23/11/2024
Por , , Roldán Dávila Genoveva
Buenos Aires, CEIICH/UNAM/Ediciones Herramienta, 2003, 267 páginas.
La prudencia académica y superficialidad en la mayoría de los análisis que buscan caracterizar a la economía mundial y las condiciones en las que se conduce América Latina en esa totalidad, han dado lugar a cierta orfandad teórica en el pensamiento crítico. Esta afirmación no desconoce la importante producción de materiales que priorizan las investigaciones empíricas desde una perspectiva crítica, pero que presentan altos niveles de desconexión con la reflexión teórica y, acríticamente, asumen cuerpos de categorías y conceptos que mantienen una escasa relación con los hechos, colocando sus aportaciones en celdas aisladas y alejadas de cualquier posibilidad de interpretación, constatación y generalización que permitan perfilar con claridad las contradictorias tendencias del desenvolvimiento del capitalismo contemporáneo.
Resulta sorprendente y preocupante el pequeño espacio que en la producción intelectual, ocupa la crítica provista de sentido, de distancia y, principalmente, con voluntad de cambio.
Resulta atractiva y sugerente la lectura del libro de José Gandarilla, ya que avanza por esta senda. Está integrado por diversos ensayos que se ocupan de aspectos epistemológicos y metodológicos, del contenido y la forma del hacer investigativo, así como de temas que ponen de relieve su conciencia histórica y que, haciendo recortes a la realidad, se concentran en algunos de los principales problemas contemporáneos, tales como la crisis capitalista, el devenir-capital mundo y el devenir-mundo del capital, la globalización (como proceso histórico-objetivo con sus nuevas formas de explotación, marginación, dependencia y nueva división del trabajo, como ideología, así como en su dimensión político-normativa o prescriptiva) y los mecanismos contemporáneos de apropiación, dominación y explotación y su manifestación en expresiones locales, como es el caso de Chiapas.
Es meritorio que la diversidad de las problemáticas seleccionadas para la reflexión no provoca dispersión, sino que, por el contrario, se constituyen en piezas de un puzzle, que si bien no está totalmente terminado, ello es resultado tanto del proceso del conocimiento, como de las complejidades y exigencias de la misma realidad. Descartada la opción de limitarme a enumerar las problematizaciones que se incluyen en el libro, en esta reseña me oriento a resaltar algunos de los temas de mayor trascendencia, con la expresa sugerencia de realizar su lectura por la riqueza y valor intelectual que observa y porque plantea un abanico de las complejidades que incluye la realidad contemporánea. Su amplio y profundo esfuerzo teórico desde una perspectiva crítica, exige una lectura alejada del halago fácil y superficial e invita a la reflexión que promueva la polémica y profundización del análisis.
La principal explicación de la integración lograda en este libro se encuentra en la clara localización del tema que interconecta al conjunto de los materiales, presentado en el primer ensayo titulado "Aproximación metodológica al problema de la crisis capitalista en Marx, o la necesidad de volver a un clásico": creo no equivocarme al considerar que el tema de la crisis atraviesa todos los ensayos. A diferencia de lo que sugieren diversos autores, en cuanto a la inexistencia de una aportación teórica marxista sobre la crisis, Gandarilla demuestra tanto la pertinencia del modo con el que Marx emprendió la comprensión y explicación de la posibilidad, así como la realidad misma de la crisis capitalista. En un epígrafe de Holloway nos recuerda que "…el marxismo no tiene una teoría de la crisis porque es una teoría de crisis, de la ruptura, de la fragilidad del capitalismo, es un intento de entender el capitalismo desde la perspectiva de sus contradicciones" (página 32).
En contraposición con el pensamiento del mercado ideal, donde toda oferta crea su propia demanda o el "equilibrio metafísico de compradores y vendedores", Gandarilla considera, de acuerdo con el pensamiento marxista, que el conjunto de legalidades sustanciales del proceso de (re) producción capitalista "…recurrentemente lo precipitan a las crisis cíclicas o estructurales, junto con la evidencia de prácticas históricas dadas que nos hablan de modalidades de contratendencias a la crisis orgánica del capital" (página 32).
En un breve pero sustantivo repaso por las tres obras fundamentales de Marx (El capital, los Grundrisse y las Teorías sobre la plusvalía) se recuperan las categorías: la ley del valor, la valorización del valor, la realización-desvalorización y la posibilidad más abstracta y general de una crisis en potencia. En cuanto al rigor metodológico se rescata el concepto de "totalidad concreta", que permitirá transformar lo abstracto en concreto con una totalidad rica en determinaciones y articulaciones. Es decir, el análisis de las tendencias y leyes fundamentales exigen categorías que además de presentar el proceso, avancen en su concreción con la inclusión del comportamiento de los sujetos sociales.
Esto último es lo que se intenta en otros ensayos del libro. En el titulado "Capitalismo mundial y América Latina: un punto de partida histórico" se observa la proyección expansiva del capital desde el campo de su reproducción, proceso que exige regular, someter y subsumir y que no se limita a los espacios nacionales sino que exige el despliegue de las relaciones capitalistas como sistema mundial y permite situar el espacio que ocupa América Latina "…desde el momento mismo de conformación de la economía-mundo capitalista en el plano de estas dos dialécticas ("devenir-capital del mundo" y "devenir-mundo del capital") que, en rigor, son una sola, la de la conformación del capitalismo como sistema mundial" (página 76). Recupera la propuesta de Mario Tronti, que en su opinión ha significado "una revolución copernicana del marxismo" por su trascendencia epistemológica, en cuanto a que las diferentes etapas por las que ha transcurrido el capitalismo, serán el resultado no del desarrollo capitalista, sino de la lucha de resistencia, rebeldía o insurrección de la clase trabajadora que se conjugan con la realidad de la crisis y se constituye en el determinante del proceso. Éste es un ensayo muy sugerente que exige un desarrollo que seguramente encontraremos en posteriores investigaciones del autor y que suscita estas interrogantes: ¿A qué están respondiendo las rebeliones, revueltas y luchas emancipatorias en el continente?, ¿Acaso no es a las características que asume la expansión mundial del capitalismo, que destroza e impone un patrón mundial de poder?. Considero que la perspectiva marxista es válida en cuanto a que el desarrollo capitalista y sus crisis son las que generan las contradicciones que darán pauta a la resistencia, dando lugar a complejidades sociales que exigirán transformaciones profundas, y nuevas totalidades concretas.
Sin lugar a duda el recorrido por este libro permite sumergirnos en algunos de los principales temas de preocupación no sólo latinoamericana. El segundo ensayo de la primera parte (el libro se integra de tres partes) nos permite acercarnos al tipo de investigación que Gandarilla realizó para la elaboración de estos trabajos. Titulado "Pensamiento crítico y utopía", sugiere reflexiones de orientación epistemológica que escudriñan en la necesidad del pensamiento crítico, el que reconoce la complejidad de la dinámica social, que se sustenta en la transdisciplinariedad y que distingue las diversas temporalidades de los procesos sociales. La propuesta es clara y directa, un pensamiento crítico que, como lo promueve Hugo Zemelman y nos recuerda el autor, no es un cuerpo teórico sino una forma de construir categorías, abriéndose con ello un gran reto en el proceso de construcción de la relación cognoscitiva, ya que no se puede negar que se parte de un pensamiento categorial en cuyo propio contenido evade el constituirse en una "camisa de fuerza" o en un corsé que determine el proceso de conocimiento.
Sugiero la lectura de este ensayo, especialmente, al sujeto cognoscente que intenta la problematización de los valores institucionalizados, ya que encontrará interesantes discernimientos sobre por qué no limitarse al terreno fijado por las fronteras disciplinarias, la necesidad de distinguir en los procesos de investigación tanto la relación sujeto-objeto, como los distintos momentos previos a la construcción del objeto de conocimiento, su enunciación temática y teórica. Se nos recuerda que el pensador requiere de la "estrategia metodológica del sacrificio", tal como lo sugirió René Zavaleta "la necesidad del recorte del fenómeno hacia la construcción de un concreto de pensamiento". Uno de los desafíos más importantes es "…no quedar aprisionados en los enunciados temáticos más simples, en el marco de coordenadas de tiempo y espacio formales o estáticas, pues se corre el riesgo de tomar la parte por el todo y asumir a estas dimensiones de la realidad como yuxtapuestas y no en articulación" (página 60).
Otro ensayo en el que se retoma la importancia del método es el referido al pensamiento de Rosa Luxemburgo, y que se encuentra en el tercer apartado del libro. La pertinencia de sus aportaciones en cuanto al estatuto cognoscitivo del materialismo histórico, la construcción del objeto de conocimiento y la constitución del sujeto del cambio, se consideran, por el autor, aportaciones metodológicas fundamentales para la ciencia social en su conjunto, ya que el enfoque de totalidad dialéctica permite un conocimiento de la complejidad social que las perspectivas analíticas de la economía convencional, por su declarada autolimitación a lo "económico", ni siquiera se proponen atender. Otro aspecto a destacar de este ensayo es que atiende a algunas de las principales discusiones que en torno al pensamiento de Rosa Luxemburgo se han suscitado por los que observan el determinismo o fatalismo en sus análisis y los que han criticado su posible "voluntarismo" al destacar la acción espontánea de las masas, frente a lo que el autor propone un acercamiento a los conceptos de necesidad y conciencia histórica.
A través de los ensayos que integran la segunda parte descubrimos una propuesta de análisis de la globalización tanto como proceso, como dinámica, y que incluya, nos dice el autor, "…la represión o mediatización de otras modalidades de ejercicio y constitución de subjetividades que intentan construir o transformar el mundo" (página 97). Resulta importante el señalamiento del papel encubridor y mistificador que ocupa el concepto de "interdependencia" y el contentarse con la descripción de las formas que asume el proceso sin referirse a quiénes son los actores económicos y políticos que la impulsan. Igualmente sustantivo es el señalamiento de que el conocimiento del proceso de globalización necesariamente pasa por evitar la apropiación acrítica del concepto y que el conocimiento científico exige el distanciamiento del subjetivismo, de un pensamiento dogmatizado que sanciona a la globalización como un fenómeno natural y que se construye a espaldas de las clases sociales, todo ello con el objetivo de inhibir la acción política que intente frenarlo o transformarlo.
Gandarilla reflexiona y polemiza con aquellas teorías que consideran que la reestructuración mundial del capital, iniciada en los años ochenta, haya dado lugar a "una nueva etapa", ya que en su opinión y retomando a Gunder Frank, desde el siglo xix el imperialismo y el intercambio desigual son características básicas del capitalismo mundial. De tal manera que la llamada globalización hace referencia al añejo proceso de expansión internacional del capitalismo, pero también puede ser enfocada desde su dimensión coyuntural y como "acontecimiento". El autor deja abiertas algunas reflexiones en las que debe profundizar, particularmente, sobre las características de la crisis contemporánea del capitalismo que se inició en los años setenta (o en los ochenta) y si ha dado paso a una reconstitución que todavía no termina hoy en día pero que ya ha dado "…paso a esta ‘nueva etapa’ (si concedemos que se trata de una nueva etapa) o la asunción, como dice Marx de la ‘nueva forma histórica…’" (página 113), ya que resulta poco riguroso "conceder" en un tema de particular importancia, pues continuaría presente la interrogante de si el desarrollo contemporáneo de la globalización, que el autor considera que ha dado lugar a una recomposición en la división internacional del trabajo, es una nueva forma histórica que ha asumido la organización capitalista.
El tema de la crisis retoma su papel central en el análisis, por considerar que el siglo XX se ha caracterizado por la sucesión de crisis y recomposiciones capitalistas, en las que la regionalización es una expresión de la disputa hegemónica entre Estados Unidos, la Unión Europea y algunos países asiáticos. En este proceso de globalización, los Estados-nación han actuado como sus inductores, gestores o sancionadores y para garantizar la lógica de transferencia de excedentes de los sectores asalariados al capital.
Para José Gandarilla es importante observar que la globalización del capital también incluye la globalización de la tragedia social, de tal manera que un ensayo está orientado a profundizar en la reflexión sobre los efectos devastadores que para los trabajadores ha tenido este proceso: "sea en la forma de aumentos de la productividad, intensidad en el uso de la fuerza de trabajo, caída en las remuneraciones directas e indirectas de los asalariados o incluso en la emergencia de nuevas formas de explotación o la refuncionalización de modalidades de extracción de plusvalor que más bien parecieran pertenecer a modos de producción ya superados" (página 132).
Un objetivo de la investigación realizada para este libro, es colocar en un plano importante del análisis la conformación diferenciada y jerárquica del capitalismo mundial, claramente hegemonizado por los países desarrollados y empresas trasnacionales, que ha agudizado el subdesarrollo y la explotación de América Latina "…en cada uno de los progresivos momentos de su periferización", profundizando las condiciones de dependencia económica. Sin embargo, tanto el análisis como la polémica sobre la teoría de la dependencia se han abandonado, en condiciones de máxima necesidad de recuperarlos. Gandarilla se "atreve" y adelanta la hipótesis de que las transferencias de excedentes de la periferia hacia el centro, y los procesos que le sirven de base "…adquieren características mucho más graves y acentuadas para las minorías étnicas, que aparecen como las víctimas finales de la llamada globalización neoliberal" (página 155). El ensayo "Pensar Chiapas para entender el mundo" analiza las formas bajo las que interactúan los mecanismos de dominación, explotación y apropiación, para lograr diversos tipos de transferencia de excedentes desde Chiapas, partiendo de la consideración de que ello no es exclusivo de este estado de la República Mexicana, sino que se puede encontrar en cualquier otra minoría étnica del mundo.
El ensayo realiza un acercamiento inicial y rápido a un proceso que, sin duda, necesita profundizarse y concretarse, de tal manera que logremos un conocimiento más específico de cómo se acrecientan las transferencias de excedentes en el nivel local-regional, que nos permita establecer en dónde se encuentran las mayores aportaciones a dichas transferencias de excedente y las diferentes condiciones de explotación en las que se realiza y, a partir de ello, estar en posibilidades de corroborar la hipótesis sugerida, sobre todo, porque considero que la lista de las víctimas finales de la globalización es mucho más amplia.
Comparto el compromiso ideológico de la investigación crítica realizada por José Gandarilla y considero que contribuye a reducir el déficit de orden intelectual que está presente en las teorías sociales, además de enriquecer la polémica en temas trascendentes para aquellos que consideramos urgente la transformación del capitalismo por un mundo en el que "quepamos todos". Por ello, y a la luz de los acontecimientos en los que se ha desenvuelto la "totalidad concreta" mexicana, en los últimos doce años, me permito sugerir al autor la necesidad de polemizar sobre el papel que ha tenido la rebelión zapatista de 1994 en la conformación del "imaginario crítico" que se aborda en el libro. La propuesta de "construir una nueva nación y un mundo mejor", no se ha acompañado de un proyecto que proponga acciones a realizar de corto, mediano y largo plazo para lograrlas, no se lucha por el poder, pero se pretende acabar con el existente, sin decirle a nadie lo que tiene que hacer y convocando a los "de abajo" a que nos digan lo que hay que hacer, ignorando con ello que el principal triunfo del capitalismo contemporáneo ha sido en el plano ideológico. La dominación no sólo es político-militar, sino principalmente ideológica. De tal manera que no basta con reivindicar el "comunismo" sin preguntarnos cómo vamos a llegar a él. Las críticas a las experiencias del socialismo histórico son necesarias y fundamentales para la construcción de un nuevo proyecto y una de las principales lecciones que nos dejó el socialismo real es que los avales incondicionales y acríticos a los movimientos sociales sólo conducen a su anquilosamiento.