asociación Escuela Argentina de Psicoterapia para Graduados. En medio del clima de movilización de los años ´70 estudió psicoanálisis marxista con Lea Nuss de Bigliani del Grupo Plataforma, hasta la llegada del golpe cívico-militar de 1976. El lugar que eligió para refugiarse en medio del terror, o para lo que Alfredo llamó su “insilio”, fue la cátedra de Psicología Médica de la Universidad de Buenos Aires, donde fue amenazado por enseñar “Psicología de la Conducta” del citado José Bleger. Con la llegada de la democracia (encubierta) inició su carrera como escritor, investigador, docente y divulgador del psicoanálisis. Su primer libro fue “El Edipo después del Edipo. Del Psicoanálisis Aplicado al Psicoanálisis Implicado” (1996), con prólogo de Gregorio Baremblitt, mientras que otros de su haber fueron prologados por Armando Bauleo, Juan Carlos Volnovich, Silvia Bleichmar, Vicente Zito Lema, Claudia Korol y Diana Maffía.

Conocí sus trabajos en el 2001, en tiempos en que los piquetes, las asambleas barriales y las cacerolas eran los dispositivos productores de nuevas subjetividades, que incluían novedosas formas de auto-organización y una conciencia colectiva de poder. Durante esos días de furia (que aún añoro), Alfredo presentó su libro “Psicoanálisis Implicado: la marca social en la clínica actual” (2002), que junto a los de Foucault, Baremblitt y Guattari, se sumaba a mi formación basada en Enrique Pichón Rivière, Alfredo Moffatt y Paulo Freire. Recuerdo el impactó que me causaron sus reflexiones a partir de sus estudios de “Freud y los límites del individualismo burgués” (1972), de León Rozitchner, al definir al sujeto como núcleo de verdad histórica poseedor de una subjetividad entendida como el “decantado identificatorio de la lucha de clases”.

A partir de la descripción del panorama cultural que Robert Castel denominó “psicoanalismo”, Alfredo planteó la existencia de un Freud del palacio, acomodaticio y ajeno a los males de la época, enfrentado a un Freud de la plaza, analista crítico de la subjetividad y de los determinantes culpógenos que nos impiden rebelarnos contra la cultura represora. Su tránsito por espacios colectivos así lo muestran: en el Frente Opositor al Servicio Militar Obligatorio (FOSMO), la cooperativa Ático de trabajo en salud mental, junto a los hijos e hijas de desaparecidos, los familiares de las víctimas de gatillo fácil, o enfrentando esa otra cara de la cultura represora que es el patriarcado, denunciando la ilegítima condena de Romina Tejerina en Jujuy y acompañando a Luana, la primera niña trans del mundo en recibir un documento de identidad de acuerdo a su identidad autopercibida.

El encuentro que posibilitó la creación de este libro fue realizado en la casa de Gregorio y Margaret en Belo Horizonte durante cuatro días de trabajo e intercambios, comenzando con el análisis de la situación política de Brasil a partir de la asunción presidencial de Jair Bolsonaro y la confluencia de las lógicas de acumulación capitalistas más depredadoras y deshumanizadas, sostenidas por el racismo y la persistencia de relaciones coloniales de dominación. A medida que avanza el encuentro sobrevuela una pregunta. Es la que se hizo Wilhelm Reich en relación al nazismo: si las masas fueron engañadas o si realmente desearon el fascismo. Interrogante ético-político que Gilles Deleuze y Félix Guattari retomaron en el “Anti Edipo: capitalismo y esquizofrenia” (1972). El cierre de la entrevista concluye con el análisis y supervisión del trabajo en la cooperativa de salud mental, un material único, difícil de conseguir en el género. Ahí vemos cómo Gregorio se mueve como un felino, un pillador, un ladrón, como prefería Deleuze.

El epílogo de Juan Carlos Volnovich complementa este trabajo, trayendo el recuerdo, el compañerismo, la amistad y la voz de un sobreviviente de aquella generación. A diferencia de Gregorio, y más cercano a Alfredo, Juan Carlos sigue siendo psicoanalista, práctica en la que psicoanálisis y revolución son términos inseparables. Praxis sostenida en la lucha de los ´70, en el exilio cubano donde participó de experiencias pioneras en el análisis con hijos de desaparecidos y de las brigadas internacionalistas en la Nicaragua Sandinista. Pero esa ya es otra historia.

Una vez Félix Guattari le recomendó a Gregorio que siempre fechara todo lo que escribiera, para después entender en qué “coyuntura histórica” uno escribía o se dejaba “afectar” por el momento histórico. La aparición de este libro tan necesario, se da en marco de la conmemoración del 50 aniversario de la publicación del Antiedipo, y este trabajo propone un testimonio directo, privilegiado, del desarrollo de las ideas de Deleuze y Guattari en la región. Es un justo homenaje que le realizamos sus compañeros frente al ninguneo del mundo de los académicos. Solo basta con mencionar la biografía francesa de Deleuze y Guattari escrita por François Dosse en la que en ninguna de sus 692 páginas se nombró a Gregorio, a pesar de tener incluso un capítulo dedicado al Brasil. Dicen que, consultado al respecto, Gregorio ironizó diciendo; “a mí no me interesa, son todas estrellas…”.

Todavía recuerdo esa mañana del 4 de octubre de 2021 cuando lo llamé a Alfredo para avisarle que Gregorio ya se había ido, dejándonos un poco huérfanos, consternados, pero sabiendo que se fue como se le dio la gana, como en el poema con González Tuñón, subiéndose al cielo, poniéndole un gatillo a la luna y desde arriba fusilando (suavemente) a este mundo para que por fin cambie de una vez.

Luis Hessel. Psicólogo Social. Trabaja problemáticas psicosociales dentro del ámbito laboral, es coordinador de grupos socio-educativos para varones que ejercen violencia de género y supervisa equipos profesionales. Integra la Asociación de Psicología Social Clínica (APSCA). Sus trabajos periodísticos sobre historia del anarquismo, psicología social y movimientos sociales fueron publicados en diferentes medios del país y del exterior. Participó de la escritura colectiva de “Nación, comunidad y Estado: aproximaciones críticas a la obra de Álvaro García Linera” (CLACSO Ecuador) y del libro “Darío y Maxi 20 junios” (ContrahegemoniaWeb y Editorial Herramienta).

Desde 2003 colabora con Alfredo Grande en la difusión del Psicoanálisis Implicado y fue expositor en el “Primer Encuentro Nacional de Psicoanálisis Implicado” (2015).

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